El crítico de arte francés Maurice Raynal (1884-1954) y su relación con
Joan Miró.
Juan Gris. Portrait de Maurice Raynal.
Maurice Raynal (París,
1884-1954). Crítico e historiador de arte francés, de familia rica y
vida disoluta, fue un destacado colaborador de diarios y revistas de
vanguardia, como la cubista “La Section d’Or”, en la que aparece en la lista de
colaboradores del primer y único número (9-X-1912) junto a Apollinare, Max
Jacob, Reverdy, Salmon, Warnod... Fue también colaborador de “L’Esprit Nouveau”
(la revista y editorial de la galería homónima de Léonce Rosenberg), y amigo de
Léger, Metzinger, Lipchitz, Picasso, Gris (que pintó su retrato en 1911),
Blanchard... Colaboró en el diario “L’Intransigeant” (1928-1932), junto a
Tériade, con artículos propios o conjuntos (con la firma "les deux aveugles"); Raynal había introducido a su
compañero en el ambiente bohemio de Montparnasse y juntos editaron la revista
mensual de humor “La Bête Noire” (8 números en 1935-1936), en la que también
participaron disidentes del surrealismo, Le Corbusier., Léger... Corresponsal
de Dalmau en París, ya en 1912 aparece un artículo suyo sobre el cubismo en “La
Publicitat” de Barcelona, donde en 1920 pronuncia una conferencia en ocasión de
la *<Exposició d’Art francès d’Avantguarda> en las Galerías Dalmau
(26 octubre-15 noviembre 1920), en la que participa Miró, quien ya le conoce en
Barcelona en 1917; es su puente hacia la vanguardia parisina, a muchos de cuyos
miembros presenta en 1920-1921 y escribirá el prefacio a su primera exposición, <Exposition de peintures et dessins de Joan Miró>. París. Galerie La Licorne (29 abril-14 mayo 1921), tres páginas en las que señala dos aspectos
de la juventud: el natural y el químico, e incluye a Miró en el primero. Será amigo de Gasch y otros partidarios suyos. Colabora
también en las revistas españolas de vanguardia, como “Creación”, “Gaseta de
les Arts”, “Terramar”... y sus opiniones influyen en los vanguardistas
españoles.
Publica importantes monografías sobre Gris (1920), Braque (1921) y
Picasso (1922), introducciones a catálogos de exposiciones de Gris (Galerie
Simon, 1923), Julio González (Galerie Percier, 1934), artículos sobre Gargallo
(1930 para el número especial de “Sélection”), Bores (1935 en “Minotaure”)...
En su fundamental Anthologie
de la peinture en France, de 1906 à nos jours (Ed. Montaigne. París.
1927), Raynal divide a los artistas en dos grandes tendencias: realismo (una
representación naturalista de las formas) e idealismo (una representación
originada en la imaginación del artista, como en el cubismo, un movimiento que
defendió apasionadamente desde sus inicios); Miró le interesará especialmente
por su ambigua adscripción a ambas tendencias; deplorará más tarde su
afiliación surrealista, pues critica de este movimiento su recurso a la
anécdota, la evocación y la descripción.
Esto explica su silencio sobre la exposición de Miró en la Galerie Pierre en 1925, y la aversión que le manifestaba Breton, que le comparaba en Le Surréalisme et la peinture con los críticos más conservadores como Vauxcelles y Fels:
‹‹En présence de la faillite complète de la critique d’art, faillite tout à fait réjouissant d’ailleurs, il n’est pas pour nous déplaire que les articles d’un Raynal, d’un Vauxcelles ou d’un Fels passent les bornes de l’imbécillité. Le scandale continu du cézannisme, du néo-académisme ou du machinisme est incapable de compromettre la partie à l’issue de laquelle nous sommes vraiment intéressés. Qu’Utrillo “se vende” encore ou déjà, que X ou Y arrive ou non à se faire passer pour surréaliste, c’est l’affaire de ces messieurs les employés de l’Epicerie (...)››[1]
Pasado un tiempo volvió a defenderle y en 1934 accedió a reproducir su crítica de la Licorne de 1921 en el número especial de “Cahiers d’Art” dedicado a Miró[2], y en 1935 apreció las “pinturas salvajes”. Todavía hay una colaboración particularmente conmovedora, cuando Aimé Maeght le escoge entre los críticos que participan en el número de la revista “Derrière la Miroir” para la primera exposición de Miró en su galería de París, tal como había hecho Josep Dalmau para la primera parisina en la Galerie La Licorne en 1921. Raynal escribe:
‹‹¡Hola, Miró! ¿Cómo está usted? Creo que hace veinticinco años que no lo he visto. Desde su famosa Masía, vaya. ¡Desde Barcelona! No ha cambiado usted. He ahí en torno a nosotros, en efecto, otras tantas granjas, ejecutadas en ese lenguaje de los signos que sólo a usted pertenece, inspirado en esa religión natural de las cosas que no conoce dogmas, la de un niño maravillado por los detalles que sólo usted ha sabido adivinar, tan ricos en invención jamás preconcebida, tan inocentemente crueles e involuntarios entre esa juventud infantil que ha conseguido no crecer... Así que, ¡hasta la vista, Miró! ¡Hasta pronto! Dentro de veinticinco años, por ejemplo››.[3]
Fuentes.
Internet.
Libros.
Bonet, J.M. Diccionario de las vanguardias en España 1907-1936.
Alianza. Madrid. 1995: 510-511.
Leymarie, Jean. Introduction a
ed. facsímil de revista “Verve”. Jean-Michel Place. París.
Green. Cubism and its
Enemies. Modern
mouvements and reaction in French art, 1916-1928. 1987: 124-125.
Pérez Miró. La recepción crítica de la obra de Joan Miró en Francia,
1930-1950. 2003: 96-98.
NOTAS.
[1] Breton. Le Surréalisme et la
peinture. Gallimard. París. 1965:
8-9.
[2] Raynal. Joan Miró.
“Cahiers d’Art”, v. 9, nº 1-4 (1934): 22-24.
[3] Raynal. “Derrière le miroir”, 14-15
(1948). cit. Dupin. Miró.
1993: 280.
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