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lunes, noviembre 17, 2014

Joan Miró. El primer semestre de 1936, antes de la Guerra Civil.

Joan Miró. El primer semestre de 1936, antes de la Guerra Civil. 

Introducción: Joan Miró y la Guerra Civil (1936-1939).
Explico esta fase desde los inicios de 1936, por coherencia con la división anual y aprovechando que este año es un corte profundo en la vida y obra de Miró, y la terminamos a finales de 1939, cuando faltan unos pocos meses para iniciar las Constelaciones y volver a Mallorca. La intensidad de los acontecimientos de estos años hipertrofia tanto la información biográfica e histórica que nos aconseja, excepcionalmente, dividir estos cuatro años en otros tantos apartados anuales, y hacer primero una breve introducción general.
Apunto en primer lugar que la historiografía choca con problemas casi irresolubles para estudiar esta época, por la falta de documentación, y por ello ha tendido a la brevedad y la elipsis. Es cierto que hay bastantes textos críticos sobre sus obras de estos años, pero faltan estudios específicos sobre la época de la Guerra Civil que aúnen biografía, historia general e historia del arte, y, por lo tanto, son muy escuetas en su concisión biográfica nuestras menciones a Cirici, Dupin, Malet, Rowell…

La situación personal de Miró en el primer semestre de 1936 es de un gran optimismo vital, en gran parte por sus excelentes expectativas profesionales. Todo cambia durante el segundo semestre, pues la Guerra Civil española de 1936-1939 tuvo un enorme impacto en Miró. Los acontecimientos bélicos van marcando casi cada uno de sus pasos en estos años desde el exilio, los encargos de obras para la República (en especial El segador para el Pabellón de París de 1937), la sucesión de fases de optimismo y pesimismo a medida que llegan noticias de la guerra... al tiempo que todo aboca inexorablemente hacia la Segunda Guerra Mundial. Comienza ahora la fase de más sólido compromiso político de Miró, puesto que después de la fase anterior de 1933-1936, en la que sufre una especie de presciencia del oscuro porvenir, ahora sus obras reflejan la debacle de los tres años más trágicos de la historia contemporánea española.

Cirici (1970) explica estos años como un inciso que para la evolución estilística autónoma de Miró, y le fuerza a realizar obras que reflejen su época:
‹‹Al terminarse este periodo llega, de 1936 a 1939, la época de la guerra civil, que representa cierto paréntesis en la obra mironiana. Sus reacciones de asco e ira materialízalas Miró en Hombre y mujer ante un montón de excrementos y en El segador. Un momento en el que el dramatismo de los hechos reales es lo bastante fuerte como para aminorar las posibilidades de concentrarse en un puro trabajo plástico, comporta una especie de descuido, con el retorno a la concepción tradicional de la pintura visual. El Bodegón del zapato viejo y otras pinturas de esta época se expresan en el lenguaje tradicional del paisaje visual, con personajes y objetos bajo cielos nebulosos.››[1]

Rowell (1986) es muy concisa sobre los tres años de exilio en París, pues sólo indica que pensó a menudo en volver a Barcelona y que su alteración de ánimo influyó en su obra —en contraste con otras épocas, que le merecen amplio espacio, aquí sólo hay tres líneas para tres años—:
‹‹In late October or early November 1936, Miró went to Paris with his most recent paintings before sending them to his New York dealer, Pierre Matisse. Although the Spanish civil war had broken out in July few people were aware of the gravity of the situation or of the turn the war would take. By late November, however, it became clear that Miró, because of his republican sympathies, could not return to Spain.
Throughout this period, he made constant plans to return to Barcelona, where he thought he would resume the canvases he had left unfinished. Despite his sense of dislocation, during this period Miró produced some of his greatest works, which expressed an inner turmoil and a profound desire to keep a hold on reality.››[2]
Apunto que es evidente que el motivo para quedarse en París y no volver a Barcelona no es el que Rowell indica, pues sus simpatías republicanas sólo le hubieran impedido volver a la España sublevada pero no a la zona fiel al Gobierno de Madrid.

Miró en 1936 hasta el inicio de la Guerra Civil.
El año 1936 en España podemos dividirlo en dos semestres, marcados el primero por el nuevo gobierno del Frente Popular y el segundo por la Guerra Civil.

El presidente Alcalá-Zamora había renovado a Portela Valladares para otro gobierno, que duró del 31 de diciembre al 19 de febrero de 1936, con el solo encargo de preparar las elecciones, que convocó el 7 de enero de 1936 para el 16 de febrero. Las derechas aspiraban a revalidar su mayoría, pensando que la oposición estaría desunida otra vez, pero a las elecciones acudieron las fuerzas de izquierda unidas (por un acuerdo de 16 de diciembre de 1935, revalidado en enero), con el propósito de evitar una derrota como la de 1933 y realizar un programa reformista común: amnistía para delitos político-sociales (para que salieran sus miembros encarcelados), restablecimiento total de la Constitución, autonomía para las regiones, revisión de la ley de orden público, reforma fiscal, inversiones en enseñanza y la reforma agraria. Pero, por imposición de los republicanos moderados, no había reivindicaciones revolucionarias (no nacionalización de las tierras ni de las industrias).






Febrero de 1936. Niños alzando el puño. un signo de la creciente politización del país.

La victoria del Frente Popular fue general en todo el país, alcanzando una abrumadora mayoría parlamentaria, magnificada por la ley electoral (un grave error de cálculo de la derecha, que había previsto su triunfo y desdeñó aliarse con el centro). La izquierda, con un 34,3% de los votos, alcanzó 278 diputados; la derecha, con un 33,2% sólo obtuvo 124 diputados; el centro, con un 5,5% consiguió 51 diputados. Con una diferencia de sólo un 1,1% de los votos la izquierda más que dobló a la derecha en diputados. La derecha, por el desperdigamiento de sus votos en muchas circunscripciones en las que perdió, se hundió: la CEDA sólo consiguió 87 diputados, el Partido Radical se desmoronó hasta sólo 9, la Falange ninguno. El centro, formado por la Lliga Catalana, PNV y el centro republicano de Alcalá-Zamora, se benefició de su concentración en pocos distritos electorales. Desde entonces la derecha consideró que sólo un golpe de estado le permitiría recuperar el poder y comenzaron los contactos de sus dirigentes con los militares y las organizaciones de la ultraderecha (sobre todo la Falange) para prepararlo.



Manuel Azaña.

Azaña formó gobierno el 18 de febrero con el apoyo de los republicanos y socialistas. Azaña y Prieto eran partidarios de un gobierno moderado, que asentase una situación de normalidad y el nuevo gobierno de izquierdas reactivó las reformas políticas y sociales del primer bienio. En especial, se dictó una amnistía general de presos políticos (30.000), se acordó el alejamiento de los generales más peligrosos, se devolvió la autonomía a Cataluña —donde se viven unos meses de euforia nacionalista y cultural catalana, y Enric Companys, líder de ERC, es reelegido presidente de la Generalitat el 29 de marzo, lo que conlleva la recuperación de la autonomía catalana, lo que debió entusiasmar a Miró— y se preparó la de otras regiones (País Vasco, Galicia), se impulsaron las reformas, tanto la educativa, con un programa de construcción de escuelas que el ministro de  Instrucción Pública, Marcelino Domingo, aprobó en abril, como la reforma agraria puesto que el ministro de Agricultura, Mariano Ruiz Funes, para calmar la conflictividad en el campo reinició con fuerza el reparto de tierras y en pocos meses se asentaron más de 70.000 campesinos en más de 200.000 hectáreas.
Pero estas medidas, que a los anarquistas y socialistas más extremistas les parecían insuficientes, no podían ser aceptadas por la derecha. Se sucedieron graves disturbios, huelgas, atentados, un ahondamiento de la crisis económica, una creciente enemistad entre los partidos políticos... La radicalización de los bandos creció y desbordó a Manuel Azaña e Indalecio Prieto. Entonces llegó la destitución parlamentaria del presidente Niceto Alcalá-Zamora, por sus responsabilidades en la segunda disolución de las Cortes. A continuación, Azaña fue elegido el 8 de mayo como presidente de la República (lo aceptó con vacilaciones, pues comprendía que era un error, pero en parte también quería huir del penoso cargo de primer ministro).
Azaña propuso a Prieto como primer ministro a condición de que se separase del ala caballerista, pero Prieto entendía que carecía del apoyo suficiente y rechazó el cargo. Entonces Azaña nombró a un compañero de partido, el galleguista Santiago Casares Quiroga, que también carecía de real apoyo político y que solo duró del 10 de mayo al 18 de julio.
Desde entonces unas semanas de creciente tensión precedieron a la guerra civil. En Madrid y el sur del país se padecía “la primavera trágica”; en cambio, Barcelona y el norte vivieron una paz notable. Se sucedían las ocupaciones de fincas en Andalucía, las huelgas de la construcción en las ciudades, y muchos atentados, contra Largo Caballero, Jiménez de Asúa, Prieto y otros, realizados tanto por la derecha (Falange) como por la izquierda (CNT). Desde las elecciones de febrero hasta julio murieron unas 200 personas por motivos políticos.
Los republicanos y socialistas moderados querían evitar el inminente conflicto, tan anunciado que el 23 de junio Franco envió una carta a Casares Quiroga advirtiéndole del riesgo de una guerra civil debido a la división militar. Por el contrario, Francisco Largo Caballero, que dirigía el sector socialista marxista, mayoritario en el PSOE y la UGT, era partidario de la doble fusión PSOE-PCE y UGT-CNT, lanzaba discursos contra la burguesía republicana y parecía preparar la toma del poder por la clase obrera, previa destrucción de la República y de sus aliados burgueses, según un plan similar al de la revolución rusa de 1917. Verdad o apariencia, su actitud agresiva fue un grave error político.



José Calvo Sotelo, asesinado.

El aldabonazo final fue el asesinato del líder conservador José Calvo Sotelo por unos guardias de asalto el 13 de julio, en represalia por el asesinato de un teniente de los guardias de asalto. El efecto fue terrible en la opinión pública conservadora, que temió una inminente masacre general y una nueva “revolución roja”.

Entretanto, en Francia de enero a junio de 1936 gobierna el radical-socialista Albert Sarraut, que propone junto al comunista Maurice Thorez un Frente Popular contra el fascismo, que triunfa en las elecciones celebradas entre el 26 de abril y el 3 de mayo; el socialista Léon Blum preside el gobierno desde el 4 de junio, y controla las grandes huelgas de mayo-junio y comienza importantes reformas sociales, como la semana laboral de 40 horas y las vacaciones pagadas de un mes cada año.
En el plano cultural y artístico internacional en 1936 destaca que Georges Bataille y los antiguos disidentes del surrealismo vuelven a separarse de André Breton hacia mayo y fundan el grupo secreto Acéphale y el Collège de Sociologie, con el objetivo de estudiar las manifestaciones de lo sagrado en la sociedad. Los surrealistas condenan las purgas del estalinismo, al tiempo que tres grandes exposiciones celebradas este año consagran el movimiento en Francia, Gran Bretaña y EE UU: la *<Exposition surréaliste d’objets> de París, que otorga a los objetos plena condición de arte entre las élites intelectuales; la *<International Surrealist Exhibition> de Londres, que coincide con la publicación por Herbert Read de su libro Surrealism con aportaciones de Breton, Éluard y Hugnet—; y la *<Fantastic Art, Dada, Surrealism> de Nueva York, que supone una explosión del interés norteamericano por las vanguardias de entreguerras e influye en los orígenes del expresionismo abstracto.

En 1936 Miró reside entre enero y junio en Barcelona, dedicado a trabajar en el taller de su casa.[3] Probablemente pasaron un tiempo en Mallorca, por una fotografía de 1936, probablemente tomada por Joan Miró, en la que aparecen su esposa y su hija, de seis años entonces, en una colina desde la que se divisa el puerto de Palma al fondo, y otra fotografía de la hija, María Dolors, en la vecina playa de Cala Major.  [<Joan Miró. El legado más íntimo>. Barcelona. FJM (2022): 68.] La familia Miró conocía bien la zona donde comprarían después Son Abrines, porque allí pasaron muchas vacaciones estivales. 
Miró continúa sus series de pinturas sobre cobre y masonita.[4]
En abril escribe a Pierre Matisse: ‹‹Le travail continue. Je crois avoir abouti à vous transporter à un monde d’une réelle irréalité››.[5]

Exposición de Picasso en la Sala Esteva en 1936, [https://museupicassobcn.cat/es/coleccion/fondo-documental/fondo-sala-esteva]

Mientras, su prestigio en la ciudad parece aumentar y participa en varios eventos. El 13 de enero colabora en el vernissage de la exposición en la barcelonesa Sala Esteva <Picasso> (13 enero-28 febrero 1936), que con 25 obras de 1908-1935 entre pinturas, pasteles, acuarelas y collages, fue la más importante suya en Barcelona desde su marcha a París a principios de siglo; asistieron unos 8.000 visitantes.[6] Las fuentes datan la exposición en 13-18 de enero (fechas del programa de actividades de apertura), pero se extendió de 13 enero a 28 febrero 1936, y pasó luego a Bilbao (marzo) y Madrid (mayo), y se intentó sin éxito llevarla a Málaga y Tenerife. [7]
ADLAN organizó este homenaje en la Sala Esteva, en la calle Caspe 2 de Barcelona, en el que hablaron en público Miró, Jaume Sabartés y Joan Alavedra, quien leyó un manifiesto de ADLAN, mientras que Dalí, Luis Fernández y Julio González lo hicieron mediante un disco, en una velada parcialmente transmitida por radio.
La alocución de Miró, que ‹‹va dir unes paraules rebels›› (que pronunciase un discurso, algo excepcional en su vida, demuestra su estima por el malagueño), fue breve: ‹‹S’obre l’exposició Pablo Picasso; els meus amics d’Adlan, a l’organitzar-la, han tingut cura d’exposar obres que, per damunt de tot interès pictòric que només sabria interessar a crítics i especialistes, més marquin el valor humà de tota investigació, l’esperit de revolta de l’home enfront de la vida i l’esperit d’evasió per damunt de tota realitat imposada. Salut.››[8]
La muestra despertó un gran interés de la crítica antes de comenzar y en los días siguientes.[9]
Un anónimo en Demà a la Sala Esteve: Picasso. “La Publicitat” (12-I-1936) anunciaba que la radio transmitiría discursos de Dalí y Miró, mientras que un cronista anónimo en “El Día Gráfico” (14-I-1936) relata que después de una presentación de Alavedra (el periodista y poeta Joan Alavedra i Segurañas), se oyeron discos con las voces de Dalí y Miró. Que en el vernissage del 13 de enero Miró ‹‹va dir unes paraules rebels›› lo señala un anónimo en “La Veu de Catalunya” (14-I-1936).[10] Señalo que por error se fecha el vernissage el 18 de febrero en <Pablo Picasso: retrospectiva>. Nueva York. MOMA (1980): 307; además se cuenta que se quería hacer coincidir la inauguración con las elecciones generales (fueron el 16 de febrero), en las que ADLAN apoyaba al Frente Popular. Es probable que la intención inicial fuera esa y haya documentación en tal sentido, pero que luego se cambiase de opinión.
Además Miró asiste el 22 de enero a la inauguración del Club ADLAN, con la asistencia de Sert, Miró, Guarro, Dalmau, Gomis, Ignasi Agustí (un reconocido intelectual falangista), Cassanyes, Prats, etc.[11]




Éluard y Picasso en 1936.

Al día siguiente Miró asiste también a una conferencia sobre el surrealismo de Paul Éluard, en la que éste alaba su obra, en el Ateneu Enciclopèdic Popular de Barcelona.[12]
Miró atendió a Paul Éluard y Nusch cuando la pareja vino a Barcelona, para preparar la exposición de Picasso, como confirma una carta de Mesens a Miró, en Passatge. Bruselas (20-I-1936) FPJM, en la que le adjunta una carta para Éluard y le agradece una carta de Miró, también firmada por Éluard y Nusch.
Probablemente poco después Miró viaja brevemente a París, desde donde escribe a J. V. Foix el 2 de febrero.[13]
Destaca también una entrevista publicada en febrero que le hace Estivil y que reproducimos en otro apartado.
En la segunda semana de mayo recibe a sus amigos del Ballet Ruso de Massine (que representan Sinfonía fantástica del 19 mayo al 7 junio). Acaba el 22 de mayo la serie de 12 pinturas “salvajes” sobre soportes duros; destacan Personajes presenciando una metamorfosis (20-31 enero) y Hombre y mujer delante de un montón de ex­crementos. Termina la serie de 10 Signos y figuraciones (las llama graffiti sobre papel Goudron), sobre un tipo de papel alquitranado y arenado (utilizado para recubrir techos de barracas). Realiza la serie de técnica mixta (lápiz negro, acuarela, tinta china, calcomanía, collage sobre papel Ingres) de 25 Metamorfosis. Trabaja en dos de sus esculturas-objetos, Objeto poético y Objeto del poniente.
Hacia principios de junio viaja a París, llevando su obra reciente.[14] Allí se reunirá con sus marchantes Pierre Loeb y Pierre Matisse, y probablemente tiene un encuentro con Henri Matisse en el café Les Deux Magots hacia el 20 de junio.


Paalen, Pintura, influida por Miró.


Es posible que Miró visitase en París ese verano la muestra de Wolfgang Paalen en la Galerie Pierre.[15]
A mediados de junio Miró viaja a Londres por primera vez, para asistir a la Exposición Surrealista Internacional (11 junio-4 julio) en las New Burlington Galleries, donde figuran obras suyas; allí conoce a Roland Penrose (tal vez lo conocía superficialmente de antes, pues el inglés viajaba a París desde 1922) y probablemente a David Gascoyne y Herbert Read, quienes organizan la muestra, conocida a veces más por los escándalos de Dalí, quien acaparará la atención del público londinense al dar una conferencia en traje de baño, lo que le gana unas vez más la enemistad de Miró, que considera bochornosa esta conducta.[16]
Penrose explica que fue con Man Ray a un restaurante y en el salón egipcio encontraron a Miró solo comiendo un enorme helado. Miró le solicitó después conocer jóvenes artistas y Penrose le llevó al taller de Allen Jones, que pintó un cuadro que luego tituló Homenaje a Joan Miró, y precisa que Miró montó en el taller, con objetos y muebles, un “sorprenent monument”[17], y lo vendió al MoMA a través de Barr dos años después.
Miró desarrolla por primera vez extensamente su pensamiento en una entrevista en francés concedida en junio a su amigo Georges Duthuit, Où allez-vous Miró?, aparecida en un número de “Cahiers d’art” fechado en 1936, pero en realidad publicado en mayo de 1937.
El grupo ADLAN de Madrid, organizado por Ferrant, prepara una exposición de Miró, que se frustrará por la guerra, y tampoco pudo participar en la gran *<Exposición Logicofobista> en Barcelona (4-15 mayo 1936), también promovida por ADLAN.
Miró trabaja probablemente durante la primavera en dos piezas escultóricas: Objeto poético y Objeto del poniente.[18]
De regreso a Barcelona a finales de junio, Miró comienza poco después su estancia de verano en Mont-roig, donde está el 14 de julio[19] y permanece hasta finales de septiembre, realizando pinturas al temple, sobre plancha de cobre, fibrocemento y una serie de 27 sobre masonita en la que utiliza óleo, alquitrán, caseína y arena sobre tablas de madera aglomerada. Ejecuta también varios cartones de tapices, inconclusos, probablemente abandonados debido a los conflictivos sucesos que seguirán.

NOTAS.
 [1] Cirici. Miró en su obra. 1970: 144.
[2] Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews. 1986: 13-14. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens. 1995: 22. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 33.
[3] Carta de Miró a Pierre Matisse. Passatge (1-I-1936). [Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 332, n. 528. Miró se refiere al viaje por Alemania y a una estancia en París para ver a Loeb, en diciembre, así como a su vida y trabajo en Barcelona.
[4] Dupin. Miró. 1962: 533. / Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 332, n. 529, se refiere a tres cartas a Pierre Matisse en las que explica su trabajo pictórico, con fechas de (5-II-1936), (19-IV-1936) y (28-IV-1936). La carta del 19-IV-1936 Reus la data el 19-II-1936 en Reus, J. Evasió i exili interior en l’obra de Joan Miró: 1939-1945. 2004: 709.
[5] Reus, Jaume. Evasió i exili interior en l’ obra de Joan Miró: 1939-1945. 2004: 709.
[6] Rodríguez-Aguilera. L’art català contemporani. 1982: 79. / *<Homage to Barcelona. The city and its art. 1888-1936>. Londres. Hayward Gallery (1985-1986): 219. / Gale. Dada & Surrealism. 1997: 334, para la cantidad de espectadores.
7] Robert McDonald Parker. Exposiciones, en Giménez (ed.). Colección Museo Picasso Málaga. 2003. v. I: 589. / <Picasso 1936. Huellas de una exposición>. Barcelona. Museo Picasso (30 noviembre 2011-19 febrero 2012). Documentos sobre la exposición de 1936. Reseña de Martí Font, J. M. Última cita con Picasso antes de la Guerra Civil. “El País” (30-XI-2011) 40. Los coleccionistas que cedieron obras fueron Pierre Loeb (en cuya galería parisina se reunieron las obras para el envío a Barcelona), Christian Zervos, Maurice Raynal, Tristan Tzara y Marie Cuttoli.
[8] Carta de Miró a Zervos. Barcelona, Crédito 4 (19-XII-1935) Centre Georges Pompidou, BK 10581.20 reprod. Derouet. Cahiers d’art. Musée Zervos à Vézelay. 2006: 110.
[9] “A.L.”. Les Lletres i les Arts: Què serà l’exposició Picasso?. “La Publicitat”, Barcelona (13-XII-1935). Col. FPJM, t. II, p.57. Apunta que el disco editado por ADLAN lleva una grabación de Dalí, Miró, Julio González y Luis Fernández.
Anónimo. Demà a la Sala Esteve: Picasso. “La Publicitat”, Barcelona (12-I-1936). Col. FPJM, t. II, 61.
Anónimo. Barcelona: La exposición Picasso: vernissage. “El Día Gráfico” (14-I-1936). Col. FPJM, t. II, 61.
Anónimo. Noticia sobre el vernissage de la exposición Picasso. “La Veu de Catalunya” (14-I-1936).
Anónimo. Crítica de la exposición Picasso. “La Publicitat” (15-I-1936).
Juan Cabot. Crítica de la exposición Picasso. “Mirador” (30-I-1936).
[10] cit. Yvars, J.F. L’espai intermedi. Apreciacions entorn de l’art modern. 2001: 80, con transcripción parcial. Yvars comenta en las pp. 80-82 de este texto, que reproduce su presentación de la muestra *<Madrid-Barcelona 1930-1936>. Barcelona. Fundació La Caixa (1997), la recepción crítica de la exposición, y destaca que el diario “La Publicitat” (15-I-1936), fue más duro en su crítica, así como que Cabot en “Mirador” (30-I-1936) señalaba que la exposición, con obras desde 1909 a 1935, era “un mal servei a Picasso”.
[11] Anónimo. Inauguración del “club ADLAN”. “La Publicitat”, Barcelona (23-I-1936). Col. FPJM, v. II, 61. Menciona que Miró asistió, “Ahir a la nit”.
[12] Carta de Miró a Breton, en París. Barcelona (6-II-1936). cit. Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 332, aunque fecha por error la conferencia de Éluard el 24 de enero. La prensa recogió la conferencia en Anónimo. A l’Ateneu Enciclopèdic Popular: Avui tindrà lloc una conferència sobre ael Surrealisme”, al càrrec del poeta Paul Éluard. “La Publicitat” (23-I-1936). Col. FPJM, t. II, p. 61. / Anónimo. Sobrerealisme autèntic. “Mirador” (20-II-1936). Col. FPJM, t. II, p. 61. Con una referencia a la apertura por un asistente de un paraguas con una barra de pan ensartada, según anotación manuscrita a lápiz de Miró a la vera del artículo era una referencia a su escultura-objeto Personaje (1931). cit. Pérez Miró. La recepción crítica de la obra de Joan Miró en Francia, 1930-1950. 2003: 156, n. 617.
[13] Carta de Miró a F.V. Foix. París, Galerie Pierre, 2 Rue des Beaux Arts (2-II-1936) FJM.
[14] Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 332, n. 537, con una foto tomada por Gallatin, probablemente en la Galerie Pierre, con varias de sus obras recientes al fondo. Umland se basa en las menciones de su correspondencia a unos planes de viaje a París en junio: Carta de Miró a Pierre Matisse. Passatge (1-I-1936). / Carta de Miró a Pierre Matisse. Passatge (5-II-1936). / Carta de Miró a Breton. Passatge (28-IV-1936). / Umland considera que no partió antes del 22 de mayo, cuando finalizaría en Barcelona el cuadro Personajes y montañas.
[15] Gustav Reger informa en Paalen (ed. Nierendorf. Nueva York. 1946) que asistió al vernissage junto a Picasso, Kandinsky, Léger, Ernst, Tanguy, Man Ray, Arp, Giacometti, Breton y Éluard. cit. Joffroy. *<L’Aventure de Pierre Loeb: La Galerie Pierre, Paris 1924-1964>. París. MAMV (1979): 123. Por su parte, Umland en <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 332, n. 537, considera que no es plausible, dado que estaría todavía en Barcelona para pintar Personajes y montañas. Mi opinión es que puede ser un error de memoria de Paalen (la fuente de Reger) y Miró probablemente la visitaría más tarde, pues era poco amigo de acudir a vernissages.
[16] Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews. 1986: 28. / Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 332, n. 538, que menciona una referencia a este viaje en una carta de Miró a Pierre Matisse. Mont-roig (14-VII-1936), y otra de Penrose al mismo viaje, en el documental Joan Miró: Theater of Dreams.
[17] Permanyer. Miró. La vida d’una passió. 2003: 105-106.] Penrose compró en junio de 1936 a Breton, aprovechando uno de sus momentos de penuria, el Paisaje catalán (El cazador) (1923-1924) .
17] Polizzotti. La vida de André Breton. Revolución de la mente. 2008: 421.
[18] Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 332, n. 534. Se basa en las menciones a su trabajo en objetos en dos cartas de Miró a Pierre Matisse de (5-II-1936) y (28-IV-1936), pero añade que la datación de estas dos obras es una cuestión abierta.
[19] Carta de Miró a Pierre Matisse. Mont-roig (14-VII-1936). Reprod. Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 332, n. 538.

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