La influencia gótica en Miró.
Para Miró el gótico será un estilo menos significativo que el románico,
aunque emparenta con algunos rasgos de su pintura: la austeridad, la pureza, la
luz, la espiritualidad y el espacio vacío. En todo caso, su importancia para la
civilidad catalana es indiscutible, y eso repercute en Miró, como Weelen
señalaba para el románico.
Miró disfrutaba en su exilio interior en 1940-1941 de la arquitectura
gótica, elevada y luminosa, de Palma, sobre todo de la catedral, de una
tendencia mediterránea algo diferente (más horizontal) de la catalana, pero
similar en su espectacular espacio vacío, en el que la luz se difunde y la
música resuena con una especial espiritualidad. El mismo Miró apunta en
1960: ‹‹J’ai toujours aimé beaucoup le gothique catalán (…) la netteté de
son espace…››[1]
Miró, retomando su mística experiencia de luz y sonido en la catedral,
le explica (1976) a Picon:
‹‹En 1940, en Palma, trabajaba con las Constelaciones (aún
no tenían este nombre, en los cuadernos las llamo gouaches,
temples...), hacia las diez de la mañana me iba a la catedral para oír tocar el
órgano. Al contrario que mis amigos surrealistas, a mí siempre me ha interesado
mucho la música, y me acuerdo que Kandinsky me dijo que él dibujaba escuchando
música: aquello me impresionó. A esa hora de la mañana no había nadie, excepto
el organista que ensayaba. Permanecía mucho rato. Había la música de órgano, a
veces cantos, la luz que se reflejaba en las vidrieras (formidables, aquellas
vidrieras), y los canónigos vestidos de rojo en la penumbra. (Me hubiera gustado
hacer vidrieras, pero nunca he tenido ocasión). Más tarde, en 1945 hice Bailarina
escuchando tocar el órgano en una catedral gótica y también Mujer
escuchando música.››[2]
Catedral de Palma de Mallorca, una obra maestra del Gótico mediterráneo
y una de las iglesias preferidas de Miró. La zona que se extiende hacia el mar,
llamada hoy Parc de la Mar, interesó a Miró y Sert para situar un gran parque
de esculturas monumentales.
Llonja de Palma de Mallorca, otra obra maestra del Gótico, en este
caso civil. La foto es de inicios del siglo XX, cuando Miró venía cada verano a
la isla y desembarcaba a unos pocos metros del edificio.
Dupin (1969, 1993) explica este sentimiento de creación unido al
espíritu de un pueblo:
‹‹No es menor la audacia de los constructores del siglo XIII. Los
catalanes sometieron el espíritu del arte gótico, tan opuesto a sus tradiciones
y temperamento, a transformaciones tan profundas que equivalen casi a crear un
estilo original. La arquitectura gótica catalana da testimonio, con la
supresión completa de la decoración y los excesos ornamentales, de un espíritu
de grandeza y austeridad incomparables. En las catedrales y los edificios
civiles como las Llonjas, la frecuente adopción de la nave única y la ausencia
de adornos determinan un espacio unificado de gran tensión, muy distinto del
gótico francés. En el exterior encontramos ese mismo carácter de severa
simplificación en la continuidad de los altos muros interrumpidos por muy pocos
vanos. Esa sobriedad y pureza marcaron profundamente a Miró y sin duda
influyeron en su obra, aunque de modo exclusivamente interiorizado. Su búsqueda
de un espacio abierto, su sensibilidad para lo lleno y lo vacío, la exigencia
de una intensidad expresiva dentro de la penuria de algunos períodos, están
íntimamente relacionadas con el espíritu del gótico catalán.››[3]
Grünewald. Retablo de Inselheim. Saura destaca el detalle
de las manos engarfiadas.
Miró. El segador (1937). Una reconstrucción de la obra
perdida.
El artista Antonio Saura (1996) valora la influencia de la pintura
gótica más dramática, esto es, la flamenca y germánica, en concreto de
Grünewald en su Retablo de Inselheim, cuando escribe
sobre El segador:
‹‹(...) La monstruosa e invasora cabeza, coronada por diminuta
barretina convertida en signo fálico; el estiramiento desmesurado del cuello y
los desproporcionados brazos concebidos como seres orgánicos; las manos en
alto, una de las cuales porta una hoz de punta ennegrecida —que se
corresponde con tres afilados, negros, e incisivos colmillos—, mientras que la
otra, en crispada construcción relacionada con las manos del crucificado
del Retablo de Inselheim de Grünewald, provocan un
desgarramiento extremado, un alzamiento agresivo y una agitación tendente a
ocupar el espacio cuyo carácter de manifiesto y emblemático triunfo queda
acentuado por una hirviente atmósfera cósmica. (...)››[4]
Maria Josep Balsach (2003 y 2007) ha revalorizado la importancia del
influjo gótico en la etapa del realismo detallista de 1918-1922. Balsach
(2003) comenta la influencia de Ramon Llull en Miró, Dalí, Foix.., apuntando
que aparece una referencia en un cuaderno de notas de Miró de 1930 al Llibre
de meravelles, una influencia que ya había aparecido en La masía (1921-1922),
con sus referentes a la Ars Magna de Llull.[5]
En 2007 volvía a destacarlo: ‹‹La influencia de Llull sobre la
obra de Miró la hallaremos en su búsqueda del origen, en su pasión por la
síntesis y la unidad.››[6]
En 2003 señalaba la influencia en La masía de la
pintura catalana primitiva, esto es la de los siglos XIV-XV, como Miró
reconoció en sus declaraciones a Sweeney en 1948, e incluso reconoce señales de
la influencia de las Transfiguracions de Bernat Martorell
en Huerto con asno, El sendero o Casa con
palmera, las tres de 1918.[7]
En 2007 destacaba el interés de Miró por la pintura gótica de
Honnecourt, los primitivos italianos, y en concreto que su amor por los
“catalanes primitivos” —retablos de Ramon Destorrents, los hermanos Serra…— se
basa en su visión de la naturaleza similar a la de estos artistas góticos, con
ejemplos prácticos como el paralelismo entre el mundo natural de los paisajes
de 1918-1919 o el Autorretrato de 1919.[8]
Balsach considera que se manifiesta incluso en la recuperación de la
técnica de la pintura al temple, tal como se pintaban las tablas en la Baja
Edad Media, como Miró le escribe en 1921 a Ràfols.[9]
NOTAS.
[1] Vallier, Dora. Avec Miró. “Cahiers d’Art”, v.
33-35 (1960) 161-174. Reprod. Número especial Miró de “Cahiers
d’Art” (2018): 35.
[2] Picon. Joan Miró.
Cuadernos catalanes. 1976: 100.
[3] Dupin. Miró. 1993: 15.
[4] Antonio Saura. *<Después de Goya. Una mirada subjetiva>.
Zaragoza. Palacio de la Lonja - Sala Luzán - Palacio de Montemuzo (19 noviembre
1996-10 enero 1997): 162.
[5] Balsach. Modernismo e avanguardia. Picasso, Miró,
Dalíe la pintura catalana (1880-1939). *<Picasso, Miró,
Dalí tra Modernismo e Avanguardia nella pittura cattalana del primo Novecento>.
Cremona. Museo civico Ala Ponzone (2003): 25. Trata a Miró en 25-27, desde la
influencia de Llull a la del cubismo de Picasso.
[6] Balsach. Joan Miró. Cosmogonías de un mundo originario
(1918-1939). 2007: 30. La autora estudia en 27-30 la influencia del gótico
en el Autorretrato (1919), y destaca su similitud con el Sant
Macià de Ramon Destorrents, y apunta la reivindicación por Foix de los
poetas medievales catalanes (29-30), y el paralelismo entre Miró y Ramon Llull
(29-30).
[7] Balsach. Modernismo e avanguardia. Picasso, Miró,
Dalíe la pintura catalana (1880-1939). *<Picasso, Miró,
Dalí tra Modernismo e Avanguardia nella pittura cattalana del primo Novecento>.
Cremona. Museo civico Ala Ponzone (2003): 26. Por error, se data la entrevista
con Sweeney en 1943.
[8] Balsach, La pintura detallista y el realismo gótico (13-30)
y Arma Christi (31-51), los dos capítulos iniciales de su
recopilación titulada Joan Miró. Cosmogonías de un mundo originario
(1918-1939). 2007. Un resumen de ambos se publicó originalmente en Miscel·lània
d’homenatge a Modest Prats, I (La tradició del realisme gòtic i la
iconografia de les arma Christi en ‘La masia’ de Joan Miró). Girona. 2001.
[9] Carta de Miró a Ràfols. Mont-roig (2-X-1921)
BC. [Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews. 1986:
76. / Rowell. Joan Miró. Écrits et entretiens. 1995: 89. /
Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 128. /
Soberanas; Fontbona. Miró. Cartes a J.F. Ràfols, 1917/1958.
1993: 54. / Balsach. Joan Miró. Cosmogonías de un mundo originario
(1918-1939). 2007: 19, por error se cita en la n. 11 la fuente
de Soberanas; Fontbona como p. 32. Sus citas de Miró se basan en las tres
versiones de Rowell en inglés (1987), francés (1995) y español (2002).
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