El escritor español Joan Maragall (1860-1911) y su influencia sobre Joan Miró.
Joan Maragall (Barcelona, 10-X-1860 a 20-XII-1911). Escritor y periodista español, nacido en una próspera familia burguesa, lo que le relacionó con las élites intelectuales y políticas de su época.
Fue el más famoso poeta en lengua catalana de su época, cultivador de un estilo tardorromántico y espontáneo, salvo una época final modernista a partir de la publicación en 1895 de sus Poesies, un poemario que alterna junto al gran hito del poema nacionalista y todavía tardorromántico El comte Arnau (1900). El Maragall modernista plantea que el deber de la nueva generación de finales del siglo XIX es hacer y sobre todo deshacer en la realidad catalana —un ideal que Miró compartirá toda su vida—, con pasión:
‹‹La nueva generación sabe que ha de hacer algo y que, ante todo, ha de deshacer mucho. (...) mucho tenemos que decir y mucho podemos hacer (...). Ante la majestad de este nuevo mundo de ideas, cuyos polos parecen ser el socialismo y el anarquismo, hay más sinceridad y más promesas en las dudas e inquietudes de los jóvenes, que en las escépticas o estériles afirmaciones de los que todavía tienen en sus manos el fantasma del poder social››. [Maragall, Joan. La nueva generación (fragment). “ L’Avenç”, 2 etapa, año 4 (1892) 257-264. Reprod. en Joan Maragall. Obres completes. v. IV. Esta es mi fe. Sala Parés Llibreria. Barcelona. 1933. pp. 23-28. Reprod. en Castellanos. Dossier: Modernisme i Noucentisme. L’Avenç”, 25 (III-1980): 39.]
Estas tesis influyeron decisivamente sobre la juventud vanguardista catalana, aunque pervivió la influencia del primer Maragall en la pintura mediterránea de Sunyer y otros jóvenes artistas, y se consolidó como el referente de una vertiente modernista aunque conservadora, en la que fue seguido por el poeta catalán Guerau de Liost y los poetas mallorquines Joan Alcover y Miquel Costa i Llobera. También fue conocido por sus traducciones, especialmente de los románticos alemanes, como Goethe, y también se interesó por la filosofía nihilista de Nietzsche. Expuso sus teorías estéticas en Elogi de la paraula y Elogi de la poesia, en los que reivindicaba el valor supremo de la palabra en las disputas políticas así como de la poesía como la forma superior de la creación.
En sus numerosos artículos, muchos de ellos en el diario conservador y monárquico “Diario de Barcelona”, defendió posiciones políticas catalanistas moderadas, aunque llegó a ser encausado en 1902 por defender el separatismo. Fue presidente del Ateneo de Barcelona (1903), y a partir de entonces los años 1890 adoptó también un creciente compromiso social, como manifestó en sus críticas a la burguesía barcelonesa por no implicarse en la defensa de los represaliados de la Semana Trágica en 1909, y por su debilidad en la exigencia al poder central de España, como evidencian sus últimos 21 artículos, publicados en 1911, en los que se alejaba de Prat de la Riba y su Lliga Regionalista. En La espaciosa y triste España escribía: “Esta es nuestra España, sí, la nuestra, la de todos los llamados españoles, y aun la de aquellos que lo son sin ser así llamados: ¡vana ilusión de un nombre!”
Su entierro el 21 de diciembre de 1911 fue un acto multitudinario que demostró la amplia admiración popular que había suscitado como poeta y hombre público. Medio siglo después, en 1960, la revista “Destino” publicó un especial dedicado al centenario de su nacimiento que se convirtió en una eficaz reivindicación de la lengua y la cultura catalanas frente a la represión franquista.
Fue junto a Jacint Verdaguer uno de los poetas preferidos por el joven Joan Miró en quien es destacable la influencia de su simbolismo, especialmente su mitología de la Cataluña cristiana y rural (p.e. la montaña de Montserrat), y su tesis de la unión de la poesía con las demás artes. Así, es evidente la relación entre su poema El mar caçador y la pintura Paisaje catalán (El cazador) de Miró, o en la similitud del pensamiento mironiano con los poemas de El comte Arnau o Joan Garí, en los que se enaltecen las esencias del alma nacional catalana: el amor por la tierra ancestral —‹‹el alma de un pueblo es el alma universal que brota al través de un suelo.›› [Joan Maragall. cit. Marfany. Aspectes del Modernisme. 1975: 115.]—, el sentido de “raza” particular, la fidelidad a la patria a través del idioma. La relación romántica —heredada del poeta Jacint Verdaguer y del romanticismo alemán de Novalis, dos de las lecturas preferidas de Maragall y, cada uno en su momento, del mismo Miró— entre pueblo, espíritu y suelo es un leit-motiv de la literatura catalana modernista y noucentista, y la recoge Miró, quien siempre dirá: ‹‹Hay que pintar pisando la tierra, para que entre la fuerza por los pies.›› [Miró. cit. Dupin. Miró.1993: 20.] Maragall también establece una relación estrecha entre la tierra y el cielo de Cataluña. Junto a Guerau de Liost, Maragall será quien asiente el mito de la montaña de Montserrat (y establecerá su relación simbólica con el templo de la Sagrada Familia de Gaudí [Lahuerta, Juan José. Temple i temps: Maragall i Gaudí. “L’Avenç”, 130 (X-1989) 8-16.]. Como explica Marfany (1975), el pensamiento maragalliano se define por un catalanismo ancestral, enraizado en la tierra:
‹‹Perquè aquest vitalismo “racial té unes determinants objectives en unes forces que brollen de la terra mateixa i que fan del català un home que, per essència, es mira el cel des de la terra i que només pot superar els límits d’aquest materialisme primari a través, justament de l’amor per la realitat més immediata i del seu enfrontament directe amb aquesta realitat; més, del seu arrelament en ella.›› [Marfany. Aspectes del Modernisme. 1975: 120.]
Lubar (1993) considera que Maragall había reconocido en la pintura de Sunyer la misma ideología de los jóvenes noucentistas catalanes: una afirmación irracional, mítica, de la especificidad catalana. Maragall usará un lenguaje —en particular la oposición que establece entre “fatalidad” y “arbitrariedad”— acorde con ese irracionalismo poético. Será un catalanismo espontáneo, para el que la mujer de la Pastoral de Sunyer proponía una concepción mística del nacionalismo catalán como identidad intuitiva guiada por una necesidad interior colectiva. ‹‹En la interpretación de Maragall, Sunyer había construido una potente metáfora de fertilidad y abundancia en la que la mujer/paisaje era vista a la vez como pura fuerza creativa y como la fuente de la identidad nacional catalana, la mujer como personificación alegórica del paisaje catalán.›› [Lubar. El Mediterráneo de Miró: concepciones de una identidad cultural. <Joan Miró 1893‑1983>. Barcelona. FJM (1993): 28.]
Por mi parte, añado que el texto de Maragall bebe sobre todo en los intentos de legitimación de la nación catalana a partir de su especificidad geográfica y paisajística, que eran los argumentos favoritos de los geógrafos nacionalistas franceses del s. XIX, que sobre una base hegeliana, romántica y positivista, habían cimentado la nacionalidad sobre la determinación geográfica: el espacio determina el carácter y la individualidad de los pueblos. Barrés y Maurras retomarán estos argumentos en clave más política a principios del s. XX y su potente influjo será clave en la ideología del noucentismo catalán de la Lliga Regionlista.
Lubar añade que Miró y su círculo se sintieron atraídos por esta visión idílica propuesta por Sunyer y premiada por Maragall:
‹‹Que Miró y su círculo reconocieron las implicaciones nacionalistas de esta transformación alegórica se ve confirmado por la respuesta de Josep Francesc Ràfols al arte de Sunyer en 1915: “Sunyer ha llegado a obtener una interpretación profunda del espíritu de nuestra costa de poniente. Ha sacrificado las gracias del color... en el deseo de penetrar en el seno de nuestra tierra...” [J. F. Ràfols. Col.lecció Plandiura, “Themis, nº 11 (5 de diciembre de 1915) p. 3‑4.]. En esta lectura, Ràfols, buen amigo de Miró, reiteraba el punto de vista de Maragall respecto al paisaje mediterráneo, como madre fecunda que da a luz y nutre al pueblo catalán.›› [Lubar. El Mediterráneo de Miró: concepciones de una identidad cultural. <Joan Miró 1893‑1983>. Barcelona. FJM (1993): 28-29.]
Fuentes:
Internet.
Exposiciones.
<Joan Maragall. La paraula il·luminada>. Barcelona. Palau Moja (14 abril-10 julio 2011).
<Joan Maragall. Advertiments d’amor>. Barcelona. Casa de l’Ardiaca (11 abril-31 octubre 2011).
Libros.
Maragall, Joan. Elogi de la paraula i altres assaigs. Edicions 62. Barcelona. 1994. 205 pp.
Maragall, Joan. Poesia completa. Edició de Glòria Casals y Lluís Quintana. Edicions 62. Barcelona. 2011. 418 pp. Reseña de Castaño, Manuel. La poesia de Maragall rellegida avui. “El País” Quadern 1387 (3-III-2011) 4-5.
Libros de otros.
Abrams, D. Sam. Llegir Maragall, ara. Proa. Barcelona. 2011. 480 pp. Reseña de Castaño, Manuel. La poesia de Maragall rellegida avui. “El País” Quadern 1387 (3-III-2011) 4-5.
Lahuerta, Juan José. Temple i temps: Maragall i Gaudí. “L’Avenç”, 130 (X-1989) 8-16.
Quintana, Lluís (ed.). Amics de l’ànima. Edicions 62. 2022. Compilación de testimonios de amigos y coetáneos. Reseña de Geli, Carles. Joan Maragall: té por la tarde, piano tras cenar. “El País” (6-II-2022).
Artículos.
Sonnabend, Nico Lupo. Barcelona redescubre al Maragall poeta. “El País” (27-IV-2011) 5.
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