domingo, septiembre 27, 2015

Miquel Miró (1859-1926), padre de Joan Miró.

Miquel Miró (1859-1926), padre de Joan Miró.
Miquel Miró i Adzeries (Cornudella, Tarragona, 1859-Mont-roig, 9-VII-1926). Padre de Joan Miró e hijo a su vez de otro Joan Miró, era un sencillo herrero en el pueblecito de Cornudella.
Miquel tenía grandes ambiciones y una firme voluntad. En este sentido Cirici apunta que ‹‹Por su origen familiar, Miró pertenecía a la capa social del artesanado, de gente de oficio›› [Cirici. Miró mirall. 1977: 13.] Pasó de muchacho un tiempo de aprendizaje en un taller de Reus y se instaló hacia 1880 en Barcelona, fundando la joyería y relojería El Acuarium, sita en una esquina de la cercana Plaza Real, 4, esquina con Pasaje Madoz, 6, también llamada calle Fernando, 34 (en catalán, Ferran). Se conserva una tarjeta comercial que dice “El Acuarium, Joyería y Relojería de Miquel Miró Adzerias, Prontitud, economía y perfección en los encargos y recomposiciones. Plaza Real, 4, y Pasaje Madoz, 6. Barcelona”. [Perucho. Joan Miró y Cataluña. 1968: 10. cit. Umland. <Joan Miró>. Nueva York. MOMA (1993-1994): 346, n. 1.]
Se casó en Barcelona el 11 de septiembre de 1891 con una mallorquina, Dolors Ferrà i Oromí, hija de un ebanista, a la que conoció en las visitas de ella a sus abuelos maternos a la capital condal.
Joan Miró, nacido el 20 de abril de 1893, fue el primer hijo del matrimonio. Le siguió Miquel, el 9 de diciembre de 1894, pero falleció con sólo cinco meses de edad, el 12 de mayo de 1895. La primera hija, Josefa, nació el 16 de marzo de 1896, pero murió al poco tiempo. Entonces la mortalidad infantil era elevadísima. La única hija superviviente, Dolors Miró Ferrà, nació el 2 de mayo de 1897, y la familia quedó ya completa.
Miquel Miró, lector regular del diario conservador “La Vanguardia”, consiguió al cabo de los años una saneada situación económica y compró su casa familiar en el nº 4 del Pasaje del Crédito (en catalán, Passatge del Crèdit), apenas a unos pasos de la Plaza Sant Jaume, donde están la Generalitat y el Ayuntamiento. Era entonces una zona todavía señorial, con muchas tiendas de calidad, donde la gente elegante paseaba al atardecer. Cirici, en un buen ejemplo de su metodología de determinismo sociológico, afirma como prueba del deseo de su promoción la elección como vivienda de esta casa en un edificio de estilo “progresista” en hierro, muy cercano a la calle de Ferran, entonces una de las calles comerciales más lujosas. [Cirici. Miró mirall. 1977: 13-14.]
Barcelona, desde mediados del siglo XIX y sobre todo tras el derribo de las murallas y el comienzo del Example, creció de un modo extraordinario y Miquel Miró, gracias a su esfuerzo y constancia también logró progresar. Su alto nivel de vida se comprueba en sus veraneos en Tiana o la compra de el mas en Mont-roig, donde pasaron desde 1910 los veranos.
Su formación y su éxito empresarial hicieron de él una persona profundamente conservadora y autoritaria, con unas convicciones católicas muy firmes y una gran conciencia de que el trabajo constante era la única llave del bienestar. Su esposa era de misa casi diaria, invariable comunión dominical, intensa vida social en los círculos femeninos católicos, decoraba sus casas con una abrumadora iconografía religiosa (desde las paredes de las habitaciones a la cabecera de la cama matrimonial), lecturas casi exclusivamente religiosas, un moralismo extremadamente conservador en la vida y los diálogos. Miquel Miró no era tan extremado como su esposa en las cuestiones religiosas, pero era igualmente sincero y estricto en el cumplimiento íntimo de los deberes religiosos y en su conducta personal. La celebración de la Primera Comunión de su hijo en 1900 fue un ritual no sólo social sino de entrada en las filas de la Asamblea en Cristo que era entonces la Iglesia católica y esto implicaba el cumplimiento de unas estrictas reglas. La misa dominical conjunta para toda la familia fue un ritual insoslayable, lo que explica que una de las primeras obras que hizo Miquel Miró cuando compraron la masía de Mont-roig en 1910 fue rehabilitar la capilla. Y una fotografía documenta una visita en 1903 de la familia Miró (los padres, Joan y su hermana) al monasterio de Montserrat, centro máximo de la devoción mariana en Cataluña. Un motivo especial ayuda a comprender la exigencia en estos ritos externos: Miró era un nombre de origen hebreo y en algunos círculos sociales catalanes (y mallorquines) persistía el rechazo a los descendientes de los conversos, que a menudo, para compensar su origen y evitar maledicencias, se mostraban especialmente devotos.
Todo esto marcó su relación con su hijo, del que deseaba que le sucediera en el negocio o al menos alcanzara una sólida formación académica que le permitirá situarse en la burguesía catalana. Su vástago le decepcionó al decidir dedicarse a su vocación artística y a no ser por el apoyo más o menos abierto de la madre, probablemente Joan Miró no hubiera podido cumplir sus deseos. Así, en los años 10 y 20 Miquel Miró asistió con preocupación a la evolución profesional de su hijo, y al parecer, aunque opuso resistencias a menudo, nunca le denegó finalmente el auxilio económico para que se mantuviera.

En los últimos años Miquel Miró enfermó y pasó largas temporadas de descanso en Mont-roig, donde falleció. Sus dos hijos heredaron su parte legítima, y la viuda el grueso de la herencia, con la que ayudó decisivamente a Joan en los años siguientes, hasta su propio fallecimiento en 1944.

Fuentes.
Internet.
[http://www.fmirobcn.org/fundacio/joanmiro/es_index/] Tiene una información amplia y fidedigna en la cronología y algunas fotos, incluida una famosa tomada en 1902 de Miquel Miró, su esposa y dos pequeños hijos (en su comunión). reproducida en el apartado 1893-1917.
Libros.
Dupin, J. Miró. Polígrafa. Barcelona. 1993 (revis. ed. 1961). 480 pp. Se referencia como libro  nuevo por las notables diferencias respecto a la versión de 1961. Su comprensión de la infancia y juventud de Miró es muy fiable en lo esencial.
Miró, J. Joan Miró. Epistolari català 1911-1945. Montaner, Teresa; Minguet Batllori, Joan M. (eds.). FJM / Fundació Lluís Carulla / Editorial Barcino. Barcelona. 2009. Vol. I: 448 referencias. 665 pp. Un epistolario fundamental para conocer las relaciones familiares de Miró en los años 10.

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