La influencia de la primera generación de artistas modernistas en Miró.
¿Qué artistas modernistas
influyeron más a Miró? De entrada, acoto que en el seno del movimiento artístico
modernista hay que distinguir dos corrientes y dos generaciones.
Las dos corrientes,
separadas “oficialmente” desde 1891 (fecha de la escisión del Cercle Artístic
de Barcelona) son una laica, el Cercle Artístic de Casas, Clarasó, Nonell y Rusiñol;
y otra católica, el Cercle Artístic de Sant Lluc de los hermanos Llimona, en la
que podemos incluir a Gaudí.
A su vez estas dos corrientes
se subdividen en dos generaciones.
La primera, que aparece
hacia 1890, destaca con los pintores Ramon Casas, Santiago Rusiñol y Joan Llimona,
los escultores Enric Clarasó, Josep Llimona y Miquel Blay; y el arquitecto Antoni
Gaudí.
La segunda, que surge
hacia1900, la conforman Isidre Nonell y un grupo formado por los pintores Hermén
Anglada, Joaquim Mir, Ricard Canals, Nicolás Raurich, Marià Pidelaserra; y los escultores
Pablo Gargallo y Manolo Hugué.
Enric Clarasó
(1857-1941), amigo íntimo de Casas y Rusiñol, destaca por su escultura Eva
(1904, MNAC), para la que toma como referente al clasicismo de Miguel Ángel y el
primer impresionismo de Rodin, con la informe base como símbolo del barro de la
que nace, la concentración del cuerpo en sí mismo que teme abrirse a la vida, un
tema que atraerá a Eugeni d’Ors y por ende a Miró.
Siguen los hermanos
Joan y Josep Llimona, tan unidos por su catolicismo y su vinculación con el Cercle
de Sant Lluc.
Joan Llimona
(1860-1926) es un pintor simbolista y católico, del entorno íntimo del obispo Torras.
Miró le conoció en el Cercle de Sant Lluc. Destaco primero su pintura Lectura
(c. 1890, MNAC), en la cual una joven, vestida al parecer con un hábito de novicia
y portando un rosario, lee un devocionario, sentada contra una ventana tapada con
un visillo translúcido por la cual penetra una luz tenue y espiritual.
La pintura
Tornant del tros (1896, MNAC), de grandes dimensiones, nos presenta una
familia (las tres edades del hombre) integrada por un anciano y dos jóvenes descendientes
que le dan apoyo físico y espiritual, un hombre todavía joven a la derecha, tocado
con una barretina y que porta los útiles de labrar, una muchacha apenas entrada
en la adolescencia a la izquierda, sosteniendo al anciano. Detrás de ellos, el
muro corta con su línea nítida el horizonte, dividiendo el cuadro y dirigiendo
la mirada del espectador hacia el infinito. Es notable la similitud con ciertos
detalles de la pintura Campesino catalán (1914) de Miró. El cuadro está impregnado
del misticismo de la poesía modernista de Joan Maragall, que se reflejó en la pintura
simbolista y en la obra de los hermanos Llimona y de Miquel Blay.
Josep Llimona
(1864-1934), tal vez el escultor catalán de mayor prestigio de su época, fue uno
de los fundadores del Cercle de Sant Lluc e influyó en la formación de Miró, junto
a su hermano Joan.
Desconsol (1903, expuesta en 1907, MNAC), es una obra
paradigmática de la época. Es un mármol blanco de una mujer joven desnuda, sumida
en la desesperación, tal vez quejándose del amor perdido o verosímilmente por el
alejamiento del amado —como la heroína del Cántico espiritual de San Juan
de la Cruz—, pero con una belleza virginal que trasciende este dolor, dado que
su esposa, Mercè Benet, había fallecido dos
años antes, sumiendo al escultor en la desesperación. [Ferrier. El arte del
siglo XX. I. 1900-1919. 1993: 55.]. Probablemente fue una respuesta simbolista
a la Eva de Clarasó, con la que ha sido relacionada [Bozal. Pintura y escultura españolas del siglo XX (1900-1939).
1995: 48-49.] por
su tratamiento del arquetipo de la figura femenina, su composición aparentemente
similar y su delicadeza formal, pero que están alejadas en un punto fundamental
pues Llimona aspira a emparentarse con el clasicismo grecorromano (la pureza geométrica
de la base como símbolo de la razón a la que agarrarse, la expresiva elongación
clásica del cuerpo que confiesa su dolor) y el ejemplo reciente de Rodin.
Una obra
posterior, Juventut (1913, MNAC), de similar estética pero un optimismo
ya noucentista se relaciona con el mito de la belleza mediterránea, mediante una
joven idealizada como la Teresa de la Ben Plantada (1911) de Ors, el ideal
de belleza para Miró en aquella época; seguramente pudo contemplarla ese mismo
año, cuando ya era socio en el Cercle.
Miquel Blay
(1866-1936) parece, en comparación, una influencia menor, reducida a que comparte
los mismos principios de los artistas antes citados, en especial la búsqueda de
un imaginario catalán que sea elitista pero con raíces populares.
El artista modernista y escritor
español Santiago Rusiñol (1861-1931) y su influencia sobre Joan Miró.*
El artista modernista español Ramon Casas
(1866-1932) y su influencia sobre Joan Miró.*
No hay comentarios:
Publicar un comentario