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martes, junio 10, 2025

La francofilia de Joan Miró durante la I Guerra Mundial, 1914-1918.

La francofilia de Joan Miró durante la I Guerra Mundial, 1914-1918.



Miró asumirá durante la I Guerra Mundial una posición política muy favorable al bando aliado en general y el francés en particular. Hay en esta apuesta razones personales, profesionales, ideológicas...
La pasión francófila de Miró debió formarse muy pronto, probablemente desde su enamoramiento de la cultura francesa en su época en la Academia Galí (1912-1915), y se consolidó durante el resto de la guerra, aunque ­­Miró declare abiertamente su apoyo a la posición liberal de las democracias aliadas sólo­ en su correspondencia de 1917 y 1918.
En Cataluña la guerra había ahondado la escisión ya anterior entre tradicionalismo y progresismo, que en la cultura ya se había manifestado en las posiciones “nórdica” y “mediterránea”, o en música en las tendencias “wagneriana” y “verdiana”.


La posición germanófila y austrófila compartía ideas autoritarias y católicas tradicionalistas y defendía una Cataluña integrada en España según el modelo austro-húngaro, y era compartida por varios dirigentes catalanes, sobre todo de los partidos políticos carlistas y conservadores mauristas, incluyendo el líder de la Lliga Regionalista (vencedora en las elecciones de marzo de 1914), Enric Prat de la Riba, y otro miembro de la Lliga, el historiador Pere Bosch Gimpera y, al principio, incluso Eugeni d’Ors[1], y uno de los amigos de Miró más católicos, Cassanyes. Contaban con medios de comunicación, aunque minoritarios, como “El Correo Catalán”, “Germania” o “El Heraldo Germánico”.



La posición aliadófila —casi toda profrancesa, pues la anglofilia era mínima en Cataluña, pues siempre había visto a Gran Bretaña como un rival en la industria textil y el comercio— era más proclive a la democracia parlamentaria, el laicismo y una Cataluña independiente o integrada apenas laxamente en una España republicana que respetaría el soberanismo catalán, y era compartida en mayor o menor medida por la mayoría de la burguesía catalana, sobre todo industriales textiles y comerciantes con el extranjero, que vendían bienes agrícolas e industriales señaladamente a Francia; dirigentes­ políticos como los independentistas Antoni Rovira y Alfons Maseras, o los significados miembros de la Lliga Josep Bertran, Francesc Cambó, Josep Puig i Cadafalch y Pere Rahola; casi todos los artistas, con Casas y Rusiñol en primera fila, así como los caricaturistas Feliu Elias “Apa”[2], Ynglada[3], Nogués y Bagaria; escritores como Guimerà, Sagarra, Gaziel, Carner, Mestres, a los que se añadían los mallorquines, afincados en Barcelona, Miquel dels Santos Oliver y Gabriel Alomar; y la mayoría de los amigos de Miró, desde Junoy y Foix a los miembros de la Agrupació Ricart, en especial Ricart. Eran francófilas casi todas las publicaciones catalanas, como las revistas vanguardistas “Iberia”, “Revista Nova” y “La Revista” ecléctica entre la tradición y la vanguardia o publicaciones como “La Nació”, “La Publicidad”, “L’Esquella de la Torratxa”, “La Campana de Gràcia” o el periódico “La Veu de Catalunya”, en el que se acentuó el aprecio novecentista por la obra clasicista y mediterránea de Maillol, un catalán francés. Al final muchos aliadófilos sufrieron una crisis ideológica, por el contraste entre unas ideas difícilmente compatibles: catolicismo y conservadurismo social, pero a la vez progresismo político y cultural junto a un catalanismo federalista o independentista. Unos permanecieron o se escoraron a la derecha más inmovilista, como Ràfols o Ricart, y otros comenzaron su largo camino hacia la izquierda, aunque fuera moderada, como le ocurrió a Miró.



Guillaume Apollinaire.

Ser de un bando o de otro suponía una apuesta vital por unos principios, a veces muy similares en su apariencia. El admirado poeta vanguardista Apollinaire (que por lo demás considera en sus Calligrammes de 1917 la guerra como “belle”, “une chose charmante” et “le Jeu supréme” y asimila los obuses a los pechos femeninos) escribirá textos relevantes, como La guerre et nous autres, tronando en defensa de los valores progresistas:
‹‹El deber de los franceses tiene una superioridad sobre todos los otros patriotismos: Francia en todas las épocas de su historia no se ha desinteresado jamás por los destinos de la Humanidad. Tan bien que el deber de los franceses se confunde con la gran tradición humana. América e Italia por no hablar más que de dos grandes naciones han probado que Francia entrega al triunfo del derecho un precio que puede ir hasta el sacrificio. Después de haber combatido, en la época de su gran revolución, por la igualdad civil de los hombres, Francia hace la guerra después de tres años por su igualdad política. Parece bien que, lo que la Revolución quería hacer por los individuos, la guerra actual lo haga por los pueblos. Y su nombre más significativo debería ser: Guerra de los Derechos de las Gentes.››[4]
Este mensaje humanista no era exclusivo del bando francés: los mejores intelectuales alemanes y austriacos defendían públicamente principios semejantes, como podemos ver en los diarios de Thomas Mann, Hugo von Hofmannsthal y otros muchos. Era la misma civilización europea la que estaba en juego en cada bando, con apenas diferencias. Era una guerra civil entre europeos, entre miembros de una civilización semejante por encima de las trincheras. Un francés tan ecuánime como Romain Rolland, incomprendido y exiliado como traidor por ser demasiado humanista y racionalista en aquel tiempo de locura y odio, reconocía:
‹‹No son solamente las pasiones de razas las que lanzan ciegamente millones de hombres los unos contra los otros, como hormigueros (...); es la razón, la fe, la poesía, la ciencia, todas las fuerzas del espíritu las que son regimentadas, y se lanzan, en cada Estado, tras las armas. En la élite de cada país, no hay quien no se proclame y no esté convencido de que la causa de su pueblo es la causa de Dios, la causa de la libertad y del progreso humano.››[5]
En medio del horror había que elegir y la mayoría de los catalanes lo hicieron a favor del bando francés. El poeta Josep Carner resumía el porqué de esta elección: ‹‹La diferència essencial entre l’ambició d’Alemanya i la de França és que la una ha volgut conquerir el món i l’altra la humanitat.››[6] y llegaba a proclamar que a los catalanes no les importaría entrar en unos ‹‹Estats Units d’Europa Occidental››.[7] El poeta Apel·les Mestres publicó el poema Àtila (1916, publicado en 1917) y el poemario Flors de sang (1917) contra el imperialismo germánico.[8]
Para ilustrar todo este movimiento de opinión aliadófila, Lubar (1993) toma dos artículos de las revistas “Iberia” y “Revista Nova” y advierte que los intelectuales catalanes utilizaron el mediterraneísmo como una idea más en la lucha de legitimación de la superioridad de la causa aliada del Sur sobre la germánica del Norte, una retórica interiorizada por Miró y sus amigos:
‹‹Para toda una generación de artistas, escritores e intelectuales catalanes en activo durante la gran guerra, el mediterraneísmo era un slogan para llamar la atención sobre la superioridad de la civilización latina sobre la decadencia cultural germánica. En un artículo publicado en la revista propagandística “Iberia”, que apoyaba a las fuerzas aliadas, el teórico político Antoni Rovira i Virgili explicaba sucintamente los términos de la polémica: “Esta mar nuestra que da el prestigio clásico y la juventud eterna a los pueblos civiles que habitan sus riberas, esta pequeña mar Mediterránea es, por esencia, la mar de Europa... No se puede dejar vencer por las tierras del norte, que tienen una mar gris, brumosa, dura...”[9]
Al establecer una clara oposición Norte/Sur, las ideas acerca de la superioridad cultural se argumentaban en términos raciales. El mar Mediterráneo era el eje simbólico alrededor del cual giraba esta oposición.



Portada de la revista "L'Esquella de la Torratxa" (29-X-1915).

En el frente cultural, una gran parte de los intelectuales catalanes apoyaban la causa aliada.[10] La publicación de arte “Revista Nova”, que estaba dedicada al arte de vanguardia extranjero, publicó una noticia el 6 de agosto de 1914 dirigida “A todos los catalanes”, en la que se hablaba de Francia como “Madre espiritual” de Cataluña y se reclamaba soporte económico y moral para la causa aliada.››[11]
La hermandad con la francesa “Catalunya del nord” era tan real que se expresó en un importante contingente de voluntarios catalanes en el ejército francés[12] y en que el mariscal Joseph (como su camarada Ferdinand Joffre) fuera celebrado, entre otros por Miró, como un gran héroe militar catalán porque había nacido en el Rosellón.[13]
En este ambiente tan francófilo, Miró siguió con agrado la corriente, de lo que hay suficientes pruebas incluso artísticas, como un retrato que Ricart le hizo a Miró hacia 1918, en el estudio que compartían, en el que se ve claramente, en primer plano, sobre una silla, la revista “Iberia” como implícita afirmación de sus simpatías políticas.[14] Hay también una fotografía de Miró en su taller barcelonés, hacia 1918-1919, en la que aparece sentado escribiendo una carta y detrás de él se contempla un estante cargado de siurells mallorquines y, clavadas en la pared, dos banderitas entrecruzadas: la catalana y la francesa.[15]
Durante 1918 espera impaciente el final de la guerra, que le acerca la realización de su sueño de viajar a París y su correspondencia se manifiesta a favor del bando aliado. Le escribe a Ricart el 16 de julio una carta que es toda una declaración programática como artista y acaba con vivas a Francia y una invocación a que la Agrupació Courbet ataque.[16] La misma pasión llevaba por entonces a su amigo Junoy a proclamar Vive la France! en sus escritos.[17]
El 25 de julio se franquea a Bartomeu Ferrà, destacando los términos hirientes acerca de la cultura germana, en contraposición a la francesa:
‹‹Días de mutua felicitación para nosotros, fervientes francófilos, son estos de la gloriosa ofensiva de los aliados. A ver si consiguen de una vez echar a aquella gentuza, y nosotros podremos ir a París, a saturarnos de la gracia francesa, sintetizada en Renoir ¡aquel “moulin de la Galette”, aquellas mujeres, aquellos desnudos! Ahora viene a mi memoria un pintor de la nefasta raza germánica, Von Stuck: aquellos hombres con aquellos bíceps, aquella serpiente enroscándose en el cuello de una mujer (asquerosamente) —espíritu de Alemania— antítesis de Renoir (espíritu de Francia) todo juventud y música››.[18]
En una carta a Dalmau, del 15 de agosto, dice: ‹‹Todos los fervientes admiradores de Francia debemos felicitarnos del triunfo de la nueva ofensiva que desaloje de sus tierras a los enemigos de todos los que somos civilizados. A ver si pronto podemos hacer nuestro cada día más necesario y ansiado viaje a París. VIVE LA FRANCE!››[19] En otra carta a Ferrà, de octubre, Miró utiliza el término despectivo “boches” para describir al pueblo alemán.[20] El 10 de noviembre, el día antes del armisticio, escribe gozoso que Foch está aplastando las últimas fuerzas de los alemanes; desea larga vida al general, visto como un arquetipo de hé­roe; muestra su interés por el curso de las negociaciones del fin de la guerra; y acaba remarcando tres veces el grito “¡París!”.[21] Así, la victoria aliada fue interiorizada por Miró y sus amigos como una victoria personal y de su generación y reforzó todavía más su atracción por la cultura francesa.

NOTAS.
[1] Prat de la Riba era un apasionado germanófilo —sobre todo porque los Imperios Alemán y Austro-húngaro se regían por la misma propuesta institucional confederal que él defendía para España, mientras que la república francesa era centralista— pero optó por mantener la neutralidad de la Lliga para no enemistarse con la mayoría francó­fila del partido, en la que militaban Cambó, Puig i Cadafalch, Pere Rahola... Por su parte, D’Ors comenzó como germanó­filo por influencia de Prat, pero evolucionó hacia la neutralidad. En cuanto a los propietarios rurales y la Iglesia catalana, la gran mayoría de sus miembros fueron favorables a los Imperios Centrales, por oposición a la laica Francia y la anglicana Inglaterra. Sobre el tema de la aliadofilia y germanofilia en Cataluña véase Aubert, Paul. Cataluña y Francia. Una historia cultural. 1888-1937. *<París-Barcelona. De Gaudí a Miró>. París. Grand Palais (2001-2002). Barcelona. Museu Picasso (2002): 64-67.
[2] Los dibujos antigermanófilos de Sacs le granjearon la Legión de Honor francesa en 1919, prueba de su importante efecto.
[3] Pere Ynglada publicó (1915-1916), tras una visita al frente francés, sus dibujos antigermánicos de estilo noucentista, en el semanario “Iberia” [Jardí. El Noucentisme. 1980: 201].
[4] Apollinaire, G. La guerre et nous autres. “Nord-Sud”. París. nº 8 (X-1917) 10-11. Trad. propia.
[5] Rolland, Romain. Les pas dans les pas, cit. Soupault. Profils perdus, Mercure de France. 1963. p. 145. Cit. a su vez en Sanouillet. Dada à Paris. 1993: 63.
[6] Carner, Josep. La França universal. “La Revista”, v. 3, nº 38 (23-IV-1917) 161-162.
[7] Carner. Part dací, part dallàLa Veu de Catalunya” (24-IV-1916). Cit. Manent. Josep Carner i el noucentisme. 1988 (1969): 101-102.
[8] Robles i Massó, Marta. Apel·les Mestres. L’èpica literària de la francofília catalana. “L’Avenç”, nº 294, Papers (IX-2004) 34-40. Forma parte de un especial de AA.VV. Visions de la Gran Guerra (1914-1918) 21-52.
[9] Rovira i Virgili, Antoni. Ideari de la Guerra: la llum de la mar. “Iberia”, año II, nº 57 (6-V-1916) 6-7.
[10] Manifiesto. Revista Nova a tots el catalans“Revista Nova”, Barcelona, año I, nº 8 (6-VIII-1914). Incluso antes del estallido de la guerra, la publicación elogió repetidamente el arte y la cultura franceses. Para una actitud característica, véase Francesc Pujols. L’influència francesa en la pintura catalana d’avui, “Revista Nova”, año I, nº 8 (30-V-1914).
[11] Lubar. El Mediterráneo de Miró: concepciones de una identidad cultural. <Joan Miró 1893‑1983>. Barcelona. FJM (1993): 32-34.
[12] Una revisión del tema en David Martínez Fiol. Els intel·lectuals poilus i el mite dels “voluntaris catalans”, en AA.VV. Visions de la Gran Guerra (1914-1918). “L’Avenç”, nº 294 (IX-2004) 29-33. En la p. 30 informa que la revista “El Poble Català” contaba unos 1.000 voluntarios en 1915 y que hacia finales de 1918 los círculos catalanistas difundían que habían llegado a 10.000. Su opinión es que eran alrededor de 1.000 (casi todos en la Legión Extranjera) en base a la documentación oficial y que la mayoría era campesinos que se habían alistado para huir de la miseria incluso años antes de la guerra, más unos pocos jóvenes catalanistas. Dupin [Miró. 1993: 47-48] toma la cantidad más inflada de 10.000. [Esculles, Joan; Martínez Fiol, David. 12.000! Els catalans a la Primera Guerra Mundial. Ara Llibres. Barcelona. 2014. 249 pp. Ressenya de Santacana, Carles. Catalans en guerra. “El País” Quadern 1.563 (30-X-2014) 4.] Una medida más prudente, entre 1.000 y 2.000, es la que estima Joan Daniel Beszonoff (Perpiñán, 1963), escritor francés, profesor de catalán en Pepiñán, estudioso del tema de los voluntarios catalanes en la I Guerra Mundial, sobre el que ha publicado la novela La guerra dels cornuts (Ed. Empúries. Barcelona. 2004. 141 pp.), en la que considera que la mayoría eran nacionalistas románticos de las clases humildes que creían que Francia les ayudaría después a conseguir la independencia de Cataluña. Por mi parte apunto que en la correspondencia de Miró y sus amigos no hay ni una sola referencia a esos voluntarios, lo que probaría su carácter de fenómeno muy minoritario, aunque con mártires de cierta fama como los poco conocidos escritores Pere Ferrés-Costa y Camil Campanyà. Josep Clarà realizó una estatua de homenaje a los voluntarios catalanes muertos en la guerra, sita en el Parc de la Ciutadella. [“L’Avenç”, nº 294 (IX-2004): 32.]
[13] Joseph Joffre (Rivesaltes, Rosellón, 12-I-1852-París, 3-I-1931) fue un famoso militar francés, dirigió el ejército francés entre 1914 y 1916. Nacido en una familia rosellonesa de lengua catalana, fue considerado un héroe nacional en Cataluña y cuando visitó Barcelona en 1920 para presidir los Juegos Florales se le hizo una triunfal recepción. [Theros, X. El mariscal de los catalanes. “El País” Cataluña (29-VIII-2014) 4.]
[14] En otro cuadro de 1918, El porxo (Museu Victor Balaguer, Vilanova i la Geltrú), Ricart incluyó un globo tricolor que representaba la victoria francesa. El propio Ricart expresó esta interpretación en el boletín de admisión para la pintura, un impreso presentado al comité organizador de la <Exposició Municipal d’Art de Barcelona> en 1918, en la que se expuso la pintura. Archivos del Museu d’Art Modern, Barcelona.
[15] CD-rom. Joan Miró. 1998. Joan Miró en su taller de Barcelona (1918-1920). Fotografía: Serra. Col. Arxiu Històric de la Ciutat, Barcelona.
[16] Carta a E.C. Ricart, Mont-roig (16-VII-1918). Cit. Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews1986: 54-55. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens. 1995: 64-65. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 92-95.
[17] Juan José Lahuerta. Decir Anti es decir Pro. *<Arte moderno y revistas españolas 1898-1936>: 29.
[18] Carta de Miró a Ferrà. (25-VII-1918). [Serra. Miró y Mallorca. 1984: 230.]
[19] Carta de Miró a Dalmau, en Barcelona. Mont-roig (15-VIII-1918). Col. Santos Torroella. idem. Unas cartas de Miró a Dalmau. “Kalías”, Valencia, IVAM, 9 (1r semestre 1993). Reprod. en Santos Torroella, R. 35 años de Joan Miró. 1994: 109. / La frase Vive la France coincide con el título de una pintura de bodegón de Picasso del verano de 1914 [Jaffé. Pablo Picasso. 1964: 98, reprod. 99.], por lo que podría tener un doble sentido, en defensa de la nación francesa y de la pintura moderna. Picasso pinta bajo el título dos pequeñas banderas francesas cruzadas. Miró utilizará el motivo de la bandera francesa en La tierra labrada y Paisaje catalán (El cazador) (1923-1924), dos pinturas que marcan un cambio fundamental.
[20] Carta de Miró a Ferrà. (31-X-1918). [Serra. Miró y Mallorca.1984: 232.]
[21] Carta de Miró a E.C. Ricart, Mont-roig (10-XI-1918). [Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews1986: 60. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens1995: 71. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 103.]

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