La estética de Miró. 03. La categorización de la
obra “política”.
Las obras “políticas”
de Miró permiten establecer tres categorías respecto a la relación entre el
arte y el compromiso con la política/sociedad:
El segador (1937). Joan Miró en el proceso de creación.
Aidez l’Espagne (1937).
- Obras directamente
determinadas: El segador, Aidez l’Espagne, Mujer sublevada.
Son obras de 1937-1938, cuando Miró se sentía responsable de ser un sujeto
histórico, que surgen por encargo institucional o por una decisión personal, y
en ellas la forma se ofrece a su función a través de una muy reconocible
figuración realista que conecta inmediatamente con el espectador. Se prefiere
el impacto visual antes que la sugerencia.
Bodegón del zapato viejo (1937).
- Obras directamente
relacionadas como Bodegón del zapato viejo (1937) y Cabeza de mujer
(1938). Son obras de 1937-1939, muy personales, no explícitas pero que nacen en
un ambiente profundamente cargado de compromiso, en las que el artista elabora
una visión agónica de la vida, traumatizada por la tragedia de la Guerra Civil,
por lo que coinciden en el tiempo con la primera categoría aunque se extienden
hasta 1939, cuando intentaba desconectar del sufrimiento de su país y alcanzar,
metafóricamente, su “escalera de la evasión”. Formalmente se definen por la
combinación de realismo y abstracción, de extrema perfección formal, lo que
explica que, pese a su temática, sean obras muy admiradas por la crítica
formalista norteamericana.
Mayo de 1968.
- Obras
indirectamente relacionadas: van desde algunas de los años 20 y 30 y están
oscuramente relacionadas con ideales catalanistas hasta las “pinturas salvajes”
de 1934-1936 en las que se presiente el conflicto civil, las Constelaciones
(1940-1941) o la serie gráfica Barcelona (1939-1944), y, yendo más allá,
llegamos dos decenios después a Mayo de 1968 o al tríptico de La
esperanza del condenado a muerte. Son mayoría las realizadas durante el
franquismo en 1940-1975. Son la mayor parte de sus obras “políticas”, y, sin
embargo, están entre las que menos podrían adjetivarse como tales, porque se
inspiran sólo indirectamente en un ambiente social de compromiso, obedeciendo
su inspiración mucho más a la visión libertaria que Miró tenía del hombre.
No
obstante, los títulos poéticos de muchas de ellas nos iluminan fehacientemente
sobre el estado mental del artista en el momento de su elaboración: su emoción
estética es, en nuestra opinión, el reflejo de un flujo de conciencia influido
por la emoción política.
Formalmente se caracterizan por la independencia entre
forma y función, y si las obras de los años 40 enlazan con la figuración de la
etapa “salvaje”, en cambio las de los años 60 y 70 son de una radical
abstracción, lo que hace muy difícil su comprensión para el público; a pesar de
ello, estas últimas han sido valoradas por muchos críticos como una fácil
concesión al radicalismo, una debilidad del Miró anciano ante el auge
transgresor de los primeros movimientos posmodernos.
Excelente
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