lunes, noviembre 03, 2025

Joan Miró y el primitivismo. 09. El arte africano y Miró.

Joan Miró y el primitivismo. 09. El arte africano y Miró.

El arte africano atrajo a los vanguardistas, especialmente a los cubistas Picasso y Braque, a los dadaístas y surrealistas, como el escritor Tristan Tzara, que poseyó una gran colección, que pudieron contemplar sus amigos, entre ellos Miró, Masson, Giacometti...
La primera influencia del arte africano parece que le llega primero a Miró a través del cubismo, sea por lecturas de Zayas, Apollinaire o Tzara, o sea por la contemplación de reproducciones en revistas, y se puede fechar a mediados de los años 10, como se advierte en dos pinturas de 1918, Desnudo de pie y Retrato de Joana Obrador, en las que advertimos señales de una estética primitiva “negra”, como la simplificación formal y cierta inmovilidad pétrea más llena de energía.
Marius de Zayas había publicado en la revista “291”, editada en Nueva York, su artículo African Negro Art: Its Influence on Modern Art (1914), unas de las primeras reflexiones que alertan sobre la influencia del arte africano en Picasso, Braque, Derain... Miró pudo conocer de modo indirecto (no dominaba el inglés) esta publicación en el círculo de Dalmau, que recibía “291” y editará en 1917 cuatro números de su continuación, “391”. 



Sabemos que en los años 1923-1925 Miró frecuentaba con sus amigos el vecino “Bal nègre” de la misma Rue Blomet y que podía aprender allí el ritmo y el simbolismo del baile ritual africano.
La primera exposición privada de arte africano fue en 1919 en la Galerie Devambez de París, y en los años siguientes el mercado mantuvo unos precios relativamente baratos, lo que explica que Miró pudiera reunir en los años 20 una pequeña colección, aunque la tuvo que vender en su mayor parte en los años 30. 


Escultura kota (Gabón).

Entre las obras que llegaron a París en esos años destacan las esculturas de madera de los kota del Gabón, de cuerpos estilizados, cabezas geométricas alveoladas y rasgos faciales simplificados, que repercutieron en obras de Picasso, Braque... y probablemente inspiran la esquematización de algunos rostros mironianos. Al mismo tiempo, Miró pudo contemplar además obras africanas en revistas y en las colecciones del Musée d’Ethnographie (o de l’Homme) de París, y probablemente muchos años después en sus viajes a Nueva York en los enormes fondos del Met y del Brooklyn Museum. Le atraían su estética figurativa y abstracta a la vez, así como su relación simbólica y sagrada con la cultura campesina, dado que las máscaras sirven para regular la vida agrícola y como objeto ceremonial en la danza además de absorber la energía del difunto para distribuirla en beneficio del poblado. La influencia del arte africano sobre los vanguardistas en esta época se evidencia en el “Minotaure” 2 (1-VI-1933), un especial dedicado a la misión expedicionaria etnográfica y lingüística Dakar-Djibouti, que reproducía una impresionante serie de ilustraciones sobre arte africano y utensilios cotidianos.[1] La similitud de muchas de estas obras con las del imaginario mironiano es evidente, sobre todo en las abstracciones de la figura humana. Por contra, una parte de la historiografía ha apuntado como menor la influencia del arte africano, argumentando como razón que este ya había sido explotado bastante por los cubistas, a los que Miró rechazaba desde principios de los años 20.[2]


Como reflejan las ilustraciones de un artículo de Einstein en “Documents” sobre la *<Exposition d’art africain et d’art océanien> en la Galerie Pigalle (27 febrero-marzo 1930)[3], tenía en 1930 al menos tres obras africanas más en su colección, aunque no sabemos si se mostraron: una máscara Dan con cuernos y rasgos saltones que son similares nuevamente a los de Retrato de una dama en 1820 (Según Constable) (1929) [CRP 310]; una máscara Bajaka de rostro triangular con ojos saltones, y tres plumas saliendo de la barbilla, calva en la parte superior pero con una poblada cabellera a los lados, que (sin los cabellos) aparece, por ejemplo, en el rostro del hombre de la pintura Los amantes (1932) [CRP 401]; y una estatua Habbès de un hermafrodita sentado de pronunciados pechos y un pene alargado que retuerce hacia arriba con las manos, una condición y/o una pose que aparece en varias de sus obras, como en Pintura (1931) [CRP 383], Personaje (1934) [CRP 479] u Hombre y mujer delante de un montón de excrementos (1935) [CRP 510].
Otro ejemplo es que el típico pájaro mironiano a menudo se asemeja a la máscara Kanaga de los dogón de Bandiagara (Malí), cuyo pájaro es representado con dos formas: la triangular es la mandíbula y la cónica inferior es la lengua. 
Los grotescos rostros masculinos de varias de las “pinturas salvajes” de Miró (y otras parecidas de Picasso) parecen tomadas de esculturas nigerianas yorubas como la Gran cabeza de hombre enfermo.[4] 
Otra forma similar es la de la horca de cinco puntas que corona la máscara Bambara, otra etnia de Malí, y que semeja la forma superior de horca de algunas esculturas mironianas, como Proyecto para un monumento. Maqueta para Luna, sol y estrella (1963) [FO 111] y su hermana mayor Miss Chicago (1981) [FO 112].
La fuente iconográfica de la sacerdotisa con una amplia capa, una de las imágenes más repetidas en la pintura de Miró desde 1938 hasta bien entrado en los años 40 también parece un influjo africano. Así, en Grupo de personajes (1938) [CRP 591], Grupo de personajes (1938) [CRP 591] o en Mujer, estrellas (1944) [CRP 671], vemos que el ancho cuerpo extendido como una sábana blanca o negra (en la mayoría de casos), y la cabeza triangular de varias de mujeres se asemejan a los de un signo mágico (posiblemente la esquematización una sacerdotisa) que aparece en tambores de música cubana (lo que remite a su origen africano), que Miró observaría en la revista “Documents” en 1929[5]. En el primer ejemplo [CRP 588], la segunda figura femenina tiene la misma forma del cuerpo, apenas algo más estilizada, y se colorea en blanco y negro, con una cabeza que también sugiere una máscara africana, y también es notable es el parecido con una sacerdotisa africana que aparece en una pintura rupestre de Zimbabue que el etnólogo alemán Leo Frobenius identificó como el funeral de un jefe de tribu (interpreta la amplia capa como una piel de toro para envolver la momia del muerto), y que comparte con las formas de esta pintura o la CRP 591 el color negro, la perfecta similitud de las formas del cuerpo, y la posición levantada de los dos brazos en actitud de respeto u oración.[6]

¿Qué buscaba Miró en el modelo africano? Herbert Read (1965) explica la relación entre la concepción africana del cosmos y su arte:
‹‹En el pensamiento africano, todo ser, toda esencia, en cualquier forma que se conciba, se concibe siempre como fuerza y no como substancia. El hombre es una fuerza, todas las cosas son fuerzas, el lugar y el tiempo son fuerzas y las “modalidades” son fuerzas. El hombre y la mujer (...), el perro y la piedra (...), el oriente y el ayer (...), la belleza y la risa (...) son fuerzas, y como tales están relacionadas entre sí. El artista es el hombre que puede dominar estas fuerzas y darles existencia formal. La obra de arte es mágica porque es una corporización de las fuerzas sublimes que determinan a todo ser (...). Probablemente, la cualidad fundamental del arte africano es el dinamismo (...) para ellos el ser es un proceso y no un mero estado, y la naturaleza de las cosas es concebida en términos de fuerza o energía más bien que de materia››.[7]
Es el mismo mundo cósmico de Miró, que identifica fuerzas en los elementos de la naturaleza, como hemos visto en La masía, Tierra labradaPaisaje catalán... Parece una coincidencia empero la similitud entre los grandes pies de sus pinturas de los años 20, como Pintura (la estatua) (1925) [CRP 139] y el pie gigante de una estatuilla Lega o Bembe del Congo, col. Menil, Houston.[8]
La influencia africana crecerá notablemente en la segunda mitad de los años 20, como se manifestará en varias de sus obras surrealistas, y llegará hasta el punto de que reunirá una pequeña pero interesante colección de piezas africanas, que plasmará de un modo clamoroso sobre todo en las cabezas de sus pinturas salvajes de los años 30 y en general en sus esculturas (sobre todo las pequeñas) desde los años 50.
Encontramos una marcada afinidad entre un signo mágico que aparece en tambores de música cubana (lo que nos remite a sus orígenes africanos) que Miró pudo observar en la revista “Documents” en 1929[9] y al menos tres pinturas de 1944: Mujer, estrellas (1944) [CRP 671] con su ancho cuerpo en forma de sábana extendida con un brazo tentacular en postura orante, y Mujeres y pájaro en la noche (1944) [CRP 710] y Personajes y pájaro en la noche (1944) [CRP 716] con su triángulo-cabeza coronado con tres cabellos.






Sus pinturas de estilo espontáneo desde 1949 muestran claras concomitancias con la pintura rupestre del Sahara, como las que aparecen en un artículo de Marcel Brion (1953) que Miró coleccionó, y en el que Brion se refiere con prudencia a las afinidades de las obras de Miró, Klee o Picasso con la iconografía rupestre: ‹‹Les ressemblances que l’on remarque entre certaines oeuvres de Klee, de Picasso, de Miró et certaines formes de la peinture rupestre peuvent être purement fortuites ou provenir d’un phénomène de mémoire inconscient.››[10] De resultas, la afinidad entre los trazos mironianos y los de la pintura rupestre del Sahara es por entonces un lugar común en la prensa francesa.[11]


Incluso sus sobreteixims de los años 70 podrían inspirarse en parte en las máscaras loniake de la zona de Tusyan, en Burkina-Faso, como una pieza en madera, fibras vegetales y granos del Musée Barbier-Müller de Ginebra.[12]



Alan Crump (2002) explica el interés de los historiadores de arte sudafricanos y en concreto de Doepel, por la afinidad de la iconografía mironiana y de los bosquimanos —añadimos que recientes estudios los clasifican como los humanos más antiguos del planeta, origen de todas las demás poblaciones[13]—:
‹‹Miró must have certainly been aware of the tracings and linear copies of Koi san or Bushman art which were circulating in Spain as early as 1915. Some of these astonishing and magical images may well date back almost 30.000 years. These visual riches from Southern Africa would have slotted very comfortably into Mirós serious preoccupation with Neolithic art.
As early as the 1960s art historians in South Africa became curious about certain Miró images and their very close relationship to San culture. Africa is filled with a rock art tradition from the Northern extremities of the continent to the great riches in the South. It is the largest collection of visual art, produced within the landscape, in the world. This is not to say that Miró referred specifically to the art of South Africa but rather absorbed the iconography in a mysterious well within his subconscious. All influences are always homogenised and harmonised into a selective dialectic which is unmistakably Miróesque.››[14]

NOTAS.
[1] “Minotaure” 2 (1-VI-1933) reproducía el viaje con abundantes fotografías y dos textos. El primero de Rivet, Paul; Rivière, G.-H. La Mision ethnographique et linguistique Dakar-Djibouti (3-6). El segundo del jefe de la expedición: Griaule, Marcel Griaule. Introduction méthodologique (7-13). Un texto anterior, sobre la preparación de la expedición, en Leiris, Michel. L’oeil de l’ethnographe (A propos de la Mission Dakar-Djibouti)“Documents”, v. 2, nº 7 (XI-1930) 405-414. La exposición más reciente es *<La misión Dakar-Djibouti (1931-1933) y el fantasma de África>. Valencia. IVAM (27 febrero-10 mayo 2009). Obras de Musée Quai Branly. Comisarios: Nicolás Sánchez Durá y Hasán Germán López Sanz.
 [2] Rico, en <Joan Miró. Territorios creativos>. Las Palmas (Gran Canaria). Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) (5 diciembre-2 febrero 1997): 41-42.
 [3] Saint-Cyr, Charles de. Art: une très belle exposition Afrique et Oceánie. “La Semaine à Paris” (14-III-1930) 25-27. Col. FPJM, v. I, p. 135. Explica que hay obras de las colecciones privadas de Miró, Braque, Matisse, Lipchitz, Paul Moran, etc. / Einstein, Carl. Á propos de l’Exposition de la Galerie Pigalle. “Documents” 2 (1930) 104-112. Con ilus.de tres obras de la col. Miró: una máscara Dan en p. 105, una máscara Bajaka en p. 109 y una estatua Habbès de un hermafrodita (pechos y pene) en p. 112. Añade ilus. de otras 11 obras de Ascher, Hein, Loeb, Ratton y Vignier.
[4] Gran cabeza de hombre enfermo (ss. XIX-XX). Escultura en madera (h. 33 cm). *<África: màgia i poder. 2500 anys d’art a Nigèria>. Madrid. Sala de Fundació La Caixa (20 enero-28 marzo 1999): cat. 137, p. 149.
[5] Carpentier, Alejo. La musique cubaine“Documents” 6 (1929) 324-327. La imagen es la de la derecha en la p. 325.
[6] Frobenius, L. Dessins rupestres du sud de la Rhodésie“Documents” 4 (1930) 185-188.
[7] Read. Orígenes de la forma en el arte. Proyección. Buenos Aires. 1965: 59 y ss. cit.Vallès. L’Univers simbòlic de Joan Miró, 1930-1980. “D’Art”, 16 (III-1990): 149-150.
[8] Evan Maurer, en Rubin, W. S.; et al. Le Primitivisme dans l’Art du 20 siècle. 1987 (1984 inglés): reprod. p. 586.
[9] Carpentier, Alejo. La musique cubaine“Documents” 6 (1929) 324-327. La imagen es la de la derecha en la p. 325.
[10] Brion, Marcel. Du décor rupestre, “Plaisir de France” (VI-1953) 4-9. cit.6. Col. FPJM, t. IV, p. 191-194.
[11] Redacción. Joseph Petit de retour du Sahara nous parle du Hoggar et du Tibesti. “Rhin et Danube” (XII-1953). Col. FPJM, t. V, p. 37. Comenta que los dibujos hallados son similares a los de Miró.
[12] Rubin, W. S.; et al. Le Primitivisme dans l’Art du 20 siècle. 1987 (1984 inglés): reprod. p. 26. Esta obra parece haber influido en un bronce de Ernst, Oiseau-tête (1934-1935).
[13] Los estudios sobre el origen de la Humanidad en los bosquimanos o san, con una expansión mundial hacia 50.000 aC, se recogen en el libro de Spencer Wells, The Journey of Man. A Genetic Odyssey. Penguin. Londres. 2003. Un resumen en Javier Sampedro. El gran viaje de la humanidad. “El País Semanal”, nº 1404 (24-VIII-2003) 34-43. Esta plausible teoría haría del arte bosquimano el primordial de la historia humana.
[14] Crump. Joan Miró. The Imaginative Universe of a Visual Poet. <The Magical Universe of Joan Miró. The Artists Link to France and to its collections>. Johanesburgo, Sudáfrica. Standard Bank Gallery (2002): 19. 

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