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miércoles, septiembre 25, 2024

Joan Miró y la Fondation Maeght de Saint-Paul-de-Vence (1960-1964).

Joan Miró y la Fondation Maeght de Saint-Paul-de-Vence (1960-1964).


La Fon­dation Maeght en Saint-Paul-de-Vence (Riviera francesa) fue el gran proyecto de Aimé y Marguerite Maeght para perdurar, dejando un legado para la posteridad, ejemplo de un mecenazgo ambicioso.[1] Es el primer museo francés financiado en su origen con fondos privados.
La idea nació en 1953, como homenaje a Bernard, su segundo hijo, recién fallecido por una leucemia a los once años, por una sugerencia de Braque para que superasen su tristeza, reconstruyendo una antigua capilla del s. XI, que curiosamente se había dedicado a san Bernardo; desde ese momento se convirtió en una idea fundamental para la familia. El proyecto se calculaba en 1960 que se acabaría hacia 1970, pero Aimé Maeght lo aceleró debido a que una grave enfermedad de su esposa amenazaba con que no lo pudiera contemplar en vida, por lo que se terminó en 1964 y se inauguró oficialmente el 28 de julio, presentando en su interior una extraordinaria colección de pinturas, esculturas, grabados... de los más preclaros vanguardistas y en el exterior mosaicos de Braque, Chagall y Tal Coat, vidrieras de Ubac, cerámicas y esculturas de Miró y Artigas...

El arquitecto fue Josep Lluís Sert, a quien Maeght admiraba desde que en 1937 vio el Papellón de la República española en París, un aprecio reforzado cuando vio el taller de Miró en Son Abrines durante su visita a Mallorca en marzo de 1957. [2]
Es ilustrativa al respecto la carta de Aimé y Marguerite Maeght dirigida a Sert el 3 de junio de 1957 en la que parece iniciar los contactos para que le proyecte ­el edificio en Saint-Paul, sobre las ocho hectáreas de terrenos que ya habían adquirido en 1950: ‹‹Cher Monsieur, / Lors de notre visite chez Miró aux Baléares, nous avons été très impressionnés par l’atelier de Miró et c’est très sincèrement que je vous félicite. / Comme d’autre part nous avons depuis longtemps le projet de construire à Saint-Paul-de-Vence dans les Alpes-Maritimes un bâtiment pour abriter notre collection et plus tard en faire une fondation, ma femme et moi avons pensé vous demander votre collaboration pour ce projet. (…) tous les artistes de la galerie, en particulier Braque, Miró, Chagall, Bazaine, Giacometti seraient heureux de votre accord et m’ont assuré de leur aide et de leur collaboration effective.››[3]
Parece que Sert recordaba en 1974 un inicio anterior del encargo: ‹‹Les recherches sur les plans de la Fondation Marguerite et Aimé Maeght débutèrent en 1950 à Cambridge, Massachussetts, après le séjour d’Aimé Maeght dans cette ville.›› [4]

Pero mi opi­nión es que Sert se refería más bien a los años 50 y que la traducción al francés no aquilató el matiz. Ade­más, a principios de los 50 los Maeght todavía no tenían las posibilidades económicas para acometer tal proyecto: estaban apenas comenzando en el mundo del arte y con grandes dificultades estaban reuniendo a su grupo de artis­tas. Fue a partir del boom del mercado artís­tico en la segunda mi­tad del decenio que pudieron realizar su fundación.

Parece que del encargo a Sert le interesó especialmente su capacidad de armonizar los edificios de austeros elementos mediterráneos con la naturaleza aún virgen, tal como había hecho en la colina de Son Abrines y como era el caso de la propia colina "des Gardettes" en Saint-Paul. Así, se respetaron la mayoría de los pinos, se encargaron los ladrillos a un horno local y se construyó un típico muro provenzal alrededor del jardín.
El filósofo Henri Maldi­ney (1964), en el texto oficial escogido por Maeght para la inauguración de la Fondation, en cita recogida por Dupin, explica el cuidadoso engarce de la arquitectura de Sert con el paisaje:
‹‹La aparición de los distintos elementos del edificio entre los pinos no tiene el acento abrupto de una proporción de geómetra. Su evidencia es toda transparencia. Sus claras estructuras se manifiestan como una iluminación del espacio, cuyos valores mar­ginales adquieren diafanidad por la sutileza de los pinos. Con­quistadas por la luz. Pero también era necesario conquistar esa luz. Y es en la tierra, en la que implanta sus estructuras, donde una arquitectura hace alianza con la naturaleza, incluso en el cielo.››[5]
Otro motivo interesante para Sert era la posibilidad de colaborar estrechamente con tantos artistas de primer nivel para realizar sus distintos espacios en la fundación. Así, en sus cartas insiste en esta colaboración. En una carta a Le Corbusier de junio de 1959 comenta: (…) Je dois aller à S. Paul de Vence parce-que Maeght m’a demandé de faire les plans pour un Musée là-bas. Je travail avec Miró et autres peintres et sculpteurs.››[6] 
En una carta a Maeght de noviembre de 1960, dice: ‹‹Je pense que cela serait très bien d’avoir Joan Miró et aussi d’autres artistes sur le site à ce tout premier stade où l’ensemble du bâtiment et des jardins est nettement visible, mais que les choses sont encore maniables et qu’elles peuvent être modifiés conformément à leurs vœux et à leurs projets. Je leur donnerai aussi une vue très nette de l’échelle et de la qualité des espaces, ce dont je suis sûr ils ne peuvent pas se rendre compte en examinant les plans ou la maquette. Je serais heureux de travailler avec eux pendant deux ou tros jours sur le site.››[7]
En una carta a Maeght, de enero de 1962, Sert insiste en que la obra será sólo un fondo para la obra de los artistas: (…) n’oubliez pas que le dessin des bâtiments a été conçu pour que les enrichissements soient laissés aux peintres et aux sculpteurs, si bien que les murs seront comme une toile de fond pour leurs œuvres. L’architecture trouve son entière expression dans la forme en ciment des toits.››[8]
En otra carta a Maeght, de junio de 1962, Sert se interesa porque vengan los artistas a ver y comentar las obras: ‹‹Avez-vous demandé à Giacometti et aux autres artistes de venir à Saint-Paul, les jours où j’y serai pour que nous puissions discuter du projet longuement.›› y destaca cómo encaja esto en sus ideas de la unión entre la arquitectura y las artes plásticas: ‹‹J’aimerais énormement faire une intégration de l’architecture et des arts plastiques, et c’est réellement une occasion unique, que vous nous avez donné à tous de réaliser ici. Je crois que les bâtiments et le musée ont bénéficié dans leur ensemble, d’une collaboration unique.››[9]



De resultas, Miró participó activamente en la planificación además de realizar el conjunto escultórico monumental del Laberinto en el jardín, pintando obras nuevas para la sala dentro del edificio dedicada a su propia pintura, a lo que seguirá unos años después un mural cerámico y, muchos años más tarde, para el edificio principal, experimentar con un medio nuevo para él, el vitral.


El jardín del Laberinto.



Finalmente, después de casi cuatro años de obras, desde su comienzo el 6 de octubre de 1960, el 28 de julio de 1964 el matri­monio Maeght donó al Esta­do francés la Fon­dation Maeght, la cual reci­bió en acto oficial el mi­nis­tro Mal­raux, y en la primera semana de agosto de 1964 se inauguró. Maeght financió durante su vida la institución y a su muerte se hizo cargo el Estado —aunque la autofinanciación ha sido casi constante—. 


Para conmemorar los aniversarios, entre 1965 y 1970 se sucedieron las famosas Nuits de la Fondation, fastuosas fiestas, de una de las cuales (1968) fue protagonista Miró por su 75 aniversario. Había seis salas espe­ciales: Bonnard, Giaco­metti, Kandinsky, Cha­gall, Braque y Miró, aparte del famoso jardín de esculturas del Laberinto.

El proyecto de la Fondation fue un antecedente directo e importantísimo para la propia Fundació Joan Miró. El artista apreciaba que era un buen modelo de centro abierto a todas las manifestaciones del arte y la cultura de vanguardia, con la impresionante colección de arte contemporáneo de las primeras (Miró, Bonnard, Braque, Calder, Chagall, Giacometti, Kandinsky, Léger, Matisse, Picasso, Zadkine...) y segundas vanguardias (Alechinsky, Bury, Chillida, Sam Francis, Hartung, Riopelle, Soto, Tàpies...), así como las exposiciones temporales, entre las que destacaban las antológicas de Kandinsky (1966), <Vingt ans d’art vivant 1945-1965> (1966), Chagall (1967), Matisse (1969), <L’art vivant aux États Unis> (1970), De Staël (1972), el propio Miró (1973), Bonnard (1975), Klee (1977), Giacometti (1978), Braque (1980)... Además, estaban los espectáculos de poesía, música, teatro, danza y cine, casi siempre de vanguardia.[10] La fundación provenzal será uno de los tres vértices de su ideal de legar su obra a la posteridad.

Con todo, Miró tenía (al igual que Pierre Matisse) una opinión poco favorable sobre el gusto estético de Maeght y criticaba ciertos aspectos del Laberinto. Una prueba de ello es una prosa poética, Un gi­gante miniatura, del poeta ruso Ev­gen Evtu­chen­ko (1978), que se refiere a la lucha que Miró emprende en los últimos años de su vida contra el mal gusto y contra los monstruos del mundo contemporáneo:
‹‹Existen gigan­tes fal­sos (o casi) que en rea­lidad son li­liputienses demasiado exage­ra­dos. Joan Miró es un gigante en miniatura. En el año 1963, pa­seába­mos juntos por los senderos de un centro de arte, enton­ces en construc­ción [el Laberinto de Saint Paul]. Pasea­ban inmó­viles largos hombres de hie­rro de Giacomet­ti, y tras las ramas se asomaban, asustándo­nos, las caras en­cantadas de unos duende­cillos creados por el propio Miró. De pronto, entre aquella belleza, vi un estanque aún va­cío, cu­bierto todo por un mosaico corriente, pseudorroma­no, y sobre el fondo se tumbaban mons­truosamente unos falsos cisnes muy se­rios, lo úni­co que les faltaba a los cisnes era llevar en el pico una nota de protesta contra quien los había hecho feos y sin gusto. Yo los contem­plaba con desagrado y asombro, y Joan Miró, compren­diendo mi mirada, me comentó con sonrisa burlona: “Este es el único trozo de este terreno reali­zado a gusto de su dueño”...
Mal gusto; es algo terrorífico. El mal gusto es, potencialmen­te, amoral. El que Hitler y otros tiranos se hayan hecho tan populares, es el resultado del mal gusto. Toda la historia de la Humanidad es la lucha de la be­lleza contra lo monstruoso. La Humanidad ha sido contagiada por microbios es­perpénticos tales como la sed de poder, la cruel­dad, la hipo­cresía, el ci­nismo. Resultados, a fin de cuentas, del mal gusto ético. El gran Ye­hudi Menuhin anunciando relojes Rolex en la televisión nortea­mericana, o los cosmonautas los caramelos so­viéticos, son igualmente monstruo­sos, faltos de buen gusto, aunque actúen en tan diferentes sis­temas políticos. En este tiempo la Humanidad tiene que elabo­rar, independiente­mente de los sistemas políti­cos, una moral común (unidad esté­tica común) en la que este mal, la falta de gusto, se citará como uno de los más peligro­sos microbios de anti-humanismo. Frente a todos los microbios de monstruosidad, el gigante mi­niatura Joan Miró contrapone los bondadosos, sa­bios microbios que, en sus lien­zos, nos enseñan el eterno mis­terio de la be­lleza.
Miró nunca se llamó artista de protesta. Pero toda su pin­tura es una pro­testa contra cual­quier forma de lo monstruo­so, una defensa del mal gusto moral. Si observamos con minucio­si­dad, sus “miro­bios” pueden parecer células simples. Pero cada uno tiene su cara, su alma. ¿O acaso Miró habrá tenido la pre­monición profé­tica de que los extrate­rres­tres, los seres de la razón suprema, van a ser completamen­te distintos, que, quien sabe, van a semejarse a sus “miro­bios”? Este gigante miniatura es un hombre muy de la tierra, y su pe­queña y canosa cabeza, que apenas sí llega al hombro de algún jugador de baloncesto, llega sin embargo con sus escasos cabe­llos blancos hasta las estrellas tan lejanas que son invi­sibles no sólo para nosotros sino incluso para las estrellas que sí vemos nosotros.
Medi­tando sobre aquellos mi­crobios repugnan­tes, insensi­bles inmora­les, propios del hom­bre, Dos­toievski respiró. Dijo: “Ancho es el hombre, no estaría de más hacerlo más estrecho”. Pero los hijos del gigante miniatura Joan Miró, sus bordados “mirobios” no quedarán desarmados mien­tras la Hu­manidad tenga algún “sen­tido de la belleza”.››[11]

NOTAS.
[1] Sobre la Fon­dation Maeght véanse Vedrenne, Elisabeth; Cabanne, Pierre; Garcias, Jean Claude. La Fondation Maeght. Separata de “Beaux Arts Magazine”. 1993. 57 pp. Vedrenne. Laventure dAimé et Marguerite Maeght (6-27); Cabanne. La Fondation Maeght; pour lamour de lart (28-47); Garcias. Un rêve moderne en Provence (48-55). / Sobre la idea ecuménica de la Fondation Maeght véase una entrevista a Aimé Maeght, en André Verdet. La Fondation Maeght à Saint-Paul. “XX Siècle”, nº 23, sup. (1963) 10; y el excelen­te resumen de Jeffett. Ob­jects into Sculpture... Tesis. 1992: v. II. pp. 381 y ss. Sobre los actos de la donación véase el reportaje de “Nice-Matin” (29-VII-1964), en Archivo Miró, FPJM. / Un resumen en Ferrier. El arte del siglo XX. IV. 1960-1979. 1993: 784. / Una entrevista con Jean-Louis Prat, su director desde el principio —ahora vicepresidente; el presidente es Adrien Maeght— que ha con­seguido que sea autosuficiente desde 1977, sin subvenciones, un caso casi único en Europa, resalta el valor artístico del edificio de Sert y su jardín, sus 6.000 obras donadas por el ma­trimonio Maeght, una biblioteca de 13.000 li­bros, sala de cine... [“La Vanguardia” (6-VIII-1989)]. La correspondencia de Maeght y Sert sobre el edificio de la Fondation ha sido estudiada por Nathalie Prat, en Fondation Maeght, histoire d’un musée, memoria de investigación de la Université de París IV (1989). [Prat. <Miró>. Martigny. Fondation Gian­adda (1997): 148, n. 1.] Sobre la construcción véanse Juncosa, Patricia. Fondation Maeght. <Sert 1928-1979. Medio siglo de arquitectura. Obra completa>. Barcelona. FJM (2005): 235-246. Juncosa, P. Fondation Maeght 1958-1971. <Sert 1928-1979. Medio siglo de arquitectura. Obra completa>. Barcelona. FJM (2005): 235-245. Juncosa, P. La influencia del taller. *<Miró - Sert: La construcció d’una amistat>. Palma de Mallorca. FPJM (2006-2007): sólo las pp. 176-193, pues las 194-199 son de los planos y la maqueta de la FJM. Una de las últimas referencias es Nicholas Watkins. Aimé Maeght and His Artists. *<Behind the Mirror. Aimé Maeght and His Artists>. Londres. Royal Academy of Arts (2008-2009): 26 y ss., y en 26 señala que Maeght, aconsejado por Léger y Braque, se fijó en los ejemplos de las fundaciones Barnes y Guggenheim, pero que fueron Sert y Miró los principales inspiradores del proyecto.
[2] Conversación de Ann Dumas; Isabelle Maeght; Yoyo Maeght. ‘Let the stone make fire’. *<Behind the Mirror. Aimé Maeght and His Artists>. Londres. Royal Academy of Arts (2008-2009): 44, Yoyo Maeght le cuenta a Dumas que Aimé Maeght había admirado en París en 1937 el Pabellón Español y que Miró se ofreció a intermediar entre ambos; entonces Maeght fue a EE UU y volvió con Sert para comenzar el proyecto.
[3] Carta de Aimé y Marguerite Aimée a Sert, en Boston. París (3-VI-1957) FM. [Bellet, Harry. La Fondation Maeght, Sain-Paul. “Ci­mai­se”, 212-213 (ju­nio-julio 1991): 81-82. / Prat. <Miró>. Martigny, Valais, Suiza. Fondation Gian­adda (1997): 148. / Birksted, Jan K. The Maeght Foundation: Modernist Architecture and Wilderness. Tesis doctoral. Universidad de Kent y Canterbury. 2001: 407. También en Birksted. Modernism and the Mediterranean: The Maeght Foundation. Ashgate Publishing. Aldershot. 2004. xvi ›› 208 pp. / Juncosa, Patricia. <Sert 1928-1979 Medio siglo de arquitectura. Obra completa>. Barcelona. FJM (2005): 238, con resumen de sus cartas cruzadas en las pp. ss. / Juncosa, Patricia. *<Miró - Sert: La construcció d’una amistat>. Palma de Mallorca. FPJM (2006-2007): 49, n. 24. La corres­pondencia entre los Maeght y Sert relativa a la construc­ción ha sido reunida y analizada por Nathalie Prat. Fondation Maeght, histoire d’un musée. Memoria de la Universidad de París IV. París. 1989. Copia en Fondation Maeght de Saint-Paul.]
[4] Sert, en Malraux, André; Sert, J.Ll. La Fon­da­tion Mar­guerite et Aimé Maeght. “Derrière le Mi­roir”, ed. Maeght, Pa­rís, nº espe­cial en tapa dura (30-VI-1974): 87.
[5] Maldiney. La Fondation Maeght à Saint-Paul. “Derrière le miroir” (1961): 51-52. Número especial s/n para la inauguración no oficial de la Fondation Maeght. Dupin lo data en 1964, para hacerlo coincidir con la inauguración oficial. [Dupin. Miró. 1993: 320.]
[6] Carta de Sert a Le Corbusier. Cambridge (16-VI-1959). Col. SC, ASH E33. Reprod. Juncosa, Patricia. <Sert 1928-1979. Medio siglo de arquitectura. Obra completa>. Barcelona. FJM (2005): 239, n. 13.
[7] Carta de Sert a Aimé Maeght (2-XI-1960). Col. AGMP. Reprod. Prat. <Miró>. Martigny. Fondation Gian­adda (1997): 157. / Juncosa, Patricia. <Sert 1928-1979. Medio siglo de arquitectura. Obra completa>. Barcelona. FJM (2005): 241.
[8] Carta de Sert a Aimé Maeght (30-I-1962). Col. AGMP. Reprod. Prat. <Miró>. Martigny. Fondation Gian­adda (1997): 178. / Juncosa, Patricia. <Sert 1928-1979. Medio siglo de arquitectura. Obra completa>. Barcelona. FJM (2005): 239, n. 14.
[9] Carta de Sert a Aimé Maeght (25-VI-1962). Col. AGMP. Reprod. Prat. <Miró>. Martigny. Fondation Gian­adda (1997): 182. / Juncosa, Patricia. <Sert 1928-1979. Medio siglo de arquitectura. Obra completa>. Barcelona. FJM (2005): 241.
[10] Las fiestas servían para representar espectáculos musicales, con audiciones de Debussy, Boulez, Schönberg, Duke Ellington..., estrenos de obras vanguardistas de Stockhausen, Cage, Xenakis, La Monte Young, Santos..., coreografías de danza de Merce Cunningham y Lukas Foss. Se presentaron asimismo numerosos documentales sobre artistas de la galería.
[11] Evtu­chenko, Evgeni. Poema en prosa, Un gigante miniatu­ra. Tra­ducido por Leo Shleifer. Es­pe­cial Miró a los 85. “Daily Bu­lle­tin” (1978) 64.

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