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jueves, noviembre 26, 2015

El crítico de arte francés Maurice Raynal (1884-1954) y su relación con Joan Miró.

El crítico de arte francés Maurice Raynal (1884-1954) y su relación con Joan Miró.


Juan Gris. Portrait de Maurice Raynal.

Maurice Raynal (París, 1884-1954). Crítico e historiador de arte francés, de familia rica y vida disoluta, fue un destacado colaborador de diarios y revistas de vanguardia, como la cubista “La Section d’Or”, en la que aparece en la lista de colaboradores del primer y único número (9-X-1912) junto a Apollinare, Max Jacob, Reverdy, Salmon, Warnod... Fue también colaborador de “L’Esprit Nouveau” (la revista y editorial de la galería homónima de Léonce Rosenberg), y amigo de Léger, Metzinger, Lipchitz, Picasso, Gris (que pintó su retrato en 1911), Blanchard... Colaboró en el diario “L’Intransigeant” (1928-1932), junto a Tériade, con artículos propios o conjuntos (con la firma "les deux aveugles"); Raynal había introducido a su compañero en el ambiente bohemio de Montparnasse y juntos editaron la revista mensual de humor “La Bête Noire” (8 números en 1935-1936), en la que también participaron disidentes del surrealismo, Le Corbusier., Léger... Corresponsal de Dalmau en París, ya en 1912 aparece un artículo suyo sobre el cubismo en “La Publicitat” de Barcelona, donde en 1920 pronuncia una conferencia en ocasión de la *<Exposició d’Art francès d’Avantguarda> en las Galerías Dalmau (26 octubre-15 noviembre 1920), en la que participa Miró, quien ya le conoce en Barcelona en 1917; es su puente hacia la vanguardia parisina, a muchos de cuyos miembros presenta en 1920-1921 y escribirá el prefacio a su primera exposición, <Exposition de peintures et dessins de Joan Miró>. París. Galerie La Licorne (29 abril-14 mayo 1921), tres páginas en las que señala dos aspectos de la ju­ventud: el natural y el químico, e incluye a Miró en el primero. Será amigo de Gasch y otros partidarios suyos. Colabora también en las revistas españolas de vanguardia, como “Creación”, “Gaseta de les Arts”, “Terramar”... y sus opiniones influyen en los vanguardistas españoles.
Publica importantes monografías sobre Gris (1920), Braque (1921) y Picasso (1922), introducciones a catálogos de exposiciones de Gris (Galerie Simon, 1923), Julio González (Galerie Percier, 1934), artículos sobre Gargallo (1930 para el número especial de “Sélection”), Bores (1935 en “Minotaure”)...

Raynal destacó por publicar el libro Anthologie de la peinture en France de 1906 à nos jours, aparecido a principios de 1927 en la editorial parisina Montaigne y en 1928 la versión inglesa titulada Modern French Painters en la editorial neoyorquina Brentano. Es una recopilación de notas biográficas con bastante acompañamiento gráfico y una amplia introducción con sus ideas generales sobre la vanguardia.[1]
Raynal divide a los artistas en dos grandes tendencias: el realismo con una representación naturalista de las formas, y el idealismo con una representación originada en la imaginación del artista, como en el cubismo, un movimiento que defendió apasionadamente desde sus inicios como auténticamente francés; en comparación, y apunto que sus tesis influirán en las de Tériade, el surrealismo no sería un movimiento francés sino de origen alemán y ruso u oriental. Miró le interesará especialmente por su ambigua adscripción a ambas tendencias; y deplorará más tarde su afiliación surrealista, pues critica de este movimiento su recurso a la anécdota, la evocación y la descripción. Jean Leymarie, un buen amigo suyo, le describe: ‹‹Raynal avait été, dès ses débuts, lun des plus sûrs témoins de laventure héroïque du cubisme et maintenant, dans ses notes critiques enlevées avec humour et brio, lesprit de son camarade Apollinaire. Ces son les qualités humaines qui dabord le frappaient chez les meilleurs artistes dont il a su, souvent lun des premiers, discerner la valeur (...)››[2]
Todo esto explica su silencio sobre la exposición de Miró en la Galerie Pierre en 1925, y la aversión que le manifestaba Breton, que le comparaba en Le Surréalisme et la peinture con los críticos más conservadores como Vauxcelles y Fels:
‹‹En présence de la faillite complète de la critique dart, faillite tout à fait réjouissant dailleurs, il nest pas pour nous déplaire que les articles dun Raynal, dun Vauxcelles ou dun Fels passent les bornes de limbécillité. Le scandale continu du cézannisme, du néo-académisme ou du machinisme est incapable de compromettre la partie à lissue de laquelle nous sommes vraiment intéressés. QuUtrillo “se vende” encore ou déjà, que X ou Y arrive ou non à se faire passer pour surréaliste, cest laffaire de ces messieurs les employés de lÉpicerie (...)››[3]
Este libro es la primera obra generalista de arte que se refiere a Miró y difunde, en el capítulo de introducción, su tesis revolucionaria del asesinato de la pintu­ra (la frase textual es ‹‹Je veux assassiner la peinture››), poniéndola en relación con la transgresión dadaísta, con su espíritu antipictórico entendido como una crítica de la pintura tra­dicio­nal: ‹‹Le Catalan Joan Miró, chef de l’école surréaliste, dira plus tard: “je veux assassiner la peinture”; mais Picabia, Marcel Duchamp, Jean Crotti, Ribemont-Dessaignes, l’essayèrent vraiment avec beaucoup d’esprit, seule qualité que pouvait montrer une pareille tentative.››[4] En el pequeño apartado que dedica a Miró más adelante nace el gran error biográfico de que nació en Mont-roig,  le proclama nuevamente como líder de la escuela surrealista, ‹‹il s’est imposé comme chef de l’École surréaliste››[5], por encima de Arp, Max Ernst, Malkine, Masson, Pierre Roy, Sunbeam, Tanguy, Viollier…, y define su pintura como contraria al cubismo y más afín al fauvismo, con sus graciosas armonías, bosquejos y formas mentales inspiradas por los sueños; y reproduce como ilustración una obra mironiana de la col. de Pierre Loeb. Este ensayo será utilizado a menudo por Gasch en sus artículos, y Enrique Gómez Carrillo (1873-1927)), un prestigioso escritor y diplomático guatemalteco que era corresponsal en París de varios medios españoles, se hace eco al publicar Juan Miró, jefe del superrealismo, en el diario madrileño “ABC” (22-VI-1927).
Pasado un tiempo, Raynal volvió a defenderle y en 1934 accedió a reproducir su crítica de la Licorne de 1921 en el número especial de “Cahiers d’Art” dedicado a Miró[6], y en 1935 apreció las “pinturas salvajes”.
Todavía hubo una colaboración particu­lar­mente conmovedora, cuando Aimé Maeght le escogió entre los críticos que participaban en el número de la revista “Derrière la Miroir” en 1948 para la primera exposición de Miró en su galería de París, tal como había hecho Josep Dalmau para la primera parisina en la Galerie La Licorne en 1921. Raynal escribe:
‹‹¡Hola, Miró! ¿Cómo está usted? Creo que hace veinticinco años que no lo he visto. Desde su famosa Masía, vaya. ¡Desde Barcelona! No ha cambiado usted. He ahí en torno a nosotros, en efecto, otras tantas granjas, ejecutadas en ese lenguaje de los signos que sólo a usted per­te­nece, inspirado en esa religión natural de las cosas que no conoce dogmas, la de un niño maravillado por los detalles que sólo usted ha sabido adivinar, tan ricos en invención jamás pre­concebida, tan inocentemente crueles e involuntarios entre esa juventud infantil que ha conseguido no crecer... Así que, ¡hasta la vista, Miró! ¡Hasta pronto! Dentro de veinticinco años, por ejemplo››.[7] 

NOTAS.
[1] Raynal, Maurice. Anthologie de la peinture en France, de 1906 à nos jours. Ed. Montaigne. París. 1927. 319 pp. Reseñas: Kospoth, B.J. An Anthology Of Painters. “Chicago Tribune” (12-VI-1927). Col. FPJM, v. I, p. 69. / Anónimo. Le Carnet des Ateliers. “Carnet de la Semaine”, París (14-VI-1927). Col. FPJM, v. I, p. 68. Reprod. Combalía. El descubrimiento de Miró. Miró y sus crí­ticos, 1918-1929. 1990: 187-189.
[2] Leymarie. Le Jardin sur la mer, en Hommage à Tériade. CNAC. París. 1973. cit.Anthonioz (ed.). “L’Album Verve”. Revue 1937-1960. 1987: 18. Véanse también Green. Cubism and its Enemies. Modern mouve­ments and reaction in French art, 1916-1928. 1987: 124-125. / Bonet, J.M. Diccionario de las vanguardias en Es­paña 1907-1936. 1995: 510-511. / Leymarie, Jean. Introd. a ed. facsímil de revista “Verve”. Jean-Michel Place. París.
[3] Breton. Le Surréalisme et la peinture. Gallimard. París. 1965: 8-9.
[4] Raynal. Anthologie de la peinture en France de 1906 à nos jours (1927): 34. Minguet la considera la primera referencia al “asesinato de la pintura”. [Minguet. Joan Miró. Lartista i el seu entorn cultural (1918-1983). 2000: 68.] y sigue esta línea Kim Grant. Surrealism and the Visual Arts. Theory and Reception. 2005: 187, 204. Es también mi opinión, por la literalidad de la frase y porque el libro se publicó a inicios de año. Por contra, Combalía opina que no es la primera mención, de acuerdo al comentario de Adolphe Basler sobre el deseo de Miró de “destruir la industria de la pintura”, en “Marges” (15-II-1927). [Combalía. El descubrimiento de Miró: Miró y sus críticos, 1918-1929. 1990: 84.]
[5] Raynal. Anthologie de la peinture en France de 1906 à nos jours (1927): 238. En la versión inglesa en la p. 126.
[6] Ray­nal. Joan Miró. “Cahiers d’Art”, v. 9, nº 1-4 (1934): 22-24.
[7] Raynal. “Derrière le miroir”, 14-15 (1948). cit. Dupin. Miró. 1993: 280.

Fuentes.
Internet.

Libros.
Bonet, J.M. Diccionario de las vanguardias en España 1907-1936. Alianza. Madrid. 1995: 510-511.
Leymarie, Jean. Introduction a ed. facsímil de revista “Verve”. Jean-Michel Place. París.
Green. Cubism and its Enemies. Modern mouvements and reaction in French art, 1916-1928. 1987: 124-125.
Pérez Miró. La recepción crítica de la obra de Joan Miró en Francia, 1930-1950. 2003: 96-98.

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