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jueves, mayo 08, 2025

Joan Miró en 1917.

Joan Miró en 1917.

Índice.
Joan Miró en 1917. 
Miró ante la revolución de 1917.

Joan Miró en 1917.
La primera gran noticia internacional de 1917 es el estallido de la revolución rusa de febrero, a la que tras una larga crisis sigue en octubre una nueva revolución, esta vez comunista, iniciando el proceso que llevará a la URSS y marcando indirectamente el devenir político español desde este mismo año.
EE UU declara la guerra a Alemania el 2 de abril, lo que llevará a la postre a la definitiva victoria aliada. 
Entretanto, en España se incrementa el malestar económico-social, debido a la inflación ocasionada por la I Guerra Mundial y la guerra de Marruecos, y sigue una grave crisis política, iniciada por los oficiales reunidos en las Juntas de Defensa militar, y continuada por la burguesía catalana desde que Cambó y su Lliga exigen la convocatoria de Cortes, por los radicales republicanos y por el proletariado organizado por los socialistas y los anarquistas. Al cabo se reúne una Asamblea de Parlamentarios que pide a la vez unas Cortes Constituyentes, un pacto republicano y la autonomía catalana. Todo culmina en la huelga general revolucionaria del 13-17 de agosto, que es sometida por el Ejército, con el apoyo de la Iglesia, de los partidos monárquicos y, decisivamente, de la burguesía reformista española, incluida la Lliga catalana, que ha moderado sus pretensiones ante el peligro de una revolución izquierdista. La represión en Barcelona causa 32 muertos, cientos de heridos y 2.000 detenidos (entre ellos Companys) —Miró es soldado en este preciso momento y participa de refilón en estos eventos—. 
Desde este momento el ejército interviene crecientemente en la vida política del país y comienza un periodo de gobiernos de concentración en los que participan casi todos los partidos del sistema, pese a lo cual entre 1917 y 1923 hay trece cambios de gobierno y treinta crisis parciales que agravan la imagen de irreparable crisis de la política española. 
La Lliga padece en medio de la crisis la pérdida de su máximo dirigente: Prat de la Riba muere el 2 de agosto y, después de un interregno, Puig i Cadafalch le sucede el 29 de noviembre en la presidencia de la Mancomunidad. La Lliga colabora ahora en el Gobierno central, en el que Cambó es ministro, sin conseguir por ello una mayor autonomía, lo que promueve que los catalanistas más radicales se alejen de ella. 
Es en este contexto de separación entre los catalanistas conservadores y avanzados, que Miró comienza a alejarse de los primeros, a medida que la represión ideológica vaya cerrando las salidas profesionales a un arte vanguardista e independiente en Cataluña, como pronto comprobarán en sus carnes Torres García, Barradas… y el mismo Miró que ve como su exposición individual de 1918 es denostada por radical en este ambiente retrógrado.
Mientras, en 1917, pese a las dificultades bélicas, la vanguardia se abre paso en Francia y el resto de Europa. En la neutral Holanda, Mondrian y Van Doesburg publican el primer número de la revista neoplasticista “De Stijl” y desarrollan una pintura abstracta geométrica, que llegará a influir en Miró a principios de los años 30. En París, Duchamp escandaliza al enviar un urinario, su ready-made Fontaine, al Salon des Indépendants. El poeta Reverdy publica la revista “Nord-Sud”, que Miró lee con fruición —Reverdy defiende la teoría de la estrecha relación poesía-pintura, que será aprehendida entonces por Breton y Aragon[1]—, mientras Apollinaire estrena el 24 de junio su obra Les Mamèlles de Tirésias, subtitulado “un drame surréaliste”, que será una de las más importantes fuentes literarias de Miró en los años 20. 


Cartel parisino de Parade.

El ballet vanguardista Parade se estrena en mayo en el Thëàtre du Châtelet de París, con música de Satie, guión y dirección de escena de Cocteau, coreografía de Massine, y decoración y vestuario de Picasso; el programa contiene un texto de Apollinaire con la primera referencia al “su-réalisme”; Miró quedará impresionado al contemplar este ballet en el Liceu de Barcelona en noviembre.
Ese mismo mes, fallecen el escultor Auguste Rodin (17 de noviembre) y el pintor Edgar Degas (26 de noviembre), reforzando la sensación entre los jóvenes vanguardistas de que la generación de los grandes impresionistas se desvanece y ellos son el relevo, de lo que se hacen eco las páginas culturales de la prensa. En Barcelona, el escultor Manolo Hugué expone con éxito en las Galerías Layetanas, y un numeroso grupo de artistas y escritores exiliados extranjeros como Arthur Cravan, Albert Gleizes, Marie Laurencin..., se refugia en la ciudad y los pueblos costeros de su entorno[2], al tiempo que Picabia, bajo los auspicios de Dalmau, publica “391”, siendo tanto el grupo anterior como la revista nuevos vehículos de influencia vanguardista sobre Miró y los jóvenes artistas catalanes. 


Un voluntario catalán en el Ejército francés.

Dupin (1993) apunta que esta época bélica no dañó gravemente la viveza intelectual de la ciudad de Barcelona —lo que por nuestra parte es válido si se hace abstracción de la ola conservadora que surge desde mediados de 1917—:
‹‹Entonces, entre todos los jóvenes pintores, escritores y poetas con quienes alternaba Miró, reinaba una efervescencia extraordinaria. Barcelona es ya, en dicha época, un centro cultural y artístico extraordinariamente vivo, con los ojos puestos en París. Francia participa en la primera guerra mundial y todos los catalanes de izquierdas se solidarizan con su causa: 10.000 voluntarios engrosan las filas de los aliados. Añadamos a ello, para los artistas y los escritores, una viva curiosidad por las nuevas tendencias que nacen en París y llegan casi inmediatamente a Barcelona. Se lee y se comenta con pasión “Les Soirées de Paris” que da a conocer a Apollinaire y a Cendrars, así como la revista “Nord‑Sud” de Pierre Reverdy, más cercana al cubismo, que aparecerá en un bodegón de Miró y le dará su título. También se sigue la revista de vanguardia “L’Instant”, dirigida por Pérez y Jorba, para la que Miró dibuja una portada que aparecerá al mismo tiempo en Barcelona y París. Los poetas, entre ellos Apollinaire y Whitman, se traducen al catalán. En el Liceu, en 1917, se pone en escena el ballet Parade, de Satie, Apollinaire y Picasso, que se hizo célebre en Barcelona.››[3]

En este 1917 tan intenso históricamente Miró probablemente vive en Barcelona durante los primeros meses, hasta la primavera, trabajando junto a Ricart en el taller de Sant Pere Més Baix.[4] Probablemente pinta entonces Autorretrato (1917), La publicidad y florero (1917) y Nord-Sud (1917).[5] En este año aumenta su producción y muestra una gran seguridad técnica y estética, incorporando rasgos cubistas, futuristas y elementos simbólicos recurrentes en el resto de su obra (la mujer, la luna, los pájaros).
Establece una relación permanente con Dalmau, que será su marchante en sus primeros años y acude a las veladas vespertinas en su galería[6], un gran punto de reunión de artistas y escritores, donde conoce (es posible que sólo superficialmente) a Gleizes, los Delaunay, Marie Laurencin, Max Jacob y probablemente escucha a Francis Picabia[7], ­aunque parece que no le trata personalmente, y tal vez conozca al crítico Maurice Raynal[8], que será pocos años después uno de sus mejores introductores y defensores en París.
Es una época de forja de amistades importantes, que serán un apoyo fundamental en el transcurso de su vida y su carrera, como explica Giralt-Miracle:
‹‹Les de Miró foren unes amistats profundes i duradores i generalment estaven vinculades a la seva primera joventut. La comprensió i la vivència de l’art facilitaven l’aproximació a Miró, per això no és estrany que els seus amics —artistes i artesans, escriptors i poetes, fotògrafs i arquitectes, atrets i seduïts per la potència del personatge i del seu quefer— esdevinguessin els homes de confiança de les seves grans decisions, als quals consultava sovint.››[9]
En esta época confirma el núcleo fundamental de los amigos a los que se vinculará gran parte de su vida: Prats, Gasch, Artigas, Foix... Entabla amistad en este 1917 con su coetáneo J. V. Foix (1893-1987) cuando ambos coinciden como soldados en la misma leva y acostumbran salir juntos del cuartel; Foix a su vez le introduce en la poesía de vanguardia y le presenta al poeta y crítico Josep Maria Junoy (1897-1955). Es posible que conociera también al joven poeta Joaquim Folguera (1893-1919), amigo y compañero de Foix y Junoy en “La Revista”, pero Folguera murió prematuramente, aunque le dio tiempo a ser un eficaz introductor de las vanguardias francesas.


Sebastià Gasch.

Miró también conoce, muy probablemente en 1917, a Sebastià Gasch (1897-1980), que en 1968 explica: ‹‹Dalmau, en su tienda de la calle del Pino, me lo mostró un día...››[10], destacando del joven Miró su disciplina:
‹‹Al entablar conocimiento con él, uno experimentaba la sensación de que era un maniquí, recién escapado de un escaparate, y que llevaba en los labios la sonrisa comercial que se veía obligado a insinuar ante los transeúntes. Sólo cuando hablaba, lo que sucedía raras veces, desaparecía el muñeco de cartón y afloraba a sus ojos una lucecita de luciérnaga antediluviana. Hablaba muy poco de sí, y cuanto tomaba la decisión de hacerlo, decía cosas completamente anodinas. Llevaba una vida ordenadísima, de una regularidad cronométrica.››[11]


Lola Anglada.
 
Lola Anglada es una de las pocas relaciones femeninas seguras de Miró en esta época. Recuerda su educación artística y su amistad con Miró y demás compañeros de taller:
‹‹D’allí [la Llotja] vaig passar a l’acadèmia de Francesc Galí. Era molt bon mestre, però em va dir. amira, més m’estimaria que no vinguessis més. Vine sempre per amistat, perquè testimo molt, però com a deixebla, no. Jo més aviat et desoriento. Tu ja tens el teu camí obert, la teva manera de pensar..., no en tinguis més de mestres. Fes-ho tu sola.” I no hi vaig anar més.
Llavors coneixia ja en Miró, en Ricart, en Ràfols..., i vam decidir posar un estudi en comú, un taller, a un pis que el pare va trobar a l’avinguda Claris. Allí trevallàvem molt, fins que ens va agafar la dèria d’anar a París. A en Joan Miró i a en Ricart els vaig arreglar el viatge jo, des d’aquí. Tenia una amiga francesa, el pare de la qual regentava un hotel i els hi vaig adreçar.
Més tard, jo mateixa hi vaig anar, a París, cap a l’any vint-i-dos o vint-i-tres.››[12]
Lola Anglada nunca se casó, aunque tuvo pretendientes, en especial compañeros del taller y entre ellos parece bien probable que se contara Miró, pues ella misma, comentando algunas declaraciones amorosas que recibió en aquella época dejó entrever que rechazó una propuesta suya:
‹‹Si m’hagués casat no hauria pogut fer tot el que he fet: Una dona casada ha de viure per a la família. Tenir un art i ésser casada no pot ésser. Art i matrimoni són enemics. I no em dol, no. Al contrari, si fos casada se me’n va el cap. Tants com m’han volgut... Mare de Déu! Si fes una llista... Fins i tot m’havien demanat al meu pare sense dir-me res a mi. Quan pensava amb els fills... (...) Hi havia amics meus que venien a pintar amb mi. Mho deien: En tal, et va al darrera.” Un dia un amic meu [la referencia a Miró, por su manera de hablar, es evidente] em diu: Escolta, jo testimo molt. El que et diré tho has de pensar molt. Què testimes més, el dibuixar o jo?” De seguida li vaig dir: El dibuixar”. Ell que em fa: “com es que ho dius tan de pressa?”. I li responc: “com que em dónes a triar, senyal que no mestimes, o sigui que tu a casa teva i jo a la meva!”.
Una altra vegada, el pare dun pretendent meu [otra vez reconocemos las maneras de los Miró] em diu: Escolta, que no testimes el meu fill?” I jo li vaig respondre: “miri, si el seu fill em veu a mi de la mateixa manera que dibuixa estic ben fotuda!”. No, el matrimoni no era per a mi.››[13]
El mismo Miró parece expresar su pasión espiritual por la joven (su “Beatrice”) un tanto herméticamente en una carta a Ricart de septiembre de 1917: ‹‹(...) en vaig anar les dos tardes dels dos dies que vaig ser a Barcelona, a veure a la nostra amiga Lola A. a Tiana. (...) allunyat como el Dant de la realitat (vas entenent tot això?) m’han reclós dintre mi, i a mida que m’he anat tornant un escèptic en tot lo que’m voltava, m’he anat acostant a Déu, als Arbres i Muntanyes, i a Amistat. Un primitiu com aquella gent de Ciurana i un enamorat com el Dant. (...)››[14]


Catálogo de *<Exposition d’Arts Français> en Barcelona (1917).

Pinta en abril el Retrato de Vicenç Nubiola, y acude asiduamente a la fábrica de chocolate Cunill, donde se reúnen varios amigos. Miró visita en el Palau de Belles Arts de Barcelona la enorme *<Exposition d’Arts Français> (23 abril-1 julio 1917) organizada por Vollard, donde figuran entre otros Daumier, Courbet, Degas, Manet, Gauguin, Cézanne, Monet, Seurat, Toulouse-Lautrec, Bonnard, Vuillard, Redon y Matisse.[15]
Desde esta época lee con mucha más frecuencia poesía francesa de Baudelaire, Mallarmé, Rimbaud, Verlaine, Apollinaire (Le Poète assassiné durante el servicio militar a finales de año)... y revistas de vanguardia catalanas y francesas a las que tuvo probable acceso como “Les Soirées de Paris” (1913-1914), “Sic” (1916-1919), “Nord-Sud” (1917), “391” (1917).[16]
Pasa el verano en Mont-roig, y visita Siurana, Prades, Cornudella y Cambrils.[17] Inicia la realización de 14 pinturas.[18] Son obras de predominio fauvista, durante el verano: paisajes de Mont-roig y los pueblecitos vecinos, como Prades —Prades, el pueblo (1917)—, Siurana, Cornudella, Cambrils, Vilanova; bodegones, retratos de amigos y conocidos, su primer autorretrato y asimismo su primer desnudo de una mujer sentada.
Cumple en Cataluña su tercer y último periodo de servicio militar. Primero durante unos días de agosto, en los que, aunque Miró no dispara, su regimiento participa en la represión de la revolución, que se había desarrollado en Sabadell como una huelga general durante los días 13-20 de agosto.[19] Esta participación de Miró se desarrollaría hacia el 18-25 de agosto, pues el 18 llega a Barcelona[20] y en pocas horas podía estar ya en la muy cercana ciudad de Sabadell, donde está con seguridad a partir del 19[21], y hacia el 25 ya está de vuelta en Mon-roig[22]. Después del 26 ya viaja a Cambrils.[23] El 13 de septiembre escribe desde Mont-roig a Ràfols sobre las pinturas, la mayoría paisajes, que está pintando.[24] Hacia el 30 de septiembre a medianoche llega en tren a Barcelona, a tiempo para incorporarse al servicio militar, y ese mismo día se encuentra con su amigo Ramon Sunyer en el Passeig de Gràcia.[25]
Acaba de cumplir el servicio entre el 1 de octubre y el 31 de diciembre.[26] En este tiempo lee a Apollinaire[27] y, en el Ateneo de Barcelona, las cartas de Van Gogh[28]. Continúa pintando con Ricart en el taller de Sant Pere Més Baix[29], para preparar la exposición en las Galeries Dalmau para febrero de 1918.[30]


Fragmento del ballet Parade. 2:48. [https://www.youtube.com/watch?v=_Chq1Ty0nyE]  

El 10 de noviembre asiste a la representación de los Ballets Rusos de Parade, en el Liceu de Barcelona.[31] Cuenta con decorados de Picasso, a quien tal vez sólo le presentan brevemente[32]; probablemente, también asiste a las representaciones de El pájaro de fuego y de Cleopatra; su interés por la danza se plasma en sus primeros dibujos de bailarinas.
Finalmente, visita en las Galerías Dalmau la exposición <Rafael Barradas> (1-15 diciembre 1917), al mismo tiempo que otra de Torres García.

NOTAS.
[1] Grant, Kim. Surrealism and the Visual Arts. Theory and Reception. 2005: 32-34.
[2] Falgàs, Jordi. Gleizes and Picabia at Galeries Dalmau: Too Green for Our Teeth. *<Barcelona and modernity. Picasso, Gaudí, Miró, Dalí>. Cleveland. Cleveland Museum of Art (2006-2007): 319-327. Una lista de artistas venidos a Cataluña en p. 319, destacando que casi todos llegaron entre finales de 1915 y la primavera de 1916.
[3] Dupin. Miró. 1993: 47-48.
[4] Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 319, n. 43. Se queja de que no hay suficiente documentación para precisar dónde estuvo en el invierno-primavera 1917. Apunta sólo que Miró y Ricart compartirían el taller de Sant Pere Més Baix basándose en dos documentos, una tarjeta postal de Miró a Ricart. Barcelona (junio o julio 1917) BMB 453, y una carta (sin fecha, posiblemente de 1-X-1917) BMB 452.
[5] Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 319.
[6] Lubar. Joan Miró Before The Farm, 1915‑1922: Catalan Nationalism and the Avant‑Garde1988: 73, n. 32, basándose en Joan Miró, vida y testimonio. 1975: 119. / Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 45, y apunta una declaración de Miró a Raillard. Ceci est la couleur de mes rêves. 1977: 19. / Raillard. Conversaciones con Miró. 1993: 24.
[7] Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 46, señala que quizás se conocieran entonces Miró y Picabia. La nota que acompaña es muy prolija en detalles sobre esta cuestión abierta, porque la mayor parte de la historiografía y el propio Miro coinciden en datar su encuentro en 1917, pero los documentos lo postergan hasta un decenio.
Coinciden en fechar un primer encuentro en 1917: Dupin. Miró. 1962: 64, 494, que considera que Dalmau le presentó a Picabia y Raynal, pero en conversación con Umland en marzo de 1992 precisó que Miró sólo le dijo que había visto al primero a finales de los años 10 [Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): n. 46, p. 346.]. Rubin. <Miró in the collection of The Museum of Modern Art>. Nueva York. MoMA (1973-1974): 113, n. 24, apunta también un primer encuentro en 1917. / Barbara Rose. <Miró in America> (1982): 13, coincide. / Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews1986: 22, data el primer encuentro en 1917, cuando Picabia publicaba “391” en Barcelona. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens. 1995: 30, elimina la referencia a Picabia, probablemente haciéndose eco de las primera dudas bien fundamentadas. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 43, tampoco lo menciona. / Malet. Obra de Joan Miró. FJM. 1988: 466.
Son escépticos sobre un primer encuentro en 1917: Lubar. Joan Miró Before The Farm, 1915‑1922: Catalan Nationalism and the Avant‑Garde1988: 73, n. 32, se refiere a la carta de Miró a Picabia. París (10-VI-1925) en la que precisa que espera conocerle. / Combalía. El descubrimiento de Miró. Miró y sus críticos, 1918-1929. 1990: 45. / M.L. Borràs en conversación con Lanchner [Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): n. 46, p. 346.]. Cabe añadir a Dupin y Rowell, que han cambiado de opinión y, como Umland, ya sugieren que tal vez en 1917 había sólo una presentación personal, sin una relación.
[8] Dupin. Miró. 1962: 64, considera que Dalmau puso en contacto a Miró y Raynal, pero que su primer encuentro fue en el primer viaje a París (entonces consideraba que 1919, y actualmente en 1920). Rowell informa en sus tres versiones que Dalmau les presentó en 1917. [Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews. 1986: 22. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens. 1995: 30. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 43.] Miró le contó a Brassaï que fue Picasso quien le presentó a Raynal [Brassaï. The Artists of My Life. 1982: 143.], lo que lo dataría en 1920 o incluso en 1921, cuando debieron concidir necesariamente porque Raynal le escribió el prefacio para su exposición en La Licorne. Por su parte, Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 46, apunta que es posible su contacto en 1917.
[9] Giralt-Miracle, Daniel. Les energies” vitals i creatives de Joan Miró. 1993: 12.
[10] “Tele-Expres” (20-XI-1968).
[11] Gasch. Cuaderno “Cobalto”, nº 2 (según Cirlot es el nº 5). Surrealismo. Barcelona. 1948. Cit. Cirlot. 1949: 10. / Gasch, S. Los comienzos de Joan Miró. “ABC” (1-X-1964) 65. Se explaya sobre su encuentro en 1918 en el Cercle de Sant Lluc y destaca su modestía y su dificultad para dibujar. / Gasch, S. Las pinturas murales de Torres García, recuperadas. Evocación de un ambiente y de un gran artista irascible. “ABC” (22-IV-1966) 85. Evoca a Miró, rechoncho, en el Cercle de Sant Lluc, como el alumno más asiduo a las clases de dibujo.
[12] Canals, Enric. Conversa amb Lola Anglada. “LAvenç”, 13 (II-1979) 14-18. Cit. 15. Los Canals han deslizado un error sobre las fechas de su viaje a París, que según ellos sería hacia 1918: ‹‹comparteix un estudi amb Joan Miró o Enric Ricart, fins que als vin-i-dos anys (sic) marxa a París.›› [Canals, Josep; Canals, Enric. Barcelona vista per Lola Anglada. “L’Avenç”, 12 (I-1979) 66-71. Cit. 66]. Probablemente, es un error de erudición, porque aparte del recuerdo de Anglada está el hecho de que en la correspondencia de sus amigos no figura noticia alguna de que esté en París en 1918-1921, además de que es improbable que fuera a Francia tan pronto. En cuanto a la época en que trabajó con el grupo Courbet al menos es 1916-1919, pues Ràfols explica que en enero de 1919 Lola Anglada está trabajando en el grupo, dibujando muy bien; y que no ha visto a Miró. [Carta de Ràfols a Ricart. Barcelona (3-I-1919) BMB].
[13] Canals, Enric. Conversa amb Lola Anglada. “L’Avenç”, 13 (II-1979) 14-18. Cit. 17-18. Es muy probable que Miró fuera el primer pretendiente al que se refiere ella, porque concuerda plenamente con su manera de hablar y sus ideas sobre la mujer. Más allá de estas declaraciones, si hubo una relación esta fue breve e imposible, porque él no tenía aún dinero para mantener una familia. Anglada, ya anciana, dejará entrever en declaraciones privadas que eran amantes (el término no implica necesariamente tener relaciones íntimas), lo que se ha aceptado como cierto por algunos especialistas.
[14] Carta de Miró a Ricart. Mont-roig (domingo, IX?-1917). 2 hojas. BMB 449.
[15] Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews. 1986: 22-23. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens. 1995: 30. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones2002: 43. / Lubar. Joan Miró Before The Farm, 1915‑1922: Catalan Nationalism and the Avant‑Garde1988: 88, 256. / Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 47.
La exposición se conoció como Exposición de Arte Francés, pero en el catálogo de la muestra se publicó en la Librairie Française con el título *<Exposition d’arts français, 1917>, promovida por la Municipalité de Barcelona, y los carteles indican Arts français, por lo que se traduciría con más precisión como “Artes francesas”, el nombre usado por Rémi Labrussse y Véronique Dupas en *<MiróMatisse: Más allá de las imágenes>. Barcelona. FJM (2024-2025): 24 y 160. Algunas fuentes la datan por error en 1916, como Risatti, Howard. Miró & Dubuffet. *<Dubuffet. Miró: Selections from the Acquavella Collection>. Reno. Nevada Museum of Art (1997): 14.
[16] Rowell apunta que leía poesía y revistas de vanguardia catalanas (da una breve lista)y francesas como “Les Soirées de Paris” de Apollinaire, “Sic” y “Nord-Sud”. [Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews. 1986: 7. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens. 1995: 15. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 25.] Lubar explica lo mismo [Lubar. Joan Miró Before The Farm, 1915‑1922: Catalan Nationalism and the Avant‑Garde1988: 256] Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 44, resume que leía poesía catalana y francesa de vanguardia y las revistas “Sic” y “Nord-Sud”. Por su parte, Laugier; Beaumelle; Merly. Chronologie 1917-1934. <Joan Miró 1917-1934. La Naissance du monde>. París. MNAM (2004): 301, señalan que leía revistas francesas y catalanas de vanguardia en las Galerías Dalmau en el último trimestre de 1917, mientras acababa el servicio militar. Lax; Bordoy. Cronología, en AA.VV. Miró. Fundació Pilar i Joan Miró a Mallorca. 2005: 509, n. 60, asumen el parecer de Laugier; Beaumelle; Merly.
[17] Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews. 1986: 23, limita las visitas a Siurana, Prades y Cambrils, sin Cornudella. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens. 1995: 30, idem / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones2002: 43, idem. / Lubar. Joan Miró Before The Farm, 1915‑1922: Catalan Nationalism and the Avant‑Garde1988: 256, 293. / Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 48, que apunta un viaje a Cornudella de acuerdo a una carta de Miró a Ricart. Mont-roig (sin fecha, ¿26-VIII-1917) BMB 449.
[18] Carta de Miró a Ricart. Barcelona (lunes, ¿1-X-1917?) BMB 452. [Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews. 1986: 52, da esa fecha como probable. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens. 1995: 62, precisa la fecha como segura, en atención a que Miró empezaba entonces el servicio militar. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 88, idem.
Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 49, que apunta que no es segura la fecha de finalización de Prades, el pueblo, de acuerdo a una carta de Miró a Ricart. Barcelona (¿19-VIII-1917?) BMB 448, y Rudenstine. Peggy Guggenheim Collection, Venice. 1985: v. II, 518.
[19] *<Homage to Barcelona. The city and its art. 1888-1936>. Londres. Hayward Gallery (1985-1986): 299. / Lubar. Joan Miró Before The Farm, 1915‑1922: Catalan Nationalism and the Avant‑Garde1988: 64 (n. 2), 256. / Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 50, que cita dos artículos de la época de M. Sarmiento. En Sabadell. “La Publicidad”, Barcelona, v. 40, nº 13785 (19-VIII-1917) 4; La huelga general. “La Publicidad”, Barcelona, v. 40, nº 13787 (21-VIII-1917) 3.
[20] Carta de Miró a Ricart. Barcelona (domingo, que sólo puede ser 19-VIII-1917) BMB 448. Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 51, concluye que Miró llegó a Barcelona el 18 de agosto.
[21] Carta de Miró a Ricart. Mont-roig (domingo, ¿26-VIII-1917?) BMB 449. [Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 52.]
[22] Carta de Miró a Ricart. Mont-roig (domingo, ¿26-VIII-1917?; es el único domingo de agosto en 1917-1919) BMB 449. [Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 53, que apunta que Miró escribe que llegó a Mont-roig el día anterior.
[23] Carta de Miró a Ricart. Mont-roig (domingo, ¿26-VIII-1917?) BMB 449. [Lubar. Joan Miró Before The Farm, 1915‑1922: Catalan Nationalism and the Avant‑Garde1988: 256, 308. / Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 54.
[24] Carta de Miró a Ràfols. Mont-roig (13-IX-1917). [Soberanas; Fontbona. Miró. Cartes a J.F. Ràfols, 1917/19581993: 19. / Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews1986: 50. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens. 1995: 60. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 86. / Cit. Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 55.]
[25] Carta de Miró a Ricart. Barcelona (lunes, ¿1-X-1917?) BMB 452. [Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews. 1986: 52, y nota sobre fecha de la carta en 308, n. 15. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens. 1995: 61. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 88. / Combalía. El descubrimiento de Miró. Miró y sus críticos, 1918-1929. 1990: 39-40, 40-41 (n. 24), la data hacia II.1918. / Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 56, apunta que es más probable de octubre, porque Miró escribe que todavía está haciendo el servicio militar, que acabó el 31 de diciembre.
[26] El inicio de este periodo el 1 de octubre se concluye de las cartas de Miró a Ràfols (13-IX-1917) y a Ricart. Barcelona (lunes, ¿1-X-1917) BMB 452. [Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews1986: 52. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens. 1995: 61. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 88.] Rowell se basa en ellas para datar su último periodo de servicio militar en 1 octubre-31 diciembre 1917 [Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews. 1986: 22-23. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens1995: 30. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 43.] Su opinión la acepta Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 57. El final de su servicio militar el 31 de diciembre se concluye de una carta de Miró a Ricart. Barcelona (30-XII-1917). [Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews. 1986: 23. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens. 1995: 30. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 43. / Cit. Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 63.]
[27] Raillard. Ceci est la couleur de mes rêves. 1977: 49. / Raillard. Conversaciones con Miró. 1993: 60. / Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews1986: 23. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens1995: 30. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 43. Cit. Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 59.
[28] Carta de Ràfols a Ricart (19-X-1917). [Lubar. Joan Miró Before The Farm, 1915‑1922: Catalan Nationalism and the Avant‑Garde1988: 79-80 (n. 47). Cit. Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 61.]
[29] Carta de Miró a Ricart. Barcelona (lunes, ¿1-X-1917) BMB 452. [Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews. 1986: 52. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens. 1995: 61. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 88. / Lubar. Joan Miró Before The Farm, 1915‑1922: Catalan Nationalism and the Avant‑Garde1988: 284. /Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 58.
[30] Carta de Miró a Ricart. Barcelona (lunes, ¿1-X-1917) BMB 452. [Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews. 1986: 52-53. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens1995: 61-63. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 88-90. / Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 60, apunta que la trad. de Dupin. Miró. 1962: 61 es diferente de la de Rowell.]
[31] Lubar. Joan Miró Before The Farm, 1915‑1922: Catalan Nationalism and the Avant‑Garde1988: 142, 256. Cit. Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 62. Los Ballets Rusos habían estado en Barcelona entre el 23 y el 30 de junio y volvieron en el otoño, cuando Miró acudió a ver la presentación del ballet Parade. [https://ca.wikipedia.org/wiki/Parade_%28Satie%29]
[32] Informan que Miró conoció a Picasso entonces Brassaï. The Artists of My Life. 1982: 142-143. / Cabanne. Pablo Picasso: His Life and Times. 1977: 193. Por contra, Miró especifica que no le conoció entonces en dos declaraciones: Melià. Joan Miró, vida y testimonio. 1975: 131. / Raillard. Ceci est la couleur de mes rêves. 1977: 50. y Raillard. Conversaciones con Miró. 1993: 61. Lubar concluye que Miró le conoció en París [Lubar. Joan Miró Before The Farm, 1915‑1922: Catalan Nationalism and the Avant‑Garde1988: 176, n. 29. Cit. Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 320, n. 62.] Para un estudio más profundo véase el apartado de la relación personal Miró-Picasso de esta investigación, que no incluimos aquí porque afecta a sus relaciones familiares, que escapan de los límites cronológicos. 

Miró ante la revolución de 1917.
1917 es uno de los años clave en la historia contemporánea de Cataluña.[1] Es el año previo al fin de la Gran Guerra, el del triunfo de la Revolución Rusa, y es también el de una frustrada revolución en España. Durante la infancia de Miró, Barcelona había experimentado en 1909 un primer conato revolucionario, la “semana trágica”. El enfrentamiento entre las clases sociales perduraría hasta el trágico choque de la guerra civil de 1936-1939, en que uno de los bandos aplastó decisivamente al otro. En medio se sucedieron los embates y el único en el que Miró participó en alguna medida fue esta revolución de 1917 de la que conocemos su experiencia personal por su correspondencia.
La crisis de 1917 fue una reforma frustrada de la derecha y una revolución frustrada de la izquierda. España se había dividido ante la Gran Guerra en dos bandos: francófilos (progresistas) y germanófilos (conservadores), aunque la mayoría era neutralista. La economía se benefició enormemente de la demanda bélica de los aliados, a cambio de un fuerte aumento de los precios de los productos de primera necesidad, una inflación que agravaba el malestar social ocasionado por la duradera guerra de Marruecos. Además, en febrero de 1917 había estallado la primera revolución rusa, lo que sirvió de modelo de referencia.
Todos los grupos inquietos del momento parecen a punto de unirse para derribar la monarquía en crisis y se promueve así una grave crisis política, en la que cada una pretende objetivos diferentes e incluso contrapuestos. La inician los oficiales (reunidos en las Juntas de Defensa militar, abogan por una mejora de su status económico y social), la siguen la burguesía industrial y mercantil vasca y especialmente la catalana encarnada en la Lliga (Cambó conspirará con las Juntas de Defensa y exigirá la convocatoria de Cortes, con vistas a una república burguesa), por los radicales republicanos (que exigen el fin de la monarquía) y por el proletariado (socialistas del PSOE y la UGT, anarquistas de la CNT y la FAI), que defienden un régimen revolucionario en lo social), pero al final el ejército y la burguesía se separaron de los republicanos y del movimiento obrero, por temor a la subversión.
En concreto, el encarcelamiento en el castillo de Montjuïc de varios jefes y oficiales de la guarnición de Barcelona implicados en las Juntas de Defensa provocó una amenaza de sedición militar el 1 de junio, que cedió al ser liberados los arrestados, a costa de caer el gobierno García Prieto.
El 5 de julio una autoconstituida Assemblea Catalana, formada por los diputados y senadores catalanes, dirigidos por Abadal i Vinyes (presidente de la Lliga) solicitó una ampliación de la autonomía. Sus peticiones fueron ignoradas por el gobierno central, por lo que volvió a reunirse como Assemblea de Parlamentaris, el 19 de julio, en medio de una gran tensión ciudadana.
En plena vorágine, el 1 de agosto moría Prat de la Riba, quedando acéfala la Mancomunidad hasta que le sucedió Puig i Cadafalch, que no consiguió mantener el consenso en la Lliga. Todo culminó con la huelga general revolucionaria del 13-17 de agosto, sometida por el Ejército, con el apoyo de los partidos monárquicos y de la burguesía. La caída del gobierno Dato coincidió con otra Assemblea de Parlamentaris, y la confusa situación se resolvió con la formación de un gobierno de concentración presidido por García Prieto, en la que obtuvieron carteras los catalanes Joan Ventosa y Felip Rodés, en representación de la Lliga, entre las críticas del ala más radical del catalanismo, que en 1922 formará Acció Catalana, liderada por Antoni Rovira y Jaume Mates i Bofill, y que incluye a gente muy diversa desde la extrema derecha el nombre del partido era una referencia a la reaccionaria Action Française hasta republicanos que se consideraban progresistas, una escisión que erosiona la hegemonía hasta entonces incontestable de la Lliga.
Comienza un periodo de gobiernos de concentración en los que intervienen casi todos los partidos del sistema, pero entre 1917 y 1923 hay trece cambios de gobierno y treinta crisis parciales, lo que produce una imagen de irreparable crisis en la política española. Además, desde este momento el ejército vuelve a intervenir activamente en la vida política del país.
A Miró la situación política del momento le preocupa, pues tiene conciencia de que el sistema político está a punto de saltar, pero él no toma partido, sino que se refugia en la tranquilidad de Mont-roig y se concentra en su obra artística, sólo comprometido con el arte, como demuestra en una carta a Ricart, en Mont-roig, en agosto de 1917, en la que informa que ha recibido una carta de Llorens Artigas (dándole los detalles de la última revuelta popular en las calles de los suburbios de Barcelona) y apenas deja traslucir su deseo de una mejora de la situación política.[2]
Lubar resume así la distante vivencia por Miró de estos acontecimientos:
‹‹Miró, que a la edad de 24 años estaba terminando el servicio militar obligatorio como miembro de una unidad de reserva de infantería, experimentó personalmente los acontecimientos llenos de tensión de agosto de 1917. Su batallón fue llamado a la acción en Barcelona justo después de que la sublevación hubiera sido reprimida. Antes de volver al campo donde había estado pasando las vacaciones de verano, Miró le comentó a Enric Ricart el alivio que sentía por no haber tenido que intervenir en la lucha: “(...) creo que no podré disparar ni un tiro, eso de disparar contra el pueblo es repugnante. Si se tratara de una guerra de altos ideales, iría de buen grado (..)”[3]. Alrededor de una semana más tarde, Miró abandonó Barcelona para comenzar de nuevo el trabajo en su casa de campo, cerca de Tarragona.››[4]
Su correspondencia informa con cierto detalle. En agosto le llaman de urgencia a su unidad militar, con la que vive los postreros rescoldos del conflicto, que describe en una carta escrita en Barcelona unas semanas después a Ricart, en la que revela que fue destinado a operaciones de orden público en el Regimiento de Infantería Vergara, nº 57, 1r Batallón. 4 Compañía (de ametralladoras). Parece que no participó directamente en los combates, lo que le alegró sobremanera porque no quería disparar contra el pueblo, aunque no le repugnaba una guerra de más altos ideales, como la europea:
‹‹Estimat amic: Aquesta vegada t’escric assegut a una taula de la meva companyia d’ametralladores.
Des d’ahir que’m trobo incorporat i he arrivat quan tot està enllestit, i sofocat el moviment revolucionari, així és que’m crec que no podré disparar ni un tret; això de disparar contra el poble és clar que és repugnantSi’s tractés de una guerra d’alts ideals jo me n’hi aniria de bon grau com Boccioni i altres futuristes italians.
El meu batalló no s’ha mogut de Barcelona, en canvi el segon batalló ha operat a Sabadell, amb gran fermesa.
A veure si dintre pocs dies me deixen marxar novament a Prades, a acabar unes teles que en dos o tres sessions estarien llestes, i després anar a acabar de passar l’estiu a Mont-roig.
Molts records a n’en Sala i a n’en Gumà i tu reb una encaixada de ton amic que no et pot escriure més per manca de llapis. Miró››.[5]
En otra carta dirigida a Ricart, escrita en Mont-roig otro domingo, seguramente ya en septiembre, explica que ya ha acabado otra parte de su servicio y se explaya sobre algunos de los hechos más terribles de la revuelta.
‹‹Estimat amic: Des d’ací que em trobo altra vegada aquí, després d’haver-me deixat anar els “milis”. Suposo hauràs rebut una carta meva que et vaig escriure desde Barcelona, al l’arribar a la companyia per agafar el fusell. Afortunadament no he tingut novetats; els primers dies de la revolta el meu batalló era a Barcelona, encarregat de la vigilància de la capital, mentre el segon batalló era a Sabadell, mesurant-se-les de valent amb la gent d’allí. La companyia d’aquest batalló que entrà en foc tingué 8 ferits i 2 morts; sortosament l’artilleria arriva a temps per ajudar-lo, de lo contrari haguera tingut moltes baixes. Després la meva companyia rebé l’ordre d’anar a rellevar la força que estava a Sabadell, i allà anarem. A l’arribar nosaltres ja s’havia acabat tot, no tinguent que disparar; tan sols, el fusell, i sofrint tan sols les molesties que l’anar en companyia representa.››[6]
En esta carta no expresa simpatía alguna por los revolucionarios, antes bien, guarda su lealtad hacia sus camaradas del regimiento, que habían reducido las bajas propias gracias al uso de la artillería contra los revoltosos. Es más, frivoliza abiertamente sobre las ventajas de ser soldado: ‹‹Una cosa memorable per mi i digne de que la sapigues [subrayado de Miró]. Mentres he estat soldat, aquests dies he estat de guerra, he cobrat 0,40 diàries i dret a menjar ranxo. En fi, m’he guanyat la vida, així és que ja em puc casar. Quant et guanyaràs tu 0,40 pts diàries fent ninots? Surt més a compte ser soldat que pintor.››[7] Continúa con unas frases de índole privada (relacionadas con su amiga Lola Anglada) y Miró apunta su decisión de alejarse de la realidad, como un Dante, para alcanzar una pura relación mística con la naturaleza. Pero no puede interpretarse como un alejamiento por motivos políticos (como el del poeta respecto a Florencia), sino profesionales (la dificultad de abrirse camino como artista) y amorosos (la ausencia de su amada):
‹‹Quan els milis me van deixar marxar en vaig anar les dos tardes dels dos dies que vaig ser a Barcelona, a veure a la nostra amiga Lola A. a Tiana. (...) La vida solitària a Ciurana, el primitivisme d’aquella gent admirable, el meu treball intensíssim, i més que tot el meu recolliment espíritual, el viure jo un món fill del meu esperit i la meva ànima, allunyat como el Dant de la realitat (vas entenent tot això?) m’han reclós dintre mi, i a mida que m’he anat tornant un escèptic en tot lo que’m voltava, m’he anat acostant a Déu, als Arbres i Muntanyes, i a Amistat. Un primitiu com aquella gent de Ciurana i un enamorat com el Dant. (...)››[8]
Precisemos que esta actitud escéptica suya ante el progresismo radical no era extraña entre los artistas e intelectuales modernos. No podemos asociar sin más modernismo y ni siquiera vanguardismo artístico con progresismo político, pues, por ejemplo, la mayoría de los artistas impresionistas y nabis eran políticamente reaccionarios (Renoir, Rodin, Cézanne, Degas, Denis... eran militantes anti-Dreyfus y se declaraban antisemitas).
Miró se relacionará en esta época con los Ricart, Ràfols, Junoy, Foix... un grupo de intelectuales muy ecléctico, atraídos por la estética de la revolución, pero que en el fondo eran conservadores en sus soluciones políticas y en algunos casos coquetearon y en otros cayeron en el pensamiento reaccionario. Es lo que ocurrió con el fascismo italiano, henchido con futuristas, anarquistas, sindicalistas y ex-socialistas como el mismo Mussolini. Otros jóvenes intelectuales ya advertían de este peligro, como Josep Pla, que en el periodo 1917-1924 se sitúa en contra de la ideología pro-Maurras de Foix, Junoy, Carbonell y otros vanguardistas catalanes que preconizan el autoritarismo y el catolicismo militante.[9] Esta atracción, era mucho más intensa en la generación novecentista de D’Ors, estrechamente ligada al pensamiento de Maurras y Barrès. Como apunta Minguet (2009), la primera acogida favorable de Miró por Foix, Junoy o D’Ors partía de un equívoco, puesto que estos pensaban en una renovación del novecentismo para la que podían ser útiles Miró y sus compañeros de la Agrupació Courbet, y sólo en este contexto proclamaron en 1918 que Miró era uno de “los nuestros” (Foix), “el más fauve pintor catalán” (Junoy) o un pintor cercano al arte institucional “en las antípodas del impresionismo”.[10] De ningún modo podían promover los nuevos derroteros mironianos a partir de su viaje a París en 1920.
En realidad, la conexión vanguardia-progresismo sólo se establece de un modo general hacia la época final de la Gran Guerra, cuando se evidenció la quiebra de los valores tradicionales de la sociedad europea y que la construcción de un mundo nuevo exigía un cambio integral en todos los campos humanos, desde la política al arte. Es sólo después del fracaso revolucionario en España, que Miró inicia un cambio en su opinión política en un sentido más progresista y es probable que una causa de este cambio es su relación con los intelectuales más radicales del círculo de Dalmau, como el socialista anarquista Salvat-Papasseit, donde comprende que sus ideales de independencia artística y transgresión estética se enlazan con el progresismo democrático, así como que la plena realización del sueño de un verdadero arte (y cultura) nacional catalán exigen un cambio trascendental en la política y la sociedad españolas.
Pero Miró también tiende hacia el aislamiento, debido a una cierta prevención ante los excesos y al desencanto hacia la eficacia de la acción política —a lo que se añadirá pronto su frustración personal por el fracaso de su exposición individual en Can Dalmau, que achacará en parte al gusto conservador de la burguesía—, en un proceso de desengaño similar para otros jóvenes intelectuales catalanes que apoyaban a la Lliga y que se sienten engañados por su “traición”, mientras fracasan las peticiones de mayor autonomía catalana y se incrementa la conflictividad social, hasta la huelga de la Canadiense (febrero-marzo 1919) que se solapa con una huelga general (marzo-abril), al tiempo que comienza el “pistolerismo”, un auténtico terrorismo mutuo entre empresarios y sindicalistas. Fruto de este pesimismo es, por ejemplo, que Carner reduce la frecuencia de sus comentarios políticos en “La Veu de Catalunya” y comienza un proceso que le llevará en 1922 a la escisión de la Unió Catalana, junto a Bofill i Mates. Llorens Artigas, por su parte, tras un tiempo de colaboración con Salvat-Papasseit, se inclina hacia un radicalismo utópico y sin esperanza. Miró, en suma, sufre una desilusión que le distancia de la política por lo que jamás militará en una organización.

NOTAS.
[1] Sobre este tema uso sobre todo un resumen de Fontbona, F. El “Noucentisme” y otras corrientes postmodernistas, en Ainaud et al. Cataluña. 1978. v. II: 276-277. Sobre el debate político y social de entonces en Cataluña véase Dossier: Catalunya davant el món en guerra (1914-1919). “L’Avenç”, 69 (III-1984) 30-79. Entre las memorias de sus contemporáneos destaca la vivencia de la revolución en Josep Maria de Sagarra, Memòries (1954): 381 y ss.
 [2] Carta de Miró a E.C. Ricart. Mont-roig (VIII-1917). Reprod. Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews. 1986: 50. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens1995: 59. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 83-85. Hay una fotografía (nº 4) en la versión de 1986 de Miró con sus compañeros de servicio militar.
[3] Carta de Miró a Ricart. Barcelona (domingo, VIII o IX-­1917). BMB 448.
[4] Lubar. El Mediterráneo de Miró: concepciones de una identidad cultural. <Joan Miró 1893‑1983>. Barcelona. FJM (1993): 26.
[5] Carta de Miró a Ricart. Barcelona (domingo, VIII o IX-1917). BMB 448.
[6] Carta de Miró a Ricart. Mont-roig (domingo, IX?-1917). 2 hojas. BMB 449.
[7] Carta de Miró a Ricart. Mont-roig (domingo, IX?-1917). 2 hojas. BMB 449.
[8] Carta de Miró a Ricart. Mont-roig (domingo, VIII-1917). 2 hojas. BMB 449. ‹‹Cuando los milis me dejaron marchar las dos tardes de los dos días que estuve en Barcelona, a ver a nuestra amiga Lola A. en Tiana (...) La vida solitaria en Ciurana, el primitivismo de aquella gente admirable, mi trabajo intensísimo, y más que nada mi recogimiento espíritual, el vivir yo en un mundo hijo de mi espíritu y de mi alma, alejado como Dante, de la realidad (¿vas entendiendo todo eso?) me han recluido dentro de mí y, a medida que me he vuelto escéptico en todo lo que me rodeaba, me he ido acercando a Dios, a los Árboles y Montañas, y a la Amistad. Un primitivo com aquella gente de Ciurana y un enamorado como Dante(...)›› [cit. Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews. 1986: 50. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens1995: 59. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 84-85.]
[9] Panyella, Vinyet. Josep Pla i J.V. Foix: la polèmica política de dos escriptors. “L’Avenç”, 103-104 (abril-mayo 1987) 18-23.
[10] Minguet Batllori. Joan Miró. 2009: 15. 

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