Miquel Miró (1859-1926), padre de
Joan Miró.
Miquel Miró i Adzeries (Cornudella, Tarragona, 1859-Mont-roig,
9-VII-1926). Padre de Joan Miró e hijo a su vez de otro Joan Miró, era un
sencillo herrero en el pueblecito de Cornudella.
Miquel tenía grandes ambiciones y una firme voluntad. En este sentido
Cirici apunta que ‹‹Por su origen familiar, Miró pertenecía a la capa social
del artesanado, de gente de oficio›› [Cirici. Miró mirall. 1977: 13.] Pasó de muchacho
un tiempo de aprendizaje en un taller de Reus y se instaló hacia 1880 en
Barcelona, fundando la joyería y relojería El Acuarium, sita en una esquina de
la cercana Plaza Real, 4, esquina con Pasaje Madoz, 6, también llamada calle
Fernando, 34 (en catalán, Ferran). Se conserva
una tarjeta comercial que dice “El Acuarium, Joyería y Relojería de Miquel Miró
Adzerias, Prontitud, economía y perfección en los encargos y recomposiciones.
Plaza Real, 4, y Pasaje Madoz, 6. Barcelona”. [Perucho. Joan Miró y Cataluña.
1968: 10. cit. Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MOMA (1993-1994):
346, n. 1.]
Se casó en Barcelona
el 11 de septiembre de 1891 con una mallorquina, Dolors Ferrà i Oromí,
hija de un ebanista, a la que conoció en las visitas de ella a sus abuelos
maternos a la capital condal.
Joan Miró, nacido el
20 de abril de 1893, fue el primer hijo del matrimonio. Le siguió Miquel, el 9
de diciembre de 1894, pero falleció con sólo cinco meses de edad, el 12 de mayo
de 1895. La primera hija, Josefa, nació el 16 de marzo de 1896, pero murió al
poco tiempo. Entonces la mortalidad infantil era elevadísima. La única hija
superviviente, Dolors Miró Ferrà, nació el 2 de mayo de 1897, y la familia quedó
ya completa.
Miquel Miró, lector regular del diario conservador “La Vanguardia”, consiguió
al cabo de los años una saneada situación económica y compró su casa familiar en
el nº 4 del Pasaje del Crédito (en catalán, Passatge del Crèdit), apenas a unos
pasos de la Plaza Sant Jaume, donde están la Generalitat y el Ayuntamiento. Era
entonces una zona todavía señorial, con muchas tiendas de calidad, donde la
gente elegante paseaba al atardecer. Cirici, en un buen ejemplo de su metodología
de determinismo sociológico, afirma como prueba del deseo de su promoción la
elección como vivienda de esta casa en un edificio de estilo “progresista” en
hierro, muy cercano a la calle de Ferran, entonces una de las calles
comerciales más lujosas. [Cirici.
Miró mirall. 1977: 13-14.]
Barcelona, desde mediados del siglo XIX y sobre todo tras el derribo de
las murallas y el comienzo del Example, creció de un modo extraordinario y
Miquel Miró, gracias a su esfuerzo y constancia también logró progresar. Su
alto nivel de vida se comprueba en sus veraneos en Tiana o la compra de el mas
en Mont-roig, donde pasaron desde 1910 los veranos.
Su formación y su éxito empresarial hicieron de él una persona
profundamente conservadora y autoritaria, con unas convicciones católicas muy
firmes y una gran conciencia de que el trabajo constante era la única llave del
bienestar. Su esposa era
de misa casi diaria, invariable comunión dominical, intensa vida social en los
círculos femeninos católicos, decoraba sus casas con una abrumadora iconografía
religiosa (desde las paredes de las habitaciones a la cabecera de la cama matrimonial),
lecturas casi exclusivamente religiosas, un moralismo extremadamente conservador
en la vida y los diálogos. Miquel Miró no era tan extremado como su esposa en
las cuestiones religiosas, pero era igualmente sincero y estricto en el cumplimiento
íntimo de los deberes religiosos y en su conducta personal. La celebración de la Primera Comunión
de su hijo en 1900 fue un ritual no sólo social sino de entrada en las filas de
la Asamblea
en Cristo que era entonces la
Iglesia católica y esto implicaba el cumplimiento de unas
estrictas reglas. La misa dominical conjunta para toda la familia fue un ritual
insoslayable, lo que explica que una de las primeras obras que hizo Miquel Miró
cuando compraron la masía de Mont-roig en 1910 fue rehabilitar la capilla. Y una
fotografía documenta una visita en 1903 de la familia Miró (los padres, Joan y
su hermana) al monasterio de Montserrat, centro máximo de la devoción mariana
en Cataluña. Un motivo especial ayuda a comprender la exigencia en estos ritos
externos: Miró era un nombre de origen hebreo y en algunos círculos sociales
catalanes (y mallorquines) persistía el rechazo a los descendientes de los
conversos, que a menudo, para compensar su origen y evitar maledicencias, se mostraban
especialmente devotos.
Todo esto marcó su relación con su hijo, del que deseaba que le sucediera
en el negocio o al menos alcanzara una sólida formación académica que le
permitirá situarse en la burguesía catalana. Su vástago le decepcionó al
decidir dedicarse a su vocación artística y a no ser por el apoyo más o menos
abierto de la madre, probablemente Joan Miró no hubiera podido cumplir sus
deseos. Así, en los años 10 y 20 Miquel Miró asistió con preocupación a la
evolución profesional de su hijo, y al parecer, aunque opuso resistencias a
menudo, nunca le denegó finalmente el auxilio económico para que se mantuviera.
En los últimos años Miquel Miró enfermó y pasó largas temporadas de descanso
en Mont-roig, donde falleció. Sus dos hijos heredaron su parte legítima, y la
viuda el grueso de la herencia, con la que ayudó decisivamente a Joan en los
años siguientes, hasta su propio fallecimiento en 1944.
Fuentes.
Internet.
[http://www.fmirobcn.org/fundacio/joanmiro/es_index/] Tiene una información amplia y fidedigna en la cronología y algunas fotos, incluida una famosa tomada en 1902 de Miquel Miró, su esposa y dos pequeños hijos (en su comunión). reproducida en el apartado 1893-1917.
Libros.
Dupin, J. Miró.
Polígrafa. Barcelona. 1993 (revis. ed. 1961). 480 pp. Se referencia como libro nuevo por las notables diferencias respecto a la versión de 1961. Su comprensión de la infancia y juventud de Miró es muy fiable en lo esencial.
Miró,
J. Joan Miró. Epistolari català 1911-1945. Montaner, Teresa; Minguet Batllori, Joan
M. (eds.). FJM / Fundació Lluís Carulla / Editorial Barcino. Barcelona. 2009. Vol. I: 448 referencias. 665 pp. Un epistolario fundamental para conocer las relaciones familiares de Miró en los años 10.
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