Joan Miró. El primer semestre de 1936, antes de la Guerra Civil.
Introducción: Joan Miró y la Guerra Civil
(1936-1939).
Explico esta fase desde
los inicios de 1936, por coherencia con la división anual y aprovechando que este
año es un corte profundo en la vida y obra de Miró, y la terminamos a finales
de 1939, cuando faltan unos pocos meses para iniciar las Constelaciones
y volver a Mallorca. La intensidad de los
acontecimientos de estos años hipertrofia tanto la información biográfica e histórica
que nos aconseja, excepcionalmente, dividir estos cuatro años en otros tantos apartados
anuales, y hacer primero una breve introducción general.
Apunto en primer lugar
que la historiografía choca con problemas casi irresolubles para estudiar esta
época, por la falta de documentación, y por ello ha tendido a la brevedad y la elipsis.
Es cierto que hay bastantes textos críticos sobre sus obras de estos años, pero
faltan estudios específicos sobre la época de la Guerra Civil que aúnen biografía,
historia general e historia del arte, y, por lo tanto, son muy escuetas en su concisión
biográfica nuestras menciones a Cirici, Dupin, Malet, Rowell…
La situación personal
de Miró en el primer semestre de 1936 es de un gran optimismo vital, en gran
parte por sus excelentes expectativas profesionales. Todo cambia durante el segundo
semestre, pues la Guerra Civil española de 1936-1939 tuvo un enorme impacto en
Miró. Los acontecimientos bélicos van marcando casi cada uno de sus pasos en estos
años desde el exilio, los encargos de obras para la República (en especial El segador para el Pabellón de París de
1937), la sucesión de fases de optimismo y pesimismo a medida que llegan noticias
de la guerra... al tiempo que todo aboca inexorablemente hacia la Segunda Guerra
Mundial. Comienza ahora la fase de más sólido compromiso político de Miró, puesto
que después de la fase anterior de 1933-1936, en la que sufre una especie de presciencia
del oscuro porvenir, ahora sus obras reflejan la debacle de los tres años más
trágicos de la historia contemporánea española.
Cirici (1970) explica
estos años como un inciso que para la evolución estilística autónoma de Miró, y
le fuerza a realizar obras que reflejen su época:
‹‹Al terminarse este
periodo llega, de 1936 a
1939, la época de la guerra civil, que representa cierto paréntesis en la obra
mironiana. Sus reacciones de asco e ira materialízalas Miró en Hombre y mujer
ante un montón de excrementos y en El segador. Un momento en el que el
dramatismo de los hechos reales es lo bastante fuerte como para aminorar las posibilidades
de concentrarse en un puro trabajo plástico, comporta una especie de descuido,
con el retorno a la concepción tradicional de la pintura visual. El Bodegón
del zapato viejo y otras pinturas de esta época se expresan en el lenguaje
tradicional del paisaje visual, con personajes y objetos bajo cielos nebulosos.››[1]
Rowell (1986) es muy
concisa sobre los tres años de exilio en París, pues sólo indica que pensó a menudo
en volver a Barcelona y que su alteración de ánimo influyó en su obra —en contraste
con otras épocas, que le merecen amplio espacio, aquí sólo hay tres líneas para
tres años—:
‹‹In late October or early
November 1936, Miró went to Paris with his most recent paintings before sending
them to his New York dealer, Pierre Matisse. Although the Spanish civil war had
broken out in July few people were aware of the gravity of the situation or of
the turn the war would take. By late November, however, it became clear that Miró,
because of his republican sympathies, could not return to Spain.
Throughout this period,
he made constant plans to return to Barcelona, where he thought he would resume
the canvases he had left unfinished. Despite his sense of dislocation, during
this period Miró produced some of his greatest works, which expressed an inner
turmoil and a profound desire to keep a hold on reality.››[2]
Apunto que es evidente que el motivo para
quedarse en París y no volver a Barcelona no es el que Rowell indica, pues sus
simpatías republicanas sólo le hubieran impedido volver a la España sublevada
pero no a la zona fiel al Gobierno de Madrid.
Miró en 1936 hasta el inicio de la Guerra
Civil.
El año 1936 en España
podemos dividirlo en dos semestres, marcados el primero por el nuevo gobierno del
Frente Popular y el segundo por la Guerra Civil.
El presidente Alcalá-Zamora
había renovado a Portela Valladares para otro gobierno, que duró del 31 de diciembre
al 19 de febrero de 1936, con el solo encargo de preparar las elecciones, que convocó
el 7 de enero de 1936 para el 16 de febrero. Las derechas aspiraban a revalidar
su mayoría, pensando que la oposición estaría desunida otra vez, pero a las elecciones
acudieron las fuerzas de izquierda unidas (por un acuerdo de 16 de diciembre de
1935, revalidado en enero), con el propósito de evitar una derrota como la de
1933 y realizar un programa reformista común: amnistía para delitos político-sociales
(para que salieran sus miembros encarcelados), restablecimiento total de la Constitución,
autonomía para las regiones, revisión de la ley de orden público, reforma fiscal,
inversiones en enseñanza y la reforma agraria. Pero, por imposición de los republicanos
moderados, no había reivindicaciones revolucionarias (no nacionalización de las
tierras ni de las industrias).
Febrero de 1936. Niños alzando el puño. un signo de la creciente politización del país.
La victoria del Frente
Popular fue general en todo el país, alcanzando una abrumadora mayoría parlamentaria,
magnificada por la ley electoral (un grave error de cálculo de la derecha, que
había previsto su triunfo y desdeñó aliarse con el centro). La izquierda, con un
34,3% de los votos, alcanzó 278 diputados; la derecha, con un 33,2% sólo obtuvo
124 diputados; el centro, con un 5,5% consiguió 51 diputados. Con una diferencia
de sólo un 1,1% de los votos la izquierda más que dobló a la derecha en diputados.
La derecha, por el desperdigamiento de sus votos en muchas circunscripciones en
las que perdió, se hundió: la CEDA sólo consiguió 87 diputados, el Partido Radical
se desmoronó hasta sólo 9, la Falange ninguno. El centro, formado por la Lliga
Catalana, PNV y el centro republicano de Alcalá-Zamora, se benefició de su concentración
en pocos distritos electorales. Desde entonces la derecha consideró que sólo un
golpe de estado le permitiría recuperar el poder y comenzaron los contactos de
sus dirigentes con los militares y las organizaciones de la ultraderecha (sobre
todo la Falange) para prepararlo.
Manuel Azaña.
Azaña formó gobierno
el 18 de febrero con el apoyo de los republicanos y socialistas. Azaña y Prieto
eran partidarios de un gobierno moderado, que asentase una situación de normalidad
y el nuevo gobierno de izquierdas reactivó las reformas políticas y sociales del
primer bienio. En especial, se dictó una amnistía general de presos políticos
(30.000), se acordó el alejamiento de los generales más peligrosos, se devolvió
la autonomía a Cataluña —donde se viven unos meses de euforia nacionalista y cultural
catalana, y Enric Companys, líder de ERC, es reelegido presidente de la Generalitat
el 29 de marzo, lo que conlleva la recuperación de la autonomía catalana, lo que
debió entusiasmar a Miró— y se preparó la de otras regiones (País Vasco, Galicia),
se impulsaron las reformas, tanto la educativa, con un programa de construcción
de escuelas que el ministro de Instrucción
Pública, Marcelino Domingo, aprobó en abril, como la reforma agraria puesto que
el ministro de Agricultura, Mariano Ruiz Funes, para calmar la conflictividad
en el campo reinició con fuerza el reparto de tierras y en pocos meses se asentaron
más de 70.000 campesinos en más de 200.000 hectáreas.
Pero estas medidas,
que a los anarquistas y socialistas más extremistas les parecían insuficientes,
no podían ser aceptadas por la derecha. Se sucedieron graves disturbios, huelgas,
atentados, un ahondamiento de la crisis económica, una creciente enemistad entre
los partidos políticos... La radicalización de los bandos creció y desbordó a Manuel
Azaña e Indalecio Prieto. Entonces llegó la destitución parlamentaria del presidente
Niceto Alcalá-Zamora, por sus responsabilidades en la segunda disolución de las
Cortes. A continuación, Azaña fue elegido el 8 de mayo como presidente de la República
(lo aceptó con vacilaciones, pues comprendía que era un error, pero en parte también
quería huir del penoso cargo de primer ministro).
Azaña propuso a Prieto
como primer ministro a condición de que se separase del ala caballerista, pero
Prieto entendía que carecía del apoyo suficiente y rechazó el cargo. Entonces Azaña
nombró a un compañero de partido, el galleguista Santiago Casares Quiroga, que también
carecía de real apoyo político y que solo duró del 10 de mayo al 18 de julio.
Desde entonces unas semanas
de creciente tensión precedieron a la guerra civil. En Madrid y el sur del país
se padecía “la primavera trágica”; en cambio, Barcelona y el norte vivieron una
paz notable. Se sucedían las ocupaciones de fincas en Andalucía, las huelgas de
la construcción en las ciudades, y muchos atentados, contra Largo Caballero, Jiménez
de Asúa, Prieto y otros, realizados tanto por la derecha (Falange) como por la izquierda
(CNT). Desde las elecciones de febrero hasta julio murieron unas 200 personas por
motivos políticos.
Los republicanos y socialistas
moderados querían evitar el inminente conflicto, tan anunciado que el 23 de junio
Franco envió una carta a Casares Quiroga advirtiéndole del riesgo de una guerra
civil debido a la división militar. Por el contrario, Francisco Largo Caballero,
que dirigía el sector socialista marxista, mayoritario en el PSOE y la UGT, era
partidario de la doble fusión PSOE-PCE y UGT-CNT, lanzaba discursos contra la burguesía
republicana y parecía preparar la toma del poder por la clase obrera, previa destrucción
de la República y de sus aliados burgueses, según un plan similar al de la revolución
rusa de 1917. Verdad o apariencia, su actitud agresiva fue un grave error político.
José Calvo Sotelo, asesinado.
El aldabonazo final fue
el asesinato del líder conservador José Calvo Sotelo por unos guardias de asalto
el 13 de julio, en represalia por el asesinato de un teniente de los guardias
de asalto. El efecto fue terrible en la opinión pública conservadora, que temió
una inminente masacre general y una nueva “revolución roja”.
Entretanto, en Francia
de enero a junio de 1936 gobierna el radical-socialista Albert Sarraut, que propone
junto al comunista Maurice Thorez un Frente Popular contra el fascismo, que triunfa
en las elecciones celebradas entre el 26 de abril y el 3 de mayo; el socialista Léon Blum preside
el gobierno desde el 4 de junio, y controla las grandes huelgas de mayo-junio y
comienza importantes reformas sociales, como la semana laboral de 40 horas y las
vacaciones pagadas de un mes cada año.
En el plano cultural
y artístico internacional en 1936 destaca que Georges Bataille y los antiguos disidentes
del surrealismo vuelven a separarse de André Breton hacia mayo y fundan el
grupo secreto Acéphale y el Collège de Sociologie, con el objetivo de estudiar
las manifestaciones de lo sagrado en la sociedad. Los surrealistas condenan las
purgas del estalinismo, al tiempo que tres grandes exposiciones celebradas este
año consagran el movimiento en Francia, Gran Bretaña y EE UU: la *<Exposition
surréaliste d’objets> de París, que otorga a los objetos plena condición
de arte entre las élites intelectuales; la *<International Surrealist Exhibition>
de Londres, que coincide con la publicación por Herbert Read de su libro Surrealism
con aportaciones de Breton, Éluard y Hugnet—; y la *<Fantastic Art, Dada,
Surrealism> de Nueva York, que supone una explosión del interés norteamericano
por las vanguardias de entreguerras e influye en los orígenes del expresionismo
abstracto.
En 1936 Miró reside entre
enero y junio en Barcelona, dedicado a trabajar en el taller de su casa.[3] Probablemente pasaron
un tiempo en Mallorca, por una fotografía de 1936, probablemente tomada por
Joan Miró, en la que aparecen su esposa y su hija, de seis años entonces, en
una colina desde la que se divisa el puerto de Palma al fondo, y otra
fotografía de la hija, María Dolors, en la vecina playa de Cala Major. [<Joan Miró. El legado más íntimo>.
Barcelona. FJM (2022): 68.] La
familia Miró conocía bien la zona donde comprarían después Son Abrines, porque
allí pasaron muchas vacaciones estivales.
Miró continúa sus series de pinturas sobre cobre y masonita.[4]
En abril escribe a Pierre
Matisse: ‹‹Le travail continue. Je crois avoir abouti à vous transporter à un monde d’une réelle irréalité››.[5]
Exposición de Picasso en la Sala Esteva en 1936, [https://museupicassobcn.cat/es/coleccion/fondo-documental/fondo-sala-esteva]
Mientras, su prestigio
en la ciudad parece aumentar y participa en varios eventos. El 13 de enero colabora
en el vernissage de la exposición en la barcelonesa Sala Esteva <Picasso>
(13 enero-28 febrero 1936), que con 25 obras de 1908-1935 entre pinturas, pasteles,
acuarelas y collages, fue la más importante suya en Barcelona desde su marcha a
París a principios de siglo; asistieron unos 8.000 visitantes.[6] Las fuentes datan la exposición en 13-18 de enero (fechas
del programa de actividades de apertura), pero se extendió de 13 enero a 28 febrero
1936, y pasó luego a Bilbao (marzo) y Madrid (mayo), y se intentó sin éxito
llevarla a Málaga y Tenerife. [7]
ADLAN organizó este
homenaje en la Sala Esteva, en la calle Caspe 2 de Barcelona, en el que
hablaron en público Miró, Jaume Sabartés y Joan Alavedra, quien leyó un manifiesto
de ADLAN, mientras que Dalí, Luis Fernández y Julio González lo hicieron mediante
un disco, en una velada parcialmente transmitida por radio.
La alocución de Miró,
que ‹‹va dir unes paraules rebels›› (que pronunciase un discurso, algo excepcional
en su vida, demuestra su estima por el malagueño), fue breve: ‹‹S’obre l’exposició
Pablo Picasso; els meus amics d’Adlan, a l’organitzar-la, han tingut cura d’exposar
obres que, per damunt de tot interès pictòric que només sabria interessar a crítics
i especialistes, més marquin el valor humà de tota investigació, l’esperit de revolta
de l’home enfront de la vida i l’esperit d’evasió per damunt de tota realitat imposada.
Salut.››[8]
La muestra despertó un gran interés de la
crítica antes de comenzar y en los días siguientes.[9]
Un anónimo en Demà a la Sala Esteve: Picasso.
“La Publicitat” (12-I-1936) anunciaba que la radio transmitiría discursos de Dalí
y Miró, mientras que un cronista anónimo en “El Día Gráfico” (14-I-1936) relata
que después de una presentación de Alavedra (el periodista y poeta Joan Alavedra
i Segurañas), se oyeron discos con las voces de Dalí y Miró. Que en el vernissage
del 13 de enero Miró ‹‹va dir unes paraules rebels›› lo señala un anónimo en “La
Veu de Catalunya” (14-I-1936).[10]
Señalo que por error se fecha el vernissage el 18 de febrero en <Pablo Picasso:
retrospectiva>. Nueva York. MOMA (1980): 307; además se cuenta que se quería
hacer coincidir la inauguración con las elecciones generales (fueron el 16 de febrero),
en las que ADLAN apoyaba al Frente Popular. Es probable que la intención inicial
fuera esa y haya documentación en tal sentido, pero que luego se cambiase de opinión.
Además Miró asiste el
22 de enero a la inauguración del Club ADLAN, con la asistencia de Sert, Miró, Guarro, Dalmau, Gomis, Ignasi Agustí (un
reconocido intelectual falangista), Cassanyes, Prats, etc.[11]
Éluard y Picasso en 1936.
Al día siguiente Miró
asiste también a una conferencia sobre el
surrealismo de
Paul Éluard, en la que éste alaba su obra, en el Ateneu Enciclopèdic Popular de Barcelona.[12]
Miró atendió a Paul Éluard y Nusch cuando
la pareja vino a Barcelona, para preparar la exposición de Picasso, como confirma
una carta de Mesens a Miró, en Passatge. Bruselas (20-I-1936) FPJM, en la que
le adjunta una carta para Éluard y le agradece una carta de Miró, también firmada
por Éluard y Nusch.
Probablemente poco después
Miró viaja brevemente a París, desde donde escribe a J. V. Foix el 2 de febrero.[13]
Destaca también una entrevista
publicada en febrero que le hace Estivil y que reproducimos en otro apartado.
En la segunda semana
de mayo recibe a sus amigos del Ballet Ruso de Massine (que representan Sinfonía
fantástica del 19 mayo al 7 junio). Acaba el 22 de mayo la serie de 12 pinturas
“salvajes” sobre soportes duros; destacan Personajes presenciando una metamorfosis
(20-31 enero) y Hombre y mujer delante de un montón de excrementos. Termina
la serie de 10 Signos y figuraciones (las llama graffiti sobre papel
Goudron), sobre un tipo de papel alquitranado y arenado (utilizado para recubrir
techos de barracas). Realiza la serie de técnica mixta (lápiz negro, acuarela,
tinta china, calcomanía, collage sobre papel Ingres) de 25 Metamorfosis.
Trabaja en dos de sus esculturas-objetos, Objeto poético y Objeto del
poniente.
Hacia principios de
junio viaja a París, llevando su obra reciente.[14] Allí se reunirá con sus marchantes Pierre Loeb y Pierre Matisse, y probablemente tiene un encuentro con Henri Matisse en el café Les Deux Magots hacia el 20 de junio.
Es posible que Miró visitase
en París ese verano la muestra de Wolfgang Paalen en la Galerie Pierre.[15]
A mediados de junio Miró
viaja a Londres por primera vez, para asistir a la Exposición Surrealista Internacional
(11 junio-4 julio) en las New Burlington Galleries, donde figuran obras suyas; allí
conoce a Roland Penrose (tal vez lo conocía superficialmente de antes, pues el
inglés viajaba a París desde 1922) y probablemente a David Gascoyne y Herbert
Read, quienes organizan la muestra, conocida a veces más por los escándalos de
Dalí, quien acaparará la atención del público londinense al dar una
conferencia en traje de baño, lo que le gana unas vez más la enemistad de Miró,
que considera bochornosa esta conducta.[16]
Penrose explica que fue con Man Ray a un restaurante
y en el salón egipcio encontraron a Miró solo comiendo un enorme helado. Miró
le solicitó después conocer jóvenes artistas y Penrose le llevó al taller de Allen
Jones, que pintó un cuadro que luego tituló Homenaje a Joan Miró, y precisa
que Miró montó en el taller, con objetos y muebles, un “sorprenent monument”[17], y lo vendió al MoMA a través
de Barr dos años después.
Miró desarrolla por
primera vez extensamente su pensamiento en una entrevista en francés concedida en
junio a su amigo Georges Duthuit, Où allez-vous Miró?, aparecida en un
número de “Cahiers d’art” fechado en 1936, pero en realidad publicado en mayo
de 1937.
El grupo ADLAN de Madrid,
organizado por Ferrant, prepara una exposición de Miró, que se frustrará por la
guerra, y tampoco pudo participar en la gran *<Exposición Logicofobista>
en Barcelona (4-15 mayo 1936), también promovida por ADLAN.
Miró trabaja probablemente
durante la primavera en dos piezas escultóricas: Objeto poético y Objeto
del poniente.[18]
De regreso a Barcelona
a finales de junio, Miró comienza poco después su estancia de verano en Mont-roig,
donde está el 14 de julio[19]
y permanece hasta finales de septiembre, realizando pinturas al temple, sobre
plancha de cobre, fibrocemento y una serie de 27 sobre masonita en la que utiliza
óleo, alquitrán, caseína y arena sobre tablas de madera aglomerada. Ejecuta también
varios cartones de tapices, inconclusos, probablemente abandonados debido a los
conflictivos sucesos que seguirán.
NOTAS.
[1] Cirici. Miró en su obra. 1970: 144.
[2] Rowell. Joan Miró. Selected
Writings and Interviews. 1986: 13-14. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens. 1995: 22. / Rowell. Joan Miró.
Escritos y conversaciones. 2002: 33.
[3] Carta de Miró a Pierre Matisse. Passatge
(1-I-1936). [Umland. <Joan
Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 332, n. 528. Miró se refiere al
viaje por Alemania y a una estancia en París para ver a Loeb, en diciembre, así
como a su vida y trabajo en Barcelona.
[4] Dupin. Miró.
1962: 533. / Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994):
332, n. 529, se refiere a tres cartas a Pierre Matisse en las que explica su trabajo
pictórico, con fechas de (5-II-1936), (19-IV-1936) y (28-IV-1936). La carta del
19-IV-1936 Reus la data el 19-II-1936 en Reus, J. Evasió i exili
interior en l’obra de Joan Miró: 1939-1945. 2004: 709.
[5] Reus, Jaume. Evasió i exili interior en l’ obra
de Joan Miró: 1939-1945. 2004: 709.
[6] Rodríguez-Aguilera.
L’art català
contemporani. 1982: 79. / *<Homage to Barcelona. The city and its art.
1888-1936>. Londres. Hayward Gallery
(1985-1986): 219. / Gale. Dada & Surrealism. 1997: 334, para la cantidad de espectadores.
7] Robert McDonald
Parker. Exposiciones, en Giménez (ed.). Colección Museo Picasso Málaga.
2003. v. I: 589. / <Picasso
1936. Huellas de una exposición>. Barcelona. Museo Picasso (30 noviembre
2011-19 febrero 2012). Documentos sobre la exposición de 1936. Reseña de Martí
Font, J. M. Última cita con Picasso antes
de la Guerra Civil. “El País” (30-XI-2011) 40. Los coleccionistas que
cedieron obras fueron Pierre Loeb (en cuya galería parisina se reunieron las
obras para el envío a Barcelona), Christian Zervos, Maurice Raynal, Tristan
Tzara y Marie Cuttoli.
[8] Carta de Miró a Zervos. Barcelona, Crédito 4 (19-XII-1935)
Centre Georges Pompidou, BK 10581.20 reprod. Derouet. Cahiers d’art. Musée Zervos à Vézelay. 2006: 110.
[9] “A.L.”. Les Lletres i les Arts: Què serà l’exposició
Picasso?. “La Publicitat”, Barcelona (13-XII-1935). Col. FPJM, t. II, p.57.
Apunta que el disco editado por ADLAN lleva una grabación de Dalí, Miró, Julio
González y Luis Fernández.
Anónimo. Demà a la Sala Esteve: Picasso.
“La Publicitat”, Barcelona (12-I-1936). Col. FPJM, t. II, 61.
Anónimo. Barcelona: La exposición Picasso:
vernissage. “El Día Gráfico” (14-I-1936). Col. FPJM, t. II, 61.
Anónimo. Noticia sobre el vernissage de la
exposición Picasso. “La Veu de Catalunya” (14-I-1936).
Anónimo. Crítica de la exposición Picasso.
“La Publicitat” (15-I-1936).
Juan Cabot. Crítica de la exposición Picasso.
“Mirador” (30-I-1936).
[10] cit. Yvars, J.F. L’espai
intermedi. Apreciacions entorn de l’art modern. 2001: 80, con transcripción
parcial. Yvars comenta en las pp. 80-82 de este texto, que reproduce su presentación
de la muestra *<Madrid-Barcelona 1930-1936>. Barcelona. Fundació
La Caixa (1997), la recepción crítica de la exposición, y destaca que el diario
“La Publicitat” (15-I-1936), fue más duro en su crítica, así como que Cabot en “Mirador”
(30-I-1936) señalaba que la exposición, con obras desde 1909 a 1935, era “un mal servei
a Picasso”.
[11] Anónimo. Inauguración del “club ADLAN”. “La
Publicitat”, Barcelona (23-I-1936). Col. FPJM, v. II, 61. Menciona que Miró
asistió, “Ahir a la nit”.
[12] Carta de Miró a Breton,
en París. Barcelona (6-II-1936). cit. Umland. <Joan Miró>. Nueva
York. MoMA (1993-1994): 332, aunque fecha por error la conferencia de Éluard el
24 de enero. La prensa recogió la conferencia en Anónimo. A l’Ateneu Enciclopèdic
Popular: Avui tindrà lloc una conferència sobre ael Surrealisme”, al càrrec del
poeta Paul Éluard. “La Publicitat” (23-I-1936). Col. FPJM, t. II, p. 61. / Anónimo.
Sobrerealisme autèntic. “Mirador” (20-II-1936). Col. FPJM, t. II, p. 61.
Con una referencia a la apertura por un asistente de un paraguas con una barra
de pan ensartada, según anotación manuscrita a lápiz de Miró a la vera del
artículo era una referencia a su escultura-objeto Personaje (1931). cit. Pérez Miró. La recepción crítica de la obra
de Joan Miró en Francia, 1930-1950. 2003: 156, n. 617.
[13] Carta de Miró a F.V. Foix. París, Galerie
Pierre, 2 Rue des Beaux Arts (2-II-1936) FJM.
[14] Umland. <Joan Miró>.
Nueva York. MoMA (1993-1994): 332, n. 537, con una foto tomada por Gallatin, probablemente
en la Galerie Pierre, con varias de sus obras recientes al fondo. Umland se basa en las menciones de su correspondencia
a unos planes de viaje a París en junio: Carta de Miró a Pierre Matisse. Passatge
(1-I-1936). / Carta de Miró a Pierre Matisse. Passatge (5-II-1936). / Carta de
Miró a Breton. Passatge (28-IV-1936).
/ Umland considera que no partió antes del 22 de mayo, cuando finalizaría en Barcelona
el cuadro Personajes y montañas.
[15] Gustav Reger informa en Paalen (ed.
Nierendorf. Nueva York. 1946) que asistió al vernissage junto a Picasso, Kandinsky,
Léger, Ernst, Tanguy, Man Ray, Arp, Giacometti, Breton y Éluard. cit. Joffroy.
*<L’Aventure de Pierre Loeb: La Galerie Pierre, Paris 1924-1964>. París. MAMV (1979): 123. Por su
parte, Umland en <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 332,
n. 537, considera que no es plausible, dado que estaría todavía en Barcelona para
pintar Personajes y montañas. Mi opinión es que puede ser un error de memoria
de Paalen (la fuente de Reger) y Miró probablemente la visitaría más tarde, pues
era poco amigo de acudir a vernissages.
[16] Rowell. Joan Miró. Selected
Writings and Interviews. 1986: 28. /
Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 332, n. 538, que menciona una referencia
a este viaje en una carta de Miró a Pierre Matisse. Mont-roig (14-VII-1936), y otra
de Penrose al mismo viaje, en el documental Joan Miró: Theater of Dreams.
[17] Permanyer. Miró. La vida d’una passió. 2003: 105-106.] Penrose compró en junio de 1936 a Breton, aprovechando
uno de sus momentos de penuria, el Paisaje catalán (El cazador) (1923-1924) .
17]
Polizzotti. La vida de André Breton. Revolución de la mente. 2008: 421.
[18] Umland. <Joan Miró>.
Nueva York. MoMA (1993-1994): 332, n. 534. Se basa en las menciones a su trabajo
en objetos en dos cartas de Miró a Pierre Matisse de (5-II-1936) y (28-IV-1936),
pero añade que la datación de estas dos obras es una cuestión abierta.
[19] Carta de Miró a Pierre Matisse. Mont-roig
(14-VII-1936). Reprod. Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MoMA (1993-1994): 332, n.
538.
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