La estética de Miró. 11. La fotografía.
Hay que señalar la gran importancia de la fotografía como fuente de
inspiración de Miró, lo mismo que ocurría con muchos otros artistas
vanguardistas de los siglos XIX y XX.
Miró entendió la
reivindicación de la fotografía por la estética surrealista y ello conllevó que
su relación con ella sea a menudo poética, como en Pintura-poema (“Foto.
Este es el color de mis sueños”) (1925), en la que defendería la valía de
sus compañeros fotógrafos surrealistas, de quienes admiraba su estética
transgresora de las convenciones tradicionales del cuerpo y el objeto.
Fanés (2007) resume
que ‹‹(…) para aquella generación, primero dadaísta después surrealista, la
fotografía representaba la imagen mecánica que había sustituido en los sistemas
de representación tradicionales a la pintura. Su despersonalización técnica se
veía como una característica esencial de lo moderno en oposición al
subjetivismo decimonónico representado por la pintura. La fotografía, por otra
parte, se hallaba estrechamente asociada a la expansión pública del surrealismo
(…)››. [Fanés. Pintura, collage,
cultura de masas. Joan Miró, 1919-1934. 2007: cit. 88-89. Para el
comentario de esta pintura en relación con la fotografía surrealista véanse las
pp. 86-89. Sigue el apartado Usos de la
fotografía (89-91) para el ideario surrealista sobre la fotografía,
particularmente su uso intensivo en la revista “La Révolution surréaliste”
tomando como modelo una famosa revista científica, “La Nature”, y la
desconexión entre la imagen y el texto de pie de ésta. Apunto que esto mismo
encontramos en muchos artículos de la revista de Zervos “Cahiers d’Art”, cuyas
fotografías de acompañamiento no guardan relación alguna, hasta sugerir que su
relación es precisamente su total oposición temática.]
Pero
la mayoría de las veces Miró la usa de un modo utilitarista, como técnica de
reproducción de la realidad, facilitando una iconografía, p.e. para los Interiores
holandeses de 1928 o los dibujos-collage de 1933-1934, llamando la atención
que para inspirarse nunca usase fotografías propias, sino tomadas en serie para
tarjetas, álbumes, libros, revistas... O en su correspondencia con marchantes,
galeristas y críticos, en la que es un tema recurrente las fotografías de las
obras para ilustrar los catálogos y artículos. Entre los primeros
ejemplos de petición de fotografías están, de un marchante, la carta de Léonce
Rosenberg a Miró a Passatge del Crèdit, 4. París (7-X-1922) FPJM, y de un
crítico, la carta de Gasch a Miró, en Mont-roig. Barcelona (26-IX-1925) FPJM.
Apunto también que en sus grandes proyectos
escultóricos de los años 60 y 70 Miró trabajó a menudo con fotografías para
simular el efecto de los volúmenes sobre el espacio circundante, atendiendo
probablemente los consejos de Josep Lluís Sert.
Otro
aspecto a destacar es que Miró tuvo siempre buen cuidado al escoger
prestigiosos fotógrafos, de buena formación técnica y con avanzado gusto
estético, para que fotografíasen su labor y la evolución de sus obras, amén de
documentarlas para prevenir falsificaciones e ilustrar los artículos de las
revistas —uno de los principales empeños en su correspondencia era el movimiento
de fotografías de sus obras para controlar su recepción por la crítica—. A
continuación señalo algunos de estos fotógrafos según el criterio de
nacionalidad, comenzando por los norteamericanos Man Ray, Lee Miller, Irving Penn, Wilhelm Maywald,
Alexander Liberman…
Man
Ray es uno de sus preferidos y sus retratos de Miró son emblemáticos del
espíritu vanguardista de los años 1925-1935, como la famosa fotografía del
artista con una cuerda (c. 1934). Fanés resume
la historia de esta imagen, asociada a un hecho todavía poco esclarecido (el
intento de ahorcamiento de Miró que había realizado Max Ernst). Fanés además
comenta la excepcionalidad de este retrato de frente del pintor, que apareció
en el mosaico fotográfico L’Echiquier
surréaliste (1930), y que destaca justamente la ausencia de Miró de las anteriores
fotografías colectivas de los surrealistas, remarcando su difícil e irregular
adscripción. [Fanés. Pintura, collage, cultura de masas. Joan
Miró, 1919-1934. 2007: 83-85.]
Lee Miller, compañera
de Man Ray a principios de los años 30 y esposa desde 1947 de Roland Penrose,
retrató a Miró en varias ocasiones, gracias a que le conocía a través de ellos.
Irving
Penn le fotografía en 1947 en Nueva York y nuevamente en septiembre de 1948 en
Mont-roig, dentro de su amplia serie de imágenes de grandes artistas (Chagall,
Chirico, Duchamp, Georgia O’Keefe…).
Wilhelm
Maywald toma dos notables fotografías de Miró en su casa de Barcelona en
1949, aparte de otras en un taller de grabado. [Maywald, Wilhelm. Artistes chez eux vus par Maywald. “L’Architecture
d’aujourd’hui” (1949) 26-27. Reseña en Redacción. Pariser Künstler in ihren Ateliers. “Hessische Nachritten”, Kassel
(15-VI-1949). Col. FPJM, t. III, p. 60. Fotografías de Miró (en taller de grabado), Picasso…]
Alexander
Liberman le fotografía en 1953 realizando grabados en el taller parisino de
Mourlot y selecciona estas tomas junto a las de otros 23 artistas de la
Escuela de París en *<The Artist in His Studio>. Nueva
York. MOMA (29 octubre 1959-13 enero 1960).
El
británico Bill Brandt le retrata para su serie
de grandes artistas y el también británico Cecil Beaton toma una extraordinaria fotografía de
estudio de Miró para “Vogue”
en 1966. [Lyon, Ninette. Pilar and Joan Miró: A Second Fame: Good Food. “Vogue” (1-III-1966) 188-190.]
Los
franceses (o extranjeros instalados en París) Henri Brassaï, Henri
Cartier-Bresson, Robert Fréson, Roger Hauert, Tony Saulnier, Michel
Sima… El franco-húngaro Henri Brassaï le fotografió a
menudo; en el doble nº 5-6 de “Verve” (primavera 1939) ya publicaba fotografías
del taller de Miró, que apreciaba particularmente sus imágenes de graffitis
parisinos en los años 30. A
Henri Cartier-Bresson parece que le conoce pronto en el París de los años 30, e
ilustra para él la cubierta de su libro de fotografías Les européens
(1955). Roger Hauert le fotografía para el libro de André Verdet Joan
Miró (1956). Robert Fréson
y Tony Saulnier le fotografían en varios reportajes ilustrados. El
polaco-francés Michel Sima, que gracias a Picasso le fotografía para su libro 24 perfiles de artistas
(Vergara. Barcelona. 1961). El cubano Jesse Fernández, afincado en París desde
finales de los años 50, fotografíó a multitud de personajes, entre ellos Miró.
El alemán Ernst
Scheidegger a quien conoce en 1949 en un encuentro fortuito con Aimé Maeght y
Louis Clayeux en el “Deux Magots” de París cuando el fotógrafo colaboraba con
Giorgio di San Lazzaro en la reedición de la revista de arte “XX Siècle” y Miró admira su maqueta del
libro de fotografías que hace para Giacometti, y acuerdan que le hará uno en el
verano, aunque sólo encontrará un editor en 1957 (Gesammelte
Schriften, Fotos, Zeichnungen, incluye la entrevista de Duthuit a Miró en
1936, ein Gespräch mit Joan Miró), revisada con nuevas imágenes en 1993
(Huellas de un
encuentro. Joan Miró a Catalunya) y que muestra trabajando su taller de Barcelona, sobre todo en el de
Mont-roig y anecdóticamente en el de grabado en París.
Los catalanes (y algún mallorquín) Joaquim Gomis, Francesc Català-Roca, Xavier Miserachs, Antoni Catany y
Josep Planas Muntanyà.
Gomis, un gran amigo
desde los años 30 y que al final tomó hasta 6.000 fotografías de Miró, en el verano de 1946 hará un amplio reportaje fotográfico de su vida
en Mont-roig, probablemente toma las fotografías sobre las etapas del trabajo
xilográfico de Miró para el libro de Cabral de Melo Neto, Joan Miró
(1950), y en los decenios siguientes documentará sus obras para los Fotoscops
editados por Prats, el primero el de Sweeney, Atmósfera Miró (1959), el
segundo el de Taillandier, Creación Miró 1961 (1962), el tercero el de
Penrose, Creación en el espacio de Joan Miró (1966), el cuarto el de Sweeney, Joan Miró (1970),
compartiendo las fotografías con Català-Roca. [Giralt-Miracle, Daniel. Joaquim Gomis. Joan Miró.
Fotografías 1941-1981.
Gustavo Gili.
Barcelona. 1994. 160 pp.]
Francesc Català-Roca,
a quien conoce en 1953 a
través de Bouchard y que se convierte en amigo muy cercano, será tal vez el
fotógrafo preferido de sus últimos decenios, tomando por ejemplo las imágenes
de la muestra barcelonesa <Miró, otro> (1969), colaborará en los dos
últimos Fotoscops mironianos editados por Prats, el cuarto de Sweeney, Joan Miró (1970), compartiendo las
fotografías con Gomis, y el quinto de Dupin, Miró escultor (1972). Saca
en 1983 la gran serie Miró: una vida de trabajo, que aparece después en la antológica <Mirar Miró>
en La Pedrera barcelonesa (23 abril-21 junio 1993), con más de un centenar de
fotografías entre 1953 y 1983. [Català-Roca, Francesc. Miró. Noventa años.
Colección de 148 fotografías, con textos de Lluís Permanyer (colab.). Edicions
62. Barcelona. 1984. 182 pp. Eds. español y catalán. Miró: ninety years.
Macdonald. Londres. 1986.]
Miserachs fotografía varios eventos mironianos, como la inmersión de la
escultura La Diosa en 1968. [Miserachs,
Xavier. De la mano de Miró Venus vuelve al mar. “Triunfo”, 324 (17-VIII-1968) 12-13.]
Antoni Catany toma
una serie de 23 fotografías del mural efímero en la muestra <Miró, otro>
(1969) del Colegio de Arquitectos de Barcelona. [La serie de Catany
aparece en el artículo de Llena, Antoni. ¿Miró, efímero? “El Guía”, 22 (octubre-noviembre 1993)
58-61.]
Josep Planas
Muntanyà toma decenas de fotografías en blanco y negro, y color de Miró en
Mallorca, entre los primeros años 60 y 1973, presentadas en <Joan Miró i
el seu món> en el Centro de Cultura Sa Nostra de Palma de Mallorca (11
diciembre 1990-15 enero 1991).
Fuentes.
[https://artcontemporanigeneral.blogspot.com.es/2014/11/el-fotografo-estadounidense-irving-penn.html]
Exposiciones.
*<Explosante-fixe.
Photographie et surréalisme>. París. MNAM (15 abril-15 junio 1985). Cat.
Textos de Rosalind Krauss. La photographie au service su surréalisme
(15-54). Corpus delicti (57-112). Jane Livingston. Man Ray et la
photographie surréaliste (115-152). Dawn Ades. La photographie et le
texte surréaliste (155-192). Winifred Schiffman. Biografías
y bibliografías (192-237). 243 pp.
*<L’invention d’un art>. París. MNAM (1989). Reseñada en Roegiers,
Patrick. Consécration d’un art impur “L’invention
d’un art”, au Musée national d’art moderne, montre comme la photographie a
accompagné l’histoire de l’art au XXe siècle. “Le Monde” (4-XI-1989).
*<Los cuerpos perdidos. Fotografía y
surrealistas>. Madrid. Fundació La Caixa (24 noviembre 1995-14 enero
1996). <Els cossos perduts. Fotografía i surrealistes>. Barcelona.
Fundació La Caixa (21 febrero-14 abril 1996). Cat. Textos de Estrella de Diego.
Los cuerpos perdidos (13-23). Ángel González García. Sobre la creciente
imposibilidad de la fotografía surrealista (25-33). Christine de Naeyer. La
fotografía surrealista en Bélgica (35-41). Georges Didi-Huberman. El antropomorfismo
desgarrado según Georges Bataille (43-48). 222 pp.
*<La Révolution surréaliste>. París. MNAM (6 marzo-24 junio
2002). Sayag, Alain. La
photographie surréaliste: un art anonyme?: 376-379.
Libros.
Jaguer,
edoard. Les mystères de la cambre noire: Le Surréalisme et la Photographie.
Flammarion. París. 1982. 223 pp.
Scharf, Aaron. Arte
y fotografía. Alianza Forma. Madrid. 1994 (inglés 1968). 419 pp. El
libro generalista de referencia.
Spector. Arte y escritura surrealistas (1919-1939). El oro del tiempo. 2003 (1997): 271-276, sobre la relación de la fotografía con la pintura en el surrealismo.
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