Este texto es una versión para blog del artículo de Boix Pons, Antonio. La influencia de Joan Miró sobre William Baziotes. “Octopus” RDCS, nº 7 (VII-2011) 30-34.
Abstract.
El artículo resume la influencia de Joan Miró sobre el pintor norteamericano William Baziotes, sobre todo en la espontaneidad, la composición y las bioformas, y revisa la historiografía al respecto.
The article summarizes the influence of Joan Miró on the American painter William Baziotes, especially in the spontaneity, the composition and bioforms, and revises the historiography on the matter.
El pintor norteamericano William Baziotes es uno de los primeros artistas norteamericanos, junto a Gorky y su gran amigo Motherwell, que admiran a los surrealistas ya desde los años 30, y por lo tanto es un piedra liminar de la influencia de Miró en el expresionismo abstracto.
William Baziotes (Pittsburgh, 11-VI-1912-Reading, Pensilvania 4-VI-1963) nació en una familia de origen griego. Se formó en la National Academy of Design de Nueva York (1933-1936), teniendo como maestros a Charles Curran, Ivan Olinsky, Gifford Beal y Leon Kroll. Después de 1938 fue profesor en la University of New York y desde 1948 fue profesor en la escuela Subjects of the Artists, junto a Newman, Motherwell y Rothko.
En los años 40 se relacionó con los exiliados surrealistas y pronto fue apoyado por la galerista Peggy Guggenheim y el crítico Clement Greenberg, que le reconocieron como un temprano miembro del grupo de expresionistas americanos. Su pintura siguió una corriente simbólica relacionada con los símbolos primitivos, Klee y el surrealismo automático de Miró, con una gran espontaneidad, un colorido vivo en grandes campos de color y formas biomorfas. Celebró su primera gran retrospectiva en Nueva York (1965).
Profesó sin ambages su admiración por Miró, manifiesta en la larga estancia de éste en Nueva York en 1947, como apunta Levin (1978): ‹‹Baziotes acknowledged his admiration for Miró and met him on Miró’s visit to New York in 1947››.[1] Baziotes cuenta en 1954 sobre este ambiente:
‹‹À cette époque, Mondrian, Duchamp et Max Ernst étaient là. Plus tard arriva Miró. C’était merveilleux de voir comme ils gardaient un comportement d’artiste, hors de leurs ateliers, comment ils agissaient dans des situations précises, comment ils vivaient, comment ils croyaient à leur côté unique et le mettaient en application, comment ils ne parlaient jamais d’idées, mais seulement des choses qu’il amaient.››[2]
Blumenkranz (1982) considera que las principales influencias que recibe entonces son Miró y sobre todo Max Ernst, más que Dalí o Magritte.[3] Esto se evidencia en las obras con que participa en la muestra *<First Documents of Surrealism> en la Whi telaw Reid Mansion de Nueva York (14 octubre-7 noviembre 1942), junto a obras de Motherwell —un foco fundamental de recepción de la influencia surrealista—, Cornell, Miró, Arp, Ernst, Masson, Matta, Picasso... o en su participación en la Exposición Internacional del Surrealismo en la Galerie Maeght (1947). Miembro temprano del grupo de expresionistas americanos, desarrolla una corriente simbólica que se basa en los símbolos primitivos y el lirismo de Klee; el surrealismo espontáneo y simplificador —del surrealismo sólo le interesará finalmente su riquísimo registro plástico—, y el colorido vivo en grandes campos de color de Miró; y las formas biomorfas de Arp y Miró. Ashton (1999) explica:
‹‹La mayor parte de las obras realizadas entre 1944 y 1962 son pinturas abstractas, con formas planas, a menudo alargadas y con marcados contornos, suspendidas en un espacio atmosférico y moteado. Las formas son sensuales, biomórficas, cargadas de alusiones sexuales que evocan los relojes blandos de Dalí y las fantásticas criaturas orgánicas de Miró (Baziotes asistió a las exposiciones de Miró y Dalí en 1941)››.[4]
Baziotes. Dwarf (Enano, 1947). Óleo sobre tela (106 x 91). Col. MOMA, Nueva York.
Vemos estas afinidades mironianas en multitud de obras. La más temprana es el dibujo a acuarela y lápiz sobre papel Sin título (1934-1936), evocador de las “pinturas salvajes”[5], así como las primeras improvisaciones automáticas de Baziotes en 1938-1940. Más evidente aun es la influencia de Miró en la profusión de pinturas de Baziotes desde 1947. Dwarf (1947)[6] con los elementos de un cuerpo informe recortado sobre el fondo monocolor, el ojo y la boca dentuda. Cíclope (1947)[7] en la que aparece nuevamente el ojo mironiano. Dying Bird (1950)[8], con su bioforma blanca (¿una paloma?) rematada en el pico superior en un ojo mironiano, en un espacio Alíquido”, propio de los fondos de Miró. Primeval (1952)[9], con una estilizada forma en la derecha que insinúa una serpiente-escalera. The Beach (1955)[10], con el contraste de colorido en un paisaje desnudo. Dusk (1958)[11], con su simplificación de las formas tomada de la poética de los austeros collages de los años 20-30, en la que la línea sinuosa de la derecha parece una cita del lazo de la serie El circo (1925-1927), o la austeridad minimalista de la paleta. Prosigue esta exploración en la muy similar por sus analogías formales Aquatic (1961)[12], en la que los tres elementos formales parecen nuevamente citas de El circo.
Rose (1986) destaca la influencia de los monstruos plenos de simbolismo de Miró sobre varios de los de los pintores norteamericanos de posguerra: ‹‹(...) Baziotes (...) und andere maleten ebensolche Personnages. (...)››[13]
Francesca Castria Marchetti (2002) remarca que Baziotes simplificó sus formas al unirse al ‹‹surrealismo biomorfo, impulsado sobre todo por Miró y Masson››.[14]
Finalmente, como evidencia de sus estrechísimas afinidades teóricas con Miró vaya esta explicación de Baziotes sobre su método:
‹‹Yo no sigo un sistema particular cuando empiezo un cuadro. Cada cuadro tiene su evolución. Uno puede empezar con unas cuantas zonas de color sobre la tela, otro con una multitud de líneas, y otro quizá con una profusión de colores. Cada comienzo sugiere una cosa. Una vez que yo noto la sugestión, empiezo a pintar intuitivamente. Entonces la sugestión pasa a ser un fantasma al que hay que atrapar y dar realidad. Mientras trabajo, o cuando la pintura está acabada, el tema se revela.››[15]
Fuentes sobre Baziotes.
Internet.
Exposiciones.[
<William Baziotes: A Commemorative Exhibition>. Reading, Pennsylvania. Freedman Gallery, Albright College (3 abril-2 mayo 1987). Cat. Textos de Louise S. Bross, David S. Rubin. 24 pp.
<William Baziotes: Paintings and Works on Paper 1952-1961>. Nueva York. Blum Helman Gallery (7-31 marzo 1984). Cat. Texto de Michael Preble. 56 pp. Se reeditó en 1988 con un comentario de Ethel Baziotes.
<William Baziotes: 32 Years Later>. Nueva York. Blum Helman Gallery (18 enero-4 marzo 1995). Reseña de Naves, Mario. Ambiguous Baziotes. “The New Criterion” v. 13 (III-1995) 38.
<William Baziotes: The Poetic Spirit>. Youngstown, Ohio. The Butler Institute of American Art (19 noviembre 2000-7 enero 2001). Cat. 20 pp. Textos de Robert Reed Cole, Louis A. Zona y Ethel Baziotes (comentario).
*<Les Surréalistes en exil et les débuts de l’École de New York>. Estrasburgo. Musée de Strasbourg (2000): biografía de Baziotes en 311, reprod. de Sin título en 101.
Libros.
Bénézit, E. Dictionnaire des peintres, sculpteurs, designateurs et graveurs. Gründ. París. 1976. 10 vs. Reed. Jacques Busse (dir.). 1999. 14 vs. v. 1, p. 912.
Preble, Michael; Sharp, Jasper. William Baziotes. Paintings and Drawings 1934-1962. Skira. Milán. 2005. 136 pp. 111 ilus. (77 color).
Artículos.
Dunham, Carroll. One-Eyed Jack. “Artforum” v. 49, nº 10 (verano 2011) 326-327. Comentario de Dwarf (1947).
Antonio Boix, en Palma de Mallorca (25-VI-2011).
Se advierte que en principio todas las obras citadas tienen derechos de copyright, pertenecientes a los citados museos e instituciones, y en el caso de Miró además a ADAGP © Successió Miró.
[11] Baziotes. Dusk (Crepúsculo, 1958). Óleo sobre tela (153,5 x 122,5). Col. Guggenheim Museum, Nueva York. [*<Acquisition Priorities: Aspects of Postwar Painting in America>. Nueva York, Guggenheim Museum (1976): cat. 29, p.65. / Arnason, H.H.; Prather, Marla F. A History of Modern Art. 4 ed. 1998: 461. / Castria Marchetti (ed.). La pintura norteamericana. 2002: 258.]
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