El blog trata temas de Joan Miró y sus relaciones en Arte y Cultura, para un uso pedagógico o divulgativo. El uso de textos y enlaces, imágenes y grabaciones, no tiene intención comercial y las reclamaciones se atenderían de inmediato. Google ha insertado cookies y se da aviso, según la normativa.
Mis Blogs.
Mis Blogs son: Actual (Actualidad y Aficiones), Heródoto (Ciencias Sociales, Geografía e Historia), Plini (Ciències Socials, Geografia, Història i Història de l’Art), Lingua (Idiomas), Oikos (Economía y Empresa), Paideia (Educación y Pedagogía), Sophia (Filosofía y Pensamiento), Sport (Deportes), Thales (Ciencia y Tecnología), Theos (Religión y Teología), Tour (Viajes), Altamira (Historia del Arte y Arquitectura), Diagonal (Cómic), Estilo (Diseño y Moda), Pantalla (Cine, Televisión y Videojuegos), Photo (Fotografia), Letras (Literatura), Mirador (Joan Miró, Arte y Cultura), Odeón (Ballet y Música).
viernes, enero 13, 2012
El escritor español Josep Pla (1897-1981) y su relación (enemistad) con Joan Miró.
El escritor español Josep Pla (1897-1981) y su relación (enemistad) con Joan Miró.
Foto de Josep Pla en los años 20, cuando conoció a Joan Miró.
Josep Pla i Casadevall (Palafrugell, Girona, 8-III-1897-Llofriu, Girona, 23-IV-1981). Escritor y periodista español, tanto en lengua española como catalana. Estudió Derecho pero se dedicó al periodismo y a la literatura, con una prosa que es considerada clásica en la literatura catalana.
Muestra lo mejor de su bello
estilo realista en ‘El cuaderno gris’ (El quadern gris, 1966): ‹‹Ahora hace
buen tiempo. La luna
de enero es la más clara del año. Da gusto andar a cualquier hora. El
pensamiento se llena de juventud y de imprecisión. Todo tiene una punta, una
oreja lanzada hacia el infinito y, más que la posesión, interesa el fervor, el
deseo. La luna pone sobre las paredes de los huertos una blancura espesa y
suave, y los eucaliptos tienen, por la noche, una inmovilidad oriental, el aire
es tibio con la floración de las naranjas. La playa, a las horas del sol, bulle
de pequeñas llamas rojas como minúsculas lenguas de fuego. Por la tarde salen
por el cielo unas nubecillas blancas que vienen un poco hacia aquí y van un
poco más allá y, después —muerte maravillosa—, se diluyen y se funden en el
azul.››
Corresponsal en Madrid y el extranjero (en París en 1920) de importantes diarios a partir de 1918, sus obras completas han sido publicadas por la editorial Destino y comprenden muchas referencias al contexto parisino y al joven Miró, casi siempre en un tono entre irónico y despectivo, probablemente porque el gusto de Pla tendía a un figurativismo más conservador y porque detestaba —fue partidario de la Lliga regionalista en los años 20 y franquista durante la Guerra Civil y la posguerra— las ideas progresistas de Miró.
La enemistad entre Pla y Miró.
Entre todos los que Miró tuvo que andar a la
greña en distintas épocas, algunos esporádicos y otros permanentes como
Junoy, Ràfols, Ricart, Dalí, Tharrats… destacó aquí a quien fue tal vez el más
implacable, el gran escritor Josep Pla, un catalán conservador y franquista de
primera hora. Al respecto, el ensayista valenciano Joan Fuster, bien
intencionado, opina que Pla no sabía nada de arte o música y si defendía a Dalí
era sólo porque también era ampurdanés como él, además, se sobreentiende, por
sus veleidades franquistas desde los años 30.[1]
Su reseña de la participación de Miró en el Salon francés de
1920 es ya una declaración de que le ve como un artista veleidoso y sin
personalidad propia, que sigue la corriente imperante del cubismo, al que Pla
desprecia: ‹‹Apretar, Miró, amigo; molestar un poco a la gente. Esto es lo
que hay que hacer. Cubismo, si conviene. A nuestra edad hay que tocar el
cornetín. A ochenta años tocaremos el fagot. Y así habremos cumplido con
todos.››[2] Si
esto parece agresivo, lo siguiente lo parecerá mucho más.
Pla desdeñaba contumaz a los artistas e intelectuales
vanguardistas y más aun si eran de izquierdas, a los que presentó bajo el peor
prisma cuando se dignaba escribir sobre ellos, aunque lo normal es que ni los
citase: nunca mencionó a Joan Prats, uno de los más importantes activistas
culturales en la Cataluña de la posguerra, ni a Josep Lluís Sert, el mejor
arquitecto catalán. Solo les dedicaba su atención si los afectados gozaban de
fama y entonces su rencor se incrementaba, lo que explica su terrible odio a
Picasso, que fue siempre su indiscutible bestia negra, y que mostrase su
inquina a Miró sobre todo desde finales de los años 40, justo cuando el nombre
del artista se consolidaba en el ámbito internacional y se le conocía ya más en
Barcelona. Desde entonces para atacar a Miró utilizará todos los
medios a su alcance: engañar, inventar, deformar las citas y los
testimonios...
Pla jamás dedicó específicamente a Miró un texto largo, pero
sí aprovechó algunos escritos sobre otros artistas para encarnizarse. Así,
cuando le tocó escribir sobre Dalí, su preferido, le presentó básicamente en
oposición a Miró, y cuando lo hizo sobre Llorens Artigas, un conservador que le
merecía más respeto, no dejó de denostar al pintor, en párrafos tan largos que
desequilibra el texto, hasta el punto de parecer más bien un ensayo
antimironiano.
Como muchos de los enemigos de Miró, Pla se explayaba a
gusto en la intimidad de sus diarios:
‹‹Ara, en aquesta època de la cultura, la pedanteria és
inenarrable. No oblidem al senyor Joan Miró, immensament ric, pintor
mediocríssim i el decorativista més dolent de tota la història de l’art.
Picasso copia l’art dels negres. Miró es basa en els seus somnis, en el que
anomenen la cosa onírica. És un
pageset introvertit, totalment mut, que no para mai de somniar. I endevina qui
t’ha tocat. De tot els
publicitaris, és que ho és més... i endevina qui t’ha tocat...››[3]
Pero en los textos que publicaba, en el diario "La
Publicitat" en los años 20 y en otros medios más tarde, debía ser más
comedido. Hay que precisar que, salvo la reseña arriba citada, los escribió o
más bien los reescribió casi todos en los años 60-70, aunque oficialmente les
ponga una fecha muy anterior. Por ser una fuente poco fiable los párrafos que
aquí siguen no los he usado en otros capítulos de mi investigación, pero
alumbran los odios políticos que Miró sufrió durante el franquismo.
En 1975, al escribir sobre el Miró de los años 20, al que
trató personalmente en París en 1920 y hacia 1926-1927, refundió esta relación
en unos pocos encuentros a lo largo de 1920 y los utilizó como pretexto para
retratarle en lo que es tal vez la más larga, irónica y cruel descripción
física en la inmensa producción literaria de Pla, sin duda en la forma un
excelente escritor —en mi opinión, como en la de muchos, el mejor de la
literatura catalana contemporánea—, de palabra acerada, casi sin adjetivos: le
llama petimetre, astuto manipulador, vacío intelectualmente, que practica una
pose de silencio y de elegancia en el vestir, como un rebuscado recurso teatral
para llamar la atención en París y abrirse camino en el mercado del arte,
porque por su ínfimo valor artístico no lo lograría de otro modo; y destaca que
es con estos recursos como alcanza el éxito. Comienza recordando que le conoció
en 1920:
‹‹El surrealisme continental, i concretament el surrealisme
francès, rebé de Catalunya dues importants aportacions: primer la de Joan Miró;
després, la de Salvador Dalí. Cronològicament, Miró arribà a París abans que
Dalí. Miró visqué els moments difícils del moviment; Dalí, qual el vent començà
de bufar favorablement. Vaig conèixer Miró a la capital de França el 1920, o
sia en la primera etapa de la meva actuació de periodista a l’estranger.››
Pla se refiere primero a un encuentro en Montparnasse con
Miró, del que destaca su elegancia, aire campesino y mirada fría, Mercadé,
Ricart y un tal Metzanov, aparentemente un ruso emigrado:
‹‹Amb els meus amics Lluís Mercadé i Enric C. Ricart, anava
sovint a sopar en un crèmerie del bulevard de Montparnasse,
barata, macilenta i trista. De vegades ens acompanyava Metzanov, un cre del Mar
Negre, dibuixant de frivolitats, que Mercadé havia conegut a Munic. Un dia es
presenta a l’establiment un xicot baixet, grassonet, rosat, enravenat, molt ben
vestit amb una roba de color de fulla morta i corbata vermella, tendre i fi.
Portava barret fort, presentava unes galtes admirablement afaitades i
saludables, tot el que transportava era admirablement lligat, nou i ben posat,
el rellotge de polsera li marcava l’hora exacta, les ungles eren uns glopets de
rosada, la ratlla dels pantalos li queia verticalment sobre les polaines que
cobrien les seves sabates lluents. Era Joan Miró, que feia molt poc temps que
havia desembarcat a l’estació del Quai d’Orsai.
Vaig quedar agradablement sorprés de la semblança que Miró
tenia amb determinats joves pagesos del nostre país, pagesos rossos,
generalmente presumits, rodanxonets i corpulents, una mica xirois, una mica
babaus d’aparença, però de fet molt equilibrats, tossuts, impàvids i de gran
resistència. Ls semblança augmentava encara en constatar que l’engavanyament
que aquels rústics presenten en mudar-se, l’asssenyalava també Miró exactament.
Vaig preguntar-me en qui Miró em feia pensar. Era evident “vint anys enrera”
vaig dir-me; Puig i Ferreter era exactament igual que aquest pageset tan fresc
i tan bonic.
Després de les presentacions de rigor, Miró col·locà amb la
més gran cura el seu barret en el penja-robes, s’acostà a la taula i s’assegué
molt tocat i posat en una cadira després d’haver-se col·locat, amb dos dits,
els pantalons de manera que se li hi conservés la ratlla impecablement. Tots
aquests moviments em divertiren, perquè llavors vivia en un món perodístic més
aviat atrotinat, assedegat i una mica deixat de la mà de Déu. Com que ja
havia sopat, demanà un cafè amb llet. Tirà dos terrossos de sucre ambs les
puntes dels dits en el líquid mentre posava els llavis en forma de cul de
gallina i les nines dels ulls blaus se li tornaven dues boletes d’una
esfericitat perfecta. Aquells dos ulls m’impressionaren de seguida, fins a
l’extrem que la seva presència em féu oblidar el restant del cos del meu amic.
Semblaven dos perdigons ampliats, augmentats, dues bolletes glacials, d’una
força interna obsessiva, que de vegades feien pensar en els ulls d’un pallasso,
altres en els ulls dels maniquins dels aparadors de sastreries modestes, altres
en els ulls d’un al·lucinat. Aquells dos ulls que de vegades s’aturaven en
fixesa impressionant i tenien la immobilitat d’uns ulls hipnotitzats posats
sobre un cos enravenat i rígid, engavanyat lleugerament grotesc, feien un
efecte de cosa estranya, pràcticament mai vista. Si la gent tingués els ulls que té aquest
jove —vaig dir-me—, l’aspecte de la humanitat seria molt diferent. I el que sorprenia
més, potser, encara, era l’absoluta perfecció de l’òrgan visual: la
circumferència perfecta del cristal·lí, la simetria matemàtica de tots els
elements, l’aspecte modèlic que tenien. Precisament perquè semblaven tan perfectes eren inquietants. Eren uns ulls
expressament, mecànics, modèlics.››
Apunta luego la relación de Miró con Ricart, aunque los hace
de grupos rivales en Barcelona —tal vez ignoraba que habían sido
compañeros en la Agrupació Courbet, pero es cierto que en los años 20 se habían
distanciado, y Miró estaba en el grupo Les Arts i els Artistes y, en cambio, Ricart
no— y destaca ahora otro rasgo del carácter de Miró, el mutismo, y pone en
su boca que ya le interesa el surrealismo en 1920 (cuatro años antes de su
aparición), lo que nos lleva a pensar que Pla mezcla un encuentro en 1920 con
otro hacia 1926:
‹‹Miró venia a
veure Ricart, a qui ja coneixia. Havien format part de no sé quines agrupacions
artístiques rivals barcelonines. Havien freqüentat les Galeries Dalmau de la
Portaferrissa. Vaig veure de seguida que Ricart mirava Miró amb una gran
curiositat, amb una subratllada deferència, no exempta, potser, d’una certa bondadosa ironia. Es digueren
unes quantes paraules en veu baixa, i quan el diàleg s’acabà observàrem que Miró entrava en un mutisme
absolut i perfecte. La primera tongada de silenci durà ben bé deu minuts,
durant els quals Miró mirà fixament els vas de cafè amb llet buit que tenia
davant la vista. Com que en una taula on hi ha algú que no diu res
els altres acaben, també, en el mutisme, al cap de poca estona davallàrem tots
en un silenci gairebé necrofílic. Enric Ricart tractà de salvar la situació
fent una pregunta a Miró en l’esperança que s’interessaria. Miró contestà amb
un monosíl·lab i recaigué en una altra tongada de mutisme. De seguida vaig
comprendre que hi tenia molta pràctica i vaig sospitar si aquest no seria
l’estat natural del seu esperit. Aquest xicot —vaig dir-me— ens
deu haver passat molts anys sense dir res. (...)
(...) En el moment d’acomiadar-nos, Metzanov preguntà a
Miró:
- Vosté es pintor?
- Sí senyor.
- De figura? Paisatgista?
- He abandonat aquests temes. Ara pinto els meus somnis.
Tinc simpatia pels surrealistes...
- Deu ésser endemoniadament difícil...
- Difícil? És clar que és difícil...
- Es poden pintar els somnis? És possible? Si ja pintar unes
sabates, una corbata, les cuixes d’una senyoreta, és tan difícil, pintar els
somnis... Deu pintar signes...
- Els somnis són
una realitat, com les sabates, les corbates, les cuixes d’una senyoreta...
- Ah! Digué Metzanov, somrient amb un aire trist.
- És que vostè em
vol limitar les possibilitats com a artista?— Digué Miró amb una violència amb prou feines
continguda, el pit inflat, carregant-se d’espatlles, la cara injectada, amb una accentuada
crispació vermellac.—Jo pinto, com em sembla; si vostè vol, pinto
signes... i què?
Lluís Mercadé, sempre tan ponderat, accelerà la separació.
(...)››
Pla sugiere que el mutismo de Miró es tanto un rasgo de
carácter como una pose para llamar la atención y facilitar su triunfo:
‹‹Tot caminant, Mercadé digué a Ricart:
- Aquest xicot no parla gaire, realment...
- És veritat, parla poc. Sempre ha estat així.
- Parla poc perquè no té res a dir —vaig
preguntar— o perquè no domina gaire els mitjans d’expressió?
- Sospito que té moltes coses a dir. Em sembla que més aviat
li costa de dir-les. És un home de frases molt curtes, donat principalment a
les afirmacions i a les negacions i sobretot als monosíl·labismes... En el
nostre país hi ha molta gent que són així...
- És cert. Ara, potser això, a París, per a fer una carrera,
per a arribar, no és cap defecte. Per a un marxant de pintura, rebre la visita
d’un venedor de quadres que no parla tot i no ser mut ha d’ésser un fet molt
colpidor. A París, la qüestió és tenir alguna cosa especial que impressioni la
gent. Anar, per exemple, a una festa de societat i no dir res a ningú tot
mantenint la més exquisida correcció fa una impressió tremenda. Els francesos
no són pas gaire humorístes, però els agrada que la gent es diverteixi,
sobretot si són estrangers. Vull dir que la qüestió és fer-se inoblidable, i
els silencis tan prolongats d’aquest xicot sobre el seu aire d’aturament
hipnòtic, aire que encara els augmenta i en certa manera els dramatitza, el
poden ajudar molt, en aquest sentit. No crec pas que vagi equivocat, i si no al
temps...
Ricart ens parlà una estona de Miró. Ens digué la impressió
enorme que li havia fet (a Miró) l’exposició (horrible) de Van Dongen, a les
Galeries Dalmau, quan aquest holandès tornà d’Alger. Digué a més a més que
l’etapa realista de la pintura de Miró estava agonitzant per creure l’artista
que havia arribat a un cul-de-sac sense avenir. Ens parlà també de les
dificultats de l’artista amb la seva família —les històries de sempre. I
potser encara digué alguna cosa més, alguna cosa que no puc reportar perquè no
ho vaig escriure a cop calent.››
Pla acaba con una referencia a la elegancia de Miró, que
enlaza directamente con un plan suyo para alcanzar el éxito social y a partir
de éste el artístico:
‹‹Al cap d’un mes o un mes i mig, Miró tornà a le crèmerie.
Arribà admirablement vestit: un abric flamant, un fulard de color de rajol i a
sota un smoking perfecte, rígid (mudar-se llavors era entrar
en la rigidesa), amb un coll d’aletes que de tan dur semblava d’acer i unes
solapes enlluernadores, brillantíssimes. Barret fluix negre, una mica més
francès que anglès —i aquest era l’únic defecte. Parlà una mica amb
Ricart, demanà un cafè amb llet i entràrem tots en el mutisme, cosa que no em
desplagué pas, perquè feia quatre dies que plovia i m’envaïa la misantropia. No
gosàrem pas demanar-li res, però tot semblava indicar que es dirigia a una
festa, de valoració indiscernible però possiblement utilíssima.
Després d’acomiadar-nos, anàrem al Dôme a prendre cafè. Ja
redossats, vaig mirar Ricart. Ricart mirà Mercadé i Mercadé em mira a mi.
- La cosa marxa... Aquest xicot camina. Hem de celebrar la
versemblança de les profecies. (...)››.[4]
La malevolencia e ignorancia de Pla sobre el Miró de los
años 20 son de un grado asombroso. Por ejemplo, afirma que el Miró surrealista,
el de la segunda mitad del decenio, fue sostenido económicamente por el
galerista Giraudin, pese a que lo cierto es que la exposición en La Licorne, de
la que Dalmau había sido el patrocinador, en 1921, no había vendido nada y
Giraudin no le pagó siquiera las obras que se quedó, sin devolverlas al
artista, lo que apunta a que Pla no tenía información de primera mano sino solo
rumores, un lustro más tarde: ‹‹De seguida que els afiliats a l’escola
[surrealista] trobaren clients rics (de vegades el client té un nom aristocràtic,
cosa que augmenta la seva importància) es dispersaren i es posaren a menjar amb
més lentitud i calma. Miró trobà en el marxant de pintura, Giraudin, de la
Licorne, un client comprensiu, dintre de la displicència, és clar.››[5]
Sigue igual al tratar sobre el Miró de los años 30. Un texto
de Enrique Lafuente Ferrari, al que cita fuera de contexto, sirve a Pla para
argumentar que Miró es un simple imitador de Dalí. Lafuente Ferrari escribe que
el mejor Miró es el “pintor puro” y en cambio critica los collages y el Bodegón
del zapato viejo (1937): ‹‹El surrealismo fue, como una secta, una
facción intransigente, dogmática, un partido obsesionado por la revolución
social, por la reforma moral, la destrucción y otras cosas que no tienen nada
que ver con el arte ni con la obra de un pintor auténtico. Todo eso es un
lastre para un artista puro, y Miró lo es. Tenemos la prueba en su obra: hay,
sí, en algún momento de su pintura una veleidad de descender a las
descripciones de los cuadros surrealistas. Concretamente, bajo la influencia de
Dalí, pintó su Bodegón del zapato viejo (1937). Es un Dalí
mediocre. Lo mismo diríamos de sus collages mediocres que no llegan jamás a la
gracia sabia, a la sorpresa refinada de Max Ernst.››[6]
Pla continúa: ‹‹Els crítics han, sembla, establert que Dalí
fou un pintor surrealista millor que Miró; Miró sembla que fou, com a pintor
d’aquesta escola, un simple imitador de Dalí. Així al menys ho he llegit en un
publicació dedicada a aquest artista.››[7] Y
sigue la cita para que no quepa duda, y remarco que es una de las pocas citas
textuales en los 46 volúmenes de las obras completas de Pla. Tal vez el
despropósito mayor es que reduce la decadencia del surrealismo y el triunfo de
Miró como artista a un simple asunto de alcoba, pues al enamorarse Gala y Dalí,
el despechado Éluard, al que Pla presenta como un hombre de inmenso poder, tomó
partido por Miró y le encumbró:
‹‹Dalí s’enamorà de Gala i Gala de Dalí. (...) El qual fet
provocà una considerable conseqüència que consistí en això: que l’abandonat
marit es dedicà a pistonar Joan Miró d’una manera sistemàtica, a tort i a dret.
És Paul Éluard qui llançà, des de la seva magnífica posició, Joan Miró a París,
i això el convertí en una espècie de geni universal indiscutible. Es posaren al
costat d’Éluard les més grans figures del surrealisme. La mort de l’escola està
directament relacionada amb aquest tripijoc sentimental pueril. Després dels esdeveniments de Cadaqués, ni
Éluard ni Dalí ni Miró no volgueren sentir parlar més —et pour cause!— del surrealisme. El primer,
per caritat; el segon, per discreció; el tercer, per no perdre’s cap nota del
pistó del clarinet. I aquest fou el requiescat in pace del
surrealisme francès i en definitiva del surrealisme continental.››[8]
Además, Pla utilizará en 1971 su breve biografía de Llorens
Artigas, que estaba ya tan enfermo que ni se enteró, para intentar enfrentarle
con Miró. Presenta siempre al pintor como un colaborador secundario del
ceramista, que es quien pone el auténtico genio y soporta de mala gana a su
compañero porque ganan mucho dinero —Pla no sabía que para Miró la
cerámica era su obra de salida comercial más difícil—. Y cayendo de error en
error hace de Maeght un próspero marchante en París y también en Nueva York —ignora
el rol exclusivo del marchante Pierre Matisse en el mercado norteamericano—,
que está en Barcelona hacia 1943-1944 (apunto que se conocieron en 1948) para
ver las cerámicas de Artigas y que es gracias a éste que toma a Miró como
artista de su galería (¿cómo, si no, sugiere Pla, Maeght se rebajaría a
representar a Miró?), para rematar con un párrafo final sin desperdicio:
‹‹Aquesta llarga història de la col·laboració de Llorens
Artigas i el pintor Miró sembla que hauria de provocar una conclusió. Jo ho
crec almenys i ho dic, més per intuició que per elaborada demostració. Des que
aquesta col·laboració s’inicià al fornet de Sant Gervasi, Joan Miró deixà de
banda gairebé totes les seves idees pictòriques anteriors i es convertí en un
decorativista molt personal, extremadament curiós, d’una ingenuïtat molt
infantil i primària, que la gent normal discutí i probablement sempre discutirà.
El decorativisme de Miró no crec que hagi provocat cap comentari positiu i
tradicional des del punt de vista habitual i plàstic, però ha donat origen a
moltes especulacions filosòfiques, produïdes sobretot a la Suïssa alemanya, a
Zuric concretament, on fou presentat quan féu l’exposició a la Kunsthaus, com
un artista enjogassat per la ingenuïtat i una fenomenal imaginació, en el qual
es combinen l’art de les pintures rupestres, el popular i l’infantil. Potser no
tant; ara, quan es produeix alguna cosa insospitada, en aquest aspecte, la
filosofia entra a veles desplegades perquè els fills dels filòsofos puguin
estudiat el batxillerat. Fins ara, ens havíem pensat que la producció de l’art
era inseparable de la intel·ligència, com a captació, sempre incerta, de
l’enorme complexitat de la vida, però ara a resultat que les coses s’han tornat
més fàcils.
Com a pintor figuratiu, Miró no fou pas un artista de gran
producció. Tot el que féu és engavanyat i no té gaire gràcia. Ara: com a
decorativista, ha produït una obra extraordinària. És molt difícil de tenir-ne
una idea clara i concreta, perquè una gran part de la seva producció es troba,
dispersada qui sap on. En la producció d’aquesta obra, no es deuria pas poder
negar que n’hi ha una bona part de la seva única activitat personal. Però
després hi ha l’altra part: la de la col·laboració amb Llorens, en la qual el
pes de les idees de Llorens i del seu cèlebre fornet ha estat decisiu,
inqüestionable. Des que Miró es convertí al decorativisme en el fornet de Sant
Gervasi, perdé la personalitat. S’hi convertí, perquè la seva pintura
figurativa no tenia cap sortida immortal apreciable. (Tots els artistes
treballen per la immortalitat.) Guardi’m Déu d’afirmar que la col·laboració
d’aquests homes no donà grans resultats, per a l’un i l’altre. Crematísticament
fou considerable —cosa que sempre és apreciada ací i fora d’ací. En la
col·laboració, Llorens hi aportà coses essencials; el marxant (Maeght), les
seves relacions socials, els seus coneixement de ceramista, que són tan grans.
Miró hi deixà —fos la que fosc la seva personalitat. Tot el que ha fet
aquest home des del 1950 sembla sortit de la concepció de Llorens i del seu
fornet, primer de Sant Gervasi i després de Gallifa. És gairebé segur que
moltes coses que ha aportat Miró a Llorens li han més aviat desagradat. Però
això és igual. Llorens ha bufat el vent de l’època, i és ell en definitiva, qui
l’ha pistonat. I aquesta és, probablement, la conclusió que es podria treure
d’aquesta col·laboració tan eficaç i tan vasta.››[9]
Miró respondió ignorándole por completo: ni un solo
comentario verbal en sus entrevistas, ni siquiera una obra suya en su
biblioteca personal, e incluso le echó a la calle cuando, en compañía de
Baltasar Porcel, le visitaron en Son Abrines hacia el verano de 1965.[10]
Este rechazo fue una actitud bastante generalizada en los círculos progresistas
catalanes, como advierte Teresa Amat en un artículo sobre el vacío que hicieron
al escritor ampurdanés los redactores de la revista “Serra d’Or”, los mismos
que apoyaban a Miró.[11]
NOTAS.
[1] Fuster,
Joan. Necrológica de Josep Pla. El homenot era él. “La
Vanguardia” (24-IV-1981) 15.
[2] Pla, Josep. Crónica
de Francia: el Salón de Otoño. “La Publicidad”, Barcelona, v. 43, nº 14831
(16-X-1920) 1. FPJM, v. I, p. 8, con atribución a “J.Mª Plá”.
[3] Pla. Obra
completa. Notes del capvesprol. v. 35. 1979: 381-382.
[4] Pla. Homenots.
Obra completa. v. 29. 1975. Salvador Dalí, una notícia:
177-182.
[5] Pla. Homenots.
Obra completa. v. 29. 1975. Salvador Dalí, una notícia: 182.
[6] Pla. Homenots.
Obra completa. v. 29. 1975. Salvador Dalí, una notícia: 183. Lo
toma de Lafuente Ferrari. Miró o los pintores en libertad, en Cela;
et al. Joan Miró. Nº especial “Papeles de Son Armadans”,
Madrid-Palma, v. VII, nº XXI (XII-1956).
[7] Pla. Homenots.
Obra completa. v. 29. 1975. Salvador Dalí, una notícia: 182.
[8] Pla. Homenots.
Obra completa. v. 29. 1975. Salvador Dalí, una notícia: 187.
Insistirá luego en en que hay una operación de exaltación de Miró y denigración
de Dalí, en op. cit. 192.
[9] Pla. Homenots.
Obra completa. v. 29. 1975. Josep Llorens Artigas: 513-514. La
animadversión de Pla hacia Miró la comentó Permanyer en Pla: “sin bajar del barco”. “La Vanguardia” (21-II-1976) 38. El
título se refiere al rumor de que Pla escribía sus textos de viajes sin conocer
realmente los lugares, y afirma que escribe de arte sin conocimientos.
[10] Porcel, B. Una
experiencia, una época. “Diario 16” (11-VI-1986). / Porcel,
B. Secretos de Miró en Mallorca. “Última Hora” (11-III-2009) 36.
[11] Amat, T. Eixos
turons… altius damunt del Pla. “El País”, Quadern 1.163 (27-IV-2006) 4.
Sobre el tratamiento a Pla en la revista “Serra d’Or”.
FUENTES.
Libros destacados de Josep Pla. Destino tiene una edición de sus obras completas.
Pla, J. Notes sobre París (1920-1921). Obra completa. Vol. 4. Destino. Barcelona. 1989, 3ª ed. (1ª 1967). 653 pp. En total 46 vs., interesantes para conocer el entorno de Miró.
Pla, J. Joan Miró, jove, a París, en Retrats de passaport. Obra completa. Destino. Barcelona. Vol 17. 1982, 2ª ed. (1ª 1970). 639 pp. (Miró 302-307).
Pla, J. Homenots. Tercera serie. Obra completa. Destino. Barcelona. Vol 21. 1972. 584 pp. Feliu Elias. Apa - Joan Sacs (429-465; Miró 463).
Pla, J. Homenots. Quarta serie. Obra completa. Destino. Barcelona. Vol. 29. 1975. 559 pp. Salvador Dalí, una notícia (159-201; Miró en 175-187); Josep Llorens Artigas (481-518).
Pla, J. Notes del capvesprol. Obra completa.v. 35. 1979. 593 pp. Miró (381-382).
Pla, J. La vida lenta. Notas para tres diario (1956, 1957, 1964). Prólogo de Xavier Pla. Trad. de Concha Cardeñoso Sáenz de Miera. Destino. Barcelona. 2014. 432 pp. Geli, Carles. Josep Pla, desde la cama. “El País” (16-XI-2014) 51. / Puig, Valentí.El espía que pasaba frío. “El País” Cataluña (17-XI-2014) 2. / Muñoz Molina, Antonio. El náufrago de Llofriu. “El País” Babelia 1.204 (20-XII-2014) 6.
Pla, Josep. Viaje
a Rusia. Trad. y prólogo de Marta Rebón. Destino. 2018. 280 pp. Reseña de
Cebrián, Juan Luis. Noticias y novelas: caso abierto. “El País” Babelia
1.403 (13-X-2018). El periodismo como género literario.
Josep
Pla i Jaume Vicens Vives. L’hora de les decisions. Próleg de Joaquim
Nadal. Destino. 2019. Correspondència als anys cinquanta entre l’escriptor i
l’historiador. Ressenya de Santacana, Carles. Dos homenots fan política.
“El País” Quadern 1.779 (11-VII-2019). / Arza, Marc. Una èlit per cavalcar
el Minotaure. “El País” Quadern 1.779 (11-VII-2019). / Gatell, Cristina;
Soler, Glòria; Muñoz, Josep Maria. Pla-Vicens, text i context. “El País”
Quadern 1.784 (10-X-2019).
Pla, Josep; Estelrich, Joan. Periodisme i llibertat (Cartes 1920-1950).
Edició de Silvia Coll-Vinent. Destino. 2022. 384 pp. Ressenya de Arza, Marc. A l’ombra de Francesc Cambó. “El País”
Quadern 1.914 (22-I-2023).
Pla, J. La
inflació alemanya. Cròniques 1923-1924. Destino. 2024. 340 pp. Ressenya de
Dasca, Maria. Alemanya s’esbadella com
una magrana. “El País” Quadern 1.965 (10-III-2024).
Artículos destacados de Josep Pla.
Pla, Josep. Crónica de Francia: el Salón de Otoño. “La Publicidad”, Barcelona, v. 43, nº 14831 (16-X-1920) 1. FPJM, v. I, p. 8, con atribución a “J.Mª Plá”.
Pla, J. Miró y Dalí. “Destino” (25-X-1958) 29, 46. FPJM, v. VII, p. 149.
*<De Palafrugell a París, 1913-1925. Josep Pla y los artistas, una mirada literaria>. Palafrugell, Girona. Fundació Josep Pla (9 julio-30 octubre 2021). Comisaria: Mariona Sugrayanes. Reseña de Montañés, J. Á.A Josep Pla no le gustaban Picasso ni Miró. “El País” (18-IX-2021). [https://elpais.com/espana/catalunya/2021-09-18/a-josep-pla-no-le-gustaban-picasso-ni-miro.html]Una exposición en la fundación del escritor en Palafrugell (Girona) muestra su relación con los artistas catalanes que vivían o viajaron a París entre 1913 y 1925.
Libros, de otros
Boix Pons, Antonio. Un ejemplo de fuente poco fiable: Josep Pla (113-119), apartado del tomo 1º de tesis doctoral Joan Miró: el compromiso de un artista, 1968-1983. Universitat de les Illes Balears (UIB). Palma de Mallorca. Leída 12-XI-2010. 2 vs. 2028 pp. ISBN: 9788469424803. [http://www.tdx.cat/TDX-0208111-121936]
Guixà, Josep. Espías de Franco. Josep Pla y Francesc Cambó. Fórcola. Barcelona. 2014.
Geli, Carles. Pla, espía número 10 de
Franco. “El País” (14-IX-2014) 1 y 4. Resume la etapa de Pla como espía
franquista. Guixà, Josep. ‘Pla ha podido
hacer buenas informaciones’. “El País” Quadern 1.558
(25-IX-2014) 1-3. Guixà, Josep. A un pam del feixisme… de Mussolini. “El País” Quadern 1.558 (25-IX-2014) 3. Guixà, Josep. Camb´ode
dia, José Antonio de nit. “El País” Quadern 1.558
(25-IX-2014) 4.
Llanas, Manuel (ed.). Gaziel i Josep Pla. Estimat amic: Correspondència (1941-1964).
Destino. 2018. 272 pp. Resenya de Geli, Carles. Gaziel-Pla: ‘afinitats bàsiques’. “El País” Quadern 1.732
(21-VI-2018).
Pla, Xavier. Un
corazón furtivo. Vida de Josep Pla. Destino. 2024. 1.568 pp. Biografia. Pla,
Xavier. Un cor furtiu. Vida de Josep Pla.
Destino. 2024. 1.536 pp. Resenya catalana de Amat, Jordi. La intimitat de Josep Pla. “El País” Quadern 1.967 (24-III-2024). / Amat, Jordi. L’home que va amagar Josep Pla. “El País” Quadern 1.970, Especial
Sant Jordi (21-IV-2024). / Reseña de Gracia, Jordi. Josep Pla: una biografía enciclopédica. “El País” Babelia 1.698
(8-VI-2024). Lamenta la hipertrofia documental, de una minuciosidad excesiva,
de esta biografía definitiva y excepcional. / Amat, Jordi. La
travesía de Josep Pla, un contrabandista frustrado. “El País” (17-VIII-2024). La biografía ‘Un corazón furtivo’ cuenta su periplo en agosto de 1947 en el barco
‘Mestral’, un tanto peligrosa porque los gendarmes franceses le incautaron la
mercancía de contrabando que había comprado en Italia. / Suau,
Nadal. Un cor furtiu. “El País” Quadern 1.999 (15-XII-2024).
Reportajes.
Millás, Juan. Tras las huellas de Josep Pla. “El País” Semanal 2.086 (18-IX-2016). Un reportaje por la ruta de la Costa Brava y otros lugares que Pla visitó para una serie de artículos en 1941, reunidos en Viaje en autobús (Destino).
Artículos
Porcel, Baltasar. L’“homenot” Josep Pla. “Serra d’Or”, v. 7, nº 8 (VIII-1965). Reed. Porcel. Obres Completes. Grans Catalans. Edicions Proa. Barcelona. 1994: 136-148.
AA.VV. Pla, encara inabastable. “El País”, Quadern 1.163 (27-IV-2006) 1-4. Textos de Bagué, Gerard. Pla, encara inabastable (1-3). Martínez, Guillem. ‘El quadern gris’ com a reinvenció (3). Amat, Teresa. Eixos turons… altius damunt del Pla (4).
Trapiello, Andrés. Un
Montaigne del Ampurdán. “El País” Babelia 828 (14-X-2007) 9. Reseña del libro de Pla Quadern gris.
Vicent, Manuel. Josep
Pla: la boina y la colilla en la boca. “El País” Babelia 868 (12-VII-2008)
31.
Puig, Valentí. Pla torna a Nova York. “El País” Quadern
1.532 (19-VI-2014) 1-2.
Geli, Carles. Pla
‘contra’ els de Bloomsbury. “El País” Quadern 1.532 (19-VI-2014) 2-3.
Serrahima, Maurici. En el mirall de Pla. “El País” Quadern 1.532 (19-VI-2014) 4. Una carta del escriptor a
Pla sobre El quadern gris.
Gràcia, Jordi. Epíleg sobre l’espia. “El País” Quadern
1.559 (2-X-2014) 4. Josep Pla también colaboró como periodista falangista
después de la guerra.
Pla, Xavier. Josep
Pla: Madrid, 1936. “El País” Quadern 1.560 (9-X-2014) 4. El experto desvela
contenidos inéditos de sus dietarios.
Geli, Carles. Aparecen
unos apuntes inéditos de Josep Pla. “El País” (14-VII-2017). Los textos,
unas 200 páginas censuradas o autocensuradas entonces, se publicarán en
noviembre bajo el título de ‘Fer-se totes
les il·lusions posibles i altres notes disperses’, por Destino en ediciones
castellana y catalana.
Silió, Elisa. Delibes y Pla, la amistad de dos huraños con boina. “El País” (21-X-2017).
Geli, Carles. “La
Vanguardia”, diari ‘anodí’ d‘un ‘Neró d’estar per casa’. “El País” Quadern
1.732 (21-VI-2018). El text que Gaziel passà a Pla per fer l’homenot de Ramón Godó.
Geli, Carles. Siete
piezas del puzle Pla. “El País” (24-V-2019). El ensayo de Xavier Febrés ‘Josep
Pla: sis amics i una amant’ (Empúries) retrata su relación con seis de sus
mejores amigos y su amante Aurora Perea (en los años 40).
Rodríguez, Marta. El tesoro de Selecta llega a la Fundación
Pla. “El País” (29-I-2023). Los legajos de Josep Pla conservados por el
editor Josep Maria Cruzet muestran el compromiso del escritor con la cultura
catalana. Incluyen su correspondencia y los manuscritos de 27 de los 45 libros
publicados en la editorial entre 1949 y 1962.
De Azúa, Félix. Como su nombre. “El País” (27-VI-2023).
Reivindicación de Josep Pla, preterido por los catalanistas.
Casasses, Enric. Pla i Muntanya.
“El País” Quadern 1.968 (7-IV-2024). Lloança del Quadern Gris (1966) i la resta dels dietaris de Pla, a més d’un
resum dels gustos literaris de Casasses per Català, Pau Riba o Bob Dylan.
Entrevistas.
Segura, Cristian. Francesc Montero / Director de la Fundació Josep Pla. “El nacionalisme català ha deixat de condemnar Pla”. “El País” Quadern 1.869 (17-X-2021).
No hay comentarios:
Publicar un comentario