El artista español Josep Aragay (1889-1973)
y su relación con Joan Miró.
Josep Aragay Blanchart (Barcelona, 1889-Breda,
Girona, 1973). Artista español, formado en la Escuela de Francesc Galí, siguió un
camino de formación muy similar al de su compañero y amigo Miró, lo que se observa en la similitud de las formas humanas en sus dibujos juveniles, con unos trazos expresionistas muy marcados. Probablemente no tuvo relación personal con Miró a partir de 1920,
pero ilumina la relación entre pensamiento estético vanguardista y nacionalismo
en la Barcelona noucentista de entonces.
Publica en las Edicions La Revista dos libros, La
pintura catalana contemporània, la seva herència i el seu llegat (1916) y ,
sobre todo, El nacionalisme de l’Art (1920), que como indica el historiador
Enric Jardí [El Noucentisme. 1980: 44] son obras muy influyentes sobre los artistas
de los veinte años siguientes, porque promueven un arte nacional catalán, que en
la estela de las tesis de Wilhelm Worringer en Abstracción y empatía
(1908) —la pintura nórdica tiende a la abstracción, mientras que la mediterránea
prefiere el naturalismo—, basado en la defiende la asociación entre el catalanismo
y el “mediterraneísmo”, caracterizado por un naturalismo, sea realista o idealista.
Aragay insiste en
las anteriores ideas de D’Ors y Folch: hay que hacer un arte que siga la tradición
autóctona catalana (para él es la mediterránea), especialmente en las artes decorativas
y la arquitectura, porque es el único modo de alcanzar un arte verdaderamente importante
(que conecte con el público). Para ello hay que abandonar los mimetismos con
las escuelas postimpresionistas o vanguardistas. Aragay expresa este noble deber
de los artistas: ‹‹Los artistas han de ser los constructores ideales de la ciudad
(...), la ciudad es la primera obra de arte que comienza en el trazado de las calles
y plazas y acaba por el embellecimiento de cada uno de los edificios, por fuera;
y continúa por dentro en el embellecimiento de cada uno de sus salones y de cada
una de sus habitaciones.›› [Aragay. El
nacionalisme de l’Art. 1920: 39. cit. Peran, Suàrez y Vidal. *<El Noucentisme,
un projecte de modernitat>. Barcelona. CCCB (1994-1995): 297.]
De este modo, Aragay
sigue la opinión de Pijoan de que el artista es el portavoz de las aspiraciones
de la colectividad, desde la asunción en el caso catalán del mediterraneísmo greco-romano.
Es el ideal del artista vinculado a un grupo, en diálogo y mutuo apoyo permanente,
un ideal que Miró compartirá entre 1915 y 1928 aproximadamente, hasta que esté
tan seguro de sí mismo que pueda y necesite aislarse (nunca del todo, pues en ciertos
periodos de búsqueda recurrirá nuevamente a un grupo): ‹‹Mas entre nosotros, los
hijos del mar latino, en una tierra llena de verdor, el arte sale popular, crece
en la plaza pública, bajo el cielo azul, al aire libre, en medio de discusiones
políticas y digresiones filosóficas, metido el artista en medio de la multitud,
a la usanza de los poetas antiguos, nuestros padres de civilización, que frecuentaban
el anfiteatro y el fórum››. [Pijoan, José.
L’individualisme artístic. “La Renaixença”, Barcelona (7-XII-1898). cit.
Peran, Suàrez y Vidal. *<El Noucentisme, un projecte de modernitat>.
Barcelona. CCCB (1994-1995): 396-397.]
Excelente dibujante, destacó pronto en la revista satírica “Papitu” (fundada en 1909) junto a ‘Apa’, Gris, Junoy, Lata, Nonell, Pidelaserra, una de las lecturas favoritas para el joven Miró y muchos otros artistas catalanes; Eugeni d’Ors le encargó en 1911 la ilustración del “Almanac dels Noucentistes”; y en 1912 Aragay participó en la popular revista ilustrada “Picarol”, fundada por Xavier Nogués. Se desencantó pronto
de la enseñanza académica, para experimentar un camino en solitario, expuso sus pinturas y dibujos por primera vez en
las Galeries Dalmau (12 a 30 de abril de 1913), se interesó un tiempo por las vanguardias europeas, y a partir
de 1915 expandió su trabajó hacia la cerámica, preocupado por hacer un arte de mayor
repercusión social.
Pero su temprana estancia en Italia en 1916-1917 le alejó pronto de la vanguardia y desviado hacia el clasicismo, manifiesto en sus cerámicas decoradas con figuras. De esta época son sus dos libros:
La pintura catalana contemporàmia, la seua
herència i el seu llegat (1916) y, sobre todo, El nacionalisme
de l’art (1920), muy influyente sobre los jóvenes artistas catalanes nacionalistas hasta 1936.
Su evolución fue muy distinta a la de sus compañeros vanguardistas
de juventud, con los que mantuvo escasos contactos (con Miró no hay noticia alguna
que los una a partir de 1920) y con los años se convirtió casi exclusivamente (sobreviven de estos decenios solo algunas pinturas y series de grabados) en un ceramista
convencional, políticamente afín al conservadurismo de
la Lliga, lo que le facilitó en 1919 ser profesor de la Escola d’Arts i Oficis dependiente
de la Mancomunidad, hasta que la Dictadura de Primo de Rivera acabó con la autonomía catalana y él se retiró en 1925 a su taller en Breda, donde prosiguió su obra cerámica hasta que la abandonó en 1941 (probablemente por la caída de la demanda) y volvió a la pintura y el dibujo, en un estilo clasicista inmutable hasta su muerte. Durante la II República fue concejal en Breda por el partido Acció Catalana, de un moderado republicanismo catalanista.
Tiene un museo en su pueblo de Breda, al que se donó su pequeña colección privada.
Fuentes.
Internet.
[http://www.museuaragay.cat/catala] La web del museo Josep Aragay de Breda.
Exposiciones.
<Josep Aragay, temperament
contingut>. Girona. Museu d’Art (31 mayo-27 septiembre 2015). Comisario: Xavier Castanyer.[http://museuart.com/presentacio-del-cataleg-de-lexposicio-josep-aragay-temperament-contingut/]
Libros.
Castanyer, Xavier. Josep Aragay, artista i teòric del Noucentisme, Publicacions de l'Abadia de Montserrat. 2012. 320 pp.
Cirici,
Alexandre. L’art català contemporani. 1970: 63-75.
Artículos.
Aragay, Josep. En Francesc
Galí com a mestre. “Vell
i Nou”, v. 1, nº 1 (15-V-1915) 6.
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