Joan Miró en los años 1942-1946.
Abstract.
El artículo resume la biografía de Joan Miró en los años 1942-1946, aprovechando las fuentes primarias y secundarias más fidedignas, y centrándose en su estrecha relación con el contexto histórico de su época.
The article summarizes the biography of Joan Miró in the years 1942-1946, drawing on primary and secondary sources more reliable, and focusing on its close relationship with the historical context of his time.
Joan Miró en 1942.
En 1942 los aliados
comienzan a girar a su favor el curso de la guerra desde junio en el Pacífico,
desde noviembre-diciembre en Stalingrado y el norte de Africa. En España el
régimen franquista reduce levemente la represión, debido al agotamiento de las
listas de fusilados y encarcelados y a la voluntad de separarse de un Eje en
lento declive; el ministro Serrano Suñer es cesado en septiembre de 1942 al
tiempo que la Falange reduce su poder político; Miró aprovechará de inmediato
esta relativa mejora para moverse con mayor libertad, aunque en Mallorca y en
Barcelona durante los años 1942-1943, la economía seguía en crisis, la
represión política seguía vigilante, y la sociedad y la cultura apenas
levantaban cabeza. Sin que él tenga noticia, los surrealistas exiliados en EE
UU acrecientan su compromiso antifascista y prosiguen su tarea de difusión de
la vanguardia, publicando la revista “VVV”, una tarea que será vital para
explicar el creciente prestigio de Miró en los círculos culturales y artísticos
norteamericano y su fulgurante éxito desde 1945. También ignora el
fallecimiento el 27 de marzo en el exilio francés de un viejo conocido, el
escultor Julio González.
En 1942 Miró residió
inicialmente en Palma de Mallorca, en la casa familiar de su mujer en la calle
Minyones, 11. A
menudo, al caer la tarde, se iba con su esposa e hija a pasear por las calles
del centro y visitar a sus familiares. Apenas acudía a actos culturales, porque
no los había de los que él apreciaba. La ciudad era entonces un desierto
cultural y los artistas se dedicaban a elaborar un arte figurativo afín al
gusto del nuevo régimen, por lo que a Miró se le ignoraba, salvo un artículo
del pintor norteamericano Archie Gittes; cuando vuelva meses después a
Barcelona y el silencio en la prensa mallorquina será absoluto durante más de
un decenio.
A Miró le complacía
visitar los pueblos del interior y la costa de la isla, recordando su infancia.
Era la misma costumbre que seguía en Mont-roig, y le servía para inspirarse. Un
apunte suyo hacia 1949 prueba la influencia de la arquitectura popular
mallorquina: ‹‹dels dos grans frisos, un de ‘blau, l’altre amb varis colors.
amb les coses lliures emplear el color rosa mallorquí, al fons. Amb les teles
amb gran grà, pensar amb les cases de les afores de Sóller, omplir part amb
terra de Siena líquida, com les pedres, i parts amb case-arti, com en les
finestres. Fer calcs d’aquestes coses, anant-los distribuint sobre teles
blanques. Per les grans teles, composar els calcs en una maqueta reduïda››.[1]
La madre de Miró
enfermó hacia el 26 de febrero de 1942 y él, su mujer y su hija viajaron enseguida
en avión a Barcelona para cuidarla, y se quedaron en la ciudad hasta principios
de marzo.[2]
Había la creencia de que lo peor había pasado, pues por entonces, el gobernador
civil, Manuel Barba Hernández, había reducido la represión y condescendía con algunas
actividades culturales catalanas, aunque hasta 1946 no se levantó la prohibición
de publicar en catalán.
Mientras tanto,
había que arreglar la difícil situación económica de la familia. El 11 de marzo,
su marchante Pierre Matisse le escribe que el gobierno norteamericano sólo le
permite enviar 100 dólares por mes y 25 para cada miembro de la familia, por lo
que les envía 150, e informa que espera hacerlo todos los meses, aparte de los
envíos de paquetes (se supone que de alimentos y otros bienes).[3] La respuesta alarmada de Miró
llega enseguida: no debe enviarle más dinero (“catálogos”) sino que debe
escribirle enseguida.[4] Aparentemente, temía que
el gobierno español le confiscara o gravara con impuestos aquellos magros
haberes.
Hacia el 12 de mayo
está de nuevo en Palma, en la calle de Sant Nicolau.[5] Regresa con su familia a Barcelona
a principios de julio y enseguida pasa a Mont-roig donde permanecen en
julio-septiembre.[6] El 8
de septiembre Pilar Juncosa, contestando una carta suya del 6 de junio, le
resume a Moncha Sert la situación familiar: han estado en Palma hasta julio, y en
Mont-roig, unos días antes, han recibido la visita de Prats; su hermano menor
Luis ha terminado la carrera de Medicina y vivirá este año en Barcelona con
ellos para hacer las prácticas; y su esposo trabaja mucho y tendrá un gran
taller en Barcelona el próximo invierno, pues han tomado otro piso de la casa,
el tercero ‹‹para él solo, y derrumbando tabiques le ha quedado una gran pieza
muy espaciosa. Aquí le falta aun el taller, pero si no hay novedad, en febrero
se empezarán las obras, tanto como nos hubiera gustado, que fuera José Luis,
quien las hubiera dirigido.››[7]
El taller es una idea fija que se cumplirá del todo un decenio más tarde.
Durante sus
estancias en Barcelona y sobre todo Mont-roig durante los veranos de 1941 y
1942, Miró comprobó efectivamente que lo peor de la represión había pasado, así
que en el otoño de 1942 se atrevió a volver a residir permanentemente en
Barcelona, donde vivirá hasta 1955, excepto para los viajes al extranjero y las
vacaciones en Mont-roig, Vic o Mallorca. Había varios motivos: la salud de su
madre, las necesidades económicas, la educación de su hija, el ansía por gozar
de un ambiente más culto y el amor por su tierra catalana.
Sin duda, el
desencadenante inmediato para volver fue la delicada salud de su madre, que estuvo
muy enferma en 1942-1944 y requería sumos cuidados, por lo que su hijo, y con
él necesariamente la nuera y la nieta, debían permanecer a su lado. La razón
financiera fue muy importante al menos hasta 1944: su madre era su principal
sostén, gracias, entre otros ingresos, a las rentas de la finca de Mont-roig, por
entonces una indispensable fuente de ingresos y suministro de alimentos en
medio de los problemas de abastecimiento y de racionamiento de la posguerra. Y
pesaba también mucho la escolarización de su hija Maria Dolors en el colegio
Virtèlia, que pensaban sería de mayor calidad que las opciones que había entonces en Mallorca.[8]
Otro motivo profundo
era volver a trabajar en un ambiente más urbano, culto y enriquecedor.[9]
No necesitaba hablar de su obra ni que le alabaran, porque en todo era de una
notable discreción y humildad, como recuerda su hija: ‹‹Il était très réservé,
naturellement, plongé dans son travail. Il n’en parlait jamais en famille. Seulement avec Jacques Dupin ou Daniel
Lelong, je crois. Les artistes sont ainsi, un peu énigmatiques. Mais il avait
toujours du temps pour moi et pour ma mère.››[10] Pero sí necesitaba un
estímulo intelecual y en la cerrada Mallorca de los años 40 no lo podía obtener.
Tampoco es que la situación fuera muy boyante en Barcelona, donde Eugeni d’Ors,
Josep M. Junoy[11],
Sebastià Sánchez-Juan, Ràfols, Ricart… eran los grandes abanderados del
franquismo, pero al menos allí aún había algunos pocos amigos suyos de la intelectualidad
catalana que mantenían un compromiso de vanguardia, como Prats, Cassanyes,
Gasch, Artigas o Foix.
Joan Prats había
reiniciado casi enseguida su tarea de defensa de la cultura catalana de
vanguardia: ‹‹Joan Prats, amic personal de Joan Miró i que ja des de l’any 1939
va propiciar lectures de poesia a casa seva.››[12],
aprovechando su gran biblioteca y sus amplios contactos; Magí A. Cassanyes
promovía desde octubre de 1942 una tertulia de intelectuales en la que
participaban Amat Roses, el ilustrador Joan Junceda, Prats, Gasch (que recién
llegado de París estaba pasando la ‹‹depuración policíaca››[13])
y el propio Miró ocasionalmente; Llorens Artigas volvía a exponer sus cerámicas
en la galería Argos, donde Miró le visitó y reanudó entonces su relación.
Finalmente, Foix
volvía a escribir poesía, aunque no publicó su primer libro de la posguerra
hasta Sol, i de dol (1947). El poeta
había meditado tan pronto como 1939 un frustrado proyecto de colaboración con
Miró para restaurar la iglesia de Sarrià. Perucho (1946) informa:
‹‹Ara, a propòsit
d’aquest concurs i d’aquesta obra, és curiós de recordar un antic projecte
(1939) de J. V. Foix per a restaurar l’església parroquial de Sarrià,
convertint-la, per obra de decoradors diferents, en un museu de pintura
catalana contemporània. Del creuer, la cúpula hauria estat encarregada a Josep
Obiols i els gran murs extrems dels braços a Joan Miró i a Salvador Dalí: al
primer se li encomenava l’altar de l’Anunciació, a l’altre —coincidència
singular— el de les Temptacions de Sant Antoni.››[14]
El proyecto no podía
prosperar porque si bien uno de los participantes era Josep Obiols, aceptable
para el régimen porque era de ideas muy conservadoras, en cambio Dalí estaba
exiliado en Estados Unidos mientras que Miró estaba en Francia en 1939 y cuando
volvió en 1940 lo hizo para apartarse en Mallorca y Mont-roig hasta 1942.
Foix, ciertamente,
nunca le atacó como sí lo hicieron Junoy públicamente, o Ràfols y Ricart en
privado, y parece que después de un ligero distanciamiento en los años 40 y 50,
reflejado en la escasez y brevedad de sus misivas[15],
apenas entreverado por algunas visitas, como la que permitió que Joan Brossa
(invitado por Prats) conociera a Miró en casa del poeta en los primeros años 40[16],
o una mutua colaboración en “Ariel” en 1946 —en donde Foix, después de un largo
silencio, vuelve a citar crípticamente a Miró[17]—,
el poeta y el artista restablecieron su plena amistad en algún momento
probablemente próximo a 1968, cuando de repente florecen las pruebas: consta
que Foix asistió a sus grandes antológicas, aunque hay pocos documentos, como
tres cartas de felicitación de Miró —de 1971, 1973 y 1978[18]—;
que en 1973 Foix le dedica un poema por su 80 aniversario y en 1975 publica Quatre
colors aparien el món, unas prosas de homenaje a Miró, que ilustra el
libro, y el mismo año se publica una edición de una “nadala”, del poema És
quan dormo que hi veig clar, ilustrada por Miró con un personaje, grafismos
y los nombres de Miró y Foix[19];
en 1978 incluso considera aceptar el nombramiento ofrecido por Miró como
miembro de honor en su representación —junto a Tàpies y Brossa— en el homenaje
a Miró en Madrid, pero finalmente alega que su salud no le permite viajar a la
capital.[20]
Sin duda Miró era el
artista más importante de los que permanecían en Cataluña. Lourdes Cirlot y
Enric Jardí han resaltado (1996) la importancia de su retorno a Barcelona en
1942 para abrir las ventanas del arte catalán a los aires de la modernidad.[21]
Pero no era un retorno fácil: muchas de las antiguas amistades progresistas
estaban en el exilio, mientras que las conservadoras no le perdonaban su
compromiso republicano. Por ejemplo, insistirá para que sus antiguos amigos
Ràfols y Ricart le visiten, a lo que el apasionado católico y antirrepublicano
Ràfols le escribe en abril de 1942
a Ricart que ha vuelto a verse con Miró (de quien especifica
que admira su obra inicial, aunque rechaza toda su posterior), pero que todavía
es renuente a reiniciar su amistad:
‹‹També (si et tinc
d’ésser franc, ben a contracor després de la revolució i la guerra) vaig passar
una llarga estona amb en Miró. Va visitar-me (amb telefonada previa) al Poble
Espanyol. No em va interessar res de tot el que va dir-me. Segueixo creient no
obstant que el vell Miró, el del debut a Can Dalmau de la Protaferrissa,
segueix essent un artista interessantíssim i l’únic dels moderns que sabia, jo,
ben emparentat amb Van Gogh.››[22]
Y la guinda era la
necesidad de Miró de volver a sus raíces, de sentir la tierra catalana bajo sus
pies, como explicaba al referirse al porqué se quedó en España y no tomó el
camino del exilio en 1940 hacia América, o en 1944 hacia la Francia recién
liberada:
‹‹Me quedé en
Barcelona y no escogí el camino del exilio porque tenía una hija pequeña y no
quería perder el contacto con mi tierra. Para vivir y para trabajar necesito el
contacto físico con mi tierra catalana. El artista siempre tiene que estar
enraizado con su pueblo. Si hubiera marchado al exilio mi obra habría perdido
nivel; quizá me habría abierto camino más pronto, pero a cambio de perder
fuerza, la fuerza racial que tenemos los catalanes.››[23]
Decidido el retorno
a a Barcelona, desde octubre de 1942 —puesto que firma un dibujo, de col.
Yokohama Museum of Art, en Barcelona el 29 de octubre[24]—
los Miró ya residen en el domicilio familiar del Passatge del Crèdit, 4, donde
se vuelve a habilitar como taller el cuarto piso de la casa[25],
que ha quedado desalquilado desde el final de la Guerra Civil. Dupin (1993)
resume el retorno a Barcelona, datando hacia 1942 (aunque fue hacia 1950) el
traslado al nuevo piso de la calle Folgaroles:
‹‹En 1942, Miró y su
familia regresaron a Barcelona, ciudad que no abandonarían durante toda la
guerra, salvo para pasar los veranos en Mont‑roig. No tardaron en instalarse en
un piso de la calle Folgaroles, en la parte alta, en las faldas del Tibidado. Pero
el pintor siguió trabajado en el taller del Pasatge de Credit, donde había
nacido y donde vivía su madre hasta la muerte, en 1944.››[26]
El hermano de Pilar,
Lluís Juncosa (2000), explica su descripción del traslado de Palma a Barcelona
y la vida cotidiana en ésta:
‹‹Varen passar més d’un
any amb nosaltres i tornaren a Barcelona a viure amb l’àvia, que enyorava molt
la néta, Maria Dolors, i necessitava Pilar per portar la casa. Aquesta, al passatge del Crédit
número 4, era propietat de la mare d’en Joan i, aprofitant que es buidaven
pisos, varen arribar a ocupar‑ne tres; el més alt va ser el taller de Joan i
als dos de sota, units per una escala de cargol, hi viviem l’àvia i el
matrimoni amb la filla i una criada. Na Pilar s’havia d’ocupar dels tres pisos.
Feia, personalment, la compra al Mercat de la Boqueria, dirigia la cuina i es
preocupava molt per la nena. L’any 1944 va morir l’àvia. Varen continuar vivint
a Barcelona perquè la filla prosseguís els estudis al Col·legi Virtèlia.››[27]
Así, los Miró pasaron
la mayor parte del tiempo desde el verano de 1942 en Barcelona, donde la
enfermedad de la madre del artista se agravó cada vez más hasta su
fallecimiento en 1944, y descansaban los veranos en la masía de Mont-roig,
salvo algunas breves estancias en la masía de su cuñado en Vic y los ocasionales
viajes a Mallorca.
En estos años (como
en general entre 1940 y 1947) Miró sufre su aislamiento de los circuitos
internacionales de arte, y de sus amigos artistas y escritores en el
extranjero, aunque intenta sortear las enormes dificultades para contactar con
ellos y así mantiene algunos contactos norteamericanos, como confirman algunos
datos. Un apunte (FJM 1863b) sobre Dafnis i Cloe recuerda el pochoir
hecho para Nueva York en el otoño de 1941 y es muy probable que recibiera esta
información en una carta de Pierre Matisse de 1942 en la que éste también le
envió una vieja fotografía de sus comunes amigos de París y noticias de estos,
como que Pierre Loeb y su familia (no olvidemos que eran judíos), habían conseguido
llegar a La Habana (habían partido en diciembre de 1941 y llegaron a Cuba en
febrero de 1942).[28]
A ella se refiere
Miró en una carta a Matisse en mayo de 1942 que ‹‹La fotografía me ha hecho
sentir como si estuviera sentado en los Deux Magots tomando un Pernod con hielo
en una bella tarde de primavera››.[29]
En otra misiva de julio de 1942 le pide que no le abandone en estos tiempos
difíciles y que defienda su obra en EE UU: ‹‹(...) il m’est difficile en ces
moments de vous envoyer de nouvelles peintures. Dans cette difficulté, j’estime qu’il est
nécessaire de ne pas laisser décroître l’intérêt des gens qui s’intéressent à
mon oeuvre et qu’il faut de temps en temps remettre des catalogues illustrés de
mon exposition aux amateurs.››[30]
En cuanto a la
creación artística, Miró realiza en 1942-1943 fundamentalmente obras sobre
papel ante la falta de medios materiales (lienzos, pinturas) de calidad: se han
contado hasta 121 dibujos, acuarelas, gouaches y pasteles.
Hacia
noviembre-diciembre de 1942[31]
visita la exposición de cerámica de Josep Llorens i Artigas en la galería de la
Librería Argos Editorial de Barcelona, donde aumenta su interés por cultivar
este arte, por lo que visitará poco después el taller del ceramista y luego realizarán
sus primeras experiencias en colaboración, basadas en unas piezas fragmentadas
y previamente rechazadas por Artigas, por lo que pueden considerarse objets
trouvés.[32]
Joan Miró en 1943.
En 1943 los aliados prosiguen su
ofensiva victoriosa en todos los frentes, con hitos como la rendición de Italia
el 8 de septiembre; de resultas, Franco cambia su política de “no beligerancia” (a favor del Eje) a “neutralidad”
y se inicia a finales de año la retirada de la División Azul del frente ruso,
mientras sigue reblandeciendo la represión interior, con varios miles de
excarcelamientos de presos poco significados y una mayor libertad cultural, que
permite que muchos republicanos moderados puedan volver a publicar en la prensa
o exponer en galerías.
Miró vive durante el
año 1943 en su casa del Passatge del Crèdit de Barcelona, donde trabaja en su
taller.[33] Lluís Juncosa (2000), hermano
de Pilar, resume los años 1943-1945 en que vivió con ellos mientras estudiaba la
carrera de Medicina en la Universidad de Barcelona:
‹‹Durant els anys 1943,
1944 i 1945 vaig viure a casa de Joan Miró. Vaig fer de germà major de la nena, que tenia
catorze anys. La portava al cine, etc. Vaig comprovar, una vegada més, que la
Pilar era una excel·lent dona de casa dedicada totalment al seu marit i a la
filla. El 1943 em varen operar d’amígdales i vaig sagnar en el postoperatori. Pilar es va portar com una mare i em
vaig sentir molt protegit. Vaig fer de metge de l’àvia que tenia vuitanta anys
i patia del cor. Va morir estant jo amb ella, d’una complicacio càrdio‑pulmonar.
(…)››
Y finalmente enumera
el más estrecho círculo de amigos de Miró hacia 1943-1945, formado por Prat,
Gomis y Escudero, aunque por error sitúa al matrimonio Sert en Barcelona en
estos años (en realidad su primera visita de retorno fue en 1946):
‹‹Durant els anys 1943,
1944 i 1945 vaig viure a casa de Joan Miró. (…) Aquests anys vaig conèixer els
amics d’en Joan: el primer Joan Prats, que era un amic‑germà. S’estimaven molt
i li consultava tot. Joaquim
Gomis, un gentleman català i la seva dona, Odette, que eren molt
agradables. Sert i Monxa, que eren cosmopolites. Una de les persones més
divertides que visitaven Miró era Vicente Escudero, el célebre ballarí flamenc,
que era divertidíssim contant anècdotes de la seva vida un poc bohèmia. Va
morir en la misèria, i Joan i Pilar li pagaren l’enterrament.››[34]
Miró también se relacionaba con intelectuales madrileños, como José
“Pepín” Bello, uno de los vanguardistas olvidados, gran amigo de García Lorca,
Buñuel, Dalí…, que conoció a Miró hacia 1943 o principios de 1944, cuando le
invitó a conocer su taller en Passatge del Crèdit, y cuenta que el artista le
puso expresamente música (el Himno de la
Virgen de Lourdes) para que contemplara mejor su pintura. A Bello le
gustaban más sus cuadros figurativos de la primera época que los abstractos
posteriores: ‹‹A mí esas
cosas abstractas no me han llenado demasiado nunca. Me interesa el Miró de la
primera etapa, que sabía pintar cosas perfectas. A quien más se parecía su
pintura era a Sorolla. Ese estilo derivado de la pincelada tan larga era muy
Sorolla.››[35]
Miró, debido a la
falta de medios materiales, se concentra en la obra sobre papel: la serie Barcelona
y dibujos, acuarelas, gouaches y pasteles; como una excepción, realiza la Pintura
con marco modernista (1943). También por entonces comienza a proyectar su
obra escultórica con técnicas tradicionales.[36]
Miró había visto
interrumpida su irregular correspondencia con sus amigos residentes en EE UU y
en especial con su marchante Pierre Matise entre la primavera de 1942 y la primavera-verano
de 1943, coincidiendo con las peores dificultades para comunicarse porque
España siguió siendo filonazi hasta principios de 1943, cuando Franco se
convenció por fin de que el Eje perdería el conflicto. Poco después Miró retoma
la correspondencia y así informa a Sert en marzo de 1943 que tiene un nuevo
taller en el ultimo piso, que unos amigos de Suiza le han escrito con la
lamentable noticia de que la mujer de Arp ha muerto asfixiada por una emanación
de gas; y añade que hace un año que no han recibido noticias de Pierre Matisse,
y pide nuevas de Pierre Loeb.[37]
La familia de Miró
pasa el verano de 1943 en Mont-roig, con alguna estancia en la casa de su
cuñado en Vic. Es por entonces que Miró reanuda la relación con sus amigos
estadounidenses. El 1 de junio se reanuda la correspondencia con Pierre
Matisse, a quien comunica que ha recibido una carta suya del 23 de marzo, la
primera después de la escrita el 25 de mayo de 1942, comenta que su salud va
bien y trabaja mucho, que intentará hacer esculturas en Mont-roig, pero lamenta
no poder enviarle sus obras.[38] Miró también escribe a
Calder en agosto de 1943, tras un largo parón, pidiéndole noticias suyas.[39]
El 24 de noviembre vuelve a escribir a Pierre Matisse: está bien de salud y
espera que acabe pronto la guerra para poder reanudar la vida corriente y sus
actividades.[40] Justo entonces le escribe
nuevamente a Pierre Matisse, explicándole su actividad y su aislamiento entre
Palma, Mont-roig y Barcelona, que le es muy útil para volver a trabajar intensamente,
y la imposibilidad de enviarle su obra por lo riesgos de perderla en el viaje:
‹‹Me sienta
perfectamente. Puedo vivir pensando profundamente sobre mi obra y el mejor modo
de realizarla. Mi pintura es más concentrada y vigorosa por eso. Tengo un espacioso
y precioso estudio aquí, y eso también ayuda. / Durante el verano, en
Mont-roig, he intentado hacer algunas esculturas. No sólo quiero con esto un
completo cambio de actividad, sino poder abrir nuevas posibilidades para mi
pintura, justo como una impresión de grabado hizo [se refiere a la serie Barcelona].
Debo decir que el conjunto de mi obra, el último año o dos, hará una gran
impresión. Espero que la gente lo pueda ver un día.
Lo que me pide —si podría enviarle algunas pinturas más— tiene algunas
dificultades en este momento. Tendríamos que estar seguros de que lo recibirá
con seguridad. Deberíamos también tener la certeza de una inmediata y
sustancial compensación financiera. Tal como están las cosas ahora, no podemos
contar con ninguna de esas condiciones. Pienso que lo más sabio es simplemente
concentrarme en mi obra y hacerla lo mejor que yo puedo. Si lo desea, podemos
hablar sobre nuestros arreglos cuando nos veamos la próxima vez u otra.››[41]
Joan Miró en 1944.
En 1944 el triunfo
de los aliados se acerca significativamente. Esto inyecta optimismo a Miró y además
le facilita la reanudación de sus contactos con los exiliados y sus amigos en
el extranjero, pues el régimen franquista afloja el control de las
comunicaciones. Los aliados desembarcan en Normandía el 6 de junio y liberan
París el 25 de agosto, mientras los soviéticos continúan su ofensiva, ya en la
frontera de Alemania. La oposición republicana sigue sus actividades contra el
franquismo: fracasa en octubre una invasión de exiliados republicanos a través
del valle de Arán, mientras se funda en París el “Boletín de la Unión de
intelectuales españoles”, presidida por Picasso y Quiroga Pla. Los surrealistas
franceses comienzan a entrever el retorno, y por ello dejan de editar su
revista neoyorquina “VVV”, al tiempo que se celebra la primera muestra de
Pollock, que evidencia grandes afinidades con el estilo mironiano anterior a
1940.
Hacia 1944-1945, con
las crecientes señales y la final confirmación de la victoria de los aliados y
la consecuente derrota del nazismo y el fascismo, se cree cada vez más que el
franquismo también tiene los días contados. Tàpies lo recuerda: ‹‹Es evidente
que hubo un tiempo de esperanza, lo recuerdo muy bien. Se creía que Franco no
iba a durar ni tres meses››.[42]
En las tertulias de los intelectuales catalanes se presentía la proximidad del
cambio, aunque finalmente las esperanzas fueron vanas: no hubo un final
catastrófico del régimen franquista sino que éste acabó tras un largo proceso
histórico que duró tres decenios.
Mientras que en
España seguía la represión con una intensidad más controlada y mesurada, en
cambio había llegado la libertad a Francia, donde las tornas cambiaron tras la
liberación en 1944, cuando hubo una inmediata represión contra los sospechosos
de colaboracionismo, entre ellos muchos artistas y responsables de museos,
mientras que otros fueron rehabilitados o promovidos tras un primer periodo de
dificultades.[43] Los
amigos de Miró estaban en su gran mayoría en el bando antinazi y ahora volvían
a respirar libres.
En el plano
estético, tras la dura prueba de la guerra el público francés pedía un arte
realista, mientras que los artistas querían continuar sus experiencias
vanguardistas. Dorléac, que considera a Picasso como el artista emblemático de
la resistencia francesa interior (necesariamente pasiva) al quedarse en París
pese al peligro, también le considera el artista más representativo de esta
escisión, tan patente e intensa después de la Liberación, entre el arte deseado
por el público y el pretendido por los artistas.
El propio Picasso
sufrió esta contradicción. Se había adherido al PCF el 4 de octubre de 1944,
diez días antes de la apertura del Salon de Otoño de 1944, en el que se le
hacía un homenaje (74 pinturas, cinco esculturas). Era el proclamado “Salon de la
Libération”, en el que también figuraban obras de Miró (anteriores a 1940) y de
otros surrealistas, pero una gran parte del público asistente se irritó ante
las nuevas obras picassianas, que juzgaba incomprensibles o una burla, por lo
que atacó y destrozó bastantes de las obras expuestas. El escándalo del Salon
d’Automme de 1944 corroboraba que el debate sobre el arte comprometido y del
arte puro volvía por sus antiguos fueros e hizo que el Front Nationale
respondiera con su carta pública del 21 de octubre, en el que ‹‹Este acto sin
precedente en Francia perpetúa la prohibición de exponer hecha a un artista por
los invasores (y) renueva los procedimientos de brutalidad física y de
intimidación que son los empleados por los hitlerianos contra la cultura.››[44]
Era una época de confrontación y Picasso participará crecientemente en la
política en esta época e incluso será el presidente del comité del Front
Nationale des Arts, que dirigido por el pintor André Fougeron, fomentará las
represalias contra los artistas colaboracionistas. El pintor malagueño explica así a finales de
octubre su posición como artista ante la política:
‹‹Car je suis fier de le dire,
je n’ai jamais considéré la peinture comme un art de simple agrément, de
distraction; j’ai voulu par le dessin et par la couleur, puisque c’étaient là
mes armes, pénétrer toujours plus avant dans la connaissance du monde et des
hommes, afin que cette connaissance nous libère chaque jour davantage (...).
Oui, j’ai conscience d’avoit toujours lutté par ma peinture en véritable
révolutionnaire.››[45]
No obstante, Picasso
le confesaba a un corresponsal norteamericano poco después de la liberación de
París que su obra era revolucionaria en un sentido no realista:
‹‹Yo no he pintado
la guerra porque yo no soy de esa clase de pintores que va por ahí como un
fotógrafo buscando algo que retratar. Sin embargo no tengo ninguna duda de que
la guerra está en estas obras que he estado haciendo. Puede que más tarde los
historiadores lleguen a encontrarlo y muestren que mi estilo ha cambiado por la
influencia de la guerra. Yo no lo sé.››[46]
Como veremos, es muy
coincidente con la autorreivindicación anterior y posterior de Miró como
artista revolucionario, pero independiente de la praxis diaria, y la tentación
es creer que se hubiera comprometido partidariamente de haber vivido entonces
en París, pero sería un error. La manera de ser del malagueño era mucho más
extrovertida y frívola, de modo que la militancia comunista era para él sólo un
juego provocador, pero el catalán, en cambio, jamás hubiera aceptado tal
adscripción.
Miró en su taller de Passatge del Crèdit (V-1944). Foto de Joaquim Gomis.
En este decisivo 1944,
Miró reside desde enero hasta junio en Barcelona, trabajando en su taller del
ático de Passatge del Crèdit, 4.[47]
Es un año demasiado
pródigo en fallecimientos de sus allegados: sus amigos Piet Mondrian (1 de
febrero en su exilio de Nueva York), Max Jacob (5 de marzo en el campo de
concentración de Drancy) y Vassily Kandinsky (13 de diciembre en su casa de París),
así como tres artistas de entre quienes le habían influido en algún momento en
su estilo, el expresionista Edward Munch, el presurrealista James Ensor y el intelectual
futurista Filippo Tommaso Marinetti.
Pero la muerte más
dolorosa fue el 27 de mayo, cuando falleció su madre después de padecer durante
dos años una grave enfermedad.[48]
Ella había sido durante muchos años un imprescindible sostén económico, cuando
los mercados del arte declinaban o se cerraban. Sin embargo, la herencia
materna —más patrimonial que rentista, pues incluía Mont-roig y la casa del
Passatge del Crèdit— mejoró su situación económica, gracias a lo cual Miró acometerá
artes de realización más costosa, y así vuelve a pintar en tela, con temas que
siguen los de las pinturas sobre papel de 1942-1943: mujeres, pájaros,
estrellas... en soportes pobres: pedazos de tela irregulares, no preparados, de
trama burda y orillas deshilachadas. Pilar Juncosa explica la situación
familiar durante esta época y cuenta anécdotas acerca de su elegancia y cómo
estaba ligada al dinero (acotemos que el dinero volvió a fluir desde el
extranjero en 1945):
‹‹Joan era molt
presumit: li agradava molt arreglar‑se i vestir‑se bé, fins i tot quan era jove
i vivia a la misèria duia botins i tot; els seus amics li deien Ale Marquis de Mont‑roig” i ell se’n
reia molt. Durant la guerra, quan estàvem a Palma i a Barcelona, ens vàrem
quedar una temporada sense un duro, no teníem res, i com Joan era tan recte, la
seva mare li havia fet donació de tot en vida, i ell, per amor propi, no volia
tocar res i jo me’n recordo que necessitava un abric, i Joan em digué que si
podia passar sense ell, preferia no haver de demanar res a l’àvia. Així que
quan va acabar la guerra a França i va començar a rebre una mica de diners, em
digué: “Ara si que em comprarè un vestit nou”,
no en tenia, i el va comprar i es mirava al mirall, tot content... Mai se va
vestir a París, mai, a París els homes tenien fama de vestir malament, i les
dones bé. A Barcelona tenia un camiser i un sastre molt bo, estava a un pis, ara
no me’n recordo del nom, era molt bo, molt anomenat. (…)››[49]
En febrero de 1944 realiza
sus primeras cerámicas de calidad con Artigas, como cuenta en una carta a
Sweeney, el “fuego produce sorpresas excitantes”.[50]
Gomis hace en mayo un reportaje sobre su obra cerámica, su pintura en el taller
barcelonés y una visita con Prats a la imprenta gráfica Miralles[51],
donde examinan una litografía de la serie Barcelona, publicada ese mes
con 50 litografías dibujadas sobre papel reporte desde 1939, y promovida por el
mismo Prats.[52]
Prosigue su trabajo
en cerámica hasta su marcha a Mont-roig, pues el 17 de junio le escribe a
Pierre Matisse que trabaja mucho, dedicado a la cerámica y las litografías de
la serie Barcelona
(probablemente se refiere al trabajo post-editorial) y este verano piensa hacer
esculturas, pero sin abandonar la pintura, que piensa enriquecer con nuevas
posibilidades y retomarla con entusiasmo.[53]
Probablemente pasa
la mayor parte del verano en Mont-roig, aunque también tiene tiempo para viajar
brevemente a Mallorca.[54]
Miró en Mont-roig (V-1944). Foto de Joaquim Gomis.
Comienza a preparar
en el verano sus primeras esculturas de terracota y de bronce, como Pájaro
lunar y Pájaro solar (1944-46), con la técnica de ensamblaje de sus
objetos surrealistas de los años 20-30.[55] Y en julio consigue
enviar a EE UU las Constelaciones y otras obras, que acabarán expuestas
en la Pierre Matisse Gallery.
Miró pasa el otoño
en Barcelona, donde su hija debe volver a la escuela.[56]
El 7 de diciembre Miró le
explica a Pierre Matisse que trabaja mucho, y que durante el verano ha
realizado varias esculturas que piensa repetir en diversos materiales.[57]
La primera revista
clandestina impresa en catalán tras la guerra civil fue “Poesia” (1944-1945),
dirigida por Josep Palau i Fabre, a quien sus amigos Foix y sobre todo Prats
—quien en esta época comenzaba a poner al artista en relación con los
activistas que comenzaban el resurgimiento de la cultura catalana[58]—
presentaron a Miró, quien le concedió de inmediato su ayuda para ilustrar el
número 13, dedicado al Superrealismo, con la impresión “prehistórica” de su
mano en rojo sobre un poema de Rimbaud, Textos del “vident”. Fue con
ocasión de esta colaboración, que Joan Perucho (1993) conoció a Miró, probablemente
hacia finales de noviembre de 1944, aunque Perucho recordaba que ya fue entrado
1945 que iniciaron su larga relación de amistad:
‹‹En la primera
página del número 13 de la revista Poesía (1944-1945) apareció, teñida
de rojo, las huella de la mano de Joan Miró. Aparecía estampada sobre un texto
de Arthur Rimbaud, como coloreada en sangre. No sé exactamente la fecha porque
no estaba consignada por decisión de su director y editor. Antes (en el número
3 y en el número 6) habían salido dibujos de Joan Miró y textos de nuestro
grupo universitario así como de Maurice Molho, recién llegado de un París
ocupado por los alemanes. Lo comentaba hace unos días, en esta ciudad, durante
una conversación que tuve con mi querido amigo Maurice, alejado ya, como yo mismo,
de este mundo de recuerdos.
Josep Palau i Fabre
me presentó a Joan Miró. Días más tarde fui a visitarlo con Albert Béguin
(llegado asimismo de París), pues quería conocer las producciones barcelonesas
de Miró. Nos trasladamos a su piso del Passatge del Crèdit, en el que nos
recibió con su impecable cortesía, un poco mecánica. Disparaba las sonrisas,
cronometradas y rápidas. Avizoré una colección de “siurells” de Mallorca, que
me llamó la atención.
Nos hizo pasar a una
gran habitación, limpia (casi aséptica) en extremo. Depositó encima de una mesa
unas enormes carpetas de donde hacía salir muchas gouaches recientes, que
debían ser las Constelaciones. Miró las contemplaba como si las viese
por vez primera, fascinado, con ojo atento, crítico, concentrado. Nosotros,
después de agotar los adjetivos elogiosos, no sabíamos qué decir ante su
mutismo. Miró era lacónico, estricto, tendente al monosílabo. Nos desconcertaba
comprobar que, después de un comentario sobre la fuerza dramática de un símbolo
o de un signo, encontrásemos en el dorso del papel un título más bien de
carácter inocente, como Les enfants au soleil o Les hirondelles.
Llegué a mi casa
conmocionado. Palau se había marchado a París. Entretanto, se había organizado
la redacción de Ariel, revista en la que publiqué un artículo fogoso
sobre Miró. Después, escribí un poema que salió publicado en mi libro Sota la sang y que, lleno de admiración,
fui a ofrecerle al cabo de unos días, pues entonces era yo muy joven. Volvería,
por consiguiente, a atravesar muy pronto la luz subacuática del Pasaje de
Crédito, propia de un filme surrealista, encajonada en un lugar verdaderamente
irrepetible de mi ciudad. Miró, como de costumbre, me recibió cordial y con su
sonrisa automática. Quedó muy agradecido por mi poema, del que destacó
precisamente este trozo:
‹‹Un árbol sólo, o
un río, bajo la ola fértil,
olvidada memoria de
la tierra,
sería preciso para
abatir
el sonámbulo enojo,
la vanagloria de los
muertos sin piedad
o el lebrel de la
ira que regresa.››
Después me enseñó el
libro reciente de James Johnson Sweeney, del Museo de Arte Moderno de Nueva
York, fechado, me parece, en 1941. Me leyó unas frases concomitantes — según él— con mi poema, que encuentro reproducidas en el
libro de Jacques Dupin: "Il est terre à terre. Nous autres, Catalans, nous pensons qu’il faut
avoir les pieds solidement plantés dans le sol si l’on veut bondir dans les
airs. Le fait que je redescends sur terre de temps en temps me permet de sauter
plus haut ensuite".
Entró su mujer, Pilar, y me la
presentó así como a su hija Dolores. Ambas iban de compras. El piso del Passatge
del Crèdit presentaba las paredes pintadas de color crema y un embaldosado que
contrastaba eficazmente. No producía la impresión de un habitáculo
perteneciente a un artista revolucionario, sino, al revés, a una familia burguesa
y ahorradora. Apenas sí había muebles. El Passatge del Crèdit era (quizá lo
sugería así su nombre, extrañamente ligado a las Finanzas y a la Banca) un
lugar imprevisible, no fácilmente accesible, pues habían unas puertas con rejas
a ambos lados. Al despedirme, Miró me hizo entrega de una gouache que,
dedicada, me hice enmarcar al día siguiente.
Siempre me unió una
buena relación con Joan Miró. Los domingos [son los primeros años 50], cuando
mi mujer se empeñaba en ir a misa en la iglesia de los Santos Justo y Pastor,
algunas veces encontrábamos a la familia Miró, que salía de paseo. Era un
barrio que a mí me encantaba, aunque se hallase lejos de donde vivíamos,
encaramados en la parte alta de la ciudad. Se oía maravillosamente el canto
inaudible de la “áurea picuda”, ave de las Islas Encantadas. Doña Pilar era muy
afectuosa y la niña también.
Pasaron los años.
Publiqué [1960] mi novela Las historias
naturales, la acción de la cual se desenvolvía por las comarcas
meridionales de Tarragona, lugares muy frecuentados por mí, en razón de mi
trabajo. De vez en cuando, me llegaba a visitar a Miró en su masia de Montroig,
pueblo que me venía de paso. Recuerdo que una vez regalé a doña Pilar un
cubrecama de ganchillo antiguo que había comprado a la anticuaria de Alcañiz,
Lola Veléncia (a quien llamaban la “Lela”, cariñosamente), amiga mía, que vivía
acompañada de cinco o seis perros y poseedora de diversos almacenes atestados
de muebles y cerámicas.››[59]
El poema que Perucho comuso nada más volver a
su casa es A Joan Miró (1944), que incluyó después en su
primer poemario publicado, Sota la sang (1947):
‹‹Direm la vida, ardentment enyorada;
direm paraules
com un bleix llangorós en les cambres
somortes
o un llavi que deplora
o ventalls amorosos;
però la vida tristament manifesta
quan els homes retornen
a llurs mesquines ombres enfurides,
a llurs sexes visibles,
a llurs injúries.
Un riu, arbre només, sota la fèrtil ona,
oblidada memòria de la terra,
caldrien abatre
el somnàmbul enuig,
l’urc impietós dels morts sense ventura
o el llebrer de la ira que retorna.
Car l’esguard no perdona l’esguard
i rebroten violes a les mans ignorades
per qui la terra dóna l’orgullosa besada;
la besada que ens du formosament la
mort››.
Joan Miró en 1945.
Miró reside en 1945
en Barcelona, en el Passatge del Crèdit, 4, desde enero hasta julio.[60]
En 1945 acaba la II Guerra Mundial: Alemania se rinde el 8 de mayo y Japón el 2
de septiembre tras el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki (6 y 9 de
agosto); empieza poco después el proceso de Nuremberg contra los jerarcas
nazis.
Pero el final de la
guerra llega demasiado tarde para el poeta Robert Desnos, gran amigo de Miró desde
1922, activo resistente durante la guerra, que fallece de tifus en el campo de
concentración nazi de Teretzin poco después de la liberación.
En España la
oposición republicana sigue empeñada en derribar al régimen franquista y forma
un gobierno en el exilio, pero el 18 de julio Franco nombra un nuevo gobierno,
con una fuerte participación de católicos, y se toman medidas para cambiar la
imagen del régimen, incluyendo los primeros indultos generalizados a republicanos,
y se favorece la distensión en Cataluña, con eventos como la reapertura el 5 de
junio del Museo de Arte Moderno de Barcelona, cerrado desde 1939, con las
colecciones de los artistas hasta el paisajismo de entreguerras, pero sin obras
de Miró, Picasso, González..., en un evidente acto de castigo. Por el
contrario, a finales de 1945 el Institut Français de Barcelona, con el que Miró
colaborará muy activamente, da un paso fundamental en la recuperación de la
cultura del periodo de entreguerras, al crear tres círculos: el Cercle Maillol,
presidido por Sucre, y que otorgará becas de estudios en Francia a jóvenes
artistas; el Cercle Littéraire para la literatura en lengua catalana, y el
Cercle Manuel de Falla para la música de vanguardia.
Buena parte de la
burguesía catalana con mayores aspiraciones intelectuales promovió entonces
diferentes actividades, iniciando una lucha por recuperar el alto nivel
cultural del 36 y así en los años siguientes se produjo una lenta y difícil
resurrección la cultura catalana (y con ella del catalanismo). Un importante
lugar público de encuentro de los miembros de esta minoría avanzada y
comprometida era la librería-editorial-galería Argos, que estaba en el Paseo de
Gracia, muy cerca de las Galerías Layetanas. En ella colaboraron muchos
artistas e intelectuales —por ejemplo, Cirlot trabajó en ella en 1947-1951 y
así conoció a Palencia, Zabaleta, Rogent...[61]—.
Fue precisamente en Argos donde Artigas expuso sus cerámicas tres veces en
1941-1943, y en la segunda se encontró con la visita de Miró, y renovaron su
amistad, lo que abrió el camino para su fructífera colaboración posterior.
Entre los asistentes asiduos estaban Joan Prats, Joaquim Gomis, Josep Palau i
Fabre, Joan Perucho… y Joan Teixidor, que data el principio de su larga amistad
con Miró en estos años, aunque ya amaba su obra en los años treinta, cuando era
un joven universitario y miembro del GATPAC y del ADLAN.[62]
La recuperación
cultural catalana necesitaba héroes, mitos y aunque Miró en esta época era un
perfecto desconocido para la gente común en Barcelona, como observaba Tharrats[63],
sin embargo era uno de los artistas más accesibles y podía ser un excelente
banderín de enganche para la minoría más comprometida. Dupin (1961, 1993)
destaca el desdén que manifiestan hacia 1945-1946 a Miró en Madrid y el
limitado apoyo que goza en Barcelona, frente a su creciente fama en Nueva York
y a la crisis en que había caído París debido a la guerra: ‹‹(…) En aquella
epoca, Madrid le ignoraba por completo; su reputación se limitaba en Barcelona,
su ciudad natal, a un puñado de amigos, poetas y artistas (en 1960, el Museo de
Arte Moderno sólo poseía de él una obra menor). (…)››[64]
En ese ambiente de esperanzas y dificultades, ser discípulo o admirador de Miró
en Barcelona era un acto transgresor, lo que realza el mérito de que August
Puig expusiera en 1946 en Els Blaus de Sarrià obras abstractas influidas por el
estilo mironiano; y en en los años siguientes veremos como esta influencia será
patente en otros jóvenes artistas, notablemente los del grupo Dau al Set, como
Tàpies, Ponç, Cuixart, Brossa...
Por su parte, Miró
no desdeñó colaborar desde el principio con el reducido grupo de activistas de
las principales iniciativas de revistas que se publicaban en catalán como las
semiclandestinas “Poesia” y “Ariel” que promueve el joven escritor Josep Palau
i Fabre, valiosos antecedentes de la posterior “Dau al Set”, lo que
representaba entonces un acto simbólico de resistencia cultural y de desafío al
régimen franquista.[65]
No sólo colabora en estas actividades sino que parece más comprometido que
nunca en aumentar su producción y al respecto Cirici (1970) explica que el
impacto vital de los duros años de la posguerra en 1946-1950 actuó sobre Miró
excitándolo precisamente a trabajar más:
‹‹Durante el periodo
1946‑50 se producen, afuera, el aislamiento internacional, y, dentro del país,
el auge del estraperlo, la fabulosa especulación en todos los órdenes del
mercado negro, con una fantástica inflación de falso arte académico. La
hipócrita sociedad de los especuladores quiere hacerse con la cultura y gozar
de unos placeres que se complace en disimular bajo el pretexto del arte. Por
eso busca el kitsch, en el peor de los casos, o, en los mejores, el
aspecto culinario del arte, sin comprender que, para la gente realmente viva
del nuevo mundo de la posguerra, el placer es objeto de un tratamiento
especial, dado que se ha convertido en una finalidad especializada y, según
dice Adorno, la golosinería y la atracción sensual han perdido terreno en el
arte.
Miró está con este
retroceso, y ante esto habría podido decir con Schönberg: “Mi pintura no es
encantadora”. Sus símbolos sexuales, por ejemplo, se mantienen siempre
apartados de toda hermosura golosa.
Enfrente de un mundo
que exacerba los valores de intercambio y del que es imagen la famosa ocurrencia
de las sardinas que no eran para comer, sino sólo para la compraventa, el Miró
de los años del estraperlo acentúa el valor del trabajo. Nunca ha trabajado
tanto, tan pacienzuda, artesana y detenidamente sus complejísimos fondos, su
arabesco complicado y exacto, sus calculados barnizamientos, rascaduras,
disoluciones o rellenos, o las transparencias que hacen cambiar de color muchas
veces las formas que se encabalgan y en las que proliferan agresivas puntas de
cuernos, dientes y medias lunas.››[66]
En enero comienza la
exposición en la Pierre Matisse Gallery de Nueva York de las Constelaciones,
que obtienen un gran éxito comercial y crítico; asimismo vende siete cerámicas
y sus cinco copias de la serie gráfica Barcelona.[67] El triunfo cambia radicalmente
la situación. A menudo se olvida que el verdadero éxito de Miró entre la
crítica (Greenberg señaladamente), los jóvenes pintores y el público
norteamericano comienza en esta época. Pierre Matisse celebra el cambio: su
apuesta por Miró ha vencido en el mercado norteamericano después de tantos años
de paciente espera. Sus nuevas obras e incluso las que guardaba en sus amplios
fondos desde antes de 1940 se venden casi de inmediato a buenos precios,
aprovechando además un repunte económico general en EE UU, que será todavía más
intenso en 1950-1951 cuando se extiende a Europa Occidental y Japón con el
impulso de los pedidos de la guerra de Corea.
La labor de Miró es
inmensa en el primer semestre de 1945, en el que realiza una serie de pinturas
de gran formato, con tema musical, como Mujer
escuchando música (11-V-1945) y Bailarina oyendo tocar el órgano en una
catedral gótica (26-V-1945).[68]
Utiliza las múltiples técnicas de dibujo sobre papel: gouache, acuarela...
aplicándolas ahora a la tela y pinta gouaches sobre paneles de corcho.
Confecciona cerámicas con Artigas, especialmente las maquetas de terracota en
diciembre para el primer bronce Pájaros.[69]
Miró pasa el verano,
de julio a septiembre, en Mont-roig.[70]
En octubre y hasta diciembre está ya en Barcelona, para que su hija asista a sus
clases.[71]
Después de su
triunfo en Nueva York fluye el dinero a Miró, quien a partir de entonces
resurge financieramente y se convierte en el artista más importante para la
galería de Pierre Matisse. El marchante comprendía que debía viajar a Europa
para entrevistarse con él (no se veían desde 1939), acordar un nuevo contrato
y, además, pagarle las deudas acumuladas. En octubre de 1945 llega a París y
tantea cómo alcanzar estos tres objetivos.
Entonces continuaba
el inconveniente legal de que apenas se concedían visados para ir a España y de
que las remesas de dinero estaban severamente controladas, pero Matisse se la
juega en octubre al intentar pasar la frontera a través de Andorra, cometiendo dos
delitos: el más grave pasar la frontera sin visado, a lo que se añade llevar 3.000
dólares para Miró camuflados en un tubo de pasta dentrífica.[72]
Pero tuvo mala fortuna: le cogieron en Andorra y le expulsaron a Francia tras
confiscarle el dinero, poniendo de paso en peligro su relación legal con Miró,
que al enterarse se quedó muy preocupado por las posibles consecuencias de que
le asociaran con un delincuente que hacía contrabando de divisas.[73]
En una carta de Henri Matisse a su hijo, le explica que nunca debe fiarse de
Maeght (un posible enemigo en el futuro) ni hablarle de su fallido envío de
dinero a Miró:
‹‹Dear Pierre. / I just
want to say that I don’t imagine you will talk about your recent adventure to
Maeght. But if someone speaks to you about it, you would be wise just to laugh
and even to deny categorically that you ever went there. Or you could say
something like “Whoever told you that?” or “Parisians will say anything?”.
Of course, it depends on
who you’re talking to, and in what circumstances. But bear in mind that you can
always deny it. It’s almost obligatory, and you certainly have no reason to
admit it.
Never forget that the
person to whom you are talking may be a future enemy.››[74]
En diciembre todavía
coleaba el problema de enviarle dinero a Miró, a través de la ciudad de Foix,
en el sur de Francia. Pierre Matisse escribe a su padre que el inconveniente
legal es difícil de superar y que le preocupan los rumores que se difunden:
‹‹My lawsuit is going
forward. The dossier was sent from Foix on Friday. I saw a young lawyer who
works for Henri Laugier, and he told me that he is exasperated by the whole
episode. I find no sympathy in that quarter, and Laugier doesn’t want to be
bothered with someone who is not in his own set (eith Picasso, i.e.). Mother
Cuttoli must think the same way. Now that O’ve made my mistake and the crime
has been committed, the say that, if only I’d consulted them, they could have
got me into Spain, etc.
The story is getting
around, too. Pierre Loeb heard it from someone Che wouldn’t say whoC who had said to him. As you’re in
the outs with P.M. [Pierre Matisse], I joke of it. Anyway, I shall see Blumel
tomorrow and things will start to move. So don’t worry about it. / Je t’embrasse affectueusement.››[75]
Al mismo tiempo, Miró
también planifica su vuelta al mercado artístico francés, donde René Drouin
organiza en la Galerie Vendôme (marzo-abril 1945) una exposición de obras antiguas
de Miró. Cuando Miró se entera por Pierre Matisse de que Marie Cuttoli ha
vuelto a París después de su exilio neoyorquino, se pone en contacto con ella
con la intención de reanudar su colaboración en la confección de tapices.[76]
En este año, Serge Lifar reestrena Romeo y Julieta en París con sus
Ballets de Montecarlo, con la primera bailarina Ludmila Tcherina; probablemente
se reutilizan las ideas de Miró y Ernst para el vestuario y los decorados.[77]Además, Miró negocia con Pierre
Loeb restablecer su relación comercial.
Joan Miró en 1946.
Miró reside en 1946
en Barcelona, en el Passatge del Crèdit, desde enero hasta finales de julio.[78] Gomis
y Prats completan hacia enero una serie de 516 fotografías sobre las pinturas
de Miró desde 1940.[79]
Pinta sobre tela y hace
atrevido experimentos, entre los que destaca la poética Ferme et oiseau au
lever du soleil. Realiza sus últimas cerámicas de esta etapa con Artigas.
Modela a partir de abril (hasta noviembre) sus primeras esculturas en bronce,
en la fundición barcelonesa de Gimeno[80],
con la técnica del ensamblaje de objetos.
En 1946 la oposición
antifranquista sigue creciendo: se reaviva en España la lucha del maquis y
estalla la huelga general en Manresa por motivos salariales el 25 de enero; el
9 de febrero de 1946 la ONU condena al régimen franquista (resolución nº 32) y
Francia cierra su frontera con España; el 2 de diciembre la ONU recomienda la
retirada de embajadores (resolución nº 39), medidas que dificultan sobremanera
la actividad comercial de Miró en el exterior. Es también una oposición
cultural: se consolida el inicio de la recuperación (la redreça) de la
cultura catalana, aprovechando una tímida apertura cultural del régimen
franquista, tan presionado internacionalmente que desea atenuar e incluso
eliminar sus peores rasgos fascistas, lo que facilitar la publicación de libros
y revistas en catalán, y así Cirici publica su libro Picaso antes de Picasso,
la primera monografía española sobre el malagueño desde la Guerra Civil,
centrada en su época barcelonesa de 1898-1904.
En este contexto,
Miró participa con una ilustración, desprovista de connotaciones realistas, en
el primer número (V-1946) de la semiclandestina “Ariel. Revista de les Arts”
(mayo 1945-1951), sucesora de “Poesía” (marzo 1944-1945), junto a Foix, Espriu,
Brossa, Palau, Perucho y Jardí. Con todo esta revista representaba a un grupo
más bien conservador de gusto noucentista, excepto los vanguardistas Palau (que
pronto se fue a París hasta 1961 y se transformó gracias a sus encuentros con
Picasso), Joan Perucho (que publicó un texto y un dibujo de Miró) y Alexandre
Cirici (que flirteaba con el catalanismo radical).
Mientras, París
recupera poco a poco el pulso cultural y artístico; entre los eventos
relacionados muy pronto con Miró destaquemos que Breton cierra su exilio en EE
UU y retorna a París, donde reanuda los
contactos con los vanguardistas supervivientes, incluyendo a Miró cuando este
vuelva a la capital francesa más tarde. Además, la Galerie Maeght abre sus
puertas con una exposición de Henri Matisse. Miró también colabora con un
dibujo en la ilustración del nº 2 de la revista parisina “Variété” (V-1946).[81]
No es extraño pues
que Miró planee en estos meses un viaje a París. Sigue la lenta reanudación de
sus contactos con el exterior por carta o con ocasionales visitas de
extranjeros a Barcelona. El 12 de febrero escribe a los Calder: ‹‹(…) Yo pienso
ir pronto a París, enseguida que Pilar, que ahora está un poco enferma, se
ponga bien. ¿Tú no piensas ir? Será estupendo el día que podamos reunirnos otra
vez. El año próximo me gustaría mucho venir a pasar una temporada en Nueva
York. (…) Yo siempre trabajando mucho (…).››[82] Y pocos días después vuelve a
escribirles:
‹‹(…) Les reproductions de tes
sculptures m’ont beaucoup intéressé, je les ai regardées plusieurs fois et ça a
été une chose très inattendue pour moi, tu marches sur un chemin plein de très
grandes possibilités. Bravo! La sculpture m’a intéressé énormément en ce
moment, depuis deux ans, pendant les vacances d’été, je ne fais que cela et
c’est très bien pour en temps de la vieille histoire de la toile et du châssis.
J’avais l’intention d’aller à Paris ce printemps, mais nous sommes à nouveaux
coincés ici. Il faut espérer qu’un beau jour on pourra tout de même arriver à
se déplacer pour se dégourdir les muscles, ce que l’on a bien besoin, voyons!
J’ai aussi très envie de venir à New-York te voir —auras-tu dans ton atelier un
coin de mur où je puisse peindre quelque chose pour toi?— (…) [añade saludos de Pilar y Maria
Dolores, que agradecen el regalo de la pulsera.].››[83]
Pero el viaje a
París es frustrado por el súbito cierre de la frontera francesa, aunque se ven
obras suyas en julio de 1946 en las galerías Rive Gauche, Louis Carré, Denise
René y Charpentier. Finalmente retornará brevemente en 1948 a su querida París.
Miró vive en
Mont-roig desde finales de julio o principios de agosto hasta finales de
septiembre o principios de octubre de 1946.[84]
Ahora los Miró llevan una vida social más intensa: invitan a su masía a las
familias de Joan Prats y de Joaquim Gomis, quien hace un amplio reportaje
fotográfico[85]. Al parecer Gomis hizo otras visitas a
Mont-roig y en una llevó al diplomático norteamericano LeRoy Makepeace, cónsul
en Barcelona, que tramitó después el visado de Miró para su viaje a Nueva York
en 1947.[86] En esta misma época le visita también el
artista suizo Gottfried Honegger, que cuenta: ‹‹Miró nous a reçus, souvent et
très amicalement, mais je crois qu’il était surtout curieux de savoir ce qu’il
était passé au dehors, d’avoir des nouvelles. Vous savez, l’Espagne franquiste
n’avait guère de contacts culturels avec l’extérieur.››[87] Y el 12 de septiembre coinciden
en Mont-roig el matrimonio Sert, Gomis y Joan Prats.[88]
Sert, con un error de un año en las fechas, le refiere a Amón esta primera
visita a Cataluña después de la Guerra Civil:
‹‹La guerra
civil me llevó al exilio, a Norteamérica, donde viví cerca de diez años en
condición, prácticamente, de apátrida, sin otro documento que un certificado
notarial que avalaba mi condición civil. En 1947 tuve que venir a España por un
grave asunto familiar. La embajada española en Washington me facilitó un
pasaporte en el que se me garantizaba el retorno a los Estados Unidos. Apenas
llegué aquí, todo fueron dificultades. Se me desposeyó de dicho pasaporte y me
encontré de nuevo sin documento alguno de identidad. Tan penoso y grotesco fue
el caso que para trasladarme de Barcelona a Tarragona, a visitar a mi gran
amigo Joan Miró, necesité un salvoconducto especial. Al fin, y tras no pocas
dificultades, me dejaron retornar a Norteamérica.››[89]
La comunicación
entre el artista y su marchante neoyorquino seguía siendo difícil. En marzo de
1946 Miró le escribe para conseguir una fotografía de su familia (probablemente
era una contraseña). Por fin, la esposa de Matisse, la abnegada Alexina
(Teeny), consiguió un visado para viajar en julio a Barcelona[90],
en principio para escoger pinturas para preparar una nueva exposición, con sus
últimas obras, con la que pretende dejar clara su primacía en el arte
contemporáneo y reivindicar la escuela europea frente al emergente arte
norteamericano, como le escribe en agosto:
‹‹J’ai besoin plus que jamais
de ces toiles pour compléter votre exposition que je tiens à faire le plus tôt
possible. (...) On commence à affirmer que l’école de Paris est finie (...)
avec comme conclusion évidente que l’ecole moderne américaine va montrer le
nouveau chemin, etc (...) montrer avec éclat que l’Europe n’est pas morte mais
au contraire plus active et vivante que jamais. Vous êtes donc en jeu
doublement, non seulement pour votre avenir artistique personnel mais comme le
représentant le plus important de cette école européenne››.[91]
Teeny aprovechó su entrevista
con Miró para preparar un contrato por el cual Pierre Matisse compraba toda su
producción de 1942-1946 salvo las piezas que quisiera mantener en su colección
privada y negociar un nuevo contrato para 1947-1949.[92]
Se medioarregló el problema de enviarle dinero y dialogaron sobre cómo exponer
el impresionante fondo de obras que el artista había acumulado. Miró le
escribió entonces a Matisse y su misiva termina en unos términos tan
agradecidos que no dejan lugar a dudas de que el acuerdo era completo:
‹‹No puede imaginar,
mi querido Pierre, con qué emociones ví a Teeny otra vez. Me hizo volver a los
viejos tiempos. Ella le dirá lo que ha pasado y lo que hemos hablado, pero
sobre todo lo que yo creí, como espero también hacer, es que si trabajamos
juntos sobre una base humana de mutua comprensión, para nosotros será fácil
colaborar. Hay grandes obstáculos para superar, pero espero que lo consigamos.
No perdimos el
tiempo, ¡se lo aseguro! Permítame ofrecerle todos mis cumplidos respecto a
Teeny. Tiene usted en ella una excelente compañera, tan inteligente como
sensible.
En espera de su
visita, déjeme asegurarle, querido amigo, mi más profundo afecto y devoción.››[93]
En la misma carta de
julio de 1946, Miró le informa sobre sus ambiciosos proyectos y de qué está
haciendo para volver al mundo artístico: relacionarse con Braque y Breton, con
el editor Zervos y el galerista Charles Ratton; pintar un fresco en un enorme
muro —no un simple mural—que será el origen de la idea del inmediato mural de
Cincinnati; hacer un film de dibujos animados —esto no lo realizará;
posiblemente le inspiró esta idea la Fantasía de Walt Disney, que se
había estrenado tardíamente en España—; hacer varias copias de sus esculturas
en bronce; continuar adaptando sus obras como diseños para los tapices de Marie
Cuttoli; preparar una edición de Ubu Roi para su amigo Tériade.[94]
Es un programa formidable, que podrá cumplir en buena medida, y con él
que procura convencer a su marchante de que puede contar con su máxima
capacidad de producción.
El acuerdo entre ambos consta en el cuerpo de una carta —que se convirtió en borrador del
nuevo convenio comercial que firmaron— de Pierre Matisse, firmada el 25
de julio de 1946, que probablemente Teeny llevaría consigo para entregarla en
persona al artista.[95]
Le propone comprarle su obra entera de los años de la guerra (1942-1946):
cuadros, gouaches, acuarelas, dibujos y esculturas (nótese que excluye las
cerámicas) y, siguiendo su deseo de guardar una reserva de pinturas, acepta
renunciar una serie de obras de pinturas, gouaches, acuarelas, esculturas,
litografías y cerámicas (ahora sí incluye el término). Sigue una lista
pormenorizada de obras, con fechas, tamaños, materiales…, pero sin los títulos
que permitirían conocer cuáles son. El pago total es de 35.000 dólares, en dos
mitades, una a finales de 1947 y la otra durante 1948, con el compromiso anexo
de pagar los portes, aduanas... y demás gastos para llevar las obras a Nueva
York. Además ofrece comprarle tres cuartos de su producción futura, por una
suma de 15.000 dólares anuales (1.250 al mes) durante 10 años, a partir de
enero de 1947, al cabo de los cuales el pacto se renovaría de acuerdo a nuevas
negociaciones; toma a su cargo el transporte de las obras, y se compromete a
enviar a París las pinturas necesarias para una exposición importante en
Francia. En cuanto a las esculturas, se hace cargo de los gastos de producción
y se harán ocho copias de cada una, de las que se reserva las 1, 2, 3, 5, 6 y
7, mientras que las 4 y 8 corresponderían a Miró, para venderlas al precio
convenido entre ambos. Respecto a los grabados, se compromete a comprar tres
cuartos de la edición, mientras que respecto a los pochoirs en color, Miró se compromete a no hacer más de uno al año,
con una edición máxima de 60 copias. En caso de una nueva guerra Matisse se compromete
a guardarle las mensualidades y Miró a reservarle los tres cuartos de su obra.
Para las ofertas de decoración, ballet… en América bajo su cuidado, Matisse
cobrará una comisión del 30% sobre el precio que Miró reciba, y del 10% sobre
toda oferta que Miró consiga directamente. Finalmente, le recuerda que es una
oferta secreta porque le sería muy gravoso que la conocieran otros artistas de
su galería. Miró firma su aprobación debajo de la carta el 30-VII-1946 y se
añaden tres addendas. La primera
sobre que las obras de 1942-1946 que Miró se reserve no las venderá sin dar a
Matisse un derecho preferente para verlas (y se entiende que para comprarlas).
La segunda sobre que los gastos de transporte de las obras de 1947-1948
comprenderán transporte, seguros y las diferencias de cambio de moneda. La
tercera sobre los 98 gouaches que quedan en Barcelona, que se dividirán en tres
partes iguales, y Miró recibirá una y Matisse las otras dos.
El contrato es
probablemente cambiado o renegociado poco después, pero se mantuvo la fecha de
vigencia del 30 de julio. Matisse le escribe desde París el 16 de agosto
ofreciéndole los mismos términos y añadiendo que colaborará con Pierre Loeb, y
hay todavía una carta posterior de Miró a Matisse del 3 de septiembre en la que
discute detalles del futuro contrato.[96]
Considero que el motivo de que se antedatase fue probablemente excusarse de
antemano de las peticiones que haría Loeb para que le enviara a París parte de
su obra de esos años.
El contrato era
espléndido para Miró, porque el dólar era entonces una moneda fuerte, de alto
valor adquisitivo. Pronto llegaron los encargos a través de Pierre Matisse para
sus primeras obras en EE UU, así como los contratos con Maeght para vender su
obra en Europa. Hacia 1946 Miró todavía no es un hombre rico, pero ya sí
acomodado, lo que explica que gaste con más libertad en libros, materiales,
viajes... comience a buscar una nueva casa (en 1950 se mudará a la calle
Folgaroles y en 1956 a Mallorca) y sostenga unos ambiciosos proyectos vitales
que escribe en un amplio programa que incluye unos viajes a Grecia y Egipto que
finalmente nunca realizó:
‹‹Projectes. /
Podria fer una sèrie de pochoirs, lo que permetria divulgar la meva obra, junt
amb gravats, lithos, etc. / Podria editar un recull de gravats colorits, sigui
a l’aigua-fort, sigui al boix o lithografia, en forma de llibre o carpeta, amb
un poema de l’Éluard. / Editar un llibre amb dibuixos inèdits, de totes
èpoques, començant per la infantesa. / Editar un album amb belles fotos
d’objectes trobats per mi, i per enriquir-lo posar-hi algun pochoir o litho amb
colors, amb un texte poètic o poema, o millor un poema meu, si es troba›› (FJM
4435a) ‹‹Museu coses populars. / Viatges. Grècia. Egipte›› (FJM 4436).[97]
Antes concluyó un
proyecto muy anterior. Se publicó en “Cahiers d’art”, 20-21 (1945-1946) como
folleto sus Jeux poétiques (Juegos poéticos) de 1946, basados en
el cuaderno de prosa poética y poemas de 1936-1939. Era su segundo texto
poético, tras Carnaval d’Arlequin (1938). Es más estructurado, más
convencional que el anterior, pero a la vez más maduro, pues describe con mayor
personalidad propia algunas de sus pulsiones poéticas. Gimferrer (1978) explica
la técnica poética y los elementos de Jeux Poétiques:
‹‹(...) una
successió d’accions descrites segons una estructura gramatical gairebé sempre
molt simple, que arriba fins i tot a acostar-se, de tan rigorosament simètric
com n’és l’esquema, al paral·lelisme gramatical. Externament es tracta de
segments narratius, i cal remarcar que, quan la disposició tipogràfica no
respecta les normes habituals en la prosa, les divisions responen, no pas a cap
pautat mètric o rítmic, que en són absents, ni tan sols al dictats per la
respiració, a les pauses de la lectura en veu alta on aquells recolzen, sinó a
una desmembració dels elements de la frase. (...) L’argument o, més ben dit,
els arguments sucessius que ens hi són narrats es caracteritzen per la
intervenció d’una gran quantitat de personatges o d’elements personificats que
esdevenen agents d’una acció. (...)››[98]
Dupin (1993) informa
sobre Jeux poétiques:
‹‹En 1946,
inmediatamente después de la guerra, los “Cahiers d’art”, que vuelven a salir,
establecen un balance del arte y la poesía tras la sangría de los años
sombríos. Numerosos textos y una iconografía considerable están consagrados a
Miró, el cual, por su parte, divulga unas cuantas páginas, unos cuarenta
versos, anotados diez años antes en sus famosos cuadernos. Su autor les niega
el estatuto de poemas, calificándolos más modestamente con el nombre de Jeux
poétiques. Estos versos son, sin embargo, sorprendentes, suenan bien y
vibran como el acompañamiento natural de las pinturas, el diapasón de su
registro obsesivo: ‹‹Un oeillet rouge éclate sur le bout d’un parapluie
porté par un merlan à queue de perroquet couché sur la neige rose›› (Un
clavel rojo estalla sobre la punta de un paraguas que lleva una pescadilla con
cola de loro acostado en la nieve rosa). Todo el abismo que separa la
ingenuidad de la percepción del genio de la metamorfosis, tan pronto como
oficia la pintura trasluce y se revela en visiones encajadas unas en otras,
entrecruzadas, que abrazan la proximidad de los objetos, de los colores, y
difunden la onda de las pulsiones eróticas, la libertad de las asociaciones:››[99]
Dupin resalta un poema:
‹‹Une
punaise me pique la fesse
je pousse le bouton d’alarme
et une grenouille ‑ youcelle ‑
chaste ‑ vierge ‑
et sainte ‑ et vierge
s’assied a côté du conducteur
un mendiant ramasse
des sous bleus sur le trottoir
une danseuse nue à la chevelure
rousse
chasse des poissons violets
dans l’azur de la Seine.[100]
Y comenta los poemas
en clave de objets trouvés:
‹‹Luego sin trabas,
combinaciones espontáneas, casi inconscientes, de palabras, de objetos, de
tonos, de sensaciones brutas, de sueños y reminiscencias. Como cogidos en el
lindero del bosque, al nacer. Miró, en estas páginas, no escribe para nadie. Su
“poema” no razona, no sinrazona tan plenamente, con tanta alegría cruel y
tierna, sino para servir de puntal, de trampolín, de aguijón a la proyección
inminente, siempre, de las imágenes de la pintura. A la aprobación del signo.
Practica como cándido, como ingenuo, la escritura automática de los
surrealistas. Pero su éxito viene primeramente de que, recitando sensatamente
entre telas y pinceles su lección de palabras incontroladas, no cesa de
mostrarse fiel a su letra, de honrarla, sobrepasando incluso el método para,
protegido contra los engaños, las artimanas, las simulaciones, los resabios
culturales de los que no pudieron nunca liberarse verdaderamente los
surrealistas franceses, en particular Breton, batirlos en su propio terreno.
Así como el arte de Miró es refractario a la pintura surrealista, va más alla,
su poesía en cambio merece, sin lugar a dudas, un certificado de autenticidad
que pocos poetas de la escuela se hallan en condiciones de disputarle.››[101]
Desarrollando las
nuevas posibilidades de su contrato, Matisse negoció en diciembre de 1946 con
Philip Adams, quien, aconsejado por M. Emery (del Museo de Cincinnati),
finalmente encargó a Miró el mural para
la Gourmet Room en el Terrace Plaza Hotel de Cincinnati.[102]
Era un proyecto grandioso (3 x 10 m), que remacharía el éxito de Miró en EE UU
y motivó su primer viaje a este país, en 1947.
NOTAS.
[1]
Miró. Apunte. s/f (probablemente hacia 1949). Doc. FJM 2699.
[2]
Carta de Miró a
Pierre Matisse. Barcelona, Passatge del Crèdit, 4 (26-II-1942). Miró está en
Barcelona. [Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1992-1993):
336, n. 640. / Reus, J. Evasió i exili interior en l’obra de Joan Miró:
1939-1945. 2004: 734.] Los Miró están en Barcelona, porque su madre ha
estado muy enferma, y esperan que se restablezca para poder volver a Palma y
retomar su trabajo. Vuelve a pedir dinero (y se refiere a los dólares que le ha
dejado, en referencia a los de la cuenta personal en Nueva York). Las fechas se
comprueban en unos dibujos sobre las portadas del diario “La Vanguardia” del 4
al 9 de marzo que Miró hizo en la clínica, mientras cuidaba a su madre.
[Permanyer, L. Unos dibujos ya históricos de Miró. “La Vanguardia”
(10-VII-1979) 40.]
[3]
Carta de Pierre
Matisse a Pilar Juncosa. (11-III-1942). [Reus, J. Evasió i exili interior en
l’obra de Joan Miró: 1939-1945. 2004: 734-735.]
[4]
Telegrama de Miró a
Matisse, en inglés. (30-IV-1942). [Reus, J. Evasió i exili interior en
l’obra de Joan Miró: 1939-1945. 2004: 735.] ‹‹Don’t send any more catalogues
writing immediately››.
[5] Carta de Miró a Pierre Matisse. Palma de
Mallorca, C/ Sant Nicolau (12-V-1942). [Russell.
Matisse, Father & Son. 1999: 250. / Reus, J. Evasió i
exili interior en l’obra de Joan Miró: 1939-1945. 2004: 735.] Quieren ir a Mont-roig a finales
de junio. Comenta qué obras está realizando y que ha recibido con placer la
fotografía del grupo de amigos.
[6]
Carta de Miró a
Pierre Matisse. Barcelona, Passatge del Crèdit, 4 (11-VII-1942). [Umland. <Joan
Miró>. Nueva York. MoMA (1992-1993): 336, n. 641. / Reus, J. Evasió i exili interior en l’obra de Joan Miró: 1939-1945.
2004: 736.] Explica que parten en unas horas a Mont-roig y le comunica que
piensa pasar el próximo invierno en Barcelona, donde ha preparado un gran
taller. Trabaja mucho y está muy contento por las noticias del éxito de su
antológica en Nueva York. Lamenta no poder enviarle nuevas pinturas.
[7]
Carta de Pilar
Juncosa a Moncha Sert. Mont-roig (8-IX-1942). [Reus, J. Evasió i exili
interior en l’obra de Joan Miró: 1939-1945. 2004: 736-738.]
[8]
Permanyer. Miró.
La vida d’una passió. 2003: 135.
[9]
Esta época ha sido aún poco estudiada por los historiadores y muchas de las
fuentes pecan por apasionamiento o partidismo, cuando no por afán de esconder
conductas pasivas. Sobre la situación cultural y artística en la posguerra en
Cataluña, véase: Julián, Inmaculada. Ruptura i renovació en el camp artístic
a Catalunya: 1940-1955. “D’Art”, 6-7 (V-1981) 16-35. Se centra en Salons
d’Octubre, Dau al Set y Grup R. También AA.VV. Dossier: La literatura
catalana de resistència al franquisme. “L’Avenç”, 6 (X-1977) 19-47.
[10]
Lafaye. Miró, la constellation de Majorque. Declaraciones de
Maria-Dolors Miró. “CdA”, 501 (XII-1993): 58.
[11]
Junoy fue crítico de arte de “La Vanguardia Española” desde 1941, con artículos
contra Picasso entre otros, aunque al parecer era una pose para agradar al
régimen. Así, su dura crítica en 1946 al libro de Alexandre Cirici, Picasso
abans de Picasso, en el que le descalificaba como enemigo de la sociedad, del
alma y del bien, pero luego se excusaba en la calle: “Ja comprendreu que una
cosa és el que un escriu i una altra el que pensa”. [Barral, X. Retallar el blau. Assaig sobre l’art català
del segle XX. Pòrtic. Barcelona. 2001: 102.]
[12]
Julián, Inmaculada. Ruptura i renovació en el camp artístic a Catalunya:
1940-1955. “D’Art”, 6-7 (V-1981): 17.
[13]
Carta de Amat Roses a Ricart. Barcelona (27-X-1942) BMB 63.
[14]
Perucho. Nota sobre Salvador Dalí. “Ariel” (julio-agosto 1946). cit.
Minguet. Joan Miró. L’artista i el seu entorn cultural (1918-1983).
2000: 72, n. 71.
[15]
Carta de Miró a F.V. Foix, en Barcelona (Sarrià), C/ Setanti, 5, 31. Palma, Miñonas 11, entlo izquierda (5-I-1942) FJM.
Felicitación de Año Nuevo. ‹‹Un bon record, feliç 1942. Pilar. Miró››. Esta
concisión Miró la reservaba a los conocidos con sólo cierta estimación
personal, siendo más efusivo con los buenos amigos y que no haya más
felicitaciones hasta 1971 es otra señal concluyente en este sentido.
[16]
Coca, J. Joan Brossa o El pedestal són les sabates (34), cit. en Vallès.
Joan Brossa: les sabates són més que un pedestal. 1996: 28, n. 27. Coca
y Lubar datan el encuentro en 1941. [Lubar. Joan Ponç. 1994: 55, n. 51].
[17]
Foix. Definicions. “Ariel”, v. 1, nº 2
(VI-1946) 26. Reprod. por V. Combalia. L’amistat
entre Foix i Miró. *<J.V. Foix, investigador en poesia i amic de les
arts>. Barcelona. Fundació La Caixa (1994): 108 y n. 17.
[18]
Miró las ilustra con garabatos de bolígrafo y cercas de colores espontáneos. La
del 17-I-1971 tiene el texto AQue aquest any, estimat Foix [dorso] et sigui ben
venturós i ens porti a tots el vol lliure de les orenetes. Un fort abraç,
Miró”; la del 5-XI-1973 AVisca. Visca en J.V. Foix. Amb un fort abraç, Miró”. [Combalía. L’amistat entre Foix i Miró. *<J.V. Foix,
investigador en poesia i amic de les arts>. Barcelona. Fundació La Caixa
(1994): 110.]
[19]
La pieza de Miró se reprod. en Combalía. L’amistat entre Foix i Miró. *<J.V. Foix,
investigador en poesia i amic de les arts>. Barcelona. Fundació La Caixa
(1994): 108.
[20]
Carta de J.V. Foix a Miró. Barcelona (28-IV-1978) FPJM.
[21]
Debate Cirlot-Jardí, en Barral; et al. L’art de la Victòria. 1996:
166-167.
[22]
Carta de Ràfols a Ricart. Barcelona (‹‹Diada de l’Encarnació del Fill de
Déu››-1942) BMB 992.
[23]
Ibarz, Joaquim. Joan Miró, fiel a Catalunya y a la dignidad humana.
Declaraciones de Miró. “Tele-Expres” (15-I-1977) 7.
[24]
Umland. <Joan
Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 336, n. 646.
[25]
La familia, como en
1932-1936, tenía los pisos segundo para la madre y el tercero para él y su
esposa e hija, mientras el taller estaba en el ático del cuarto piso. En
cambio, Permanyer dispone el primer piso como casa de la madre, el segundo para
el matrimonio y el tercero para el taller. [Permanyer. Miró. La vida d’una
passió. 2003: 135.] Las diferencias
pueden deberse a contar la planta baja como la primera. La prueba de que eran
cuatro pisos son las fotografías que aparecen en Giralt-Miracle, D. Joaquim
Gomis. Joan Miró. Fotografías
1941-1981.
1994: 26 y ss. La planta baja, comercial, tiene un mezzanino, mientras la parte residencial de la casa de Miró tiene
cuatro pisos (p. 26). La estructura y los acabados de la fachada (p. 28) son de
gran calidad. El piso que sirve de taller es relativamente amplio pero de
moderada altura (p. 45-49). El taller se extiende a la amplia terraza superior
(pp. 29-31), de propiedad particular de Miró. Otra fuente en el mismo sentido
es una carta de Miró a J.L. Sert y Moncha Sert. Barcelona, Passatge del Crèdit,
4 (10-III-1943). [Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1992-1993):
336, n. 647. / Reus, J. Evasió i exili interior en l’obra de Joan Miró:
1939-1945. 2004: 739-740.] En ella explica que viven en Barcelona, tomando el último piso como
taller.
[26]
Dupin. Miró. 1993: 258.
[27]
Juncosa, Ll. Apunts per a una petita biografía, en Estel. 2000:
37.
[28]
Carta de Pierre Matisse a Pilar Miró (11-III-1942). [*<Pierre Matisse and
his Artists>. Nueva York. The
Pierpont Morgan Library (2002): 194.]
[29]
Carta de Miró a Pierre Matisse (12-V-1942). cit. Russell. Matisse, Father &
Son. 1999: 250.
[30]
Carta de Miró a Pierre Matisse (11-VII-1942). [*<Pierre Matisse and
his Artists>. Nueva York. The
Pierpont Morgan Library (2002): 194.]
[31]
La datación se concluye de Antonio del Castillo. J. Llorens Artigas, en
Argos. “Diario de Barcelona” (29-XI-1942). Con los mismos datos hay otro
artículo (31-X-1943), lo que apunta a que en ambos año expuso los resultados de
su trabajo del verano. Que en diciembre de 1942 continuaba abierta la
exposición se concluye de dos artículos fechados el de Fernando Gutiérrez, Poesía
luminosa del barro / J. Llorens Artigas. “La Prensa”, Barcelona
(5-XII-1942), y de Joan Teixidor. Cerámica de Llorens Artigas.
“Destino”, Barcelona, nº 281 (5-XII-1942). [Miralles, F. Llorens Artigas.
Catàleg d’obra. 1992: bibliografía, 390-391.] Dupin. Miró. 1962: 466, data en noviembre-diciembre 1942 este reencuentro
y el inicio de su colaboración, basándose en el propio Artigas en Route ensemble.
“Derrière le Miroir”,
nº 87/89 (VI-1956). Por su parte, Umland. <Joan Miró>.
Nueva York. MoMA (1993-1994): 336, n. 648, aunque también acepta que fue en
1942, apunta que en la Galerie Adrien Maeght hay un Vase de ambos artistas fechado en 1941; pero
consideramos que es un error de datación.
[32]
Una prueba de su relación en 1942 es un apunte de Miró en sus notas de
1941-1942: ‹‹cuando
Llorens fija las vasijas con un pulverizador y barniz blanco obtiene una buena
calidad›› [Rowell. Joan Miró. Selected Writings and
Interviews. 1986: 179. / Rowell. Joan Miró.
Écrits et entretiens. 1995: 197. / Rowell. Joan Miró. Escritos y
conversaciones. 2002: 257.] En cambio, en una entrevista Miró fecha en 1944
su interés por la cerámica. [Chevalier,
Denys. Miró. “Aujourd’hui, Art et Architecture”
París, v. 7, nº 39 (XI-1962) 6-13. cit.. Rowell. Joan Miró. Selected Writings and
Interviews. 1986: 269. / Rowell. Joan Miró. Écrits et
entretiens. 1995: 290. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones.
2002: 358.
[33]
Carta de Miró a Pierre Matisse. Barcelona, Passatge del Crèdit, 4
(1-VI-1943). Miró trabaja
en Barcelona. [Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994):
336, n. 650.] Carta de Miró a J. Ll. Sert. Barcelona, Passatge del Crèdit, 4
(10-III-1943). Miró trabaja en el mismo cuarto piso. [Umland. <Joan Miró>.
Nueva York. MoMA (1993-1994): 336, n. 651.]
[34]
Juncosa, Ll. Apunts per a una petita biografía, en Estel. 2000:
38.
[35]
Castillo; Sardá. Conversaciones
con José “Pepín” Bello. 2007: 167-168, cit. 168.
[36]
Carta de Miró a
J.J. Sweeney. Barcelona, Passatge del Crèdit, 4 (¿VI?-1943). Miró trabaja en
una serie de litografías (Barcelona)
y va a comenzar a trabajar la cerámica con Artigas, está pensando en la
escultura, y piensa que todos esos nuevos medios de expresión van a enriquecer
su lenguaje pictórico. [Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994):
336, n. 653.] Otra fuente es la carta de Miró a Pierre Matisse. Barcelona,
Passatge del Crèdit, 4 (1-VI-1943). Miró apunta que en las próximas vacaciones
en Mont-roig intentará hacer esculturas. [Umland. <Joan Miró>.
Nueva York. MoMA (1993-1994): 336, n. 654, que puntualiza que no hay esculturas
de 1943 en el catálogo razonado de Jouffroy; Teixidor.]
[37]
Carta de Miró a
J.L. Sert y Moncha Sert. Barcelona, Passatge del Crèdit, 4 (10-III-1943).
[Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1992-1993): 336, n. 651. /
Reus, J. Evasió i exili interior en l’obra de Joan Miró: 1939-1945. 2004:
739-740.]
[38]
Carta de Miró a
Pierre Matisse. Barcelona, Passatge del Crèdit, 4 (1-VI-1943). Miró trabaja en
Barcelona. [Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1992-1993):
336, n. 650. / Russell. Matisse,
Father & Son. 1999: 250. / Reus, J. Evasió i exili interior en l’obra de Joan Miró:
1939-1945. 2004: 740-741.]
[39]
Carta de Miró a Calder. Mont-roig (15-VIII-1943) Calder Foundation. cit.
Punyet. <Calder>. Barcelona. FJM (20 noviembre 1997-15 febrero
1998): 144. Lo más probable es que Calder respondiera, pero no consta en la
documentación consultable en los archivos españoles.
[40]
Carta de Miró a
Pierre Matisse. Barcelona, Passatge del Crèdit, 4 (24-XI-1943). [Umland. <Joan
Miró>. Nueva York. MoMA (1992-1993): 336, n. 656. / Reus, J. Evasió i
exili interior en l’obra de Joan Miró: 1939-1945. 2004: 740-742.]
[41]
Carta de Miró a P. Matisse. Barcelona (VI-1943). cit. Russell. Matisse, Father &
Son. 1999: 250. Parece que el
marchante la recibió en noviembre de 1943 y la siguiente es del 17-VI-1944
[op.cit. 251].
[42] Julián; Tàpies. Diálogo sobre arte, cultura y sociedad. 1977: 22.
[43]
El 22 de agosto de 1944, el secretario general de Educación comenzó a firmar
las órdenes contra los colaboracionistas en los museos. Fueron también
apartados los artistas que habían viajado a Alemania en noviembre de 1941
invitados por Breker y la administración ocupante; algunos eran muy conocidos:
Van Dongen, Derain, Vlaminck, Segonzac, Landowski...
[44] Collectif du Front
Nationale des Arts. “Les Lettres Françaises” (21-X-1944). cit. Aracil; González. El siglo XX: entre la muerte del
arte y el arte moderno. 1982: 350.
[45]
cit. Dorléac. L’Art en France pendant l’Occupation. III. Le retour vers la lumière.
“Beaux Arts”, 135 (VI-1995): 112.
[46]
Picasso. cit. en Armada, Alfonso. Picasso y las huellas de la guerra.
“ABC Cultural”, 375 (4-II-1999) 46. Reseña de exposición <Picasso y los
años de la guerra: 1937-1945>. Nueva York. Guggenheim (4 febrero-9 mayo
1999), 75 grabados, pinturas, dibujos y esculturas.
[47]
Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 336, n. 659. Se
basa en tres cartas: Carta
de Miró a Valentine Dudensing. Barcelona, Passatge del Crèdit, 4 (7-III-1944).
/ Carta de Miró a Paulo Duarte. Barcelona, Passatge del Crèdit, 4 (15-V-1944).
/ Carta de Miró a Pierre Matisse. Barcelona, Passatge del Crèdit, 4
(17-VI-1944).
[48]
Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 336, n. 667, se
basa en el anuncio del fallecimiento, en Biblioteca de Catalunya. / Permanyer. Miró. La vida
d’una passió. 2003: 137. Apunta que
ella le cedió en los últimos años toda su fortuna, aunque él no hizo uso de su
condición de hereu. En cambio, Miró, en una carta a Pierre Matisse se
queja de problemas económicos porque ha debido dividir su fortuna con su
hermana, por lo que le exige que le envíe dinero, un mínimo de 300 dólares al
mes; o de lo contrario tendrá que vender un inmueble (se entiende que la casa
barcelonesa) e irse a vivir a Mont-roig, lo que afectaría a su creatividad. Y
para estimularle, “amenaza” con una posible exposición en París de sus obras de
la guerra, que solicita le envíe a través de la embajada francesa en
Washington. [Carta
de Miró a Pierre Matisse. Passatge (18-VI-1945). cit. Reus, J. Evasió i exili
interior en l’obra de Joan Miró: 1939-1945. 2004: 773-774.] / Ràfols cuenta su consternación por la muerte de la
madre de Miró. [Carta de Ràfols a Ricart. Barcelona (Dia de Sant Joan,
24-VI-1944) BMB 1022].
[49]
Juncosa, Pilar. Monòlegs
d’una bella memòria, en Juncosa; et al. Estel.
1994: 27.
[50]
Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 336, n. 660 y
661. Se basa en Carta
de Miró a J.J. Sweeney. (¿II?-1944).
[Sweeney, J.J. Miró’s Mirror Magic. “Town and Country”, Nueva York, v.
100, nº 4.271 (IV-1945) 126. cit. Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994):
336, n. 661.]
[51]
Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 336, n. 664.
Parte delas fotografías en la PMF.
[52]
Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 336, n. 665. Se
basa en carta de
Miró a Paulo Duarte. Barcelona, Passatge del Crèdit, 4 (15-V-1944). Menciona la
serie Barcelona, con sus 50
litografías, la mayoría de 70 x 50, completadas en mayo de 1944. / Rowell.
Joan Miró. Selected
Writings and Interviews. 1986: 31, 173, la fecha en 1944. / Jeffett. Chronology. <Joan
Miró. Paintings and Drawings 1929-41>. Londres. Whitechapel Art Gallery
(1989): 126-127, la data en 1939-1944.
[53] Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994):
336, n. 660. Se basa en carta de Miró a Pierre Matisse. Barcelona, Passatge del Crèdit, 4
(17-VI-1944).
[54]
Carta de Miró a
Pierre Matisse. Barcelona, Passatge del Crèdit, 4 (17-VI-1944). [Umland. <Joan
Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 336.]
[55]
Carta de Miró a
Pierre Matisse. Barcelona, Passatge del Crèdit, 4 (1-VI-1943). Miró apunta que
pasará las vacaciones en Mont-roig. [Umland. <Joan Miró>. Nueva
York. MoMA (1993-1994): 336, n. 669.] Umland precisa asimismo que en el
cuaderno FJM 350-3533 hay esbozos de cerámicas, datados en 7-VIII-1944 (FJM
3510), 22-VIII-1944 (FJM 3512), 20-IX-1944 (FJM 3513), así como otros que se
desarrollarán en 1944-1946.
[56]
Carta de Pierre
Matisse a Soby. Nueva York (28-XI-1944). Col. MoMA, Nueva York. [Umland. <Joan
Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 337, n. 670.]
[57]
Carta de Miró a
Pierre Matisse. (7-XII-1944). [Reus, J. Evasió i exili interior en l’obra de
Joan Miró: 1939-1945. 2004: 758.]
[58]
Minguet. Joan Miró. L’artista i el seu entorn cultural (1918-1983). 2000: 18.
[59]
Perucho, Joan. El ‘genius loci’ de Joan Miró. “ABC” (7-V-1993). Hay
otras versiones del primer encuentro de Miró y Perucho, que apunto en mi
estudio sobre la relación entre ambos.
[60]
Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 337, n. 671.
[61]
<Mundo de Juan Eduardo Cirlot>. Valencia. IVAM (1996): 341.
[62]
Teixidor, Joan. Joan Miró y su siglo. “La Vanguardia” (20-IV-1983).
[63]
Tharrats, Joan-Josep. Un temps i un lloc per a ‹‹Dau al Set››. “Diari de
Girona (30-X-1988).
[64]
Dupin. Miró. 1993: 275.
[65]
Julián; Tàpies. Diálogo
sobre arte, cultura y sociedad. 1977: 23-24.
[66]
Cirici. Miró en su obra. 1970: 146.
[67] Carta de Pierre Matisse a Miró (17-I-1945). [Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 337, n.
673.] “Ha sido una
gran alegría para nosotros ver vuestras obras después de estos largos años de
silencio. La opinión es unánime y el público ha descubierto la exposición muy
emocionante. Ha alcanzado un grado sin precedentes de intensidad poética y el
color y la línea tienen una maestría mágica.” “Con el consejo de bastante
gente, [Sert], Sweeney, Breton y Duarte, he decidido mostrar sólo 16 de los 22
gouaches”. El marchante pensaba rotarlos de manera que todas tuvieran la
oportunidad de ser vistos. Lo
mismo se publica en Beaumelle; Monod-Fontaine; Schweisguth (eds.). *<André
Breton. La
beauté convulsive>.
París. MNAM (1991): 363, aunque se omite el nombre de Sert. / Transcripción en
inglés en Reus, J. Evasió i exili interior en l’obra de Joan Miró: 1939-1945.
2004: 762.
[68]
Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 337, n. 671.
Considera que estas obras (Dupin 643-661) fueron realizadas en su estudio del
Passatge del Crèdit, 4, en fechas entre 26 de enero y 7 de julio. La última de
la serie fue datada en 8 de octubre.
[69]
Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 337, n. 684. Se
basa en que hay unos esbozos de estos pájaros (FJM 3520a, FJM 3521), datados en
diciembre 1945. En ambas páginas hay una nota que sugiere que las versiones en
bronce se completaron en 1946. Por el contrario, hay fuentes secundarias que
fechan los bronces en 1944 [David Sylvester. About Miró Sculpture. <Miró Bronzes>. Londres. Hayward
Gallery (1 febrero-12 marzo 1972): 9.]
Una versión en terracota, fechada en 1945, aparece en Sweeney. Atmósfera Miró.
Fotoscop Gomis-Prats. 1959: nº 29.
[70]
Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 337, n. 680 y
681, data la salida de Barcelona después de acabar Bailarina española el 7 de julio, y apunta el regreso después del
18 de septiembre, pues en esa fecha hay una carta a Pierre Matisse desde
Mont-roig.
[71]
Carta de Miró a
Pierre Matisse. Barcelona, Passatge (3-X-1945). [Umland. <Joan
Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 337, n. 682.] Apunta otras cartas a
Pierre Matisse de fechas 30-X, 7-XI, 8-XI, 18-XI, y una carta a Breton el
19-XII.
[72]
Permanyer. Miró.
La vida d’una passió. 2003: 143, informa que quien intentó pasar fue
Marguerite, la hermana del marchante, y que fue liberada tras algunas
gestiones. Pero la carta del 2 de noviembre que citamos abajo de Henri Matisse
a su hijo Pierre indica inequívocamente que este fue el protagonista. Sí es
posible que su hermana Marguerite se ofreciera a hacerlo, del mismo modo que al
final fue su esposa quien contactó con Miró.
[73] Russell. Matisse, Father &
Son. 1999: 253-255.
[74] Carta de Henri Matisse a Pierre Matisse. Vence (2-XI-1945). cit. Russell. Matisse, Father & Son. 1999:
243. El padre también le ha escrito a Miró ese mismo año, celebrando que
con el final de la guerra al fin podrán volver a verse : “Por fin, vamos a reunirnos de
nuevo”. Sin embargo el encuentro se hará tarde, el 4 o 5 de marzo de
1948 [Carta de Henri Matisse
a Miró. (8-V-1945). [Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1992-1993):
337. / Reus, J. Evasió
i exili interior en l’obra de Joan Miró: 1939-1945. 2004: 766.]
[75] Carta de Henri Matisse a Pierre Matisse.
Vence (2-XI-1945). cit. Russell. Matisse, Father & Son. 1999: 243.
[76]
Carta de Miró a Marie Cuttoli, en París (18-VI-1945). La felicita por haber
vuelto, le comunica que ha trabajado mucho durante estos terribles años, espera
que haya visto su reciente exposición en la Pierre Matisse Gallery de las Constelaciones,
le comunica que prepara una gran exposición en París para el otoño (es la que
promueven Zervos, Rebeyrol y Laugier y a la que se añadirá Loeb), y le comenta
que desea volver a colaborar en sus tapicerías. [Rowell, M. Joan Miró
(letters). “Cahiers du Musée National d’Art Moderne”, nº 43 (primavera
1993): 92.] En una carta de Miró a Pierre
Matisse en 1946 le explica que quiere volver a realizar diseños de tapices para
Cuttoli. [cit.
Russell. Matisse, Father & Son. 1999: 255.]
[77] Reyna, F. Les Soirées de Paris: A propos de
“Roméo et Juliette”, Salle Pleyel. “Pariser Zeitung” (18-VI-1942).
Col. FPJM, v. II, p. 139.
[78]
Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 337, n. 685. Se
basa en dos cartas.
La primera de Miró a Pierre Loeb. Passatge (27-I-1946) FJM 721. La segunda de
Miró a Tristan Tzara. Passatge (20-VII-1946), en la que menciona sus planes de ir al
campo en unos pocos días.
[79]
Recibo de pago por
Miró a Archive Photographique Gomis-Prats de 3.612 pesetas el 30-I-1946, que
probablemente pagó posteriormente Pierre Matisse [PML, PMG B 18, 37.]. En esta
misma carpeta hay correspondencia sobre un interesante asunto que revela la
índole de los contactos entre el marchante y el círculo de Miró. Comienza con
una carta s/f de Prats a Pierre Matisse, informándole que han recibido su
encargo por medio de su esposa Teeny de una serie de fotografías en color de
las pinturas, y pidiéndole que le envíe película en color porque carecen de
ella en España. Una carta de Joaquim Gomis a Pierre Matisse (24-IV-1946)
solicitando también este material en color, así como instrucciones sobre cómo
emplearlo. Una carta de Joaquim Gomis a Pierre Matisse (31-V-1946) comentando
un encargo de Sweeney de 48 fotografías de entre las 516 de su archivo. Una carta de Joaquim Gomis a Pierre Matisse
(22-VI-1946), que anuncia el envío de 14 fotografías representando 19 obras de
Miró. Y una carta de Joaquim Gomis a Pierre Matisse (12-XI-1946), sobre tres
envíos de fotos con 50 fotos, hasta llegar a un total de 97. Pierre Matisse
contesta en carta a Gomis (26-XI-1946), agradeciéndole su trabajo y propone
pagarle lo que es usual en Nueva York, esto es, 50 centavos por cada una,
48,50$ en total por 97 fotos. Gomis le contesta (3-XII-1946) que han hablado
con un fotógrafo norteamericano y han pensado como precio en 3 dólares por
foto, y teniendo en cuenta que han enviado 149, resultan 447$. Pierre Matisse
le contesta el 19-XII-1946, anunciándole que le ha telegrafiado ordenando parar
el envío de fotografías, y explicando su incomprensión sobre su precio para las
fotografías, porque reclama lo que cobran los mayores fotógrafos especialistas
para catálogos, sin tener en cuenta que las que él ha hecho no le servirán para
dicho fin. Gomis le replica el 23-XII-1946 explicándole pormenorizadamente los
gastos y apuntando que es un precio normal en Europa. No hay documentación
posterior.
[80]
Fundición Artística Tanagra, sita en Hospitalet. Su director y propietario
principal era V. Gimeno Blanes. Joaquim Gomis tomó fotografías del trabajo de
Miró y Gimeno en junio, y hay notas de Miró sobre la fundición de al menos dos
esculturas entre abril y noviembre. En ello se basa la datación de
abril-noviembre de Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 337, n. 686.
[81] Delanglade, F. Formes
et couleurs: Livres et Revues d’art. “La France au combat” (2-V-1946). Col.
FPJM, v. II, p. 164. / Anónimo. Le
Courrier littéraire. “France industrielle” (8-V-1946). Col. FPJM, v. II, p.
164. / Anónimo. Anuncio de Variété.
“Franc-Tireur” (15-V-1946). Col. FPJM, v. II, p. 164. / Anónimo. “Arts”,
Lyón/París (10-V-1946). Col. FPJM, v. II, p. 164. / Anónimo. Variété, nº 2 (…). “Bulletin Hebdomadaire des Informations culturelles” (1-VI-1946). Col.
FPJM, v. II, p. 164.
[82] Carta de los Miró a los Calder en Roxbury.
Barcelona (12-II-1946). [*<Joan Miró - Alexander Calder>. Basilea. Galerie Beyeler (2004):
267.]. Han recibido un libro ilustrado por Calder, probablemente Three Young Rats and Other Rhythms
(Sweeney lo había editado).
[83]
Carta de los Miró a
los Calder en Roxbury. Barcelona (18-III-1946). [*<Joan Miró -
Alexander Calder>. Basilea.
Galerie Beyeler (2004): 267-268.]. Han recibido unos regalos de los Calder: una
pulsera para Maria Dolores, lápices suizos (Caran d’Ache) de color para Miró…
así como reproducciones de sus esculturas.
[84]
Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 337, n. 689. Se
basa en dos cartas. La primera de Miró a Tristan Tzara. Passatge (20-VII-1946), en la que menciona sus planes de ir al
campo en unos pocos días. La segunda de Miró a Pierre Matisse. Mont-roig
(22-IX-1946).
[85]
Giralt-Miracle, D. Joaquim Gomis. Joan Miró. Fotografías 1941-1981. 1994: 63-125. Hay una
fotografía de Prats, Miró, Gomis y su esposa Odette, y las respectivas hijas,
Dolors Miró, Odette Gomis y Ana Maria Prats, en la playa de Mont-roig en 1946,
en p. 14, y ya desperdigados, en 87-91. Miró aparece haciendo gimnasia sueca en
90-91. Las imágenes muestran el excelente estado de mantenimiento de los
edificios (pp. 64-67) y el cuidado de los campos de huerta, algarrobos,
olivares, viñedos… (68, 69, 75, 78, 79). La familia (9 personas) de los masovers en la p. 102.
[86] Giralt-Miracle, D. Joaquim Gomis. Joan
Miró. Fotografías
1941-1981.
1994: fotografía del matrimonio Miró, Joaquim Gomis y el norteamericano,
con el nombre erróneo de Leroy Mekepeace, en p.13. Otra versión errónea del nombre es Leroy
McPiece [Raillard. Ceci es la couleur de mes rêves. 1977: 256-257. cit.
Minguet. Joan Miró. L’artista i el seu entorn cultural (1918-1983).
2000: 15-16.] Miró fechó erróneamente en 1947 su encuentro con Makepeace [Amón.
Entrevista a Miró. “El País” (4-V-1978).] LeRoy Makepeace (1915-1990)
sirvió en la posguerra en España y después fue embajador en Paraguay.
[87]
Honegger, entonces grabador, trabaja entonces para la Centrale suiza de
promoción del comercio. [Prat. <Miró>. Fondation Gianadda (1997):
118.]
[88]
Tarjeta postal de
Miró a los Calder en Roxbury. Mont-roig (12-IX-1946). [Huttton; Wick. *<Joan Miró -
Alexander Calder>. Basilea.
Galerie Beyeler (2004): 266, se data en 1945, pero a Sert las autoridades
españolas sólo le concedieron permiso para viajar a Barcelona desde mediados de
agosto hasta octubre de 1946, debido a una grave enfermedad de su madre, como
señala Rovira. <Sert 1928-1979. Medio siglo de arquitectura. Obra completa>.
Barcelona. FJM (2005): 111. y Rovira. Sert
y Giedion. “DC: revista de crítica arquitectònica / Papeles DC”, nº
13-14 (2005): 167, n. 267. Comunican que están todos muy
bien, y envían saludos los Miró, Joaquim Gomis, Moncha Sert, Joan Prats y J.Ll.
Sert. Al respecto apuntemos que Sert recordaba este primer viaje en 1947 o 1948
y que necesitó un permiso especial del Gobierno para visitar a Miró en
Mont-roig. [Sert. Declaraciones a Fernando González Ledesma y Félix Pujol. “La
Vanguardia” (24-IX-1978) 9 y 95 (con este recuerdo).]
Hay una fotografía de Sert, Miró y su esposa, tumbados
en la playa. Col. Sucessió Miró Patricia Juncosa [Juncosa. Cronologia
comparada. *<Miró - Sert: La
construcció d’una amistat>. Palma de Mallorca. FPJM (2006- 2007): 204. /
Juncosa. Miró / Sert en sus propias palabras. Correspondencia 1937-1980. 2009: 726, repite el error.], sugiere, por la situación de la fotografía
en la cronología, que se hizo hacia 1932, pero por la edad aparente de los tres
es más probable que sea 1946, lo que apoya que Pilar lleva un vestido y Miro un
bañador que también llevan en las imágenes de este año. Patricia Juncosa
identifica la playa como la de Palma de Mallorca, pero parece más bien el
extremo norte de la de Mont-roig. La visita de Prats y Gomis también está
documentada fotográficamente en 1946 y no en 1945, como vemos en la nota
anterior, y la imagen con Sert citada podría ser una de las tomadas por Gomis.
En cambio, no parece probable, porque Pilar nos parece aquí más joven, que se
tomara en la playa ibicenca que está a los pies de la casa de Sert en Cap
Martinet, durante la estancia que los dos matrimonios gozaron en Ibiza en la segunda semana de agosto de 1958.
[89]
Amón, Santiago. Entrevista. Sert: “Veo
con optimismo el momento de España”. “El País” (21-V-1978). Es
posible que el error no sea de Sert sino de la transcripción de Amón, que
cometía bastantes errores cronológicos.
[90]
Carta de Miró a
Pierre Matisse. Passatge
(20-VII-1946). [Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994):
337, n. 687.] Menciona la
visita de Alexina Matisse. También hay fotografías de ella, Miró, Prats y Gomis
datadas en julio de 1946, en la PMF.
[91]
Carta de Pierre Matisse a Miró (16-VIII-1946). [*<Pierre Matisse and
his Artists>. Nueva York. The Pierpont Morgan Library (2002): 209-210.]
[92] Giralt-Miracle, D. Joaquim Gomis. Joan
Miró. Fotografías
1941-1981.
1994: fotografía de ella, Miró y Artigas en el taller de éste, en p. 53.
[93] Carta de Miró a P. Matisse
(VII-1946). cit. Russell. Matisse, Father & Son. 1999: 255. Miró no podía prever que Teeny y
Pierre Matisse se divorciaran poco tiempo después. Ella se casó con Marcel
Duchamp y él con Patricia, que también fue una gran ayuda en su galería.
[94] Carta de Miró a P. Matisse
(VII-1946). cit. Russell. Matisse,
Father & Son. 1999: 255.
[95]
Carta de Pierre Matisse a Miró (25-VII-1946). [Reus, J. Evasió i exili interior en l’obra
de Joan Miró: 1939-1945. 2004: 790-797. Reus comenta que la carta tiene
numerosas correcciones manuscritas.]
[96]
Carta de Pierre Matisse a Miró (16-VIII-1946) y Carta de Miró a Pierre Matisse
(3-IX-1946). cit. Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994):
337, n. 690 en p. 358. Pérez Miró. La recepción crítica de la obra de Joan
Miró en Francia, 1930-1950. 2003: 253, n. 1002 considera que Umland razona
que el contrato es de fecha anterior al 30 de julio, en contra de nuestra
interpretación de que argumenta con razón que es posterior.
[97] Miró. Cuaderno de apuntes 1942-1943. Docs. FJM 4435-4436. Este
documento, según el inventario de la FJM sería de 1942 y está recogido en el
cuaderno de esa época, pero por su contexto se entiende que es posterior, hacia
1945-1946 o más tarde. Miró también incluyó hojas de 1941 en este cuaderno que
recopilaba sus notas personales más elaboradas.
[98]
Gimferrer. Miró, colpir
sense nafrar.
1978: 126-128. El estudio se extiende a 126-136.
[99] Dupin. Miró. 1993: 442.
[100] ‹‹Una chinche me pica en la nalga / tiro de la alarma / y una
rana ‑ doncella ‑ casta ‑ virgen ‑ y / santa ‑y virgen / se sienta junto al
conductor / un mendigo recoge / unas perras azules en la acera / una bailarina
desnuda de cabello pelirrojo / caza peces violeta / en el azul del Sena.››
[cit. Dupin. Miró. 1993: 442-443].
[101] Dupin. Miró. 1993: 443-444.
[102] Carta de Pierre Matisse a Miró. (20-XII-1946). [Umland.
<Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 337, n. 693.] Apuntemos que su esposa
Alexina “Teeney” era natural de Cincinnati y pudo tener un papel ser importante en el encargo del mural. [Idea tomada de la
reseña de Carter Brown, J. The Art of the
Deal. “The New York Times” (20-VI-1999), del libro de Russell, John. Matisse, Father & Son. 1999.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario