El escritor español en catalán Josep Carner (1884-1970) y su relación con Joan Miró.
Abstract.
El artículo resume la relación entre el poeta Josep Carner y Joan Miró, deteniéndose en las analogías de su pensamiento estético, y revisa la historiografía al respecto.
The article summarizes the relationship between the poet Josep Carner and Joan Miró, stopping at the analogies of aesthetic thought, and reviews the historiography.
Josep Carner (Barcelona, 9-II-1884-Bruselas, 4-VI-1970) es, por amplio consenso, el máximo poeta de la lengua catalana en el siglo XX, y fue también un importante periodista y traductor, además de ocasional autor teatral.
Nació en una familia acomodada, hijo único del periodista católico y conservador Sebastià José Carner i Tort (1855-1935), redactor y en alguna época director del diario carlista "El Correo Catalán" y la revista católica "La Hormiga de Oro", entre otras publicaciones.
Josep Carner, muy adelantado, estudió desde 1897, con solo 13 años, en la Universidad de Barcelona y se licenció en Derecho (1902) y Filosofía y Letras (1904).
También fue un poeta de asombrosa precocidad: en 1896, con solo 12 años, se estrenó regularmente con poemas y textos en la revista "L'Aureneta", en 1899 ganó el primer premio en los Jocs Florals de Barcelona y hasta 1905 ganó 13 premios. En 1904 publicó su primer poemario, el modernista Llibre dels poetes. Ya era famoso y ese mismo 1904 comenzó a publicar artículos políticos en el periódico conservador "La Veu de Catalunya, en el que continuó hasta 1928. Mientras, publicaba en revistas católicas como "Montserrat" y "La Atlántida" y dirigía las revistas "Catalunya" (1903-1905 y 1913-1914) y "Empori" (1907-1908). Desde 1904 tuvo una relación muy frecuente con el grupo de poetas de Mallorca, adónde viajaba cada año por Pascua, con figuras como Joan Alcover, Miquel Costa i Llobera, Maria Antònia Salvà y, más tarde, Guillem Colom.
Formado en las filas del modernismo, evolucionó desde una inicial estética simbolista hasta convertirse en el gran poeta clásico noucentista, al que Eugenio d'Ors proclamó en 1908, en frase afortunada, como el ‘príncipe de las letras catalanas’ (el rey era Maragall). Fusionó numerosas influencias literarias catalanas como el mallorquín Miquel Costa i Llobera, las francesas de los poetas Leconte de Lisle y Sully Prudhomme, y, sobre todo, de lengua inglesa, notablemente Dickens y los poetas románticos, de la que tradujo numerosas obras clásicas al catalán. Su labor como traductor, que tanto incluyó en su evolución estilística, comprendía el inglés —Shakespeare, Dickens (su extraordinario Picwick), Mark Twain y Lewis Carroll—, el francés —La Fontaine, Moliére— y el italiano —Dante, Leopardi— y tuvo su cénit en su colaboración con la Editorial Catalana (1918-1921).
Afín políticamente a la Lliga Regionalista de Prat de la Riba, en 1911 fue elegido miembro de la Sección Filológica del Institut d'Estudis Catalans (le acompañaban Pompeu Fabra, Joan Maragall en su último año de vida, Àngel Guimerà, o Antoni M. Alcover, entre otros) en el que colaboró estrechamente con el filólogo Pompeu Fabra en la fijación de la gramática y el léxico de la lengua catalana, al tiempo que participaba en las tareas culturales de la Mancomunitat que presidía Prat de la Riba.
Se casó en Santiago de Chile 1915 con la chilena Carmen de Ossa y Vicuña, hija de un diplomático chileno y cuñada del cónsul chileno en Barcelona, con la que pronto tuvo dos hijos, Anna Maria y Josep.
Carner, habiendo perdido el patrocinio de Prat de la Riba al fallecer este en 1920 y con la necesidad de mantener a su familia, decidió ganarse la vida como diplomático, aprobó las oposiciones al Cuerpo Consular y abandonó Cataluña en 1921 para emprender una larga carrera en el extranjero, primero como vicecónsul, en Génova (Italia), San José (Costa Rica), La Haya (Países Bajos), Hendaya (Francia), Beirut (donde el 26 de octubre de 1935 falleció su primera esposa, Carmen), Bruselas y París.
Volvió a Barcelona en ese periodo sólo en breves visitas, convirtiéndose en una “presencia lejana” aunque acrecentaba su fama gracias a que era un activo colaborador de diarios y revistas, y conferenciante.
Durante la Guerra Civil se mantuvo fiel a la República, representándola en varios cargos en Europa, como Bruselas desde septiembre de 1936; allí conoció a la profesora y crítica literaria belga Émilie Noulet (1892-1978), exsecretaria del poeta francés Paul Valéry, y se casó con ella el 10 de agosto de 1937. Entre julio de 1937 y octubre de 1938 fue cónsul en París y no llegó a tomar su último destino en Bucarest. En 1939 dejó la carrera diplomática para no colaborar con el régimen franquista, que le separó definitivamente del servicio y in absentia le abrió un expediente de responsabilidad política.
Su exilio le llevó a embarcarse en mayo de 1939 con su esposa y su hijo, mientras la hija estudiaba en EE UU. Primero estuvieron en México (1939-1945), donde él trabajó primero en la Junta de Cultura Española y en el Comité de Ayuda a los españoles refugiados, y después colaboró en La Casa de España en México, convertida en El Colegio de México (1940-1945), una universidad pública promovida por el presidente Cárdenas para integrar en la cultura mexicana a los intelectuales exiliados españoles. Carner impartió en un organismo adscrito al anterior, el Centro de Estudios Históricos, los cursos de "Historia de la cultura" (1942) e "Historia de la cultura española" (1944), mientras que en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México impartió los cursos de "Historia de política moderna. I. Europa (1941), II. América (1942) y "Literatura comparada. El teatro" (1943-1945). Además, impartió cursos en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Michoacana, en Morelia. Durante su exilio mexicano consiguió publicar en Chile en 1941, tras acabarlo de escribir en 1938, su poema alegórico-narrativo 'Nabí', una obra maestra de 1.365 versos. Carner y su esposa fundaron la revista cultural "Orbe" (1944-1945), en la que colaboró Octavio Paz. Tomó la nacionalidad mexicana para poder viajar al extranjero.
El matrimonio se asentó en 1945 en Bruselas y él, acérrimo enemigo del franquismo, aceptó en septiembre de 1945 el cargo de consejero sin cartera del primer gobierno de la Generalitat en el exilio, presidido por Josep Irla; le acompañaban Carles Pi i Sunyer, Pompeu Fabra, Antoni Rovira i Virgili, Josep Xirau, Joan Comorera, Manuel Serra i Moret y Pau Padró i Cañellas. La primera reunión de Consell Executiu fue en París en enero de 1946, pero en los dos años siguientes la asfixia económica, las disputas internas y la falta de reconocimiento por la oposición en el interior, convencieron a Carner y a Fabra para presentar su dimisión el 22 de enero de 1948. No volvió a reunirse el Consell Executiu. Todavía en 1962 Carner estuvo cerca de integrarse en un Gobierno de la República en el exilio, que debía presidir el historiador Claudio Sánchez Albornoz, pero se frustró por la falta de consenso.
Émilie fue desde 1945 de nuevo profesora en la Universidad Libre de Bruselas (ULB) y en 1947 Carner entró también como profesor en la ULB y dirigió el Instituto de Estudios Hispánicos; también en los años siguientes colaboró en el Colegio de Europa en Brujas, fundado por Salvador Madariaga, y en otros puestos de la vida intelectual belga, así como en la famosa Société Européenne de Culture (SEC), fundada en 1950 en Venecia.
En la posguerra fue el gran referente poético y estético del catalanismo. Al respecto, Carner y Miró mantuvieron una esporádica e indirecta relación desde 1948, en el contexto de su común lucha contra el franquismo, En 1962 se constituyó en Barcelona un comité de escritores, presidido por Jordi Rubió, para presentar la candidatura de Carner al Premio Nobel de Literatura, a la que se adhirieron numerosas instituciones, y entre las personalidades individuales, el poeta italiano Ungaretti y Joan Miró. No bastó para conseguirlo.
Carner, residente en Bélgica, en los años sesenta era una sombra del que fue, afectado desde aproximadamente 1962 por una arterioesclerosis con el efecto de una creciente amnesia más una bronquitis crónica. Sólo hizo una breve visita a Cataluña, del 3 de abril al 20 de mayo de 1970, en la que casi no podía hablar ni reconocer a sus interlocutores. Murió en Bruselas, dos semanas después
Su archivo y su biblioteca personal están en la Biblioteca de Catalunya.
Carner y Miró.
Joan Miró tuvo a Carner como uno de sus poetas favoritos
desde 1910 aproximadamente, cuando al parecer compró su poemario La
malvestat d’Oriana (1910), que guardó hasta el final en su biblioteca
personal. Tal
vez el primer texto de pensamiento que concitó su atención fue La
França universal, en “La Revista” (23-IV-1917). El pensamiento
simbolista y clasicista de Carner influyó tempranamente en ciertos aspectos de
la estética mironiana, en especial en la relación del artista con la
naturaleza; el rigor en el dominio de los recursos técnicos, como exigencia
ética del artista; el interés por la poesía y la cultura china. Empero,
no tuvieron una relación personal en los años 20 y 30, puesto que Carner estaba
en el extranjero, primero con destinos diplomáticos y al final en el exilio, y
apenas coincidió con el artista en París durante la Guerra Civil.
Carner, por su parte, elogió a Miró hacia 1925-1928 en al
menos tres textos.
Comenzó en “La Veu de Catalunya” (28-VI-1925), refiriéndose
a él en la exposición surrealista de la Galerie Pierre: ‹‹El caso de
Joan Miró, acogido cordialmente, exquisitamente apreciado en la capital
francesa, no es el único. No me pesan las migraciones cuando compensan en el
país de origen, en prestigio, el detrimento que comporta la ausencia. [defiende
la necesidad de un] imperialismo espiritual [catalán pues lo catalanes] tenemos
la deuda de enriquecer al mundo››. Más tarde, prosigue su interés por Miró, como demuestra un
escrito suyo aparecido en 1927, Tres estels i un ròssec, aparecido
bajo el seudónimo de Bellafila, en el que utiliza el ejemplo de la obra de Miró
como uno más de sus arietes contra la dictadura de Primo de Rivera.
Carner repite su estimación en “La
Veu de Catalunya” en 1928. Carner
también defiende la obra de Miró en una conferencia, Universalitat i cultura
(1935), en la que resalta su importancia en el contexto europeo y su racialidad
catalana, insistiendo en las mismas ideas de Foix y el propio Miró. El poeta asienta su opinión definitiva sobre el artista muy
pronto, de tal modo que repetirá sus argumentos en una conferencia, Universalitat
i cultura (1935). Sus argumentos estriban en la necesidad de hacer
universal la propia obra a través de la abnegación, sin contentarse con la
complacencia local, de modo que no hay que tener miedo al exilio (de Miró en
París, del propio Carner en su carrera diplomática). Ideas que coinciden con
las que Miró y Gasch pregonan en esta época. El poeta escribe:
‹‹El cas de Joan Miró, acollit cordialment, exquisidament
preat a la capital francesa, no és pas tot sol. No em requen pas les
emigracions prestigioses quan elles compensen a la contrada pairal, en
prestigi, el detriment que comporta l’absència. De moltes de dissorts podem
venjar-nos florint en universalitat, en aquella universalitat efectiva que no
és sinó l’elevació a trascendència humana del nostre temperament peculiar. Som
un matís pràcticament inèdit en la civilització: tenim el deure d’enriquir el
món.
(...) / El millor remei per a no desnacionalitzar-se, en
l’home com en el llinatge dels homes, és el geni. L’ambient propi del geni és
la gran topada incruent i estimulantíssima de les cultures en contrast. Per
cara que hàgim de pagar la redempció de la nostra casolaneria, ens importa d’esdevenir
albiradors, de voler ésser "i no pas dins un marc de fites
reglamentàries" els millors en tot; fórmula exigent que imposa una
abnegació ben superior a la de totes les altres disciplines.››
También en lo político hay cierto paralelismo. Carner
sostenía el mismo ideal confederal de Maragall, Prat de la Riba y Cambó, el
llamado “iberismo” (bajo el lema “Per Catalunya i l’Espanya Gran”), una
variación regionalista del regeneracionismo del 98:
‹‹La veritable revolució consisteix en fer Estat des de baix
(...) [porque] l’Espanya sense nord ni timó, se troba en agonies de
naufragi. Tot l’ordre social hi és desballestat. Tothom vol una
renovació, una regeneració; però ¿on cercar-ne els materials, si les antigues
predreres de Castella, pàtria oficial, han sigut totes elles esquerdades, només
pel so llunyà de les barrinades modernes? És per això que convenia que el
Catalanisme, deixant els seus aires de conspirador de taula de cafè,
d’energumenisme en família, se fes amplíssim moviment posititiu, oficial,
normal.›› Carner consideraba que el catalanismo es ‹‹l’ideal
renovellador de les terres ibèriques.›› y
que ‹‹Catalunya té la fòrmula de l’iberisme.›› Joan
Miró se sentirá atraído por este ideal "ibérico”, como demuestran algunas
alusiones en su epistolario con Ricart.
Su influencia poética será significativa en la pintura
mironiana a mediados de los años 20, cuando Miró se integra en el círculo de la
rue Blomet y nutre sus lecturas fundamentalmente de poetas simbolistas
franceses y románticos alemanes, y necesita equilibrar su espíritu con los
poetas catalanes, y Carner, el cantor de las raíces de su tierra de origen,
resulta una solución perfecta y de ello resultará que en esta época Miró plasme
en su obra algunos de sus poemas.
Carner en 1925 publica su duodécimo poemario, El cor
quiet, reuniendo poemas nuevos con otros aparecidos en los años anteriores
en revistas. Lo ha compuesto en su residencia de vicecónsul en Génova
(1921-1924), durante el ascenso al poder del fascismo italiano, y es su mayor
apuesta formal por desligarse del noucentisme y acercarse a
algunos rasgos de las vanguardias poéticas europeas, concretamente del
surrealismo, no en lo formal, sino en lo temático. Según Molas, Carner ha
perdido la ironía hacia las vidas humildes y ‹‹descobreix el realisme amb valor
per ell mateix.›› Capdevila
apuntó ya entonces que el poeta confundía en El cor quiet la
realidad con la fantasía, pasando de la una a la otra: ‹‹les visions
indefinides, el poeta les força, diríeu, a prendre alguna forma. Carner y Miró coincidieron personalmente en París después
del 24 de julio de 1937 hasta el 31 de octubre de 1938, cuando el primero fue
alto funcionario de la embajada de la República y llevaba gran parte de las
relaciones con los numerosos exiliados españoles en Francia. Además, en los
meses siguientes a su cese en la embajada, Carner siguió en París.
Es indudable que mantuvieron una esporádica relación al
menos desde 1948, en el contexto de su común lucha contra el franquismo. El 14 de septiembre de 1945 se constituía en París el primer y único
gobierno de la Generalitat, presidido por Josep Irla, siendo los consejeros
Pompeu Fabra, Carles Pi i Sunyer, Antoni Rovira i Virgili, Josep Carner y Joan
Comorera. Este gobierno cesó el 24 de enero de 1948, quedando al frente sólo
Irla, hasta que fue sustituido por Josep Tarradellas en 1954.
Desde
1948 Carner pasó a organizar actos culturales catalanistas en el exilio, como
los Jocs Florals, para los que probablemente recababa dinero (u obras para
conseguirlo) de Miró y otros artistas e intelectuales, que consideraban París
la sede del auténtico gobierno catalán y mantenían relaciones con el poeta,
como una de las figuras de la cultura catalana en el exilio.
Esto
consolidó la relación personal entre Carner y Miró, y tuvo su cenit
coincidiendo con el retorno del artista en 1948 a París, adonde iba con
frecuencia el poeta desde su residencia permanente en Bruselas, desde la que se
relacionaba por correspondencia con un nutrido grupo de intelectuales. Dos
cartas cruzadas entre Josep Carner y Miró en 1948 son una importante prueba del
compromiso catalanista de Miró en esta época, al aludir a su contribución
económica a la causa en el exilio en aquellos años de oscuridad. En su primera carta conocida a
Miró (18-VII-1948), Carner lamenta no poder ir a París a saludarlo (Miró
exponía en la Galerie Maeght) y le felicita por su lucha por mantener el
espíritu catalán.
‹‹Admirat
Joan Miró. / Em reca [pesa] de no poder anar a París a saludar-vos a
expressar-vos tot el goig que em fa la vostra devoció, tan bellament provada,
a la causa incomparable de la preservació del nostre esperit. / Ningú, de tots
els catalans, no ha sabut depassar-vos en la compenetració, en la unitat vivent,
de la nostra saba [terra] milenària i el sentit de la universalitat. No solament sou per a nosaltres benefactor generós, sinó, encara,
exemple del que caldria que fóssim, per virtud d’una continua exigència i
superació. / Us prego que deixeu dit si penseu, més tard, de tornar a París.
Estic ara en la tongada fatal dels examens a la Universitat on dono els meus
cursos. Vui creure que la conversa amb vós és només que una mica diferida: que
em vagui, si més no, de tenir aquest consol. / El vostre vell, admirador i amic
obligadissim Josep Carner››. Y
responde Miró poco después (8 de agosto):
‹‹Caríssim
amic; us escric sols un mot per a dir-vos com m’ha emocionat la vostra lletra i
honorat tot lo que’em dieu.
No cal
que us repeteixi com estic d’una manera incondicional en tot lo que representa
la defensa de la nostra vella cultura i del nostre esperit i de com els meus
limitats mitjans estan tots a les ordres d’aquests valors.
Em
dolgué el no poguer-vos veure darrerament a París, a primers d’octubre hi
tornaré per a passar-hi unes setmanes, de no anar-hi vós vindria jo a
Brusel·les puis m’agradarà parlar llargament de les coses que tant estimem.
Rebeu
un fort abraç del vostre vell amic Joan Miró.››
Esta
correspondencia entre ambos de 1948 refleja que Carner era un opositor al
franquismo muy conocido y que Miró no podía manifestar de modo abierto su
relación, por lo que sus cartas debían llegar por conductos clandestinos (tal
vez a través de su común amigo Jean Cassou o de l’Institut Français en
Barcelona), y su relación se limitaría sobre todo a encuentros personales, que
continuaron largo tiempo.
En los años siguientes siguen las notas manuscritas de
Carner y su esposa en sus libros dedicados a Miró, invocando su amistad,
como El ben cofat i l'altre (1951) y "Al nostre gran Miró
en record d'amistat lleial", en la separata en edición francesa de unos
poemas traducidos por Noulet, sin fecha.
Marià
Manent informa respecto a sus posteriores comunicaciones cuando le escribe a
Carner en febrero de 1953: ‹‹En Joan Miró m’ha donat recentment noves vostres,
noves excel·lents.›› y nuevamente en mayo de 1953: ‹‹Fa molts mesos que no he rebut lletra
vostra, però en Joan Miró m’ha dit que us ha vist diverses vegades a París i
que esteu en la més excel·lent forma››. Y Manent comenta en su dietario una conversación con Miró en 1971:
‹‹També parlem d’en Carner; diu que la darrera vegada que el va veure —a
Bèlgica— ja estava una mica desorientat››. En 1962 Miró se adhirió a la candidatura de Carner al Premio
Nobel de Literatura- Ya fallecido el poeta, en 1975 ilustró su traducción
del Càntic del sol de San Francisco de Asís, culminando un
largo proyecto iniciado en 1962 a iniciativa de Miró. En esta larga tramitación hay una
carta de Manent a Carner:
‹‹L’editor
Gustau Gili (fill de don Gustau que vós coneíxieu i nebot de don Lluís que fou
el vostre editor) vol publicar una edició numerada, de gran bibliofília, del Càntic
de les Criatures de sant Francesc, il·lustrada amb meravelloses fantasies
del nostre amic Joan Miró, i voldria que vós fóssiu el traductor del poema —ja que
vau traduir tan bellament les Floretes—. / Us agrairia molt que, ben aviat, enllestíssiu
aquesta feina, la qual, em penso, us serà agradable.›› El
proyecto nació a partir de una idea de Miró, y la propuesta de que la
traducción del poema fuera de Carner fue obra del editor, Gustavo Gili. Manent
lo cuenta así: ‹‹Li pregunto [a Joan Miró] de qui va ser idea aquest llibre (jo
vaig intervenir-hi per demanar la versió a en Carner). “Va ser idea meva
—contesta—. És una cosa molt per a mi, molt meva.”›› Carner
aceptó enseguida y acabó pronto su parte, como aparece otra carta del poeta al pintor, datada en enero
de 1963, en la que explica cómo ha hecho la traducción solicitada. Pero la edición se postergó hasta 1975, con un nuevo título y 33
aguatintas y aguafuertes en colores de Miró.
Este Càntic del Sol reflejaba muy bien su
gran afinidad artístico-poética.
Los poetas favoritos de Carner eran Dante y San Juan de la
Cruz, que estaban también entre los favoritos de Miró, más Shakespeare y Paul
Valéry.
Coincidían además en su interés por una concepción mística de la vida y más
tarde compartirán su aprecio por el poeta vanguardista Francis Ponge. Carner
también recupera la poesía popular en poemas como Cançoneta
incerta y A muntanya, y, sobre todo, emplea los temas
mironianos del animismo, la magia y los mitos primitivos en su romántico Arts
de bruixeria, en el que se da aliento humano al agua, al cielo, a los
colores: ‹‹Diu secret el fullam; l’aigua divina /S’ha trasbalsat
misteriosament, / El cel es va esmortint, l’aire és planyent. / L’aigua em fa
por, botzina que botzina.// Oh qui sap quantes coses endevina, / (...)›› Miró
pudo inspirarse en este poema para sus pinturas de campos monocromos de 1925,
en las que transluce el mismo sentimiento mágico de la naturaleza. Los símbolos mironianos del sol, la luna y la estrella están
siempre presentes en el imaginario popular catalán, como en el poema de
Carner Símbols, en el que ser establece una identificación entre el
sol, el poeta y el artista: ‹‹L’antic veia la Lluna com una noia
casta / el Sol com un poeta. (...)›› Esto ilumina el sentido de la presencia de un sol rojo en
las pinturas oníricas, como metáfora del pintor-poeta, sustituyendo al
pintor-cartabón de los cuadros anteriores. La luna, una obsesión mironiana, es
femenina, bella como el mar, pero también vagamente amenazante como una araña
que hila su telaraña para cazar al incauto, tal como se desliza enigmáticamente
en el poema de Carner Obsessió lunar: ‹‹A aquesta flonja lluna
femenina / tot li fa de mirall: / mar innombrable, rierol de vall / i cada gota
de serena fina / suspesa en un filat de teranyina / entre els dos esbarzers
d’un pedruscall, / i, si mai rastre d’una vida bella / baixés pel riu entre els
vorals embadalits / de qui es negà per ella.›› La figura poética de la estrella fugaz que cae al mar, como
un rebelde único en el mundo celeste, ¿un ángel o un demonio?, aparece en el
poema de Carner Cau a la mar l’estel més bell: ‹‹Ta llum, estel,
desesperada clama / quan s’agrissa tot just la fosquedat, / floc neguitós de
flama, / vessant-te i recollint-te d’un plegat. / (...) / M’espanta, dins el
clos d’una cambreta / de veure amb quina fúria et peixes d’infinit. // (...)
Únic rebel en tot el cel, ¿medites/ (...) / Quin equívoc present és el que
portes? / ¿Pau a l’infern? ¿Angoixa al paradís? // (...).›› Este motivo aparece también en varias de las pinturas
mironianas, como en Pintura (1925), un pequeño óleo (49 x 60)
que estuvo en la col. Prats, y será recurrente toda su vida como atestiguan los
bocetos de L’oiseau-oeil (1968).
El árbol cobra una vida misteriosa en el poema Les
prunes d’or (1906), cuya última estrofa reza así: ‹‹(...) / I l’arbre,
que amb un lleu serpejament de branques / sembla oferir-nos l’or, la mel
d’algun pecat, / s’estremeix un moment de la ferocitat / del gran perfum
impúdic i de les dents tan blanques.››
El poema Arbres (revisado en 1953) dota al árbol de un sentido
ambivalente, ora protector, ora amenazante: ‹‹(...)Tot home és plany. i l’arbre
l’espera i l’aixopluga, / li val el foc i l’aigua, li gronxa l’esperit. / Uns
arbres són finestra que l’oratjo belluga, / i d’altres són com una nit. (...)›› Estos
mismos sentidos ambivalentes tienen los árboles de Miró hacia 1923-1924, con
sus enormes ojos y orejas. Apunto que Miró, en su dibujo El viento (1924),
[DDL 223] enviste al viento de un carácter humano de fuerza revolucionaria que
destruirá el orden social, como en el poema de Carner Al vent (1918):
‹‹Salut, oh vent, oh cor brunzent, / tu que arremores les palmeres / i que la
mar solques d’argent! / El cel mateix fas estrident, / daures al sol les
polsegueres / i aties brases al ponent. / ¿Què ens volen dir, convulsament, /
l’ira, la pressa i l’ardiment, / branques movent-se com banderes / i crit
d’onades rebatent, / abraonades com les feres? // El món antic fina amb recança
/ (...) // Tu que escomets en embranzides / la falsa pau, l’ordre caduc, /
(...)››
El Càntic del sol.
Una obra esencial de 1975 es la ilustración del poemario de
Francisco de Asís, Càntic del sol, en una traducción del italiano
medieval al catalán de Josep Carner. Tiene un prólogo de Marià Manent, que
indica que Miró tuvo en 1962 la idea del libro y escogió a Carner como
traductor. Lo editó Gustavo Gili en Barcelona (20-IV-1975), tras muchos
retrasos porque Miró revisaba incesantemente sus ideas y esbozos, hasta que se
decidió mucho después de la muerte de Carner en 1970.
El Càntic es el primer gran poema en lengua
italiana: ‹‹Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas, especialmente en el
Señor hermano Sol, por quien nos das el día y nos iluminas. / Y es bello y
radiante con gran esplendor, de ti Altísimo, lleva significación.››, admirado
por Dante, que en el Canto XI de El Paraíso de La
Divina Comedia se refiere a Asís: ‹‹Di questa costa, là dov’ella
frange / piú sua ratezza, nacque al mondo un sole. (Allí, donde decrece la
pendiente, / un sol le nació al mundo.)››. Miró aporta 33 aguafuertes y
aguatintas en color sin firmar, más otros dos rechazados. Contó con la ayuda de
Joan Barbarà. Destaca el colorido vivo y plano con que representa los astros,
particularmente el rojo solar y el azul celeste, en composiciones muy
sencillas, como la vida del santo, que canta al valor dignificador del trabajo
sencillo y a la belleza purificadora de los elementos fundamentales de la
naturaleza, dos de los motivos más repetidos en la obra mironiana.
Dupin (1993) explica:
‹‹Francisco
de Asís no es catalán, pero se vuelve catalán en la traducción de Josep Carner
ilustrada por Miró para Gustau Gili. Un libro desconcertante a primera vista,
pero libro estimable si seguimos su curso, si reconocemos la adecuación de las
imágenes al texto. Cada grabado está relacionado, por el color, por el dibujo,
con un elemento, el fuego, la tierra, el agua, el aire. Con una frase del
cántico. Con una secuencia escrita. El rojo responde al fuego, al sol. El azul
califica a la luna y al agua. La tierra reina sobre el verde de las flechas y
el ocre de las grietas. El aire, el viento, se llevan lo fragmentario, las
virutas del pensamiento.›› Balsach (2003) señala:
‹‹Dentro
de su mundo diurno poblado de estrellas, más en relación con el arte románico
que con un sentido nocturno o crepuscular, se emplazan los grabados del Càntic
del Sol (1975), el célebre poeme de Francisco de Asís: “Ad te sol,
altissimo, se konfano, / et nullu homo ene dignu te mentovare”. En él se
suceden las laudes al sol, a la luna, al viento, al agua, a
las estrellas, a la muerte. Poema claro y llano donde se manifiesta de nuevo la
visión ingenua y holística de la creación. Miró repite sin cesar su mismo sol
rojo, las mismas estrellas, con la introducción de la línea y el punto (su
representación del enigma), en una economía de signos comparable a su
tríptico La esperanza del condenado a muerte (1974). (...)››. Antoni Llena (2003) comenta, sin duda refiriéndose al Càntic
del Sol y con el precedente de una frase igual de Tàpies, que la
pintura de Miró es semejante a la visión franciscana:
‹‹Cuentan
los primeros biógrafos de San Francisco que sus frailes le oyeron recitar una
noche entera una oración que decía: “Dios mío y todas las cosas”. Eso es: Dios
sí, pero sin renunciar a ningunas de las cosas. ¿Qué es el dios franciscano sin
las cosas? Ni grandes ideas ni grandes ambiciones: cosas. Cosas que tienen que
ver con el todo, porque remiten a todas. Cosas que traducen el infinito, porque
son un “algo” del que el universo no puede prescindir. Gaudí, Miró o Tàpies
están en Llull —que, no olvidemos, era terciario franciscano—,
hilvanado micro y macro a través de las cosas, cosas que son porque no pueden
dejar de ser “casi” nada... o “casi” todo.›› Vicenç Altaiò (2021) resume: ‹‹Les imatges de Miró a Càntic
del sol són les pròpies d’un llibre pur, abstracte i concret. Mig un cant de
notes de color fet amb el Sol i la Lluna, i els quatre elements —vent, aigua,
foc, terra—, que també son germans, a excepció de la terra, que n’és la mare.››
Apéndice: Cartas de Miró y Carner con información sobre su
relación.
Carta de Josep Carner a Joan Miró. Bruselas (18-VII-1948) FPJM. Carner hace referencia al catalanismo de Miró y al parecer a
una contribución económica de este a la causa catalana en el exilio. Es un
texto muy importante para ilustrar el compromiso de Joan Miró en aquellos años
de oscuridad.
‹‹Admirat
Joan Miró. / en reca [pesa] de no poder anar a París a saludar-vos a
expressar-vos tot el goig que en fa la vostra devoció, tan bellament provada, a
la causa incomparable de la preservació del nostre esperit. / Ningú, de tots
els catalans, no ha sabut depassar-vos en la compenetració, en la unitat
vivent, de la nostra saba [terra] milenària i el sentit de la
universalitat. No solament sou per a nosaltres benefactor generós,
sinó, encara, exemple del que caldria que fóssim, per virtud d’una continua
exigència i superació. / Us prego que deixeu dit si penseu, més tard, de tornar
a París. Estic ara en la tongada fatal dels exàmens a la
Universitat on dono els meus cursos. Vui creure que la conversa amb vós és
només que una mica diferida: que en vagui, si més no, de tenir aquest consol. /
El vostre vell, admirador i amic obligadissim Josep Carner››.
Carta
de Joan Miró a Josep Carner. Mont-roig (8-VIII-1948). Arxiu
Carner, BC (Ms. 4877. [Reprod. Manent, Albert; Medina,
Jaume (eds.). Epistolari de Josep Carner. Curial.
Barcelona. 1998. 567 pp. Reúne el epistolario con Miró (177-193), de dos
cartas, ed. por Marcel Ortín, que trata su relación de amistad y colaboración.
/ Lax; Bordoy. Cronología, en AA.VV. Miró.
Fundació Pilar i Joan Miró a Mallorca. 2005: 539, n. 864.] Le
brinda su apoyo en la lucha por la cultura catalana.
‹‹Caríssim amic; us escric sols un
mot per a dir-vos con m’ha emocionat la vostra lletra i honorat tot lo que’em
dieu.
No cal que us repeteixi con estic d’una manera incondicional
en tot lo que representa la defensa de la nostra vella cultura i del nostre
esperit i de con els meus limitats mitjans estan tots a les ordres d’aquests
valors.
Em dolgué el no poguer-vos veure darrerament a París, a
primers d’octubre hi tornaré per a passar-hi unes setmanes, de no anar-hi vós
vindria jo a Brusel·les puis m’agradarà parlar llargament de les coses que tant
estimem.
Rebeu un fort abraç del vostre vell amic Joan Miró.››
Carta de Robert Giron a Joan Miró. Bruselas (27-I-1956) FPJM FD-220. [Lax; Bordoy. Cronología, en AA.VV. Miró. Fundació Pilar i Joan Miró a Mallorca. 2005: 545, n.
1019.] Giron organizaba una exposición de Miró en Bruselas, en
el Palais des Beaux-Arts (6 enero-7 febrero 1956), y el artista le
había pedido que le enviara un catálogo a Carner. Giron informa que ha enviado todos los catálogos que Miró le ha pedido,
excepto el de Carner.
Carta
de Josep Carner a Miró. Bruselas (1-1963). Arxiu
Carner, BC (Ms. 4877). Borrador de carta y borrador de poesía, que titula El
molusco inspirado. [Altaió,
Vicenç. Miró i els poetes catalans. 2021: 104-105.] Carner comienza con unos versos de dedicatoria: ‹‹Benvolgut Miró, / il·lustre pintor / viu a Son Abrines, / a Calamajor
/ a qui tant admira / tot coneixedor!›› Prosigue explicando cómo ha hecho la traducción del Càntic del sol (que
se publicará mucho después, en 1975): ‹‹No he
fet pas la traducció en rattles aconsonantades (o, almenys regularment
aconsonantades) perquè no ho són pas les del text italià. Del que sí he tingut
compte ha estat d’una mena de ritme que dona al text una certa gravetat I pot
faciltar-ne la recordança o bé la citació. La diferència en la llargada de les
rattles, apareix ja en el text de Sant Francesc.›› Acaba solicitándole ayuda
para un joven músico catalán, ganador del Premi Ciudad de Barcelona en 1962,
Josep Soler i Sardà (1935-2022), para que este pusiera la música y ‹‹ajudés a
la glorificació del text català amb la sobrietat i el sentiment religiós més
pur››. Y termina: ‹‹Quan ens veurem?››
Apéndice: Exposiciones de Miró en Bruselas desde 1945.
Carner tenía a gala visitar las exposiciones de los artistas más importantes y es casi seguro que visitara la mayoría de las 17 de su amigo Miró, en especial su monográfica de inicios de 1956. Las dos últimas, de 1967 y 1968, es improbable que las visitara porque ya estaba muy enfermo.
*<Surréalisme>. Bruselas. Galerie des Editions La Boétie (diciembre 1945-enero 1946). Organizada por E. L. T. Mesens, era la primera muestra surrealista colectiva en la posguerra en el continente europeo.
*<La Tapisserie Française du Moyen Age à nos Jours>. París. MNAM (7 junio-julio 1946). Ámsterdam (1946). Bruselas. Palais des Beaux-Arts (enero-febrero 1947). Obras de Miró, Braque, Dufy, Gromaire, Lurçat, Matisse, Picasso, Rouault…
*<Tapisseries>. Bruselas. (¿octubre? 1949). Tapices contemporáneos realizados en el taller de de Aubusson, promovidos por la empresa Myrbor de Marie Cuttoli con diseños de Miró, Braque, Lurçat...
*<Art moderne de la collection Peggy Guggenheim>. Bruselas. Palais des Beaux-Arts (marzo 1951). Obras de Miró, Braque, Chagall, Chirico, Dalí, Delaunay, Max Ernst, Klee, Léger, Lipchitz, Magritte, Marini, Moore, Mondrian, Picasso, Severini, Tanguy, Villon…
*<75 oeuvres de demi-siècle>. Bruselas. La Réserve, rue Albert-Plage (21 julio-9 septiembre 1951). 75 obras de los cubistas Braque, De la Fresnaye, Gris, Laurens, Léger, Lhote, Lipchitz, Marcoussis, Picasso; el futurista Severini; los simultaneístas Robert y Sonia Delaunay; los dadaístas Duchamp y Picabia; de la “Ecole de Weimar” están Feininger, Kandinsky, Klee; Chirico; los surrealistas Miró, Dalí, Max Ernst, Magritte, Tanguy; de las tendencias más actuales Buffet, Delvaux, Dubuffet, Labisse, Tal-Coat.
*<Panorama de l’art contemporain dans les musées et collections belges>. Bruselas. Palais des Beaux-Arts (29 mayo-24 junio 1953). Obras de Miró ─tres pinturas, con El nacimiento del mundo (1925)─, Bonnard, Braque, Cézanne, Chagall, Chirico, Degas, Dufy, Ensor, Max Ernst, Gauguin, Kandinsky, Klee, Kokoschka, Léger, Manet, Marc, Matisse, Modigliani, Monet, Permeke, Picasso, Rouault, Sisley, Toulouse-Lautrec, Utrillo, Wouters... Organizada por Société auxiliaire des Expositions, en conmemoración del 25 aniversario del museo.
*<Atelier 17>. Bruselas. Palais des Beaux Arts (c. 12 enero 1954). Obras gráficas de Miró, Alechinsky, Brignoni, Hayter y su esposa Hellen Phillips, Max Ernst, Hérold, Nina Negri, Ubac, Kolos Vari, Vieillard, Villon, Enrique Zanartu...
*<Maîtres contemporains>. Bruselas. Galerie Apollo, en 24, Place Ste-Gudule (c. 10 marzo 1954). Obras de Miró, Baumeister, Braque, Dalí, Max Ernst, Kandinsky, Picasso, Renoir, Soldati, Vuillard...
*<Estampes>. Bruselas. Galerie Le Miroir (c. 14 abril 1954). Obras gráficas de Miró, Beaudin, Braque, Hartung, Léger, Matisse, Picasso, Richier, Rouault, Schneider, Singier, Soulages...
*<D’Utrillo à Poliakoff>. Bruselas. Galerie Ex-Libris (noviembre 1955). Obras de Miró, Dufy, Herold, Marcoussis, Lanskoy, Poliakoff, Rouault, Schneider, Utrillo...
<Joan Miró>. Bruselas. Palais des Beaux-Arts (6 enero-7 febrero 1956). Ámsterdam. Stedelijk Museum (10 febrero-14 marzo). Basilea. Kunsthalle (24 marzo-29 abril). Antológica probablemente de 150 obras, aunque sólo 144 en cat. (32 ilus., una en color). Cat. Edition de la Connaissance. Textos y poemas tomados de “Derrière le Miroir” de René Gaffé, Jean Cassou, Tristan Tzara, Paul Éluard, Jacques Prévert, E. L. T. Mesens, Pierre Loeb, Georges Limbour y Michel Leiris. Presentación de Robert Giron. 48 pp. Francés para Bruselas, francés y holandés para Ámsterdam. En Basilea tuvo un cat. con prefacio de Arnold Rüdlinger, más cronología y ref. de 150 obras, con 16 ilus. Organizada en Ámsterdam por Willem Sandberg.
*<De vier hoofdpunten van het surrealisme: Miró, Magritte, Tanguy, Ernst>. Amberes. Galerie Zaal C.A.W. (14-26 abril 1956). Organizada por E. L. T. Mesens para el ‘Comité voor Artistieke Werking’, pasó a Bruselas, donde Mesens la presentó como exposición internacional del surrealismo.
*<Cinquante Années d’Art Moderne>. Bruselas. Exposition universelle et internationale, Palais international des Beaux-Arts (17 abril-19 octubre 1958). Obras de Miró ─cinco, nº 219-223, planchas 117-119, 22 planchas en color─, Arp, Brancusi, Dalí, Max Ernst, Giacometti, Matisse, Picasso...
<Miró>. Bruselas. Palais des Beaux-Arts (17 abril-21 julio 1958). Uno de los eventos de la feria mundial anterior, pero con un fondo bastante superior.
*<The Artist in His Studio>. Nueva York. MOMA (29 octubre 1959-13 enero 1960). 141 fotos en b/n de Alexander Liberman, de 24 artistas de la Escuela de París, incluido Miró (taller de Mourlot en 1953). Itinerante por EE UU (1960-1964) y extranjero (1961-1966): Londres, París, Le Havre, Bruselas...
*<Six Peintres surréalistes>. Humlebaek, Dinamarca. Louisiana Museum (marzo-abril 1967). Bruselas. Palais des Beaux-Arts (9 mayo-6 junio 1967).
*<Quarante ans d’art vivant. Hommage à Robert Giron>. Bruselas. Palais des Beaux-Arts (6 marzo-12 abril 1968). Obras de Miró, Bacon, Picasso...
FUENTES.
Internet.
Documentales / Vídeos.
Obras de Carner: artículos y libros.
Carner, Josep. La França universal. “La Revista”, v. 3, nº 38 (23-IV-1917) 161-162. Un texto tempranamente influyente sobre el pensamiento político y estético de Miró.
Carner, Josep. Poesia. Texto de la edición de 1957 rev. por Jaume Coll. Ed. Quaderns Crema. Barcelona. 1992. 1.326 pp. Una compilación de referencia de sus poemas.
Carner, Josep. Epistolari de Josep Carner. Ed. de Albert Manent y Jaume Medina. Curial. Barcelona. 1994-1995. 2 vols. 519 pp.
Carner, Josep. La paraula en el vent. Publicacions Universitat de Barcelona. 2015.
580 pp. Ressenya de Castaño, Manuel. Carner,
1914: amor modern. “El País” Quadern 1.622
(18-II-2016) 4.
Carner, Josep. Llibres
de poesía (1904-1924). Edicions 62. Barcelona. 2016. 1.076 pp. Primer
volumen de un proyecto de 16 tomos
durante una docena de años que reunirá la obra completa de Carner. Pérez, Mercè. Edición digna
de rey para el príncipe de los poetas. “El País” (5-XII-2016).
Carner, J. La creació d’Eva i altres contes. Edició de Marcel Ortín. Edicions 62. 2021. 216 pp. Ressenya de Dilla, X. El pessimisme irònic. “El País” Quadern 1.863 (25-VII-2021).
Textos de Carner sobre Miró:
Carner, Josep. Sin título. “La Veu de Catalunya”, v. 35, nº 9063 (28-VI-1925) 7. Reprod. Combalía. El descubrimiento de Miró. Miró y sus críticos, 1918-1929. 1990: 147-148. Sobre Miró y la exposición surrealista en la Galerie Pierre.
Carner, Josep (seudónimo de Bellafila). Tres estels i un ròssec. La Mirada. Sabadell. 1927. 172 pp. Sobre Miró (63-64).
Carner, J. Una apología. “La Veu de Catalunya” (19-VII-1928). FPJM, v. I, p. 89.
Libros ilustrados por Miró.
Asís, Francisco de. Càntic del sol. Traducción de Josep Carner; prólogo de Marià Manent. Ed. Gustavo Gili. Barcelona. Impresión en Taller Gustavo Gili, dir. Joan Barbarà (20-IV-1975). Tipografía: Sadag Color, Barcelona. Edición de 22 pliegos de 36,5 x 51,5, con 33 aguafuertes y aguatintas en color sin firmar, más otros dos aguafuertes y aguatintas en color fuera de serie sin firmar. Tiradas además 12 suites con grandes márgenes firmadas a lápiz; 273 ejemplares numerados. [PC 196. / Dupin. Miró grabador III. 1989: cat. 833-867. / <Joan Miró. Càntic del sol>. Valladolid. Museo Español de Arte Contemporáneo Patio Herreriano (29 mayo-14 septiembre 2003): pp. 79-98.]
Libros.
Altaió, Vicenç. Miró i els poetes catalans. Univers.
2021. 331 pp. Josep Carner (93-115). Un libro de referencia sobre la relación entre Miró y Carner. Desde la p. 100 narra la realización del proyecto del Càntic del sol.
Aulet, Jaume. Josep Carner i els orígens del Noucentisme. Curial. Barcelona. 1992. 373 pp.
Casajuana. Carles. Retorn.
Columna. 2017. 272 pp. Novel·la sobre el retorn de Carner a Barcelona el 1970.
Resenya de Puigdevall, Ponç. Pergamí a
l’aire. “El País” Quadern 1.702 (23-XI-2017).
Manent, Albert. Josep Carner i el Noucentisme: vida, obra i llegenda. Edicions 62. Barcelona. 1969 (reed. 1988). 362 pp.
Manent, Albert. Tres escritores catalanes: Carner, Riba, Pla. Gredos. Madrid. 1973. 338 pp.
Manent, A.; Medina, Jaume (eds.). Epistolari de Josep Carner. Curial. Barcelona. 1998. 567 pp. El epistolario con Miró (177-193), de dos cartas intercambiadas en 1948, ed. por Marcel Ortín, que trata su relación de amistad y colaboración.
Marrugat, Jordi. Josep Carner,
1914. Publicacions Abadia Montserrat. Barcelona. 2016. 216 pp. Ressenya de
Castaño, Manuel. Carner, 1914: amor
modern. “El País” Quadern 1.622 (18-II-2016) 4.
Oliva, Salvador. Epístoles a Josep Carner. Quaderns Crema. 2017. 104 pp. Tres
epístoles en vers que descriuen en sàtira la cultura catalana d’avui. Resenya
de Llovet, J. ‘Marginalia’. Endavant les
atxes! “El País” Quadern 1.703 (30-XI-2017). /
Castaño, M. Lluny del precipici de la
nyicreria. “El País” Quadern 1.708 (4-I-2018).
Subirana, Jaume. Josep Carner: l’exili del mite (1945-1970). Edicions 62. Barcelona. 2000. 399 pp. Relación con Miró para ilustrar El Càntic del sol en 255-258.
Artículos.
AA.VV. Dossier: Josep Carner, un intel·lectual del nou-cents. “L’Avenç”, 68 (II-1984) 32-65.
Porcel, Baltasar. Josep Carner, l’alta permanencia. “Serra d’Or”, v. 8, nº 12 (XII-1966). Reed. Porcel. Obres Completes. Grans Catalans. Edicions Proa. Barcelona. 1994: 44-60.
Llovet, Jordi. ‘Marginalia’. La pàtria de Carner. “El País” Quadern
1.602 (1-X-2015) 6.
Puigtobella, Bernat. Medio siglo de ‘Poesia’. La Biblioteca de Catalunya invita a la lectura de Josep Carner. “El País” Cataluña (4-XII-2007) 6.
Antonio Boix, en Palma de Mallorca (20-III-2012). Ha habido revisiones posteriores.
Se advierte que en principio todas las obras citadas tienen derechos de copyright, pertenecientes a los citados museos e instituciones, y en el caso de Miró además a ADAGP © Successió Miró.
Este texto es una versión para blog del artículo de Boix Pons, Antonio. Josep Carner (1884-1970) y su relación con Joan Miró. “Octopus” RDCS, nº 16 (IV-2012) 26-32.
NOTAS.
David Fernández Miró comentó que Carner estuvo siempre entre los poetas preferidos de su abuelo, en Apunts: la literatura, una constant en la vida de Joan Miró. <109 llibres amb Joan Miró>. FJM (1989): 15-16. cit. Manent; Medina (eds.). Epistolari de Josep Carner. 1998: 180.
Carner, Josep. Sin título. “La Veu de Catalunya”, v. 35, nº 9063 (28-VI-1925) 7. Reprod. Combalía. El descubrimiento de Miró. Miró y sus críticos, 1918-1929. 1990: 147-148. Sobre Miró y la exposición surrealista en la Galerie Pierre. Carner, Josep (seudónimo de Bellafila). Tres estels i un ròssec. La Mirada. Sabadell. 1927. 172 pp. Sobre Miró (63-64).
Carner. Una apología. “La Veu de Catalunya” (19-VII-1928). Col. FPJM, v. I, p. 89.
[5] Carner.
Conferencia Universalitat i cultura. Institut d’Estudis Catalans.
Barcelona. 1935. Reprod. en diarios “La Publicitat” y “El Matí” (30-IV-1935). / Carner. El
reialme de la poesia, por Núria Nardi y Iolanda Pelegrí. Ed. 62. Barcelona.
1986: 184-188. cit. Manent; Medina (eds.). Epistolari de Josep Carner.
1998: 179. / Morales, Mercè. La Generalitat de Josep Irla i l’exili català. Col.
Base Històrica, nº 45. Barcelona. 2007. 1.054 pp. / Geli, Carles. Una Generalitat en esperdenyes. “El
País” Quadern 1.365 (30-IX-2010) 1-3. El exilio de Irla en Francia.
Carner (Bellafila). Tres estels i un ròssec. La Mirada. Sabadell. 1927: 63-64. cit. Manent; Medina (eds.). Epistolari de Josep Carner. 1998: 179-180.
Carner. Ens tornem bons. “La Veu de Catalunya” (11-XII-1906). cit. Manent. Josep Carner i el noucentisme. 1988 (1969): 102.
Carner. Un article d’en Bonilla II. “La Veu de Catalunya” (21-II-1908). cit. Manent. Josep Carner i el noucentisme. 1988 (1969): 103.
Carner. Trànsit. “La Veu de Catalunya” (23-VI-1915). cit. Manent. Josep Carner i el noucentisme. 1988 (1969): 103.
Joaquim Molas. La poesia de Josep Carner. “Serra d’Or”, v. 7, nº 2 (1965): 31.
Capdevila, J.M. “El cor quiet” de Josep Carner. en Poetes i crítics. Barcelona. 1925: 137-169. cit. Manent, Albert. Josep Carner i el noucentisme. 1988 (1969): 237.
Subirana. Josep Carner: l’exili del mite (1945-1970). 2000: 50-52.
Carta de Josep Carner a Miró, en París. Bruselas (18-VII-1948) FPJM. La carta, por causa de la posible censura del correo, la dirigió al domicilio parisino de Miró. Reprod. Manent, Albert; Medina, Jaume (eds.). Epistolari de Josep Carner. Curial. Barcelona. 1998. 567 pp. El epistolario con Miró (177-193), de dos cartas, ed. por Marcel Ortín, que trata su relación de amistad y colaboración.
Carta de Miró a Carner. Mont-roig (8-VIII-1948). Arxiu Carner, BC.
Carta de Marià Manent a Carner (3-II-1953). cit. Manent; Medina (eds.). Epistolari de Josep Carner. 1998: 181.
Carta de Marià Manent a Carner (31-V-1953). cit. Manent; Medina (eds.). Epistolari de Josep Carner. 1998: 181.
Manent, Marià. Anotación del 13-IX-1971. L’aroma d’arç. Dietari dispers (1919-1981). 1982: 196. cit. Manent; Medina (eds.). Epistolari de Josep Carner. 1998: 181.
Asís, Francisco de. Càntic del sol. Traducción de Josep Carner; prólogo de Marià Manent. Ed. Gustavo Gili. Barcelona. Impresión en Taller Gustavo Gili, dir. Joan Barbarà (20-IV-1975). Tipografía: Sadag Color, Barcelona. Edición de 22 pliegos de 36,5 x 51,5, con 33 aguafuertes y aguatintas en color sin firmar, más otros dos aguafuertes y aguatintas en color fuera de serie sin firmar. Tiradas además 12 suites con grandes márgenes firmadas a lápiz; 273 ejemplares numerados. [PC 196. / Dupin. Miró grabador III. 1989: cat. 833-867. / <Joan Miró. Càntic del sol>. Valladolid. Museo Español de Arte Contemporáneo Patio Herreriano (29 mayo-14 septiembre 2003): pp. 79-98.]
Carta de Marià Manent a Carner (18-XII-1962). cit. Manent; Medina (eds.). Epistolari de Josep Carner. 1998: 179-180.
Manent, Marià. Anotación del 13-IX-1971. L’aroma d’arç. Dietari dispers (1919-1981). 1982: 196. cit. Manent; Medina (eds.). Epistolari de Josep Carner. 1998: 192.
Manent, Albert. Josep Carner i el noucentisme. 1988 (1969): 296.
Ortín, en Manent; Medina (eds.). Epistolari de Josep Carner. 1998: 180.
Carner. Arts de bruixeria, en Cor quiet (1925). Carner. Poesia. 1992: 773.
Carner Símbols, en Auques i ventalls (1914). Carner. Poesia. 1992: 240.
Carner. Obsessió lunar, en La Primavera al Poblet (1935). Carner. Poesia. 1992: 601.
Carner. Cau a la mar l’estel més bell, en El cor quiet (1925). Carner. Poesia. 1992: 919-920.
Carner. Les prunes d’or (1906, recop. en Els fruits saborosos, 1906, rev. 1928) en Carner. Poesia. 1992: 15.
Carner. Carner Arbres, en Arbres (1953). Carner. Poesia. 1992: 664-665.
Carner. Al vent, en Bella terra, bella gent (1918). Carner. Poesia. 1992: 161.
Dupin. Miró. 1993: 426.
Balsach. El sol en los ojos. Imágenes del sol y visión solar en la obra de Joan Miró. <Joan Miró. Càntic del sol>. Valladolid. MEAC Patio Herreriano (2003): 62.
Llena, Antoni. Arte catalán a la luz italiana. “La Vanguardia”, sup. Cultura, nº 41 (2-IV-2003) 18. cit. Balsach. El sol en los ojos. Imágenes del sol y visión solar en la obra de Joan Miró. <Joan Miró. Càntic del sol>. Valladolid. MEAC Patio Herreriano (2003): 62.
Altaió, Vicenç. Miró i els poetes catalans. 2021: 107. En las pp. 100-110 narra con detalle la larga realización del libro, iniciado en 1962.
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