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viernes, octubre 11, 2024

Joan Miró en 1966.

Joan Miró en 1966.

En 1966 en España la Ley de Prensa aprobada en marzo inicia una apertu­ra infor­mativa, que beneficia la aparición de Miró en la prensa: en pocos meses se multiplica la cantidad de referencias periodísticas sobre el artista. Un referéndum aprueba la Ley Orgánica del Estado y se decreta el indulto total para las responsabilidades políticas por la guerra civil.
Comienza en diciembre la represión contra las clandestinas CCOO, que han vencido en las elecciones sindicales de septiembre-octubre; Miró apoya a los represaliados.


Crece la oposi­ción de los estudiantes al régi­men franquista y en Cataluña se funda el Sindicat Democràtic d’Estu­diants en la Uni­ver­sidad de Barcelona, que organiza la Caputxinada, una asamblea universitaria en el convento de los Capuchinos de Sarriá en Barcelona, los días 9-11 de marzo, acontecimiento clave en el resurgir de la oposición democrática catalana, que poco después creará la Taula Rodona Democràtica.
El acto es presidido por los poetas Salvador Espriu y Joan Oliver ‘Pere Quart’ y el filólogo e historiador Jordi Rubió. Espriu, que se quedó en el convento por una indisposición es detenido brevemente y poco después multado. Tàpies es detenido tres días por su participación en los hechos.[1]
Para pagar las multas impuestas a 33 artistas e intelectuales por participar en la Caputxinada habrá contribuciones de Picasso, Tàpies, Sartre, Beauvoir… y Miró donará una obra: ‹‹Paintings by Picasso, Miró Calder and Tapies and manuscripts of Jean-Paul Sartre and Simone de Beauvoir have helped to pay the equivalent of $42,583 in fines levied by the Spanish Government against 33 Barcelona artists and intellectuals.››[2]
El 11 de mayo se celebra una manifestación de sacerdotes en Barcelona, contra la tortura aplicada a los participantes, especialmente al estudiante de Ingeniería Industrial Joaquín Boix Lluch; de resultas, la Iglesia catalana se decanta públicamente contra el régimen franquista.


Un referéndum aprueba la Ley Orgánica del Estado y se decreta el indulto total para las responsabilidades políticas por la guerra civil. También en 1966, en diciembre, comienza la represión contra las clandestinas CCOO, que han vencido en las elecciones sindicales de septiembre-octubre; Miró apoya de nuevo a los represaliados.

En la cultura destaca la aparición del movimiento posvanguardista Minimal Art y que en noviembre se abre la gran retrospectiva de Picasso en el Grand Palais, el Petit Palais y la Bibliothèque nationale de París, con un récord mundial de pú­blico hasta entonces (403.000 asistentes), lo que será un modelo y un reto para los homenajes a Miró de 1968.
Gustavo Torner, Gerardo Rueda y Fernando Zóbel destacan a Picasso, Gris y Miró como los artistas renovadores de antes de 1939 cuyo pensamiento inspira el Museo de Arte Abstracto que inauguran en Cuenca en el verano de 1966.[3]
Es un año triste en el recuento de los amigos, porque fallecen Giacomet­ti (11 de enero)[4], Brauner (12 de marzo), Arp (7 de junio) y Breton (28 septiembre)[5]; a Brauner le había tratado poco, pero los otros tres habían pertenecido a su núcleo íntimo durante muchos años.

Miró comienza el año 1966 en Tarragona, pues el 31 de diciembre del año anterior su hija Maria Dolors había sufrido un grave accidente de coche en Mont-roig y la hospitalizaron hasta marzo de 1966 en el Hospital de la Cruz Roja de Tarragona; sus padres pasan varias semanas a su lado, y Joan Miró en agradecimiento por el trato recibido donará un tapiz al hospital.[6]
Tras una breve estancia de Joan Miró en Saint-Paul, aproximadamente desde el 10 de febrero[7] los Miró vuelven a residir en Palma, donde se hacen cargo del cuidado, permanente en los siguientes años, de los dos nietos, Emili i David, entonces de nueve y siete años, mientras la madre queda en Tarragona con su esposo, cumpliendo su difícil rehabilitación (le quedarán una acusada cojera y otros padecimientos).

Declara (1966) que ha decidido vivir el resto de su vida en la isla, incluso cuando la revista “Elle” insinúa que las torres de apartamentos que rodean la casa acabarían por “expulsar a Miró de su paraíso”, aunque reconoce que mira con disgusto la destrucción de su entorno: ‹‹No, la verdad es aquí es mi casa y mi estudio, y que aquí pienso vivir hasta el fin. Pero ya ve usted ¡qué desastre! ¡qué pena!››[8]


Una entrevista mucho más impactante entre el público es la que concede a Ninette Lyon para “Vogue” (1-III-1966), que incluye una interesante fotografía de Cecil Beaton del artista y su esposa, en el confortable salón de la casa de Penrose en Londres rodeados de obras modernas, pero lo más novedoso es el tema: el gusto culinario de Miró, que, tras los preliminares de presentación y una comida, se confiesa un gastrónomo diletante, aunque prefiere los gustos naturales y sencillos que la cocina sofisticada —lo que Lyon relaciona acertadamente con su estética—. Miró comienza diciendo: ‹‹After lunch I stretch out like an odalisque.›› y pasa a hablar de la comida, incluida una obra basada en un fracaso y que vive en Palma en una casa en una colina en Cala Mayor, con su esposa, los últimos seis años, con un taller y la cercana casa de su hija Dolors, y un jardín:
‹‹Now we can talk calmly about food. It is a very serious subject, especially from a poetic point of view, which is why I want to speak as an Epicurean poet. I am fundamentally an Epicure, perhaps because I was a frail child with hardly any appetite —I have made up for it since.
[Lyon: The malicious eye of Miró cleared as he continued:] The Melba toast I showed you at lunch reminded me of the rough, brown surface of a ploughed field. I see the sea in sardines with their scales like waves. I like peppers —green, yellow, red, like a rainbow; strawberries that smell of the forest; dandelion and watercress that I gather myself; watermelons and their black seeds that children fling catering to the floor; from my own farm, wine and olive oil —the perfume is incomparable—. All this puts me in touch with the essence of things, nature.
(…) Our house is on a hill; new, but in the style of the country; and very near the villa of our daughter, Dolores. At the bottom of our garden, cleaved to a rock, my new studio was built by the architect José Luis Sert, who designed the Maeght museum at Saint-Paul-de-Vence. He garden is filled with red-blossoming carob trees [algarrobos]. We used to feed the pulp to the horses but now scientists have invented a process to make sugar and alcohol from it. When Roland Penrose, who arranged my exhibition at the Tate in 1964, came to visit, he took some Spanish carob back for his English mare. But she was so refined she would have none of it.
In Majorque, there is a small turn-of-the century pastry shop, old-fashioned but charming, called Can Jomen. All the old ladies go there for apricot ice cream, and most of all for almond ice cream, which is really unique. I often go too, but always alone, to sample it tranquilly. I don’t like to gulp. It is almost a religious rite —the liturgy of almond ice cream—. The scent reminds me of trees in flower. Majorca is covered with almond trees, and for two weeks in spring the countryside resembles a perfumed fabric. Nothing in the world could drag me away at this time of year. I spent a long time in France. How superb and subtle French cooking is. But, for me it is too skilled, too intellectual. I am anti-Cordon Bleu, too much like the Sorbonne —with all respect to the Sorbonne—. I actively dislike sauce béarnaise, which in the long run explains much about my painting. I remember a dinner at the home of our friend, the poet Frénaud, in Paris. His wife burned the cake she was baking for us —but is looked so beautiful that I took it back to Spain. When the ceramist, Artigas, saw it, he concocted how own chef’s version of it. He made a cast, fired it in terra-cotta and enamel, and I decorated it. Now that ‘cake’ belongs to Aimé Maeght.
Exoting cooking makes me dream —and the think of the number of flower petals in a conserve of roses. Basically I am very simple —I dearly love the peasant dishes: the peasant’s bread rubbed with garlic or tomatoes and covered with a thick slice of ham. Also botifarra —a sort of Toulouse sausage— fried, and served with boiled dried beans. At home we have roast leg of lamb encircled by whole heads of garlic with only the white peeled of… then the garlic has the bouquet of hazelnut. Spinach as the Majorcans prepare it, and codfish, our great national dish, are both superb.
My wife Pilar watches over everything though we do have a cook. I tried cooking once, years ago, when we were living in París. Pilar was pregnant at the time, and tired, so I offered to prepare dinner —a simple omelette. Whether I had too much oil in the pan, or whether I beat the eggs so long. I do not know. But the omelette swelled up like a balloon, and scarcely di it arrive at the table, when it took flight and crash-lands on the carpet.››[9]

Joan Miró hará algunos breves viajes a París, Gallifa (30 abril), París (junio) y Saint-Paul-de-Vence (finales de julio), aunque pasa la mayor parte del verano en Mont-roig.


El 7 de junio de 1966 Miró asiste al primer recital de Raimon en el Olympia parisino. El joven cantautor catalán, de veintiséis años, usaba sólo su voz y su guitarra, era atrevido y rupturista, consiguiendo un gran éxito; su actuación fue emitida en diferido por la televisión francesa, mientras que el disco fue editado por “Europe 1”, obtuvo el premio de la Académie du Disque Français y su venta fue prohibida por la censura franquista, pues contenía canciones tan combativas y emotivas como Al ventDisset anysD’un temps, d’un paísSi un dia volsDiguem no—.[10]
Miró consideraba a Raimon uno de sus favoritos de la nova cançó, uno de los instrumentos más populares de la lucha catalanista, como un decenio después declara a Raillard, iniciando el hilo de la conversación una cubierta del disco, titulado Cançons de la roda del temps (1966) —la portada de Miró ganó un premio el año siguiente[11]— y más popularmente como Diguem no, que le había diseñado:
‹‹Para Diguem no, una canción que aquí está prohibida: Digamos no. La canción está prohibida. Raimon casi no puede cantar, pero se van a publicar los textos. Raimon es la protesta popular de Cataluña. Le conocí en París, cuando estaba muy lejos de ser tan conocido como ahora. Me buscó y asistí a su primer recital en el Olympia, hace años. Y ahora representa el rechazo del franquismo y las reivindicaciones catalanas. Cuando canta la policía desconfía, porque el acto se convierte de inmediato en una manifestación catalanista. (…) / [La canción Diguem no] Llega directamente al pueblo, consigue un contacto instantáneo.››[12]
Raimon se inspiraba en el libro del poeta catalán Salvador Espriu El caminant i el mur, cuya parte central tiene doce poemas que trazan un paralelismo entre el ciclo solar y vital del hombre, a los cuales Raimon añadió como conclusión el tema más político, Inici de càntic en el temple, que tuvo un inmediato éxito popular por su emotivo final: “Ens mantindrem fidels per sempre més al servei d’aquest poble”. Que Miró ayudara en este proyecto prueba su voluntad de plasmar con hechos su compromiso cívico.
La relación entre ambos continuó en los años siguientes. En 1969, en el segundo recital de Raimon en el Olympia, con canciones tan emblemáticas como Sobre la pauContra la porEl País BascA un amic d’EuskadiEl meu poble i jo… la octava de las nuevas canciones se titulaba A Joan Miró, considerada también como política por la censura, como revela que en 1976 un recital de Raimon en Zaragoza fue autorizado con la condición de que no se interpretase esta canción en ninguna de sus dos versiones, castellana y catalana.[13]



Let's Do It (Vence, 27-VII-1966). 4:08. [https://www.youtube.com/watch?v=zPGvdFYe2fo]

En Saint-Paul-de-Vence el 27 de julio asiste a un recital de jazz de Duke Ellington y Ella Fitzgerald.[14] La familia vuelve luego a Mont-roig, para pasar el verano.
El 30 de julio y el 2 de octubre de 1966 Leiris vuelve a anotar que se ha comprometido a escribir unos poemas sobre Miró.[15]
Miró, a petición de Penrose, dona en 1966-1967 una obra para sufragar el traslado del ICA londinense a la Carlton House Terrace, vendidas en dos subastas en Sotheby’s el 23 de junio de 1966 y el 12 de diciembre de 1967. Entre los artistas que también donaron obras destacan Arp, Bacon, Caro, Ernst, Hayter, Hepworth, Lam, Man Ray, Matta, Moore, Nicholson y Picasso.[16]


Inicia su relación de correspondencia con el poeta japonés Shuzo Takiguchi, autor de la primera monografía sobre Miró (1940), con motivo de su primer viaje a Japón.

El primer viaje a Japón (1966).
Este primer viaje al país del Sol Naciente fue un acontecimiento extraordinario para Miró en aquellos años. En conjunto, sus dos relativamente breves estancias allí en 1966 y 1969 suman apenas dos meses, pero actualizan y profundizan en el influjo muy anterior del japonismo, formado mediante las lecturas y la contemplación de obras en los museos y colecciones particulares.
Pero si las ideas japonistas son muy anteriores, el impacto visual le es imprescindible para interiorizarlas. Sabe que debe acudir allí. Sus primeros planes para un viaje a Japón debieron surgir a partir de su cambio de domicilio a Mallorca, pues la primera mención en sus apuntes a una lectura budista es del verano de 1957, cuando solicita insistentemente un libro sobre Lao-Tse con tanta insistencia, que pensamos que lo necesitaba para trabajar en una obra concreta: ‹‹(...) Quan tinguis un moment telefona a la senyoreta de la lli­breria Argos reclamant el llibre de filosofia xina Lao-Tse, el mateix que encarregà en Joaquim.››[17], ‹‹(...) Si poguessis demanar també a Argos si ja m’han trobat el llibre que els hi vaig demanar (el mateix que en Joaquim, del filòsof Lao-Tse, filosofia xinesa).››[18] ‹‹(...) Has telefonat a Argos demanant si ja tenien aquell libre que jo havia encarregat (com en Joaquim) del filòsof xino Lao-Tse?››[19] Finalmente, lo recibe: ‹‹(...) Vaig rebre també el llibre, mercès. Tot això t’ho saldaré quan ens vegem.››[20]
De resultas, desde 1960 aproximadamente podemos rastrear la creciente influencia del budismo en el pensamiento religioso y estético de Miró (ambos aspectos son indisociables) gracias a sus lecturas sobre arte oriental.

La idea del viaje creció lentamente, en medio de indecisiones. Raventós explica que Miró en 1961 desea so­bre todo viajar a Japón, pero que tiene mie­do de que el cho­que con otra sensi­bi­lidad le imposibilitará trabajar durante varios meses. ‹‹Es el miedo a truncar sus labo­res ini­ciadas lo que le detie­ne.››[21]
Pero cuando surge el reto de su gran antológica en Japón, tiene el pretexto perfecto. Artigas había viajado en 1962 a Japón, porque su hijo Joan Gardy Artigas se casó con una japonesa, Masako Ishikawa, pero aprovechó para avanzar en asuntos profesionales y Artigas volvió entusiasmado, con nuevas ideas que moverían todavía más a Miró para viajar a aquel país. Por fin, desde 1964 y sobre todo en 1965 y 1966 Miró la preparará, dedicándose paralelamente con su característica disciplina a conocer su pensamiento estético, leyendo poesía japonesa y ensayos de filosofía budista, pues di­ce: ‹‹(...) leo —actualmente a Góngora y poetas chinos—, paseo por el campo o escucho música; busco algo que sostenga la vibración durante las horas que no pinto.››[22]

En una poco conocida entrevista concedida al periodista Toshio Matsubara justo antes de su primer viaje a Japón en 1966, explica que: ‹‹I am impressed by the sensitivity of the Japanese who respond to a small stone, a drop of water, a handful of earth ─their love toward apparently insignificant things. That is what I have constantly felt from the many Japanese poems and books that I have read in French and Spanish translation since my youth.›› Sobre todo un libro: ‹‹In particular, my enthusiasm was accused by the Book of Tea [Miró se refiere al libro de Tenshin Okakura].›› Y comenta la importancia de haber conocido a Masako Ishikawa, la esposa de Joan Gardy, en su interés por el Japón. Miro señala la influencia del Japón en su propia obra, sobre todo la cerámica: ‹‹More than can be fathomed. My ceramics ae made by Western European techniques that differ from Japanese methods, but I believe that the Japanese feeling appears strongly in them. Through the sensitivity of the Japanese, their ceramics are superb works of art in which “something wonderful” is created out of the ordinary.›› Y también en la pintura: ‹‹At the coming exhibition in Japan, my painting that is extremely wide will be shown but this is a work that received its inspiration from Japan’s traditional Emakigami.›› Recuerda brevemente su evolución desde su primera estancia en París. Y cuenta sus deseos respecto al próximo viaje a Japón: ‹‹I would like to see and come into contact with everything I can. Although I would like to stay in Japan for about one year. I regret that I will not able to do so because of pressure of work. I am happy and proud that as evidenced by the realisation of the coming exhibition in Japan, the art lovers in Japan are showing great interest in my work. I hope that I will able to make many friends in Japan during my visit there.›› Y concluye: ‹‹I seem to be more famous in Japan than I thought.››[23]

Miró emprende el viaje el 20 de septiembre de 1966­ y le acompañan Aimé Maeght, Josep Llorens Artigas, y las esposas de los tres, así como el periodista Matsubara. En Japón debía estar ya Joan Gardy Artigas, que había inaugurado la exposición de Miró tiempo antes.[24] Llega a Japón el día siguiente, estando allí del 21 al 5 de octubre, según Kenji Matsuda, puesto que el regreso a París está fechado con certeza el 6 de octubre, resultando erróneas otras dataciones más breves, como las que lo finalizan el 30 de septiembre (Masao Kameda y Daniel Giralt Miracle).[25]




Se conocen algunas reseñas y fotografías de esta primera estancia y por ellas sabemos que su éxito público fue excepcional y que realizó allí algunas pinturas.

Matsuda apunta que Miró, en su segundo día de estancia en Tokio, el 22 de septiembre de 1966, participó en la grabación de un programa de televisión, El arte de Miró, emitido el día después, junto al director del museo de Kioto, Atsuo Imaizumi, el pintor Hanjiro Sano, el historiador Shuji Takashina y el poeta Makoto Ooka. No hemos hallado más referencias de este programa.

Miró contempla su exposición tokiota (aunque no asiste al cierre el 9 de octubre) pero no puede ver su paso a Kioto, donde abrió el 20 de octubre. La patrocinaba Tsunekai Veda, presidente del diario “Aminichi”, entonces con una enorme tirada de 6 millones de ejemplares. El embaja­dor español, García de Llera, ofreció una cena en honor del Miró, a la que asistieron las más destacadas personalidades del mundo artístico nipón en otro ejemplo de utilización política de la figura de Miró.[26]

Miró contó más tarde que le habían asustado en ese via­je los perio­distas japo­ne­ses, que por todas par­tes le perse­guían, y desliza alguna broma al respecto: ‹‹La cosa llegó a tal extre­mo que por las noches lle­gué a mirar debajo de la cama por si ha­bía algún periodis­ta escon­dido››.[27] El artista catalán Josep Guinovart explicará el éxito en Japón de Miró por su asentamiento en la tradición: ‹‹Per què Miró s’entén tan bé en Japó? Perquè, com Picasso, està vinculat a la tradició. També Gaudí. Tal com afirmava Dalí: tan sols el que és ultralocal pet ser universal.››[28] Miró se debate entre dos pulsiones ante su gran éxito ja­ponés: la modestia y el orgullo. Al ser consciente de esta dualidad, la intelectua­liza, como declara:

‹‹Le succès ne m’intéresse pas. Je n’y suis pas sen­si­ble. (...) / Avant de par­tir, j’avais une frousse te­rrible. Oser présenter au pays des meilleurs céramis­tes, mes propres oeuv­res, c’était riqué. L’ac­cueil a été enthousiaste. J’ai rencontré des spécia­listes. Le contact s’est parfai­tement établi. Toute la presse a été unani­me pour me ren­dre hommage. Résul­tat: 2 heures et demie de queue pour voir mes oeuvres et dans la seule jour­née de samedi, plus de 9.000 per­sonnes ont visité l’exposition. Ça me fait quand même plaisir. / (...) L’orgueil, je ne connais pas; l’ambition, oui, mais toute égoïste, elle m’aide à réaliser des choses que j’aime. La gloi­re, je peux vivre sans, mais je dois m’accepter et croire en moi; l’ambition m’oblige à me satisfai­re, elle fait en même temps plaisir aux autres parfois.››[29]

Como no paró de vi­si­tar templos, paisajes, mu­seos y exposiciones, la consecuencia fue que apenas trabajó­, apenas una caligrafía para el diario “Mainichi” durante su visita a su sede el día 4 de octubre, conmocionado ante la continua sorpresa ante cada ima­gen, cada sensación. Esta reac­ción de aturdimiento es normal en Mi­ró, pues ya le había ocu­rrido lo mismo ante París y el Louv­re, Madrid y El Prado, Nueva York y el MoMA. Pero es mayor en Japón pues la novedad es absoluta. Se promete a sí mismo que volverá, pero para traba­jar, y en los años siguientes con­fec­cionará un ambicioso plan de trabajo para esa anhelada nueva oportunidad.

Está en Kioto el 26 de septiembre, acompañado por su grupo europeo y el japonés Masao Kameda, visita el palacio de Katsura, famoso por su bello jardín y visita el 27 Shigaraki, una ciudad famosa por su cerámica, y el 28 está en Nara, para volver por la tarde a Kioto. El 29 viaja a Nagoya, donde conoce al ceramista Tokuro Kato, y por la tarde regresa a Tokio, donde el 30 dedica la tarde a conocer a unos prestigiosos calígrafos del grupo Mainichi Shodokai. El 1 de octubre asiste a una comida organizada por la embajada de Francia y asiste a una función teatral de kabuki por la noche. El 2 visita museos en Tokio, dedicando especial atención en el Gotoh Museum a una exposición de porcelanas chinas y a una obra maestra del arte japonés, el Genji Monogatari Emaki (El rollo de pinturas de Genji Monogatari). El 4 asiste a una comida de la embajada española y visita la sede del diario que le patrocinaba la antológica. El 5 por la tarde vuelve a París en un vuelo de Air France, despidiéndole en el aeropuerto Kobayashi, Kagaw y Ta­kiguchi, pues ha conocido por fin al poeta uno de sus grandes introductores en Japón y el autor de la primera monografía dedicada a Miró. El 6 llegó a París, a las nueve de la mañana.


Dupin (1993) resume este viaje:

‹‹El pintor hace el viaje en 1966 con motivo de su retros­pectiva en los museos de arte moderno de Tokyo y de Kyoto. Un encuentro que le impresiona y conmueve. Es recibido como un señor, acogido como alguien de la familia. En templos y museos puede ver las pinturas, las esculturas, las cerámicas, las ca­li­grafías. Está deslumbrado. Y asiste, como mandan las reglas, a la ceremonia del té, al combate de sumo, a una demostración de ikebana, composición ritual de ramos de flores. Un coleccio­nista privado le muestra una de las más antiguas colecciones de estampas eróticas. Sobre todo, pasa largas horas con los Arti­gas en un pueblo de alfareros y ceramistas. Se ve con el poeta Shuzo Takiguchi, que en 1940 había escrito y editado la primera monografía sobre Miró, que no ha sido todavía traducida. Sólo puedo dar testimonio, por haberlos adaptado al francés tras dos entrevistas y un intercambio epistolar, de poemas dedicados a Miró, entre los más esclarecedores.››[30]


La influencia del arte japo­nés y de la filosofía budista se intensifica desde entonces, constituyendo un gran cambio en su vida.[31]


Hacia el infinito (1968) o Vers l'infini, un óleo sobre tela. DL 1308. [https://successiomiro.com/catalogue/object/201] Es un ejemplo paradigmático del influjo oriental tras el primer viaje de 1966, con un supremo despojamiento: sustraer es mejor que sumar.

El retorno a Europa.

Miró regresa a París hacia el 10 de octu­bre y pasa casi todo el resto del mes de octubre en París, hasta que vuelve a Palma el 26 de octubre y a continuación se va a Mont-roig una semana, para descansar.[32]


En una vota­ción en 1966 de 35 críti­cos de arte norteameri­ca­nos se elige entre una lista de 250 pintores actua­les el pri­mero a Pi­casso y el se­gundo a Miró. Lo mismo sucede en otra lista elaborada por críticos europeos:

‹‹Van Gogh would have missed out on a rating of the top ten of his time (at the time of his death he was virtually unknown), but cultural polls have their points. Every five years, France’s Connaissance des Arts polls connoisseurs with the question, “Who are the ten living painters whom you prefer today?” The 86 replies from a mostly European group of critics, curators, dealers and historians yielded more than 200 names. The result was actually the top 13, since No.1 was declared hors concurs and there were two ties. The list:

1. Pablo Picasso, 35 votes.

2. Joan Miró, 31

3. Max Ernst, 27

4. Jean Dubuffet, 24

5. Francis Bacon, 21

6-7. Marc Chagall, Marc Tobey, 16

8. Vieira da Silva, 14

9. Hans Hartung, 13

10-11. Sam Francis, Mark Rothko, 11

12. Balthus, 10

13. Willem de Kooning, 9

Nine of the 13 appeared in the Connaissance poll of 1961. Bacon, Balthus, De Kooning and Rothko are the newcomers.››[33]


Estalla una gran polémica pública por su elección como aca­démico de San Fer­nando y su posterior rechazo, en soli­daridad con Picas­so.

Colabora con el músico John Cage, que escribe la partitura Joan Miró en ter­cera per­sona: 8 textos (en Del lunes en un año), y con el coreógrafo Merce Cunningham, para los que confecciona un cartel para su espectáculo en Sitges.[34]

Pinta varias obras de mediano formato, de tema poético, a las que añade letras con plantillas de estarcir; y algunas pinturas de gran formato, como La lección de esquí.



El pájaro solar (1966).



El pájaro lunar (1966).


Se dedica desde este año intensamente a sus primeras es­culturas monu­mentales en bronce, El pájaro solar y El pájaro lunar, en el taller de fundición de Sousse (París). Trabajará también en otros talleres de escultura, según su especialización: Clémenti en Meudon (c. París), Scuderi en París, Valsuani en Bagneaux, Fratelli Bonvicini en Verona, Parellada en Barcelona. Estos bronces se ejecutan según el método de la cera perdida, a partir del vaciado de objets trouvés ensamblados.

Realiza con Artigas una escultura monumental en cerámica, La Venus del mar sumergida finalmente en el Mediterráneo en la llamada Catedral de la Pierre-Fourmi­gue, en la costa de Saint-Jean-les-Pins, el 28 de julio de 1968.

Trabaja en varios cartones para tapices del taller de los Gobe­lins de París, para una exposición en París. Continúa la ilustración de libros. Realiza litografías para un homenaje a Machado en Baeza y para financiar un espectáculo del ballet de Merce Cunningham en Barcelona y Vence.


NOTAS.

[1] Arroyo, Francesc. La Caputxinada, 4 anys“El País”, Quadern 1156 (9-III-2006) 1-4.

[2] Szulc, Tad. Art Auction Aids Fined Spaniards; Picasso and Miró Oils Help Group Regime Punished“The New York Times” (27-VI-1966) 13.

[3] Gustavo Torner, Gerardo Rueda y Fernando Zóbel. Catálogo del Museo de Arte Abstracto de las Casas Colgadas de Cuenca (1966). Reprod. Calvo Serraller­. Es­paña. Medio siglo de arte de van­guardia. 1939-1985. 1985. v. I: 619.

[4] Miró guardó en su archivo el número especial Hommage à Giacometti. C’était un géant“Arts” (19 a 25-I-1966). FPJM H-3390.

[5] Miró guardó en su archivo varias noticias y obituarios: Redacción. Ha muerto André Breton, el mago del surrealismoLa Vanguardia” (29-IX-1966). FPJM H-3430. / Molina, Antonio. André Breton“Baleares” (21-X-1966). FPJM H-3433. Con foto de Miró.

[6] Potau, Juan. Tarragona contará con un tapiz de Joan Miró. “La Van­guar­dia” (5-V-1966) 44. / [https://www2.cruzroja.es/web/ahora/-/historia-dos-miro-nacen-tras-salvar-vida] / Rom, Martí. Josep Royo y Joan Miró: Los tapices. “Ressò Mont-rogenc”, nº 109, 110 y 111 (III, VI y IX-2009). Describe el accidente del 31 de diciembre, cuando la hija de Miró llevaba a su suegra, y puntualiza que se había casado con Teodor Punyet el 22 de diciembre. / [https://martirom.cat/wp-content/uploads/2018/12/48-Joan-Miro%CC%81-i-Tarragona.pdf] Entrevista de Martí Rom a Josep Ferrer i Bosch, en la que este confirma la boda el 22 de diciembre.

[7] Carta de Joan y Pilar Miró a los Calder, en Saché. Son Abrines, Palma de Mallorca (10-II-1966). [Huttton; Wick. *<Joan Miró - Alexander Calder>. Basilea. Galerie Beyeler (2004): 274-275.]. Sobre el accidente de su hija en Mont-roig. ‹‹Chers Sandy et Louisa, Votre lettre nous a beaucoup touché. Dolores va bien, mais doit encore patienter pour quelques mois, la pauvre. Ça a été terrible, heureusement qu’elle n’était dans la voiture qu’avec sa belle-mère [la trad. es ‘‘madrastra’’ pero se refiere a la suegra, se supone que la madre de su segundo y reciente esposo]. Sa vie et sa jambe furent en péril, on est maintenant rassuré. (…) [saludos]››

[8] Pizá, Antonio [sin firma]. Entrevista a Miró. “Baleares” (13-III-1966).

[9] El artículo de Lyon termina en la p. 190 con unas recetas de Pilar Juncosa: Bacalao Esquexada, Bacalao a la Vizcaína, Crema Quemada y uno de sus platos mallorquines favoritos, Espinacas a la Mallorquina (espinacas con ajo, piñones y pasas). [Lyon, Ninette. Pilar and Joan Miró: A Second Fame: Good Food“Vogue” (1-III-1966) 188-190, cit. 189. Fotografías de Cecil Beaton. PML, PMG B 19, 26. cit. Coyle. The Monsters in America: The Presentation and Reception of Mirós Sculpture in The United States. <The Shape of ColorJoan Mirós Painted Sculpture>. Washington. Corcoran Gallery (2002-2003): 78, fotografía reprod. 79. Coyle señala que los lectores de la revista podían apreciar aquí en Miró facetas reconocibles de su arte: ‹‹His sensuality, his sense of poetry, his strong Catalan toots and love of his homeland, his humour, and even his attitude toward French culture, art, and intellectualism››. [78]. Esta fuente no consta en los Archivos Miró de la FJM y la FPJM y hasta el artículo de Coyle no se citaba en ninguna bibliografía o texto.]

[10] García-Soler, Jordi. Raimon: retorn a l’Olympia. “El País”, Quadern 1169 (8-VI-2006) 4. No fue su estreno en París, porque los días anteriores había actuado en otros escenarios menos famosos, como el Descartes de la Sorbona y en la Mutualité.

[11] Redacción. La concesión del gran premio del disco catalán. “La Vanguardia” (12-IX-1967) 34.

[12] Raillard. Conversaciones con Miró. 1993: 120-121.

[13] Lacasa, Luis. Recital con condiciones de Raimon en Zaragoza. “El País” (7-V-1976).

[14] Ellington grabó su actuación en el festival de St. Jean-les-Pins, con el título Duke at the Cote d’Azur, con la presencia de Miró, y esta grabación de algo más de 30’ se difundió internacionalmente. [Redacción. Duke Ellington en el AteneoLa Vanguardia” (29-I-1983) 34.] Un fragmento titulado Blues for Miró se reproduce en YouTube con una duración de 7’. Aparecen dos esculturas de Miró, la primera El huevo (1963), y además se ve al artista de pie apoyado en la peana de la escayola de su Pájaro lunar, detrás del pianista norteamericano Duke Ellington, que toca The Shepherd. En otro fragmento grabado el mismo 27 de julio de 1966 hay esculturas de Giacometti y la misma música.

[15] Leiris. Journal 1922-1989. 1992: 611 y 617.

[16] Penrose, AntonyRoland Penrose. The Friendly Surrealist2001: 158.

[17] Carta de Miró a Joan Prats. Palma (30-VII-1957) FJM.

[18] Carta de Miró a Joan Prats. Palma (11-VIII-1957) FJM.

[19] Carta de Miró a Joan Prats. Palma (17-VIII-1957) FJM.

[20] Carta de Miró a Joan Prats. Palma (29-VIII-1957) FJM.

[21] Raventós, Luis. Visita a Juan Miró. “Diagonal” (V-1961).

[22] Figueruelo, Antonio. Entrevista a Miró. Realizada para agencia His­pania Press (17-XII-64). Publicada en “Diario de Mallorca” (19-XII-1964).

[23] Matsubara, Tohio. Miró Plans To Produce Ceramics Using “Japanese Clay And Fire”“The Mainichi Daily News”, Tokio (16-VI-1966). PML, PMG B 20, 3. Entrevista en París en atención a la muestra que se prepara en Japón.

[24] Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 342, n. 841, relaciona dos documentos: Carta de Miró a Pierre Matisse. Mont-roig (25-VIII-1966). / Carta de Miró a Dupin. Mont-roig (26-VIII-1966).

[25] En el apartado de las exposiciones de esta época hay una amplia explicación sobre la antológica en Tokio y Kioto. Sobre el primer viaje, con abundantes detalles extraídos de la prensa japonesa, véanseRedacción. Joan Miró ha llegado a Tokio. “La Van­guar­dia” (22-IX-1966) 40. / Redacción. Cuadros “verdaderos” de Joan Miró, en Tokio… “falsos” en Bruselas“Baleares” (25-IX-1966). FPJM H-3429. / Redacción. Gran éxito de la exposición Miró en Tokio. “La Vanguardia” (12-X-1966). FPJM H-3432. / Perucho. Joan Miró y Cataluña. 1987 (1970): Reprod. de ocho fotos de Miró y su grupo en Japón. Cabañas, Pilar. La fuerza de Oriente en la obra de Joan Miró. 2000: 21-32. / Hay una fotografía de Miró en un jardín zen de Tokio, pub. en Joan Punyet Miró. Una mirada íntima, en De la Cierva; Julián; et al. Joan Miró. 2007: 115. 

El estudio más largo y preciso es el de Matsuda, Kenji. La primera estancia de Miró en Japón y su contexto histórico. En pp. 361-372 de Cabañas Bravo, Miquel; Rincón García, Wifredo. El arte y la recuperación del pasado reciente. XVII Jornadas Internacionales de Historia del Arte, Instituto de Historia (CCHS, CSIC), Madrid, 2-4 de diciembre de 2014. (2015). [https://www.academia.edu/42100866/La_primera_estancia_de_Miró_en_Japón_y_su_contexto_histórico]

[26]  Redacción. Noticia. “La Vanguardia” (12-X-1966).

[27] Redacción. Noticias resumidas: Joan Miró“Baleares” (27-X-1966). FPJM H-3434. Ha vuelto ayer del viaje; está abrumado por el gran recibimiento en Japón y necesita descansar. / Pizá, Antonio. “Baleares” (9-XII-1969).

[28] Guinovart. Declaraciones. cit. Mesquida, Biel. Sols l’ultralocal pot ser universal. “Diario de Mallorca” (26-III-2002) 76.

[29] Lang, Jane. Miró, le pape et le poète, fable orientale. Miró rentre de Tokyo où le musée d’art moderne lui consacre une im­portante exposition. Il a été émerveillé“Arts Loisirs”, 55 (12 y 18-X-1966) 38-39.

[30] Dupin. Miró. 1993: 323.

[31] Carta de Miró a Dupin. Palma (23-X-1966). [Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 342.

[32] Redacción (Palma). Regresó el pintor Miró. “La Vanguardia” (30-X-1966) 9. / Sobre este viaje, véase Dupin. Miró. 1993: 323. Bernadac se equivoca al fechar en 1959 un primer viaje a Japón, seguramente confundiéndolo con el que hizo entonces a EE UU; pudo confundirla que desde 1960 es muy evidente el influjo de la caligrafía oriental. [Bernadac. <Joan Miró. La colección del Centro Georges Pompidou>. México. CCAC (1998): 172.] No obstante, el viaje que la propia Bernadac resalta es el que ella fecha correctamente en 1966, en op. cit. 190].

[33] Anónimo. Top 13. “Time” (29-VII-1966).

[34] Barnes, Clive. Dance: Trouble with Going Abroad – Case in Point: Trials of the Cunningham Troupe“The New York Times” (21-V-1966). Informa que Miró vio el ballet en París y que donó una pintura para que pudiera ir a España. / Llopis, Arturo. El “Club 49” presenta a Cunnigham y a los suyos. “La Van­guar­dia” (29-VII-1966) 29. / Brown, Carolyn. Chance and Circunstance. Twenty Years with Cage and Cunningham. 2007: 471-474, sobre el recorrido por Cataluña y Saint-Paul-de-Vence.


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