jueves, noviembre 23, 2017

La influencia de la primera generación de artistas modernistas en Miró.

La influencia de la primera generación de artistas modernistas en Miró.

¿Qué artistas modernistas influyeron más a Miró? De entrada, acoto que en el seno del movimiento artístico modernista hay que distinguir dos corrientes y dos generaciones.
Las dos corrientes, separadas “oficialmente” desde 1891 (fecha de la escisión del Cercle Artístic de Barcelona) son una laica, el Cercle Artístic de Casas, Clarasó, Nonell y Rusiñol; y otra católica, el Cercle Artístic de Sant Lluc de los hermanos Llimona, en la que podemos incluir a Gaudí.
A su vez estas dos corrientes se subdividen en dos generaciones.
La primera, que aparece hacia 1890, destaca con los pintores Ramon Casas, Santiago Rusiñol y Joan Llimona, los escultores Enric Clarasó, Josep Llimona y Miquel Blay; y el arquitecto Antoni Gaudí.
La segunda, que surge hacia1900, la conforman Isidre Nonell y un grupo formado por los pintores Hermén Anglada, Joaquim Mir, Ricard Canals, Nicolás Raurich, Marià Pidelaserra; y los escultores Pablo Gargallo y Manolo Hugué.

Resultado de imagen de Enric Clarasó escultura Eva (1904, MNAC),


Enric Clarasó (1857-1941), amigo íntimo de Casas y Rusiñol, destaca por su escultura Eva (1904, MNAC), para la que toma como referente al clasicismo de Miguel Ángel y el primer impresionismo de Rodin, con la informe base como símbolo del barro de la que nace, la concentración del cuerpo en sí mismo que teme abrirse a la vida, un tema que atraerá a Eugeni d’Ors y por ende a Miró.

Siguen los hermanos Joan y Josep Llimona, tan unidos por su catolicismo y su vinculación con el Cercle de Sant Lluc.
Joan Llimona (1860-1926) es un pintor simbolista y católico, del entorno íntimo del obispo Torras. Miró le conoció en el Cercle de Sant Lluc. Destaco primero su pintura Lectura (c. 1890, MNAC), en la cual una joven, vestida al parecer con un hábito de novicia y portando un rosario, lee un devocionario, sentada contra una ventana tapada con un visillo translúcido por la cual penetra una luz tenue y espiritual. 

Resultado de imagen de Lectura, Joan Llimona, Tornant del tros

La pintura Tornant del tros (1896, MNAC), de grandes dimensiones, nos presenta una familia (las tres edades del hombre) integrada por un anciano y dos jóvenes descendientes que le dan apoyo físico y espiritual, un hombre todavía joven a la derecha, tocado con una barretina y que porta los útiles de labrar, una muchacha apenas entrada en la adolescencia a la izquierda, sosteniendo al anciano. Detrás de ellos, el muro corta con su línea nítida el horizonte, dividiendo el cuadro y dirigiendo la mirada del espectador hacia el infinito. Es notable la similitud con ciertos detalles de la pintura Campesino catalán (1914) de Miró. El cuadro está impregnado del misticismo de la poesía modernista de Joan Maragall, que se reflejó en la pintura simbolista y en la obra de los hermanos Llimona y de Miquel Blay.

Josep Llimona (1864-1934), tal vez el escultor catalán de mayor prestigio de su época, fue uno de los fundadores del Cercle de Sant Lluc e influyó en la formación de Miró, junto a su hermano Joan. 

Resultado de imagen de Josep Llimona, Desconsol

Desconsol (1903, expuesta en 1907, MNAC), es una obra paradigmática de la época. Es un mármol blanco de una mujer joven desnuda, sumida en la desesperación, tal vez quejándose del amor perdido o verosímilmente por el alejamiento del amado —como la heroína del Cántico espiritual de San Juan de la Cruz—, pero con una belleza virginal que trasciende este dolor, dado que su esposa, Mercè Benet, había fallecido dos años antes, sumiendo al escultor en la desesperación. [Ferrier. El arte del siglo XX. I. 1900-1919. 1993: 55.]. Probablemente fue una respuesta simbolista a la Eva de Clarasó, con la que ha sido relacionada [Bozal. Pintura y escultura españolas del siglo XX (1900-1939). 1995: 48-49.] por su tratamiento del arquetipo de la figura femenina, su composición aparentemente similar y su delicadeza formal, pero que están alejadas en un punto fundamental pues Llimona aspira a emparentarse con el clasicismo grecorromano (la pureza geométrica de la base como símbolo de la razón a la que agarrarse, la expresiva elongación clásica del cuerpo que confiesa su dolor) y el ejemplo reciente de Rodin.
Una obra posterior, Juventut (1913, MNAC), de similar estética pero un optimismo ya noucentista se relaciona con el mito de la belleza mediterránea, mediante una joven idealizada como la Teresa de la Ben Plantada (1911) de Ors, el ideal de belleza para Miró en aquella época; seguramente pudo contemplarla ese mismo año, cuando ya era socio en el Cercle.


Miquel Blay (1866-1936) parece, en comparación, una influencia menor, reducida a que comparte los mismos principios de los artistas antes citados, en especial la búsqueda de un imaginario catalán que sea elitista pero con raíces populares.

El artista modernista y escritor español Santiago Rusiñol (1861-1931) y su influencia sobre Joan Miró.*

El artista modernista español Ramon Casas (1866-1932) y su influencia sobre Joan Miró.*

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